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Ambiente estólido
En las entrañas de la sed el agua quema, la rama arrancada de una hoja libre, como la cadena en el candado escribe, al yugo rojo de la sangre emocionada.
En los dedos del alba misma, el polvo de la noche, se levanta con la tempestad inclinada.
Porque a veces pasan los ciruelos, sí que pasan, por el estanque solitario, siempre, como bosque, y deja la esperanza, ahí llorosa, en el baúl, confusa, honesta, leal, noble. ¡Perdida!.
Donde un bambú fuma tortugas, con la música del hongo angustiado, en los emblemas del roble.
Encerrada, palpitaba allí, aquella fantasía, de agua suave, mordiendo nube y lluvia, en el himno verde de los campos, acunados con el vuelo de las aves.
En la primera estrella arrepentida, en el seco césped sin rostro, y con un ciprés como testigo.
Extraño la carne del hombre que nieva arena, en el cielo silencio del mármol cruento, tan áspero en el reír despreciable, siempre, en la arcilla insondable que hierve azufre.
Por este ambiente estólido que asfixia, desplomándose iracundo brama agrio, el suelo de bufidos y relinchos.
¡Oh, altar al recuerdo en ruinas!. ¡Oh, fracaso de la historia ignorada!. ¡Oh, naturaleza humana podrida en desgracia.! ¡Oh, consciencia, la razón se muere rauda!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ALTRUISTA (Ultraista)
De los jardines de arena un sueño salta Por el clavel perdido en el tiempo bermejo en el rumor del año que sabe a música y espejo
Como monumental tarde añeja inconsecuente ruiseñor sin sombra Río arbolado de sed electrostática Biblioteca fatigada con heliotropos Entre los ojos del alba poligonal Paralelismo eritrocítico del esmeril De párrafos del hambre soñadora enterrando al alfiler escarnio con los nubarrones insubordinados argumentando insumisos al oprobio
La frazada del amancebamiento Membrudo en la esplendidez artificiosa con la inmodestia perentoria gris más que inicua sempiterna turba Al descolgarse opulenta del escrutinio derogando ampulosidad al muslo erecto El ardiente gravamen estipulado del estipendio.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Uma musica antiga desperta os olhos e os ouvidos da saudade.
A.J. Cardiais 22.07.2014 imagem: google
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Poeta
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EL SECRETO ARBITRARIO (Anticuento Dadaísta)
Veamos. La textura de aquella música, si que fue inolvidable... Imprescindible por su didáctica. No les voy a decir lo que puede contarse en cualquier parte o escribirse en cualquier papel, ni siquiera que sucedió alguna vez, en algún lugar lejano, perdido en la historia de los tiempos; Hace solo un instante, dudando al hacerlo, si quieran leerlo hasta el final que pueda ser entendido, con el máximo esfuerzo, con pocos recursos y ninguna experiencia. Tengo la esperanza y la fe parecidas a un puente remoto, que presenta esta imagen en el único diseño que participa en la ronda de un peculiar relato que no lo es.... Aunque doblando la incertidumbre en tres partes iguales, es posible desayunar metáforas y embriagar al mismo vino que se fue quedando. Estando tan feliz de pié.
Resulta que el día era de gel desde hacía nueve meses y todos lo sabían bajo la cama. En la vigilia nocturna, para apoyarlo y convertirlo en una forma de vida. Durante un tiempo se sintió más fuerte, pero en esta ocasión era imposible, el secreto era inminente, con la errónea idea de no divulgarlo con el fin de preservarlo. Así que el día previo, según dijeron, las noticias al despertarse clamando su aburrimiento al desoirlas...
¨Detienen una casa por allanar un anuncio sospechoso de batir el récord de datos falsos, ofender a unos ladrones, insultar a unas cuca- rachas, y agraviar a unos platos anulándoles el hambre¨
No obstante, lo que más se observó y nadie estaba de acuerdo, fueron las variaciones sobre el tema de la ausencia. Tangible en la memoria y concreta bajo la tierra. Si bien, la visibilidad mejoraba en forma inter- mitente, como cangrejos en la arena al sufrir vértigo. La parte engañosa que se debe recordar es que todo era demasiado claro y evidente, y la tarea de recolectar los es peligrosa y ardua, pues ahora se tiene que saber cuando la intimidad es una dictadora e intimida a la soledad con acompañarla día y noche, como un experto piloto de avionetas, en el espacio cubierto de moscos y en el marcado aletargado de los cacahuates.
Cualquier cosa era menos que arbitraria, por la fuerza de la mayor de las obligaciones involuntarias y el espíritu de trabajar en equipo, causando el mayor daño posible a los compañeros indiferentes al despido injustificado de los más experimentados desempleados, les faltaba además el aceite de un mínimo saludo, y los motores dejaron de funcionar. Estos son los que abren los huecos, los que toman los candados como esclavos, los que obligan a las montañas a escalar los pozos... ¡ Es necesario que no lo sepan, ni siquiera después de ocultarlo al universo del olvido !.
Nadie lo había notado, un camino a lo lejos saltaba con toda la impunidad de una cáscara de plátano apilando a los obstáculos furtivos, describiendo círculos planos sobre unos montículos de viento. A pesar de todo, la proliferación de la violencia era un completo fracaso, nada podía acrecentarla, ni aún con los subsidios exorbitantes de las más ingeniosas intrigas, y las enormes dificultades para negarse a trabajar con los máximos salarios y tolerar la excesiva honestidad. ¡Todo arbitrariamente planeado!.
Sucedió que era un estanque, evidentemente con apetito surgido al encontrar unas gacelas demasiado tiempo perdidas en el poblado boquiabierto. Por lo que causó malestar, ver el espacio que le dedicaron a la nota, y ya no estoy acostado todo el día esperando la siguiente. Gracias sobre todo, a la investigación más reciente para crear el mejor desconcierto, que pueda someterse a la quimioterapia sin usar la tecnología de la yerba seca.
Como no decirlo, imagínate el número de cabellos que podrían detener la caída de una persona sin combustible, en un bosque tropical y desayunando cocodrilos. Todo era muy reservado, los rebaños cargaban la sequía de un pastor cubierto con las hojas de un agotado plumaje. Se requiere de una mente metódica para anotarlo y de una voluntad indomable para olvidarlo como el acero. En el extremo inferior del cuadro, las ideas, son sin embargo, desconcertantes, carentes de un marco de confianza, y claro, hacia el desierto abierto de las suaves sombras.
¡Que sorpresa, de repente ya estamos en el final del secreto!. Este es resistente al tiempo, vive atrapado en la arena de un reloj de sol, educado con rapidez. En completa oposición a los cinceles fabricados por el sueño de las aguas, con la crema de los cables y el perfume digital diseñado automáticamente por el suelo de crestas afiladas como navajas, que despliegan las alas para aumentar la población de kilómetros fuera de las palabras de moda. ¡Arbitrario, arbitrario!.
El anochecer estaba en calma, sin intentar esconderse bajo una violenta vela que daba conferencias, tomando el pelo, y comprando aplausos en la esquina más baratos, además saludaba sonriendo y cobraba sueldo. Decidí no saber más de ello después de quince minutos, en un paisaje silvestre al límite de sus posibilidades, con un aumento del fulgor urbano, pobre en los sufrimientos inéditos, y con la valentía de un ferrocarril arrepentido. Porque sacar sangre a las piedras debería estar prohibido. Y habría que explicar la paz caída de aquella manzana.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Espejismo...
El espejo se desnudó. Bajo la sonrisa del viento. Triste verde... Alegre rojo. El cielo cantaba en silencio.
Con la música azul y dulce. ¡Un diamante muerto de hambre!. Corre un pez entre las nubes. Soñando el eco boca abajo.
Una camisa de cristal hablaba. Dos gramos de silencio. Tres semillas de reflejos. Una guitarra de espuma.
Atrás del espejo asustado. Arriba del tímido perfume. El camino olvidado. El sueño amarillo.
La paz gris. Con lágrimas de fuego respiró. El espejo sin reflejos. Del tiempo sepultado con relojes...
Descubiertos quedaron los secretos. ¡Con la evidencia de la humanidad perdida!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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DESNATURALIZACIÓN
La madrugada teje la tarde. Con los hilos de la noche. En el silencio de las estrellas. Por el árbol de las nubes dulces. Sueños. Galaxias. Amores. Recuerdos. ¡Anhelos brillantes!. ¡Dolores agudos!. Los días... Se mezclan con sus ecos. En la sangre del alma.
* * * * *
Desnaturalización. Artificial. Fantasía. La carne sueña el camino verde. La música pinta el perfume rojo. El sol acaricia el viento amarillo. El lago escribe el cuento azul. Porqué la tierra recuerda a su padre el fuego. La vida, el agua, la madre, el aliento del cielo. El tiempo medita en un círculo... ¡Absorto!-
* * * * *
Porqué la humanidad no conoce. Desnaturalizada. Artificial. El principio del amor. Fantasía. Deshumanizada. El final del mal. Por la consciencia degradada de la luz. Por la inconsciencia del pelo al hueso.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Lúgubre certeza
En la voz de las pestañas la tarde cobija sus recuerdos.
Mordientes, punzantes, incisivos, claros, francos, sinceros, mascando.
Ahí en el cierto momento guardando el tiempo a los relojes asustados.
Callando en las pupilas la noche desnuda sus olvidos exponiendo el espacio a los vientos paralizados.
Demacrados, enjutos, delgados. Por la parcialidad apasionada. Por el desatino garboso. Por la insensatez auténtica. Por el absurdo tendencioso.
Por Que... La esbeltez errátil anida.
En el silencio de las letras donde la tinta borra sus ausencias esculpiendo transparente el canto de la vida en la música desconocida de la muerte cierta... ¡Vetusta y vigente!
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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MELINDROSAS OTOÑALIDADES
Bandadas con las nubes luchan los gusanos, labrando enredaderas en lágrimas de otoños, en la piel de crucifijos acaparados. ¡Sin música, sin blusa, gota a gota!. En la sal que vuela y muerde. Y clava miel en las canciones. Y taladra tempestades atronadoras, en las hachas del geranio un cristal, una parcela de viento, una flor dormida, una sonrisa palpitando.
¡Otoñalidades de ímpetu ímprobo!.
Con la esperanza caduca de altiva princesa- En la brizna rojiza que brinda enramada- Al oído de los caballos plateados- Ingrávidos sutiles gentiles alados- ¡Caudales enterrados con barras de hierro!. En la gratitud esquiva del sediento pergamino. En tres trenzas añadidas, espuelas, espolones. ¡Con un suspiro acostumbrado a esconderse!. Atando el bosque a la espuma enmascarada. Por aquéllo... Del olvido del huerto del júbilo. Por aquéllo... Del cuerpo hierbabuena cayendo.
¡Melindrosas flagelando bagatelas!.
Otoñalidades robóticas del vendaval. Amores esterilizados del complemento. En las abejas de asuntos azules ligeros. En los cilindros groseros del ajetreo. Las ruedas los rieles las pompas los barros. Las dádivas los encajes las risas los sueños. Por esas humedades del encorsetarse. Al derramarse al entenebrecer enrojecido. El océano paralizado por el oleaje dócil. Al derrumbarse las cascadas bajo el lecho. ¡Con las nubes en una gota... Otoño a otoño!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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POR EL FUEGO DEL CRISTAL (Neosurrealista)
Donde el núbil fuego adorna, su deseo que tiembla, ciego el viento de opaco, nublado borrascoso en él, espejo de los secretos.
Con todos sus inconvenientes, el amor fortalece el latir de los corazones débiles, que dan cuenta de sus labios enrojecidamente peligrosos, con toda su habilidad y sus jugos explosivos, que cultivan con los años, las defensas que terminan en un callejón sin salida, como prueba el mar al peinar la jungla, fabricante de ilusiones entre noches de pomadas sobrevivientes, que abren horizontes alegres armados del crecimiento, que ofrece ventanas de peltre.
Por la música de nácar, el instante ha cesado, en la infancia del otoño, escribiendo al viejo, invierno de núbil nieve.
Porqué el sucio camino serpentea hasta la cumbre rosa, que se asoma entre la inusitada pastura, con las astas que apuntan al cielo altamente desarrollado, en la roca en su esfuerzo por ser esponja, con el impulso de una cuadra, patrullando la playa de un kilómetro, que a nivel de la calle no se siente, ni más abajo de él, para mostrar el respeto debido, que derrama su verdad cruenta, dentro de una canasta de seis milímetros de diámetro...
En la memoria, de la mirada silencia, una libélula canta, al último trineo. ¡Qué trina qué truena!.
En cada detalle del nuevo colchón, que reconoce la tarde, por la exquisita extensión del cilindro, en perfecto trance de equilibrio, y sorprendente actuación, al trepar los árboles, y fotografiar los orangutanes cara a cara, muy baratos, y entre un montón de pelambre enmarañado. ¡Por el fuego del cristal!. Dada la baja densidad del incremento de los quesos, en la incesante cornucopia de los suculentos osos, por estar ahí, la bonanza del cristal tropical fuego.
En el alma que suspira, por los bienes fugaces, campanas arcanas, de fúlgido atavío. Por el ardor vidrioso.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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PIRUETAS DEL PINABETE
Y La Música De porcelana Sabe a mañana En el sol sencillo Sin tumultos sin tejer Pétalos al río lejano hoy Del terciopelo que olvidó Su nombre en las palabras Que encienden las letras tres Tintas y cristalinas del libro hoy No escrito el poema no hecho música Del viento del fuego dulce dichoso dúctil Discreto divertido distinguido durmiente En la honorable hoguera pulcra recipiente Del recato del pasado purpurino prudente.
El Nunca Ha sido Un bosque Una hoja seca Un estado ligero Un ahora estático Un negocio cruento Una mano halagüeña Que mueve al consumo Del aire del aliento alimento Porque busca volar con sus alas Es vapor del humo invisible hierro No es un aquí y ahora de simple engaño Es el presente un activo proceso surgiendo No es... ¡Está siendo!... Es el camino haciéndose Libertad no fabricada ni vendida ni cómoda manipulada
Piruetas Creativas No mercantiles Hostiles viles serviles Cultivos cuerdas cúspides Sentimiento pensamiento aliento Selva montaña pradera y ensueño Pupilas inquietas amargura y pasión Borrascas que vuelan desconsuelos y fuego Manos de trinos y tintas y espigas de agobios Inmensidad en una letra audaz frontispicio hoy Vespertino silencio monte palatino peregrino ya Tierno llanto en la cansada esperanza de cabriolas Emboscadas emociones en la ondeante simetría rauda Del metal de las sombras heridas cabriolas etéreas verdes, por la carne del tronco de las hojas y las ramas del anhelar. Bóvedas fragantes estrofas, esclarecidas piruetas de platas nuevas
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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