A Borges
[img align=right width=450]https://c2.staticflickr.com/4/3156/2686293745_c19dda4e74.jpg[/img]
¿Cómo ha crecido en silencio esta serpiente
gris, el reptar del aplomado compromiso?
¿Dónde nace, sin el decoro del permiso,
la sordera entre el clarín y el rojo frente,
la duda entre el ayer y el futuro que no es?
¿Dónde ha quedado el fiordo con su porte
de maldita fauce helada, y el Mar del Norte
que huyó indefenso de Marinus, el danés?
¿A dónde, la vaga boca de seda de la monta
de Burgueño y el morral del desertor gallego
que cargaba libertades hacia el desasosiego
de ser padre en exilio y su pesada impronta ?
Mis muertos quisieron de mi maduro camino
hoy percatarse. Desde su terca piedra callada
palpan como el nuevo compañero de morada
sigue el designio de beber el fondo de su vino.
Quizá la fecha que en mi mármol ya agoniza
sea donde los espurios colores de su historia
renazcan, incensándome parábolas de gloria
que el hombre de paso creerá ver en la ceniza.
©Gustavo Larsen, 07/07/2014
Pensaba en Borges hoy antes de ir al trabajo. Sus giros sobre el futuro y el pasado como algo a veces indivisible, las huellas que nos dejan nuestros antepasados y lo distorsionado y atemporal de su influencia sobre quienes somos.
Y con ustedes...¡el show de los vivos!
[img align=center width=420]http://estoespurocuento.files.wordpress.com/2013/05/las-ratas-del-cementerio.jpg?w=753[/img]
Este show llena las iglesias que nos despidieron.
Algunos andan como nosotros,
desvestidos y olvidados, pero honestos.
Su lámpara no se distrae un segundo
en su misión sagrada de consumirse;
son nuestros viejos libros abiertos quemándose.
Testas coloridas, las suyas:
siempre elucubran tonalidades que discriminan,
no como nuestras blancas calvicies.
Se hinchan al sol y al ruido,
edifican recuerdos como ardillas,
crean serpientes con los suyos.
Hacen chillar a las flores
y mueven el agua de los ríos.
Irrisorio es su movimiento perpetuo.
Siempre peleados con su alma ellos
y nosotros aquí, con la nuestra por ahí de juerga.
He aquí la luna con su niebla,
he aquí la sombra y las viejas promesas,
y es solo para ellos nuestro respetuoso silencio:
una misa sin final alguno,
y sin mas propósito que esperarlos.
Somos los únicos que se fijan en ellos
en este infinito espacio desolado.
©Gustavo Larsen, 11/10/2013
A Alfonsina Storni (completo)
[img align=center width=480]http://www.lacapitalmdp.com/contenidos/elgranalbumdemardelplata/imagenes/5142.jpg[/img]
El mar reverdece, casi repica
el mismo susurro que te recuerdo.
¿Se volverá transparente,
lanzando desde el fondo tu imagen
hacia el cielo, para que otra vez
plasmes amor en tu tierra con tus signos?
¿Se habrá ido tu mirada
cuando el mar devoró tus huesos?
¿Se habrá quedado en las rocas de la orilla,
porque el brillo es siempre de la luz?
Es el lumbre de una ausencia cálida,
caricia del aire que tranquiliza,
noches que mueren felices por el alba,
calma de la tormenta que quiere ser enterrada,
una ventisca plateada y el reflejo grato de su muerte,
soles en paz que explican un universo absurdo.
Tal vez aún te miro a los ojos
desde que el agua
con todo su peso atlántico los cerrara.
¿Cómo negar la luz
sobre esas mareas que te esconden?
En ese día, en ese mar sin ponientes
la sudestada febril acallaba amores,
la ola era un helecho, un final de solaz esperándote.
Y si he sentido aires de zondas y pamperos ingratos,
nunca ninguno fue más que ventolina inerme,
nunca este aliento sureño,
una tumba infinita pidiendo besarte.
Quizá por eso eres piedra y brillo,
aunque hoy eres mi carne,
una confusa piel como la mía
donde se repite el saludo letárgico en la mañana.
Es cuando quiero quitar el reflejo de tu rostro
y guardarlo entre el dolor y el ritual final de una cordura.
©Gustavo Larsen, 02/11/2014
Un poema reflexivo y claro, especulativo, del vacío en un hombre romántico que pudiese haber dejado la poetisa. Por supuesto, me he sentado junto a ese monumento en mi ciudad natal que marcar el sitio donde ella se lanzara al mar, en esos amaneceres, luego de andar de trapisondas.
De Héroes y de Mendigos
La vida está llena de héroes y de mendigos,
Mendigos de amor y de miradas simples,
De abrazos fuertes cuando sientes miedo.
De palmadas en la espalda para poder seguir,
Mendigos de promesas y de dioses idos.
De palabras en silencio, de gritos en la obscuridad.
Héroes del futuro, donde el pasado y el presente ya no están Héroes de batallas, de heridas dejadas por el tiempo.
Heridas de una guerra, que deja huella en tu corazón
Que templan la piel y te endurecen el alma
Son la sinrazón que no se entiende, héroes
De lo que ya no existe, mendigos de lo que jamás volverá.
Por Conrad Augusto Sehmsdorf
[img width=300]https://www.ecestaticos.com/imagestatic/clipping/2bf/6c5/2bf6c5d784fe32e019ca75dcb14e67a6/un-sin-techo-dio-el-poco-dinero-que-tenia-a-una-chica-en-apuros-asi-se-lo-pago-ella.jpg?mtime=1511452816[/img]
Eolo
Galope del orbe el viento,
mortal y vital fluido.
Es bálsamo o forajido
que se esfuma en un momento
entre el robusto cemento
o sobre un paño ceñido.
Propietario del olvido
de las tumbas, el aliento
en la hojarasca que danza
por quien fuera y quien no es.
Aire de tigres, las fauces
que devoran sin tardanza
morada, mástil y mies
silencio, sílice y sauces.
© Gustavo Larsen, 27 de marzo de 2019
Mendigo (antipoema)
[img align=center width=400]http://www.fraudefiscal.es/wp-content/uploads/2010/10/Mendigo.jpg[/img]
Nadie lo escuchó quejarse.
El cemento silencia voces más poderosas.
Sus venas eran el sumidero
de todos los dolores conocidos
y su encorvada postura
la genuflexión que los asentía.
Intentó alzar una mano por última vez,
pero no por una migaja de metal.
Un gigantesco viento caliente y negro
le concentró todos sus dolores en un segundo,
y se los llevó en el siguiente.
Pudo mirarse desde unos tres metros de altura,
(es decir, desde la calma y el ingrávido vigor
del pájaro recien nacido)
y se preguntó quien tendría mañana a su esquina.
©Gustavo Larsen, 27/11/2013
Ha nacido la Muerte
Ha nacido la muerte, has peleado
Con ella, no has ganado ni perdido
Tantas veces la muerte es el olvido
Por lo que viviste sin ser amado.
La muerte deja, sin amor soñado
Amantes tristes corazón herido
Luces y sombras, infierno temido
Por vender el alma por un puñado.
A veces el miedo muerte ha llamado
Tocando tu puerta dios olvidado
Cruz de madera de rojo vestido.
Sangran sus venas su amor bendecido
En etérea vida él te ha dejado,
Muertas las gárgolas bajo el tejado.
Por Conrado Augusto Sehmsdorf
(KURT)
[img width=300]https://i.pinimg.com/originals/b0/04/f0/b004f029e46c869891dbe077b661c200.jpg[/img]
Tu Sombra
No hay año que no te recuerde.
No hay mes, semana, día
que no te recuerde y eso gracias a vos
que no sos nadie ahora en mi vida.
Digo gracias a vos porque te fuiste
a "encontrar con vos misma" embozada
en tu velo de alcohol y locura
en un invierno en que el frío quemaba
y me hizo alzarte el cuello del abrigo
y ajustarte los guantes de lana
como última atención y caricia.
Te vi en la ventana del ómnibus
mirándome con desconsuelo
y supe que te estaba condenando
pero no podía más con vos; la vieja garra
de tu vicio recrudeció y te agarró
y no pude soltarte porque vos no podías
ni querías ayudarme.
Igualmente caminé un tiempo a tu lado
alternando psicólogos, médicos, magos, fe
para curarte mientras me pedías perdón
y te reías a mis espaldas, cómplice
del diablo en tu botella.
Por eso, gracias a vos
no sos nadie ahora en mi vida.
Aunque no haya año, mes, semana, día
que no te recuerde con lo mejor tuyo
surgiendo de tu cáscara viciada
y demencial. Vos, que tanto me diste.
Entonces pienso: cómo te dejé ir.
Cómo no te retuve a pesar de todo.
Pobrecita, qué será de vos hoy en la vida.
Se me clava también este remordimiento
de pensar que para 'bien', cuánto mal
hace a veces la coherencia.
No, no debí dejarte ir.
Debí haberte ayudado y ayudarme
a ya no sufrir de la única forma posible:
debí habernos matado por amor
y un poco de paz. En fin, la coherencia.
Safe Creative: 1412222819626
Gozne
[img align=center width=420]http://4.bp.blogspot.com/-n7h6EanW-OE/UHMkKGp82II/AAAAAAAAAVQ/6fAdV-0wO5U/s1600/cielo+gris.jpg[/img]
¿Dónde hallar a ese hombre,
el que vive como un gozne,
pegado a la puerta
de una existencia que no quiso traspasar,
ese que el horizonte ciega,
que los labios de la primavera silencian,
que el repique del ave y sus flores
convierten en piedra?
Porque este suelo y cielo mío es uno.
O serán el beso de dos abismos
o dos fauces grises.
El sol ya ha dispensado
todas las cenizas de su pecho.
¿Dónde ese hombre,
que siempre fue inquilino de páramos?
Quiero escuchar su discurso tranquilo,
su sangre dormida
callando el cansancio de la mía.
Él vive con sal en sus heridas
y yo necesito todo eso,
la historia pequeña
y completa de las llagas indolentes.
Mientras,
espérame del otro lado de los escombros.
©Gustavo Larsen
El suicidio del rey (soneto heptadecasilábico)
Sobre una piedra erguida, el monarca vencido reía.
En fiera dignidad, blandió el asta del rojo blasón.
En la derrota cierta, lanza seca cimbrando sería
sobre su quieto ejército impiadosa y mortal redención.
Por algo recordaba lo que entonces jamás moriría:
le aguardaba su reina, en un prado del verde Aragón.
Si bien, pesado el duelo, lo guerrero en su pecho se hundía,
ilesa de mandobles, era el alma un sutil centurión.
“¡Sí, dueña mía!, ¡Náyade, cielo fuere olvidar luz voraz,
liberarme de mí, y abrazarte de nuevo en Teruel,
y vertirte miradas que dibujen destellos de paz,
y en olvidadas lágrimas renacerte en instantes de gloria!”
El velo de la muerte desde el Hades le llamaba cruel.
Fuerzas, de sus entrañas, comenzaron por fin con su historia.
©Gustavo Larsen, 25 de mayo de 2017 (con el ritmo de Rubén Darío)
Con las solas excepciones de los tercetos, y jamás en tema central pero por supuesto en cuenta silábica y acentuación, este soneto no tradicional está basado en uno de Rubén Darío. ¿Cuál?
Propongo siempre esta práctica a modo de entrenamiento, nunca como objectivo final. De otra forma, lo único que hacemos es abofetear a un dinosaurio. Ya se ha extinguido.