Poemas de amor :  A Senha Dos Amantes
A Senha Dos Amantes
Não posso ter você...
Você vive tão distante de mim.
Mas eu quero ter você...
No pensamento e até dentro de mim.

Esta distância é um céu constante,
onde termina o meu ser amante.
Mas não termina, nem por um instante,
o sentimento que se tem.

Se é loucura, da pra ver...
Se é ternura, da pra sentir...
Da para parar, da para encarar
da para engolir.

Deixo o mar aos navegantes.
Deixo a senha dos amantes.
Deixo esse amor buscar em ti
todo amor que eu
não encontrei aqui.


AJ Cardiais

imagem: google
Poeta

Cuentos :  Historia de un cuento
HISTORIA DE UN CUENTO

Desde el vientre de una diminuta pluma antes,
quetzal era su madre solo en la mano aunque
no con mucha frecuencia del principio al fin
entre las hojas, ramitas, frutos a veces volando,
cuando empezó a salir muy pequeño pero muy
visible, con unas letras tiernas balbuceando...
En los renglones imaginarios de las blancas
hojas recicladas. Luego marchaba, torpe y lento,
como gateando cuatro verbos y el sujeto, a veces
caminaba en un pie pues le dolían los adverbios
y alguno que otro artículo de taciturnas frases entre
largas y cortas oraciones.


A poca distancia bajo una vieja y desteñida
gorra estaba su padre cultivándole sueños,
reales o alegóricos [/font]ensueños gráciles, en
los intrincados caminos de grises y blancas
substancias amables e imaginativas circun-
voluciones que ascendían inocentes hacia
ahí, a ese lugar especialmente secreto, desde
la región reticular del tallo de los deseos del
despertar y de la protuberancia sutilmente.

El día avanzaba sin piedad, entre nublados
melancólicos, sin duda de carácter débil,
pues aún atormentados, la sequía continuaba.

Esa vez, su madre fue tomada amorosamente
por la misma mano de su padre qué lo había
engendrado, bajo la sombra del árbol, qué
caía sobre la gorra, y le indicaba suavemente
plasmar en letras confortables a los imagina-
tivos ojos qué tal vez leyeran.


Al principio, recordaba él, no se escribía.
Hilo contado parecía y seguía, y muchos
lo pasaban de boca en boca como a él,
que recordaba muchos, de
sus abuelos,
mitos, fábulas, leyendas... Estaban en su
memoria varios, desde los Vedas Hindúes,
hasta los de Sherezada seguidos de una
interminable lista de épocas y lugares..


Tras su confinamiento en aquél cajón
polvoriento y pálido estaba plasmado, pasmado
a veces sobre unas letras irregulares.
Había viajado en sobres, bolsas, cajas,
maletas, carpetas, en fin una vez le cayó
agua de un techo y por poco y se ahoga.

___Así se sobrelleva el embate del destino,
se decía, bosquejándose tiernas arrugitas
del papel amarillento donde estaba___

¡Y del qué misteriosamente desapareció!.

Esperanzado pensaba en lo inmaterial del
tiempo inmemorial, diciéndose:

Algún día alguien me verá con buenos ojos
abriendo sus ventanales creativos, y podrá
reconstuirme, encontrarme quizá, en la
misma fibra de su vida, coloreada entre
realidades, fantásticas, o doloridos vientos
susurrando, multiforme ideas y estilos.

Y me verá correr, sonriendo moralmente serio,
extraño artístico y despeinado, fumando filosofía,
ó cazando historias hechas o por hacerse, entre
sabores románticos y olores mágicos, o en las
infinitas formas y esencias qué mejor les acomode.


Aunque por éstos tiempos, esperaba, invisible,
hasta cierto punto creación en germen, y solo
dialogaba con algunos de sus hermanos textual-
mente físicos y muy variados electrónicos digita-
lizados increíblemente antiguos.


No obstante, vivía latente en blandas mentes,
en el fondo espiritual de corazones razonables,
en el mismo ser encarnado del relato... Y solo
esperaba. Esperaba salir de nuevo, al espacio
psíquico multicolor trascendente tal vez algún día.

___Para hacer su propia historia y contarla__

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Cuentos :  Psicodélica
Psicodélica

En las últimas sombras del tiempo, dejó de ser mortal.
Por el más allá, allá de los ojos grises, los días, los fa-
roles hormigueaban... Largos, temblando, alegres,
dónde la muerte, muere sola, viviendo y caducando de huesos líquidos perfumes, taladrando siglos y tumultos.
Un luz verde, emergió bajo el espeso espejo.
Justo al pestañear, la cítara, la música, el susurro resba-
lando por el viento, al olor del vibrar pesado. Esferas e-
mocionadas, centelleantes, suspiros.
Hoy, por fin había dejado de nacer, burbujeantes, las palabras no fueron necesarias. Y la mano, eterna, tibia, y sobre todo, cariñosa, alejó toda distancia.
El tiempo caía por las esquinas, incómodo, perdía infi-
nitos siglos, millares derretidos en un instante, un uni-
verso, inverso, reverso, anverso, reproduciéndose a sí,
mismo, cada segundo, primero al último al volver lo su-
ficiente... Por ello la tarde quedó plena, la noche entera,
los anhelos tiernos misterios en calma, cómo verduras
frescas, esmeradas y esmeraldinas.
¡Extraño aislamiento!... Demasiado bien alargado,
per-
ceptible, saturado, entre novedades antiquísimas, bur-
bujas ultravioletas se veía. ¡Absurdo!. - Pensaba -

¡Allá ella, acá ello, y como aquéllo, ésto otro!.

En tanto oruga, se vistió de abeja en las nubes, soñando,
su gemela, y de tan distinta y diferente tejía cada una de
las sedas en los futuros días alfombrando alados campa-
narios, vibrando, silenciosos entre pestañas hilando,
hilo a lo otro cercano y lejano, cada porvenir sin pasar.
Las hojas de madera opacaban densamente con un.
¡Perfume!. Si, cómo un perfume, árido y lejano arrullo.
¡Qué cándidos aparecían aquéllas, alas anaranjadas, almendradas, comparadas con las mortecinas flamas del horizonte!. Los encinos, en la mañana, no eran menos
qué resplandores tiernos, qué tapizaban cautelosamente
sus raices, como palmas, plantadas en oasis invisibles en los espejismos reverdeciendo. ¡Psicodélicamente, comprensible, es al final su origen desconocido sin serlo!.

Y el origen, tal vez, de ésta pequeña pero
punzante preocu-
pasión, que extrañamente ronda confusa, es la excesiva
voluntad. que a veces hay también en los humanos.
Pero... ¡Aquí!. Vestía de abeja solo.
¡Ah!--- Pero sin duda en la mariposa después de
algunas
semanas había crecido, lento, su palpitar, de verdadera oruga en el fondo.
Risueña, su naturaleza cruzó a otra dimensión, sin espacio, sin tiempo. Y de mortal vestida. ¡Tejió su eternidad!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas de reflexíon :  Redecorándose
REDECORÁNDOSE

Por
El
¡Silencio insolente!.
La
Letra
¡Perdió el relieve!.
En
La
¡Luz más invisible!.
__El joven horizonte, del anciano letargo__

Red
Eco
Orando
Sé... (Contigo uno solo).
Paso a paso, por el submundo lento.
¡Un retoño de los cambios!.
¡Un desasirse afianzarse!.
Por las espadas del eco.
¡Colores de frente del ilustre olvido!.
___Memoria, memoria, en la ceniza batalla___
Como. ¡Rumor de los destinos en clave!.
Como. ¡Hierro del futuro escenario!.
Piernas
Del
Lucero
¡Extraño!. Cultivando laberintos en lectores, amantes del arte y el alama.
En
¡La distancia mojada!. Una lágrima seca.
Párpados de campana, violines de algodones.
Como. La oruga por la ventana,
teje tortugas al paisaje.
Y baldíos al fulgor de sombras.

Red
Eco
Orando
Sé, lo que tengas que ser, siendo lo que eres.
En las faldas tímidas de lluvia.
¡Gotas de viento!___Arenas del anhelo.
Intactas edades___Años de sueños.
Al
Perfil
¡Del abedul!. Re_De_Corarse.
Sin
Ser___Bermejo fantasma.
Entre.
¡Cadenas desoladas de los recuerdos!.
Entre.
Los.
Ecos del futuro, lucero, laberinto.
¡Jardín derretido del suspiro!.
Redecorándose, coros y corales,
en el silencio profundo, en el silencio núbil.
Red de mil sinfonías no escritas, solo vividas.
Dejando
Al
Insolente, olvido del silencio.
Como... ¡Mar de tinta!... ¡Mar de letras!.
Redecorándose
__Un retoño de los cambios__


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas de amor :  EL TIEMPO Y LA DISTANCIA
Su amor era blanco, blanco como la nieve,
cada sábado ella lo esperaba en la estación,
con ansias locas de verlo y estrujarlo
entre sus brazos.
El ciclo se repitió por varios meses,
siendo cada vez más débil,
aunque el amor seguía fiel.
Él dejó de recibir la llamada,
albanera y ella la sutil caricia en su rostro.
El tiempo y la distancia,
poco a poco los fue separando,
hasta lograr su cometido,
el adiós furtivo y definitivo.

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Poeta

Poemas de amor :  Patrimonio
PATRIMONIO
Enfrentando a la isla de ojos múltiples,
azorado ante mi imagen desambulada,
vengo
vendiendo los colores,
desnudando los huesos asombrados,
tiritando un verso humilde
para correr y no llegar tarde.
Quiero –no sé si quiero-
Es necesidad –sí, eso-
de levantar mi labio imberbe
y ofrendarte
mi único regalo que es racimo.
La propiedad única que llevo:
este amor, carne, fuego,
sensaciones, un sueño común,
mi verso.
Entregarte lo que soy,
tan sólo eso,
aquí, extendido.
Con el grito humedecido,
con mi juventud tan breve,
con esta tortura larga persiguiéndome
cuando lejos de ti
presiento el hijo.
Todo lo que tengo
eres tú, yo mismo
y ese hijo que vendrá para el invierno.
Casi siempre al decir algo,
me lo encontré ya escrito.
Tan sólo frente a ti
se cuelan albos la página y el cielo
Por eso, así, humilde peregrino
mi verso llegue a ti
llevándote esto:
:
ajuares tejidos en luna y rosas,
todo lo que no pude callar
y aquí te he escrito…
Es mi patrimonio ínfimo.
Te lo dejo…
Para que en el grito primero
de nuestro primogénito,
mi tacto agradecido
te acaricie en la brisa.
Y si de algo estoy seguro
es que ahora sí
llegaré a tiempo.
Poeta