Poemas sociales :  Soltando o palavrório
Não me cobrem o sentido...
Hoje estou imbuído
de soltar o palavrório.
Ter, eu tenho acessório.
Tenho um monte de palavras
em minha mente;
um monte de imagens à minha frente;
inúmeras razões aparentes...

Começaremos pela chuva: essa água benta,
que quando cai na terra mistura-se,
fica fedorenta
e me dá margem para rimar.
Vou aproveitar e falar da enchente,
que está matando muita gente
e causando desolação...

A culpa de tudo é do Bicho homem...
Estou chamando de “Bicho”,
por não ter outro nome
que eu possa usar,
para “desqualificar” esta nossa espécie...
Incluo-me também apesar de não concordar
com tanta coisa que eu vejo.

Intitulamo-nos de seres “racionais”...
Com que razão usamos este título?
Talvez tenhamos razão...
O racional não usa o coração.
É frio e calculista. Por esta razão,
perde de vista a intuição;
o instinto de sobrevivência
que, nos outros “animais”,
deve ser a única “inteligência”...

Estou sendo muito árduo
com a “nossa” espécie...
Mas acontece que as pessoas esquecem
das outras formas de vida.
Quando a Ciência dividiu
a Natureza em “reinos”: reino animal,
reino vegetal, reino mineral...
Transformou tudo em reinados.
E para cada reinado, existe um rei...

Alguém respeita o reino vegetal?
Alguém respeita o reino mineral?
Alguém se lembra, por acaso,
que todos eles estão em nós?
Alguém se lembra, por acaso,
que para sobreviver nós precisamos
do animal, do vegetal e do mineral?

Alguém se lembra disso quando,
para expandir sua plantação,
destrói toda a vegetação
que há em volta?
Alguém se lembra disso
quando constrói suas fábricas de poluição
e polui os outros reinados em volta?

Pois é... Tudo tem volta.
A Mãe Natureza, para mostrar
que está viva, se revolta...
E para isso Ela conta com a ajuda
do Deus Sol e da Deusa Chuva...
Racionais, limitem suas ambições,
limitem seus desejos...
Sejam um pouco Emocionais:
usem mais seus corações.
Olhem em volta e entrem em comunhão
com os outros Reinos...
Se eles nos faltarem, nada sobreviverá.
Principalmente nós... Aí sim, será o FIM.

A.J. Cardiais
Poeta

Cuentos :  Confesión gramínea
CONFESIÓN GRAMÍNEA

El suelo es hondo y húmedo, tendrá que alimentarme
y vestirme, aunque por ahora no sé si es de noche o
de mañana, ni si soy un sueño de un futuro inexistente,
insisto, e insisto en la orilla de la sequía que corta el
agua en el cautiverio de la vida, con empeño admirable,
y más duro de esta cáscara, abrigo sin tregua, en una
metamorfosis continua que recupera mis caras anteriores,
ignoradas en la corrupción confusa de los lugares dónde
caduca. Es como la voz del paisaje subterráneo donde
la vida y la muerte se hermanan, dónde se adelgazan los
trinos a contraluz de una fuerza comprimida.

El cosmos aparece como un inmenso árbol, infinito, entre
los promontorios de luz y sombras fusionadas, como el...
divino ideograma vertical que crece y decrece de la raíz a
la hoja inagotable...¡Vida qué se regenera al infinito!.

Siento, de eso estoy seguro, pienso, creo ser el receptáculo
de la ignorancia fértil, alguna vez, astro, pájaro, serpiente
arcaica, sin tener la pretensión de agotar todo el acto esencial
de la renovación del universo en su actualización creativa, yo,
¡Sí, yo!. Un simple germen en el corazón de una semilla.

Me lo han dicho unos acuáticos recuerdos abrigados por el
viento. Pues he perdido la memoria de mis muertes dónde
ardientes bajaron los otoños en los cómplices inviernos,
viajeros agitados por los siglos. Y ahí por dónde el desierto
abrasador espera la frescura de la soledad obscura.

El hecho que ahora lo cuente (de alguna forma es confesión),
me lacera, me deforma la insignificancia en el curso privilegiado
de intuir tantas mutaciones y estragos dónde anida la última
realidad... Aunque estando ausente haya buscado callado la
intimidad de las ilusiones presentes, el pecho virginal del decoro
honroso de la humanidad preocupada de sí misma...Pero el
suelo aquí es árido, cemento, metal, granito, ambiciones injustas,
desmedidas muecas de los huecos abundantes, nada puede
germinar ni cultivarse, la misma sangre enramada tiene el corazón
de plomo y mete toda consciencia en un molino que taladra el cielo.

Es el misterio que evidencia mi más absoluta ignorancia, el insigne
fracaso ignoto. Es... Es... La misma síntesis del misterio agrario y
funerario de Odín. Es... El espacio-tiempo dónde nos reunimos
vivos y difuntos. Extremos dónde la hierogamia se verifica, en el gesto
primordial. ¡En el acto genésico ilimitado!.
El suelo aún ahora, conserva el color de un sol forastero dónde fluyen
bifurcándose corredores más angostos, y sin duda escribe al margen
más páginas que fueron rotas, acribilladas, acuchilladas, y ocultadas
en la red de las serpientes horrorizadas en los extravagantes edificios
del engaño, en todo ese vacuo majo con la fruslería de los micrófonos,
por encamisar pasmadas a las calles, desvaído el colapso atribulado.
Las campanas lo confirman, los féretros los resguardan, y el olvido está
en las cosechas del desconsuelo desnudo, en el claro testimonio del
fracaso. ¿Qué hacer, cómo, cuándo?.

Lo confiesa el aire, el fuego, el agua, y ahora este suelo no aligera el
paso, ni en el camino más peregrino de las pupilas perdidas, ni en
los fúlgidos reflejos sin atavío en la pulpa hechida de las pesadillas
de dulces venenos que beben la brisa de sombras como un licor suave.
¿Qué hacer, cómo, cuándo?. Repiten los cristales fugitivos, la túnica
sin fe ni flores despiadadas, plásticos vasallajes vehementes con la
frescura inmóvil dirigiendo el vuelo del nido en ruinas, y repiten y repiten.
Las mismas preguntas hasta el cansancio.
Siento, pienso, creo hacerlo, aunque lo dude... Y me digo... Imposible
saberlo a partir de un sólo grano, y mucho menos si andamos perdidos
por el mundo, más qué anónimos, y mucho menos ignorando los altos
designios qué deben ser cumplidos por alguien, y haciendo mofa de
los árboles abundando en analogías inservibles, y en escrúpulos
versátiles intactos.

Mi propósito no ha sido contarles todo lo qué después será ignorado,
olvidado, cercado en una fracción del campo, cómo el árbol qué a
destiempo debió considerarse feliz. ¡Porqué no es cierto!.
Aunque hay cuentos que no son prisiones obscuras al entendimiento,
que tienen su verdad de porcelana que invade la ilusión más verosímil.
¡Vaya si no!. En todas partes se sabe qué ninguna semilla fructifica
sin el suelo idóneo. Mucho menos, yo. ¡Yo qué aún no he sido!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas sociales :  Na ausência do amor
Na ausência do amor
Na ausência de luz: trevas.
Na ausência de paz: guerras.
Na ausência de cor: incolor.
Na ausência de água: seca.
Na ausência de som: silêncio.
Na ausência de amor: ...
... ... ... ...

Desarmonia
desequilíbrio
desunião
ambição
violência
desrespeito
etc, etc, etc...

Sem amor, não tem jeito:
nada é feito.

A.J. Cardiais
21.04.2009
imagem: google
Poeta

Cuentos :  L.U.N.Á.T.I.C.O... (Anticuento)
L.U.N.Á.T.I.C.O.

Su aliento quedó clavado en el tronco de la luna.Todo había sucedido como nunca, pero su sombra,sabía del último grito del rayo. Lentamente se subió al agujero desde la cumbre dónde había estado descansando, y corrió unos centímetros, luego se vio en el espejo... En la orilla de una sonrisa de avestruz. Invisible el reflejo tembló, luego se levantó por el marco equivocado de los látigos serenos encerrados en el pecho, como movidos por el humo, en el ciervo del cristal de la ventana, pero regresó a la última posición, entonces se arrodilló ante la fuente lejana.

De pronto escuchó un lento silencio verdoso entre la madera con la muchedumbre del aguardiente y las
playas en una burbuja, con el frenesí de las cucharas. Transpiraba un olor cerrado por la noche que no es llanto, en un pacífico torbellino de manos impías... A lo lejos, durante media hora vino a reclamar la ceniza que no era de ella, porqué había suspendido el fuego por un siglo pegado a la idea de que nada le dolía. ¡Es preciso cruzar la piel del viento con espinas grises y el rumor de las ardillas dialogando con mariposas!.

Era el momento de varias horas entre la niebla de largas filas cuando los grillos cazaban elefantes al prestar atención a leves ruidos de pimienta dormida entre caimanes gimiendo como los cantos grises que hubieran disparado gratas luces.
Pero era inútil gritar, nadie vendría. Ni siquiera los pulpos con la cera de faisanes y de cuervos. Ni mucho menos se entretendrían en entender la sombra enorme sin esfuerzo. El mundo había hundido sus raíces entre la goma y los marineros cultivaban alfileres con las lupas de las tardes degolladas.

En la ventana estaban las gladiolas. Extraño a las hormigas que silban mansas como cobras con el tallo reclinado ingenuamente pasando por las manos, al tomarlas delicadamente de una vieja nube seca.
Indiferente el desierto tejía arena con arena inventando soles fríos en la epidermis del verano y la risa de gorilas angustiados por la tarde.
Aquella primera vez la noche calentaba cada estrella con el agua bajo el lago en la desnuda soledad del banquete de una araña desmedida
entando entre la corriente, contemplando innumerables veces los vacíos que fumaban el espacio de un tierno hueco, persiguiendo el intenso olor de los metales con el desmesurado baño de las rodillas saliendo a decorar los manuscritos en el hielo guitarrero de unos cuantos escondrijos.

Al día siguiente, despertó con los ojos alquilados de una ebria ventana por la esperanza de una puerta alucinada en la cadena de candados
inocentes por la brevedad recortada de una falsa eternidad. ¡En la luna, se dijo en voz baja!. Sorprendido por el impacto en las hendiduras del
trabajo, con la dulce angustia del saberse abandonado, en la difusa certeza
que tocaba los recuerdos con la cama...
Decidió no moverse. Aunque empezó por descolgar el cielo atrapado en la manzana de una parra con el sumo placer de la vergüenza decidido por
la fuerza, libremente, porqué ya había comenzado la lluvia en los intrincados pasillos de la primavera, desesperada por el mar bravío, en la perspectiva
del claroscuro de los trigos calcinados por el misterio desbocado.

Sólo, como pocos, por la multitud acompañado, experimentó el sabor desconocido
del semblante cariñoso, y serio del olvido, por los sórdidos murmullos que viven en la mente del crepúsculo silente, que no supo de maldad ni de ambición como una amapola extraída del peldaño de una música de plata en la nevera.
Dejó un regio tesoro de muestra, y la puerta custodiada de acertijos que bebían
los mares de algodones puntiagudos de la dura hierba hecha de la sombra blanda donde la urbe enmudece por el turbio oleaje de la ígnea metralla que aspira la silla en la máxima razón del absoluto ignorante que ama el peligro de saber que ama
algo en la noche, algo en el cielo, algo en el todo que desconoce.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  SEXTINA DE LA SEQUÍA
Pasan las nubes sin dejar las lluvias,
el hombre del campo, triste las mira.
Por falta de agua se mueren sus plantas.
Pena ninguna, las brumas se marchan.
El campesino se queda sin agua,
tendrá que regar con sangre del alma.

Viendo tanta sed se me parte el alma
Y clamo a mi Dios que lleguen las lluvias.
También la tierra clama por el agua.
No lloran los sauces, nadie los mira.
Poquito a poco los hombres se marchan.
Solas y secas se quedan las plantas.

Tristes los campos y mustias las plantas.
Por un buche de agua se vende mi alma,
grita un campesino, mientras se marchan
tras de los vientos, en pos de las lluvias.
Deja sus campos, con pena los mira.
¡Cuánto sufrimos por faltar el agua!

¡Cuántas miserias nos llegan sin agua!
Secas su raíz, perdidas las plantas.
Puñados de tierra en sus manos mira,
ve que está seca su tierra del alma.
Con tanto calor no llegan las lluvias,
una tras otra las ranas se marchan.

Campos vacíos las gentes se marchan.
¿Dónde, las nubes, te llevaste el agua?
¿Cuándo, por pena, nos darás las lluvias?
¿Cuándo, por pena, regarás las plantas?
Hombre del campo que vive sin alma,
camina en su tierra, ya ni la mira.

¡Nubes lejanas! El hombre las mira.
Llegan las gotas, las moscas se marchan.
El campesino recupera el alma,
la resucita lavando con agua.
Llegaron las brumas, ríen las plantas.
Se va la sequía, llegan las lluvias.

¡Charcos de lluvias! El niño se mira.
Vivas las plantas las dudas se marchan.
Bebamos del agua en copas del alma.

Mel
Poeta

Poemas :  Humanoide
H.U.M.A.N.O.I.D.E.

Porqué del viejo, futuro son los,
vasallos ocultos al tiempo nuevo.
Al escribirse con el agua siendo arena,
los amores inesperados los primordiales,
reparos los encuentros en peligro.
El viejo futuro ya no habita su casa,
estando la sed que aclama sola.

Humana no es.
Desnudándose.
Entre los ojos puros.

Al descubrirse el pelo anaranjado,
en la curiosidad del higo.
¡Dónde suena verde el viento!.
Al recuerdo gris donde se aferra,
el barro mirándole plástica,
en la física codicia perdida,
al vestir la izquierda de la música salada.

Desnudándose.
Entre los ojos puros.
Humana no es.

La mirada la mesa enajenada la enarbolada conexión,
una vez desunida imperturbable delicada,
una vez impermeable deseada intrincada.
¡Con los ningunos hechos presentes!.
Entre pasados por hacerse.
Pesados los algodones y vapor el plomo.
¡Cuándo los días de nuevo se añejen!.

Entre los ojos puros.
Desnudándose.
Humana no es.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas de reflexíon :  Impoluto ser
IMPOLUTO SER

En la sed perdida de los pastos.
¡Audaz cogorza encarnada!.
Viene, viene enternecida el agua.
¡Patrimonio bondadoso!.
Por la arena tocando.
¡Mayestática!.
Una fresca campana.
¡Implorando!.
Ser saciada.
¡Salubre!.
Impoluto.
Dolor.
Del recuerdo perfumado.
La fruta se dilata.
¡En la pupila qué llueve!.
Al resquicio restaurando.
¡En las caderas qué fluye!.
Hélice hercúlea hermoseada.
¡En las calderas qué fragua!.
Dilatándose. Escurriéndose.
Impoluto.
Exponente.
En el mar que moja sus dedos.
En los labios de selvas nuevas.
Sed, sed... ¡Cómo quieras!.
Sed agua... ¡Cómo fuego!.
Sed viento. ¡Como aliento!.
_¡Sed la sed misma!_
Del agua ardiente gozosa.
Sed la mano en cada dedo.
___ ¡Al pié de la montaña! ___
Misteriosa silla paralela fluyendo.
¡Del ser suspendido del sí!.
___ ¡Y más allá del no!. ___
Sed el pasto mismo, césped div
ino encarnado.
En el agua ardiente del polvo. ¡Sediento!


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Los almacenes
LOS ALMACENES

Aman de la rosa el rubor y la sonrisa,
en las formas puras de la brisa,
en los torrentes de los tinteros,
en los armarios de los suspiros,
en las miradas de los pisos.


Aman, aman, la blanca mejilla,
del agua crujiente exprimido néctar,
del volcán junto al tronco desnudo,
del ímpetu alegre un pulpo despierta,
del pedernal efusivo un ramo desierto.


Aman, aman, aman los pájaros,
el nido en la última hora del huevo,
el mundo en la siembra del pico,
el parto en la piedra del canto,
el rapto en la hiedra del cuento.


Aman de la pierna el temblor,
entre la luna caliente escondida,
entre la esponja saliente adherida,
entre la espada doliente mordida,
entre la lana esplendente partida.


Aman, aman, la húmeda colina,
por estar los helechos en jugo,
por estar las ventanas cerradas,
por estar los platos calientes,
por estar las tardes calladas.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas de reflexíon :  Cuando muere un beso
CUANDO MUERE UN BESO

Del
Dorado
Recato
Cuando
Muere...Muere un mundo de labios...Y tus besos son agua sagrada...En mi desierto ayer...Donde vive como adagio entre plata y carbón, angélico y benévolo...


Dormido y dolido.
Es un medio mundo.
El mundo.
En la familia.
Y el hermano,
en cada hombre.


Los besos. En un beso.
Del desinterés alegoría.
Tantas veces.
¡Oh!. Esperanza.
Ya estás débil.

Ya no te siento,
ya no te veo.
¡Esperanza!.
Beso del futuro.
Eres
solo
un reflejo en la luna.
O un sueño
del sol. Labios de nube.


Ayer
del beso
del agua.
Del agua del tiempo.
Cuando muere.
Un beso.
Del ayer del nunca.


Como murió el ahora.
Un ahora fugaz,
tan fugaz como siempre,
como siempre ha sido.


El beso,
del polvo,
al hombre.
Cuando,
el aliento,
que se le va.
En
Un beso
Una esperanza
Una eternidad
Cuando
Muere
Un beso, no dado, olvidado.
¡Antes de nacer!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas de amor :  Esculpindo-te para amar
Esculpindo-te para amar
Vou esculpir você
com o meu carinho.
Alisar o seu corpo
como quem passa
um terno de linho:
Desamassando devagarzinho
os amarrotados da vida.

Vou cobrir você
com o meu amor,
e apagar da sua vida
tudo que foi dor,
tudo que te fez sofrer...

E espero encontrar em você
a razão do meu viver:
O meu ar, a minha água,
minha comida, meu prazer.

A.J. Cardiais
imagem: google
Poeta