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Eres como una rosa florecida Para encantar, nadie sabe que espina Tienes y no te pueden tocar, fina Es tu mano que usas decidida
Atrapando almas, abres una herida En el tiempo, tras los muros colina De libertad, que en su cima felina Te mueves sabiéndote pretendida
Por todos, tu mirada de pérdida Luz tiene tristeza de despedida Y sombras, que son despojos de reina
Tú que te sabes hermosa, pálida Tentación de sabores convencida Estas, de volar como golondrina.
Por Conrado Augusto Sehmsdorf (Kurt)
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Poeta
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Escrito durante el trayecto en tren desde Cartagena hacia la Unión y corregido en el foro Metáforas de Diana Gioia. La pluma en mi mano es buque velero de signos e impromptus, bulto de venenos, arriba al papel en cande silencio. Larga sutileza con un azar diestro.
La pluma en mi mano. De perfiles viejos guía constructora, guarda de misterios. Visión de ladrillos rojos y berrueco. Sobre sus paredes pasean los versos.
Mi pluma en la mano, alambre sintético. Sufre; es estéril. Libre de conceptos. Pulsos electrónicos, hilos indefensos de luz abismal giran por sus cielos.
La pluma en mi mano grita por el pecho. Lo que jamás dice se expone en los besos. En el hombro, inmóvil, pervierte los nervios. Llega hasta los surcos, transforma los dedos.
La pluma en mi mano sigue vericuetos. Calígrafa ágil, peligros inciertos. Provoca temor, carcajea en sueños. Navaja brillante: corregirá yerros.
Poeta febril, glacial nube, cierzo. Veloz por el monte a través del tiempo. Muy apasionada ante tu deseo. Psique, paso, hija piadosa en sus rezos.
Plumilla en mi mano. Atroz cortafuegos. Vuela entre las nubes y sale a tu encuentro. Descubre mi pluma. Te da mis proyectos. Abanico dúctil de voces al viento.
Abril 2003. (c) María Teresa Aláez García, Mayte Aláez, Pernelle. Dedicado a todos mis amigos y amigas de Metáforas. Y, en concreto, a Diana. ¡Gracias!
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Poeta
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LA CIUDAD Autor : Saint-John Perse Francia 1887-1975 Pseudónimo de Alexis Saint-Léger Léger, Fué Doctorado en Ciencias Políticas, diplomático y poeta. Premio Nobel de Literatura 1960. De Imágenes para Crusoe. Este es versión de Jorge Zalamea Borda.
3.-La ciudad
La pizarra cubre sus techos, o bien la teja en que vegetan los musgos. Su aliento se vierte por el tiro de las chimeneas. ¡Grasas! ¡Olor de los hombres urgidos, como de un soso matadero!, ¡agrios cuerpos de las mujeres bajo las faldas! ¡Oh ciudad contra el cielol Grasas, aspirados alientos, y el vaho de un pueblo contaminado -pues toda ciudad se ciñe de inmundicia. Sobre la lumbrera del tenderete -sobre los cubos de basura del hospicio -sobre el olor de vino azul del barrio de los marineros -sobre la fuente que solloza en los patios de la policía -sobre las estatuas de piedra mohosa y sobre los perros vagabundos -sobre el chiquillo que silba, y el mendigo cuyas mejillas tiemblan en la cavidad de las mandíbulas, sobre la gata enferma que tiene tres pliegues en la frente, la noche desciende, entre el vaho de los hombres... -La Ciudad por el río mana hacia el mar como un absceso... ¡Crusoe! Esta noche, cerca de tu Isla, el cielo que se aproxima loará al mar, y el silencio multiplicará la exclamación de los astros solitarios. Corre las cortinas; no enciendas:
Es la noche sobre tu Isla y en su contorno, aquí y allá, dondequiera se curva el impecable vaso del mar; es la noche color de párpados, sobre los caminos entretejidos del cielo y del mar. Todo es salado, todo es viscoso y pesado como la vida de los plasmas. El pájaro se arrulla en su pluma, bajo un sueño aceitoso; el fruto vano, sordo de insectos cae en el agua de las caletas, cavando su ruido. La isla se adormece entre el circo de vastas aguas, lavada por cálidas corrientes y grasas lechadas, en la frecuentación de légamos suntuosos. Bajo los manglares que lo fecundan, lentos peces entre el cieno han descargado burbujas de su cabeza chata; y otros que son lentos, manchados como reptiles, velan. -Los légamos son fecundados. -Oye chasquear a las huecas bestias en sus conchas. -Sobre un trozo del cielo verde hay un humo apresurado que es el enmarañado vuelo de los mosquitos. -Los grillos bajo las hojas se llaman dulcemente.- Y otras bestias que son dulces, atentas a la noche, cantan un canto más puro que el anuncio de las lluvias: es la deglutición de dos perlas hinchendo su gollete amarillo... ¡Vagido de las aguas girantes y luminosas! ¡Corolas, bocas de moaré: el duelo que apunta y se ensancha! Son grandes flores móviles en viaje, flores vivientes para siempre, y que no cesarán de crecer por el mundo... ¡Oh el color de las brisas circulando sobre las aguas calmas, las palmas de las palmeras que se menean! Y ni un lejano ladrido de perro que signifique la choza; que signifique la choza y el humo de la tarde y las tres piedras negras bajo el olor de pimiento. Pero los murciélagos cortan la noche blanda con pequeños gritos.
¡Alegría!. ¡oh alegría desatada en las alturas del cielo!
...¡Crusoe!, ¡estás ahí! y tu rostro se ofrece a los signos de la noche, como una invertida palma de la mano.
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EL ULTIMO TRATO __Rabindranath Tagore ( India ) 1861-1941
Fué pintor, filósofo y notable poeta. Su obra literaria es amplia. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1913. Fué nombrado Caballero por el Rey Jorge V en 1915. Este es versión de: Zenobia Camprubi de Jiménez esposa del poeta Juan Ramón Jiménez. (Editorial Aguilar).
El último trato
Una mañana iba yo por la pedregosa carretera, cuando espada en mano, llegó el Rey en su carroza. "¡Me vendo!", grité. el Rey me cogió de la mano y me dijo: "Soy poderoso, puedo comprarte." Pero de nada le valió su poderío y se volvió sin mí en su carroza.
Las casas estaban cerradas en el sol del mediodía y yo vagaba por el callejón retorcido cuando un viejo cargado con un saco de oro me salió al encuentro. Dudó un momento, y me dijo: "Soy rico, puedo comprarte." Una a una ponderó sus monedas. Pero yo le volví la espalda y me fui.
Anochecía y el seto del jardín estaba todo en flor. Una muchacha gentil apareció delante de mí, y me dijo: "Te compro con mi sonrisa." Pero su sonrisa palideció y se borró en sus lágrimas. Y se volvió sola otra vez a la sombra.
El sol relucía en la arena y las olas del mar rompían caprichosamente. Un niño estaba sentado en la playa jugando con las conchas. Levantó la cabeza y, como si me conociera, me dijo: "Puedo comprarte con nada." Desde que hice este trato jugando, soy libre.
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METAMORFOSIS
Era un cautivo beso enamorado de una mano de nieve que tenia la apariencia de un lirio desmayado y el palpitar de un ave en agonía.
Y sucedió que un día, aquella mano suave de palidez de cirio de languidez de lirio, de palpitar de ave.
se acercó tanto a la prisión del beso que ya no pudo más el pobre preso y se escapó; más, con voluble giro, huyó la mano hasta el confín lejano, y el beso, que volaba tras la mano, rompiendo el aire, se volvió suspiro.
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PAVONEARSELVATIQUEZ
Insensible. Parece La pluma.¡Fácil!. Al insecto. Más Apenas. Alígeras aladas. Al desasirse flores de las cadenas. ¡Querrán causar ardor al volcán!. Al quenopodio de urdimbre seda. Aladas alígeras. Parece insensible la pluma fácil. Al replicar al repostero... ¡Sal!. Del fondo los firmantes compran.
Al contacto sublime de las espadas. Despreocupado parece al árbol seco. En las últimas. Acepciones del turismo. ¡El abismo una cumbre!. Ser sentido por legumbres cocidas. En la raíz del espejo. ¡Neutro al gris plomizo!. En la punta desnudez constando. El ácido corromper del pudoroso. En la substancia repentina. Insecto en tinta pulpo.
Más. En la base. ¿Del ciruelo qué averigua?. ¡Una cosa por otra fácil torpe!. ¡Creyendo qué cambia en el escenario!. Y al mismo sol alumbra. La butaca de los manejos terráqueos. ¡Oh, selvatiquez, cuánto pavonearse!.
Registran hasta un gas. Del viejo espectador___¡Exclusivo!. Vaya gramática___¡Del arte harto ajeno!. Por mucho del soñar pimiento. Aquéllo. ¡Qué le pidiere en balde esgrima!. Peras al olmo, fresas, al nogal. ¡De los párrafos brillan espárragos carentes!. Por la mundana irrealidad. El ocurso cursi discurre.
Separando la suavidad inmensa. ¡Al áspero pasar!. De un vaso al otro sin vaciar el propio. Entrelazando al tosco trivium. ¡Fatuo!. La frente al cielo. Pedante. La espalda lenta. Ingenuidad. La mano al duelo. Inconsutil. La espada blanda Blande insensibles las orejas el jumento. ¡Qué parece la pluma fácil al vuelo!. ¡Qué escribe sobre el agua del aire!.
Estuco. Fresco. Del paréntesis techumbre. ¡Entre las cañas la parvedad opulenta!. Y se cree libre. El Polvo Del asiento Punzante. Del asfalto. ¡Qué de pavesa somos luego!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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LICOR DE DURAZNO
Al beber la purpúrea mano blanda. Al sueño inspira suave. En las alturas amorosas. ¡Quejas!... Las caricias del pecho llamas. En las delicias justos bienes. Con lindas alas diestras. Aguardando al sueño. ¡Qué vuela, benigno, tantas veces!. No siempre, continente. La sacudida, inspira. El brillo, bañando, un lecho.
Con raudales, bálsamos y ungüentos. De la piel debajo, un instante. Del aliento la voz acierta. ¡Al corazón qué se derrite!.
Tan verde, campanear en las campiñas. ¡Cuándo las horas, pasan, evaporadas!. Y...La...Memoria ardía. ¡Estimulando!. La graciosa copa. ¡Del árbol, en copos blandiendo!. La espada rosa. ¡Vestido, qué despierto, soñaba!. Al bosque acariciando fresco. Joven, brisa, las olas fugitivas. ¡Qué la espuma mece!...En cada burbuja. La mano blanda y dulce.
Licor, licor, licor de durazno.
Dulce y blanda, la mano. Mece sueños. Al durazno. Licor y elixir. Huerto. ¡Vivo!. Dentro. ¡Sobre humedecido huerto.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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ELLOS FUERON FUTURO ...
A Lo Lejos En un más allá. Fueron ausencias presentes. Ellos Los Futuros sueños tienen.
Ellos a los lejos en las nubes, son aves, ellos lloran y son vuelo, la tierra, será rugoso pasado, infeliz en la mano y el suelo, con memoria. Sin porqué, del humo respirar. Sin porqué, del anillo repetir, saliendo ciegas agujas, y vísceras, y miserias.
¡Maquinarias encarnadas!. Mil engaños fabricando medias verdades. Mil veces muriendo vida y voz.
Ellos Fueron ¡Sólo futuro!.
Implacable. Inexorable. Duda y duda la cintura. A lo lejos, agónicas campanas, mueven, los roedores rayos cascarones, del tormento desvestir, antenas del pantano desdoblar.
El Futuro Implacable, inexorable. Después del futuro. Previo Y Ciego del infinito pasado.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Turbia llegada
En-co-mio....Tenebroso Desem bocar ennegrecido Tempestad y borrasca! Turbi Allega Da... Unicornio agusanado urniforme en Envuelta diáfana y sola En lírica presencia Su mano de luz terren.a.a.a. Sonora la risa deja toda Transparencia.
Leichenbestatter, undertaker, funeral negocio, Impresario di pompe funebri, turbia llegada.
Ante Los Suelos Delll Momento La cruel tormenta ¿Flor?...¡Flor de tierra dura! Ardiente La rodilla somnolienta Pobreza del desvelo Humilde Mendiga cielos al más allá.. Enla Turbia Llegada...
Y dichoso puño k Sepa prometer al cielo su llegada Ya, dulcemente perdonado. El Mundo ......El mundo lleno del quebranto ¡Que le comprende y aplaude!. El hueco. De todos agrupados entre la piel. Los bancos balas torcidas las mentiras dobles. De la Huma Nidad...¡Naufragggiiiooo! Schiffbruch, naufrage, shipreck, naufrágio.
Es Del mal temido hueste Es Herir la muerte Es Amar siniestro toda. En Vuel...Ta...¡Transparencia!. Del calabozo, estéril. ¡Eslabón de ruinas ruin ruido!. ¡Diáfano peñasco rústico piano!. Ante La consciencia.
Ante La Consciencia...(O lo que de ella quede). La familia hogar mesa plato cuna hueco honor ausencia tierna inocencia lúgubre fracaso dolor terror mentira acidez diaria calle perdido sueño lejano gusano.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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ÉSA VEZ...
En la palabra amor te encontré escondida. Con la sonrisa y los anhelos despiertos.
Como el verde campo. Como el canto alegre.
En mis manos y mis labios. Tan cercana, cercana, ilusión y bienvenida.
La ocasión que bajó del cielo por mis sueños.
Donde vives y respiras, como en vida, vida mía.
Hoy solo en las palabras, en las distancias. Fiebre de fuente sagrada, paisaje de fruta tierna.
Eres colibrí. Un suspiro. Amor bajo la espuma. De cada burbuja. De tus párpados, dorados, de ese día.
Esa vez, vez de pasión. Fuego de volcán, paloma de agonía. Agonía de la muerte entre los brazos.
De la nueva vida.
Sí, la vida nueva. Ésa vez, ésa vez no se olvida.
Naciste en mi corazón y bajo el alma.
Sombra fresca en los infinitos dolores.
Ésa vez, ésa vez. Serás lo que eres desde hoy.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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