Cuentos :  Memorias de una fotografía
Memorias de una Fotografia.

Dormía en una caja pequeña donde se guardaban
los recuerdos unos lápices amarillos carcomidos,
y entristecidos al mirar algo sin importancia.
Eran las cinco de la tarde cuando un reloj distraído
marcaba las cuatro y media, sin más entusiasmo
que el cuervo al pasar junto a la ventana en dirección
a la colina azul. Despertó inquieto al ver una tortuga
en la orilla de un minúsculo lago, atrás cinco o seis
conejos jugaban entre la paja y la luna rojiza apenas
se movía reflejándose en el agua de un círculo ondeante
e inseguro. ¡Diluyéndose!. El fuego absorbió la vida
escasa de una lejana ceniza radiante de inocencia.
Un monstruo de miel abierta recorría inconcluso
el hambre qué alimenta los pálidos lamentos del
olvido de la tarde glacial en las ansias remotas.
Se decía que escenas semejantes ocurrían a menudo
en el fondo de los vasos. Se trataba sobre todo, de
figuras multicolores derramadas del techo del establo.
Viéndose a veces como triunfa en los campos el
labriego con algún nítido paréntesis impenetrable, y
mudo en la lid extraña a través de los siglos y la muerte.

La sed tenía ganas de llorar alcoholizada como una
cobra en las olas del ensueño y cubierta por las sombras
del aire revuelto de los mares recién martirizados...
Esta sed estaba prisionera por el viejo tabaco desempleado,
y contemplaba la dicha perdida de una pipa de larga cabellera
sobre la mesa en cautiverio, encendidos los colores engañados
al cruzar las dudas y temores ocultos en los valles de las brumas
en la montaña del poder del tiempo, y el aire cediendo ligero
a la común opinión del residuo estéril de una brasa con agonía.
El momento se sentía ofendido por la realidad ignorada detrás
de una mariposa cargada de harina, y una escoba reposaba en
la pared antes de abrir la puerta un grillo ebrio del pueblo que
camina contando ovejas. ¡Tantos años de cañas, uvas y cebada
dejaron su huella en ese lugar!.
A medida que las nubes tocaban sus pies, los insultos entorpecían
las maniobras entre las olas que se rascaban con valentía la brisa,
dueña de los calambres de la espuma arrojando murallas de trigo
para reunirse alegremente con los zapatos.

Como el tren no corría por el humo indescriptible, ya no era tan
seductor como un ser prendado de la luna al contemplar su estrecha
frente conmoviendo la mágica centella de los gusanos subidos en
las sillas con sus cuernos al sol, y el aroma del bolsillo cubierto de
metales en la garganta del corcho que danzaba arrancando caracoles
con el yeso del mundo fósil, y el corazón en otro sitio dentro de un cuchillo.
¡Vaya foto esta!___Casi cabe en el ojo de un blanquísimo caballo
hundido en el centro de una manzana obscurecida por la hierba.
Durante días y días en su cara asomaba una sonrisa asombrada,
precisamente estampada en los anhelos de la camiseta menos viva,
pero más clara y más amistosa que la indignada ansiedad al entender
poco de la tristeza al perpetuarse por horas, en los borrados contornos
del gastado y arrugado retrato...
Recordaba aquel día con sus alfileres de saliva entre las cejas y la cabeza
tranquilamente se hundía en telarañas sabor a edad media sin escala,
y sin miedo a las monedas derribadas de los solitarios vidrios de las
deshabitadas ventanas al acecho de un paisaje de oxidadas llaves.
La primera vez. ¡Oh, esa primera vez!. Gritaba en el rostro un lustro
de enormes cúpulas de sierpe trepada al poder, y esa vez no deseó
sacudir las imágenes curiosas del colchón, sentía amablemente el estipulado
periodo con la esperanza de que se iría sin decir nada.

¿Para qué?. Debajo de la almohada había unas gaviotas de piedra
con los girasoles de cemento y la firme voluntad de los puentes y tejados
entre unas mariposas que pasaban por las aguas del olvido gastado.
¿Qué caso tendría?. La inmensa mayoría de los borregos tenía un
cáncer dormido entre la lengua, el cerebro y los pulmones, unos gusanos
enormes campaneaban en los perros equivocados por la rara inteligencia
de duras barracas con el perfil del pulso en los huecos corazones bocarriba
de los carros. Los lagos tenían olor añejo, ron, tequila, vino rosado y cerveza.
Además. ¡Vaya de nuevo en la foto!.
Las ramas pensaban ser solo un acto de fe en el aire lastimero que aguarda
en la raíz en sus crisoles de fragua por las fuerzas misteriosas al impulso
del hipódromo nublado por el resplandor de nebulosas...
La memoria era ya un inmenso territorio de nadie, sin sentir más que el líquido
viscoso que sudaba sin bríos para atrapar las botellas y los vasos que subían
multiplicándose entre las preguntas traídas por unas batas blancas en el
anzuelo de una jeringa, con la bondad de los obstáculos que saltaban
como corceles en la transmutación del oro que delira por el plomo...

Tal vez algún día fuera entendido, en la mano piadosa de un látigo flagelante
por la natural astucia de una bestia paradójica con la sexta disfraces
de un engaño desarrugando el ceño en las setas de un teatro que bosteza
al volver la vista atrás de lo que nada sabemos en el arcón de mohosas maderas
y las moradas ciruelas de alas lentas. ¡Sí!. Ese día salió de la caja con la
inesperada presencia de su espuma amarga medio receloso en una jarra.
¡Y todo aquéllo le había sucedido antes de ser bebido por la botella!.
Aunque sin el marco, la memoria es un huerto de huecos hechos foto
.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Destino desempleado... (Experimental)
DESTINO DESEMPLEADO

Pero
No
El
¡No estaba y lo sabía!___Sí que sí.
Desempleado...¡Nada más por el destino!.
De cuanto hubieron audeudado.

Agobiado fallecía el día___Noche a noche.
En arena desahuciado cada párpado.
Por aquéllo, que adeudaban, del aire, caduco del exordio injerencia, del advenedizo vigente, del
disparate adyacente, del indiferente frío.
¡Por todo lo que adeudarían por todo!.

Una...
Tiernísima pestaña sin dueño.
Al filo del fervor vertical.
Duele al existir el hueso.

¡Entre preguntas!___Acomodaticio calzado, conjeturar, vanidoso, acaudalado indigente.
¡Del quizás remanente asiento!.
Por el circo violín leve___¡Del como adeudamos!.
En la manada herbal, inestable cautela, alferecía discordante, inesperada caperuza.¡Desempleado!.


Porque al destino...
Enmudecía en frío volumen.
El ritmo canjear de las rodillas, perdones, inclementes, pasividad testaruda, homogénea, resinosa, sofoquina de trastienda. ¡Oh, destino!.
¡De eso que adeudó!___Desempleado destino, desempleado vergonzoso, opresivo, al paliar.
¡Palabra en el agua escrita!.

Por más abonos de relámpagos perdones, inflexibles,
los sarcófagos le siguen en las noches pesadillas,
o sea, que ilustra parejo. ¡Al mellado inocente!.
¡Por aquéllo que adeudásemos de no castigarse!.


Aún
El
Tierno invierno teje nieve.
Al frío espuma en tiras.
¡Resortes olor menguante!.
Frío el destino, desempleado hielo.

De la sed voladora, grotesca y tenue, avenencia y divergencia, rapapolvo cobista, sobreabundante bilocación.¡Destino desempleado!.
Por todo lo que adeudaré de la tierra extinta.
En los rieles de las arenas.
Y el reptar gemelo del estupor.
Aunque lo que hubiere adeudado, en ningún cielo se le perdone.¡Al auspicio de la fúnebre tutela!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Interioridades...
Interioridades...
Senderos.
Sibilinos.
Aves anónimas.
Mesura austera a veces.
Tornadiza inaccesible otras


Son lo que serían siendo.
Por la íntima superficie ondulando.
¡Campos en las puertas!.
Por el viejo mundo sin ser tan viejo.
¡Caminos en las ventanas!.
Del mundo, inmundo, muda nuevo.
¡Lo mismo qué las sombras apagan!.
Todo el suelo animista del orbe.
¡Porqué la luz en la mano teje al aire!.
Todo el callar inabarcable del silencio.
Una
Vez.
Sendero.
Claror otra.
La mismidad sin abstracción.
La hora yace atormentada lluvia.


El sentimiento, en huelga.
Terminan los ríos secándose.
Desempleado el raciocinio.
¡Cataratas al cielo gris final!.
In
Te
Rio
Ridad... Es... ¡Es salir del desesperante fondo!.
Insinuante insipidez pudorosa encubierta.
Interioridad veraz, la claridad alude sola.

C
O
M
O
La gota inesperada bebe al océano.
¡Umbral ultramarino ultratumba!.
¡Incólume!____El progreso de los males.
La plaza, saliendo, el sol, saliendo, la plaza.
¡Más entre la inmundicia qué famélica regresa!.
El sol, caminos que apagan, tarde, al sol mismo.
C
O
M
O
La nostalgia en un lápiz canta y danza.
En lo sublime en un bolsillo satisfecho.
Y...¡Vaya belleza!___El paraíso, más barato,
fácil, en abonos, con el perdón en las paredes.
Y lejos, incapaz, el infierno matemático es,
magistral en la realidad que anida donde quiere.
In
Te
Rio
Ridad...Es...En el campo de la vida muerte.
¡Dentro y fuera, encadenada libre, fuera y dentro!
...¡Quimérica metáfora del pórtico!...

Finalmente.
Inquietos colores fósiles como capullos.
Inicialmente.
Ardientes hielos aromáticos como metales.
Intermedios.
Dudas certeras agujas como algodones.
¡Así otra lluvia será mañana, de puertas y ventanas, cuna y ataúd, una catarata lejana!.
Las interioridades en su prístina pureza.
¡Cuándo ya no estemos ahí, ay, ay, allí!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Cuentos :  El pobresor digital
EL POBRESOR DIGITAL

Los primeros siglos de la noche se han ido,
y aún faltan tres segundos más, primero,
para llegar al cementerio de los planes
y planetas deshabitados por cada si, pero no,
le había dicho el día anterior un sillón cobarde,
entre lentes fugitivos y con el crédito por el suelo.

No obstante, meteórico y eufórico, estaba adelante
del milenio de esfuerzo camaleónico, donde ha
dejado de ser un topo equilibrista y astrónomo
de cátedra derretida...


El espacio ya no es como lo recuerda,
curvo y azul-negro, ir viendo añejos centenarios buhos
lo dejó paralizado en un soplo bajo la puerta invisible.

Pues había vivido al final del Pleistoceno, oh, los huesos
del Mamut recuerda, con unos treinta mil apuntes,
la nieve, el hielo, y los recibos por pagar de la renta.
Nada decían papiros, pergaminos, tablillas de arcilla
recocida con el refrigerador a medio llenar,
tal vez,
se decía, eran códices e inscripciones por descifrar,
en las pupilas desgastadas, en la memoria de los dedos,
no tan ágiles como hace dos mil siglos, en los cuentos
de ciencia ficción qué escribía...


Meditaba frente a la pantalla.
Entre somnolientos lápices y grafíticos renglones
antiquísimos... ¡Sí, es cierto, y muy serio se veía
frente al viejo espejo colgado en el rincón de su
cuarto!... Religiosamente se decía: En la explosión
del Cámbrico la historia de la vida carga en su
maleta quinientos treinta millones de años.

Por su ventana había un pequeño dinosaurio,
sonriente, y él, era el último sobreviviente con dos
toneladas de fantasía organizando una defensa
galáctica contra todo cuadriculado razonamiento,
montado en su caballo de madera, con cabeza
de mamut. !A veces, sin embargo, se transformaba
en la escoba tirada en un viejo bote de basura!.


El, pobresor digital. ¡Nadie lo creería!.
Ahora estaba desempleado y la noche anterior
había soñado una gran fila de puntos rosados,
palpitando adolescente entre unos biberones
y se decía: ¡Claro, son unos amables y sagrados
cenotes del antiguo Yucatán!. Pero... Y si el
volcán tiene faldas nevadas y se derriten. ¡Claro,
el bosque de Venus aparecerá enrojecido y el
calor me despertará de nuevo!.

Mi almohada. ¿Dónde está?.
¡Se ha perdido!. No la encuentro.
Buscó bajo la cama, y ahí estaba,
su viejo balero, empezó a jugar,
de nuevo. Y luego. ¡Salió de éste cuento!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Desescribirse purpurino
Desescribirse purpurino

Esta noche.
Escribió los sueños de mañana.
Conforme ha crecido forzosa.
Entre.
Pálidas crisálidas.
Papel, cruel y despiadado.

Mucho trabajo ya no existe.
En la paz que se destruye.
En la voluntad que desfallece.
En la pobreza que abunda.
Desempleado.
Ha quedado.
El comprender al pasado.
Y corregirlo.
Fácil se olvida y ni se siente
lo que
a otros pasa.

Sin escritura.
O con ella.
El.
Muro murmura lo que había habido.
El.
Muro murmura purpurino lo que habría amado.
Desescribiéndose lo que hubiere temido.
En los antes donde hubiéremos partido.

¡Por los ahoras purpurinos!.
Imposible
Comentar embalsamando guantes
Murmurando plomos hogares
repitiendo. Ingenuidades descuidadas.
¡Alientos monumentos!. Camuflados rufianes.
Montañas del pasado,
triturarte del miedo.

¡Original, invención, mimesis,
del eco tóxico, miles mueren,
esbelta y escabrosa la consciencia!.
Sin reposo.
Sin luchar.
Sin fantasmas.¡Con inusitado pasmo!.
Murmura.
El muro inmóvil nudos.
Los frágiles crepúsculos.
¡Desarmada y púrpura mentira!.
Corrugado número, innúmeros taciturnos.

¡El temblor tiembla cada niebla!.
El amor hila utopías.
¡Prototipo del delirio!.
Del purpurino temblar temblor.

¿Con cuál amor pacífico,
se desescriben los
hogares deshabitados?
y...
el...
desgarrado desquebrajarse
en los tiempos
dónde los relojes mueren?.

Con
El
Sagrado petirrojo
Del dedo musical débil
Del dedo caído duda
Del dedo núbil desatento.

Purpurino, purpurino... Desescribirse.

Mover,
de máscaras cenizas,
de cordilleras amenazantes,
de máquinas derrumbes.

Esta noche.
Seguiré durmiendo.
Y
Los hilos deshilando.
Y
Los mañanas desescribiendo.
¡Caletra...Dasolo!


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas surrealistas :  Tormentosamente... ¡Fértil...Sí!
Tormentosamente...¡Fértil, Sí!

Cuando
Recuerdo
La
Impiedad por los, las, ellos...
Cruelmente humildes.
Fantasmas.
En al ánimo, intranquilo.
En el desánimo del tigre rosa.
Una cadena, cada espina, día y hora.
Y por eso.
Tal vez.
La leche tibia, la carne y los aromas.
Del hambreado pueblo.
¡Que teje ahora su trabajo con el sueño!.
¡Qué siembra la esperanza bajo el suelo!.
Y espera, en la renosa cueva inviernos.

Tormentosa... Mente... Fértil.
En la llave.
Vuelo.
Del la unión de las hormigas.
De las abejas.
De los desiertos almendrados.
En su voz.
Su voz.
En la razón por el silencio de la noche.
Donde las soluciones. Aparecen sin estrellas.
Aparecen sin estrellas feroz y atroz hielo.

La llave.
Fértil, piensa, siente, actúa. Unida.
Luz entre los montes y los solos polos.
¡De cierto candado!.
En la rauda huella.
En el grave corazón.
¡Impío tuétano de frío!.
¡Atroz, fatal, revuelto!.
En el estómago.
¡Cómo envejece!.
Cada cobarde.
¡Sórdido ladrón!.
La corola moribunda.
En la pureza del jamás.

Un jamás, será, solo.
Posible, posiblemente,
mente ágil, pecho fuerte.

En la pureza
Del
Será
Ya el arpa una guitarra.
El olor del bálsamo confuso.
El halcón una tortuga.
El olivo, monótona burbuja.
Espina.
Turbia.
¡Herradura sin caballo!.
El hambre con su perro...
Sí si, el hambre.
¡No la siente, en la carne ajena!.
En el hermano, en la pobreza de las hojas
Amarillas, en el otoño,
en su tierno arrullo.

Triste, triste. Historia sin saberse.

¡De qué le sirve al hombre el hambre sin
la carne del alma qué no siente, qué la
historia nada le enseña, porqué no la sabe
ni por ella se interesa!.

Triste
Es
La
Historia sin saberse.

Oculta
De
La riqueza
Insulto bulto
Sin tra
Bajo... Vanan...
La misma nieve, deshojada.
¡Párpado, líquido, engañado!.
Vientre derramado en la tormenta.
Desnuda.
¡La cama herida!.
La paja.
Amarga el ojo.
¡Con la retina del olvido!.
¡Qué nada hace!. Y... Sí puede.
¡Qué siembra solo. ¡Arena!.
En cada playa..
Un placer. Inútil.

El aire.
El sueño de los higos.
Las noches en el zapato roto del camino.
Desempleado. Empleado de la angustia.
Rico en inútil esperanza injusta y cruel.
¡Vil, servil, fúnebre linterna!.
Como gusano se arrastra. ¡Sin unirse!.
¿Cómo se hace una red para atrapar al viento?.
Sin unirse,
los cinceles.
¡En la escultura crujientes!.
¡En el laurel!.
De todos ellos. Sus huérfanos lamentos.
Pueden soñar despiertos.
El sueño lúcido del corazón y el alma.
De la razón que siente.
Donde.
Solo, las plumas. Hacen del vuelo el ave.
Y se liberan, libres,
acciones y pensamiento,
planes fraternales,
hermanos eternos de la tierra.
Las nubes por el cielo.
¡Hacen de la lluvia, fértil tierra.
Si, sí...


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta