Para cuando tú vuelvas, Ya mi amor tendrá otra dueña, Habré puesto a orear mi corazón Colgado de un cordel en mi ventana, Para que el viento con su fuerza arranque Los recuerdos que de ti quedaban.
Serán de otra mis caricias que eran tuyas, Aunque al tiempo mi mente te evoque Ya será muy tarde, otra dormirá en mi cama. Privado el corazón de la razón En otra boca, tus besos habré olvidado, Para cuando tú vuelvas.
Yo te daré una mañana una canción, despertarás sin temor, sin soledad, olvidarás aquello que te hizo llorar, te hizo dudar y a creer en mí aprenderás, aprenderás, aprenderás.
Porque yo te daré paz, silencio, amor, hogar, una canción, sueños con hijos te daré. Y cuando lleguen noches que te hagan temer la oscuridad y estés pequeña y por llorar te cuidaré… te cuidaré Amanecer, verte dormida y comprender que eres así, todas las cosas que soñé: tenerte, amarte y proteger tu desnudez, tu pequeñez necesitar que seas así, que seas así, que seas así.
Porque yo te daré una mañana una canción, despertarás sin temor, sin soledad, y cuando lleguen noches que te hagan temer la oscuridad y estés pequeña y por llorar te cuidaré… te cuidaré… y cuando lleguen noches que te hagan temer la oscuridad y estés pequeña y por llorar te cuidaré… te cuidaré… y cuando lleguen noches que te hagan temer la oscuridad y estés pequeña y por llorar te cuidaré… te cuidaré… y cuando lleguen noches que te hagan temer la oscuridad y estés pequeña y por llorar te cuidaré…
No hablo de estar enamorado cuando hablo de amor, no hablo de sexo cuando hablo de amor, no hablo de emociones que sólo existen en los libros, no hablo de placeres reservados para los exquisitos. No hablo de grandes cosas.
Hablo de una emoción capaz de ser vivida por cualquiera, hablo de sentimientos simples y verdaderos, hablo de vivencias transcendentes pero no sobrehumanas, hablo del amor tan sólo como querer mucho a alguien.
Pero, ¿qué estamos diciendo cuando decimos “Te quiero” ? Yo creo que decimos: “Me importa tu bienestar”. Nada más, ni nada menos.
Cuando quiero a alguien, me doy cuenta de la importancia que tiene para mí lo que hace, lo que le gusta y lo que le duele “Te quiero” significa, pues, me importa de ti; y “te amo” significa me importa muchísimo.
Y tanto me importa que, cuando te amo, a veces priorizo tu bienestar por encima de otras cosas que también son importantes para mí.
Esta definición conducirá a la plena conciencia de dos hechos: no es verdad que te quieran mucho aquellos a quienes no les importa demasiado tu vida, y no es verdad que no te quieran los que viven pendientes de lo que te pasa.
Repito: si de verdad me quieres: ¡te importa de mí! Y por lo tanto, aunque sea doloroso aceptarlo, si no te importa de mí, será porque no me quieres.
Esto no tiene nada de malo, no habla mal de vos que no me quieras, solamente es la realidad, aunque sea una triste realidad.
Hay muchas cosas que yo puedo hacer para demostrar, para mostrar, para corroborar, confirmar o legitimar que te quiero, pero hay una sola cosa que yo puedo hacer con mi amor, y es quererte, ocuparme de vos, actuar mis afectos como yo los sienta. Y como yo lo sienta será mi manera de quererte.
Tú puedes recibirlo o puedes negarlo, puedes darte cuenta de lo que significa o puedes ignorarlo supinamente.
Pero esta es mi manera de quererte, no hay ninguna otra disponible.
Querer y mostrarte que te quiero pueden ser dos cosas distintas para mí y para ti. Y en estas, como en todas las cosas, podemos estar en absoluto desacuerdo sin que necesariamente alguno de los dos esté equivocado.
Cuando alguien te quiere, lo que hace es ocupar una parte de su vida, de su tiempo y de su atención en ti. Cuando alguien te quiere, sus acciones dejan ver claramente cuánto le importas.
Yo no creo que el amor sea un espacio de sacrificio. Yo no creo que sacrificarse por el otro garantice ningún amor, y mucho menos creo que esta sea la pauta que reafirma mi amor por el otro.
El amor es un sentimiento que avala la capacidad para disfrutar juntos de las cosas y no una medida de cuánto estoy dispuesto a sufrir por ti, o cuánto soy capaz de renunciar a mí.
A medida que recorro el camino del encuentro, aprendo a aceptar que quizás no me quieras.
El afecto es una de las pocas cosas cotidianas que no depende sólo de lo que hagamos nosotros, ni exclusivamente de nuestra decisión, sino de que, de hecho, suceda. Sucede o no sucede, y si no sucede, no hay manera de hacer que suceda, ni en mí ni en ti.
Si me sacrifico, me mutilo, y cancelo mi vida por ti, podré conseguir tu lástima, tu desprecio, tu conmiseración, quizás hasta gratitud, pero no conseguiré que me quieras, porque eso no depende de lo que yo pueda hacer.
No sólo no podemos hacer nada para que nos quieran, sino que tampoco podemos hacer nada para dejar de querer.
JORGE BUCAY
Mis respetuosos saludos a todos los poetas y compañeros del foro, y les dejo este poema de Jorge Bucay que me pareciò muy hermoso.
Cuando el amor es eterno Nada ni nadie lo puede borrar Porque… si se arranca de la cabeza ¡se te queda en el corazón! Y si se arranca del corazón El amor… queda en el aire.. En el tiempo En los sueños... En lágrimas furtivas. En la luz del espíritu Que a otros A de iluminar.
Para que no sueñes más mi amor Y ya no padezcas por mí Ni por mis caricias, hoy se acaba el martirio Porque esta noche, haremos el amor.
Te envolveré con mis amorosas palabras En susurros temblorosos y a media voz Diré a tus oídos lo que quieres oír Yo te enseñaré a amar…
Cuando languidezca la noche Tu cuerpo de sirena desnudo Se hundirá en el océano de mis brazos Para llevarte a lo más profundo, del amor.
Abandonaremos el mundo en silencio Resbalando por nuestra piel el querer Te enseñaré lo que es la vida Y a amar con ardor y placer.
No temas, lo haré con mucho cuidado Para que tus temores se conviertan en valores Y puedas amar para siempre este tiempo Tanto, como yo te estoy amando.
Mordiendo mí boca, abrazando mí cuerpo Ahogarás tus gemidos constantes, convulsos, En suaves suspiros de dulce agonía, Complacida de haberme entregado tu alma y tu vida…
Dejaremos atrás el verano, el invierno y el otoño Y nacerás en mis brazos como nace la primavera Trayendo contigo los nacientes aromas Convertida ya en mujer, por primera vez.
Cuando me dices que me amas se paralizan mis latidos y se me va el aliento se entrecruzan mis sentidos y muero... Pero siempre te pido más me hago adicta a tus versos y a las caricias que me envías con las luciérnagas a los besos que llegan con la noche a los susurros de tu amor con el viento
Cuando estamos lejos te extraño y te pienso en mi te sueño inconsciente como queriendo sufrir pero luego regresas y se acaba la tortura de estar sin ti me amas y sigo amándote aun más que cuando te conocí
Te amo mi pequeño navegante y siempre seré tuya porque cuando con tus palabras me amas mi alma a la tuya se asegura.
Te esperaba muerte, ya habías tardado tanto Siendo una quimera antes… te temía Pero no por mí, si no por ella Ahora que eres realidad, ahora ya no temo. Son tantas las veces que nos vimos cara a cara Y esta que es la última, por mi parte… Más que casualidad es perversidad… ¡No te lo esperabas!... eh? ¡Procura que esta vez yo no escape No sería digno de tu alta investidura Tras de mí correr con tu pesada saya Ya no sería renuncia, burla parecería!
Hoy quiero olvidarme de la poesía Y conversar contigo de las cosas que viviera Han sido tantas las pasiones y aficiones de mí vida Que dejaron muchas de ellas Huellas y aflicciones constreñidas. Mas, ahora que todo se termina Solo una cosa quiero rescatar De las secanos de mi doble vida Y es ese río que reverdeció mis llanos El agua fresca que inundó mis mares, Siendo fuego y tibia brisa en mis necesidades En los avatares de mi desconsuelo Salvando alma y vida… ¡Sí!... ¡fue ella quién lo hizo! Con más amor del que debía.
Yo debo estar agradecido de este mundo Y de todo lo que aquí yo consiguiera, Del brazo contigo debo irme… Olvidando en ese lapso lo que dejo Pues si algo tuve En mis manos Cual escarcha, solo su recuerdo queda. Sin lamentar entonces pues Lo que nunca tuve. Yo conocí, cara y cruz de todas las medallas, Conocí el día y la noche, el sol y la luna La cima y el abismo, la riqueza y la pobreza El río y el charco, el mar y la bahía La admiración y la indiferencia El amor y el odio La traición y la lealtad; La guerra y la paz.
Yo me voy contigo muerte… Pero que ella, no te pase por la mente Más por el contrario… Quiero que en cada primavera Pongas en sus manos, de las rosas ¡La primera… la más bella!, ¡Y la buscas y la encuentras y la entregas! Fíjate que yo, me voy, antes de mi tiempo, ¡Ese es mi regalo para ti!... Porque ahora sin trabajo me consigues Y esta vida yo debo abandonar Porque ya no es mía, ¡Se fue tras de aquella… la que más quería! Porque ahora… fragmentadas las promesas Yo no me olvido de las mías: “quererla más allá de la muerte” ¡Con un amor de cadenas irrompibles! No… no me cubras de agua el monitor Déjame que escriba todavía, total será La última vez que mis dedos Besen el teclado, queriendo el beso de sus labios alcanzar El mismo teclado del que mil versos salieran En busca de sus ojos, su sonrisa… La alegría de su corazón y de su alma.
Quiero brindarte en ésta elegía La oportunidad que tanto has buscado de matarme, Mientras te aseguras que el tajo sea limpio En este cuello que su boca ya no podrá besar Ni en sus sueños, ni en su cama. Pero quiero hablarte un poco de ella… Escucha… su nombre es Alejandra… Y las gotas de agua lo repiten cadenciosas Cuando tintinean golpe a golpe con las rocas, Para ser un romance, cuando llega al llano. ¡Y su pelo!… ja!... ¡mariposas liberadas al viento echadas¡ Sus ojos son tan lindos y su mirada tan dulce Que roba las miradas de las flores… Y qué te digo de su risa… a ver… ¡Son campanas repicando en día domingo Llamando a misa y a la comunión! Quisiera, quisiera… seguirla describiendo… Pero la verdad, sabes?... Ya no sé qué más seguía, Aparte de su cuello y… Sus maduros, rosados y tibios senos… Palomas mensajeras del amor y nada más. Lo demás ni te lo nombro… Porque sería insensatez a juicio mío.
No seas impaciente… El tintíco aun está por la mitad Esperando dé, el último sorbo Para partir en soledad… Aunque… ahora ya no tanto Porque tú estás conmigo. ¡Baja esa hoja que ya me atormenta!... Y déjame fumar un cigarrillo Vieja querida y conocida mía. ¡Oye!… yo recuerdo ahora Lo que mi madre contaba… Que la primera te gané, apenas nato; Pero la que más recuerdo yo, será por ser la más difícil O quizás por ser la edad, de la primera novia… esa Te gané debajo de las ruedas del tranvía, ¡El acero que casi mi cuerpo cercenaba Pero con un quite de estampa torera… Te arranqué mi vida, y ese volapiés se te fue en falso! Y para qué las de los carros y las motos, Esas fueron muchas. Dirás que manejaba como un loco ¿Pero quién no es loco en esta alocada vida pasajera? La primera de la moto la recuerdas? ¡A una milésima mi cuello de tu hoja! Pero en el choque, un ángel me salvó de tu guadaña Elevándome por encima de aquel carro, que Imprudente se cruzara en mi camino.
Seguro que también te acuerdas de esta… Cuando mi pierna hizo el quite a la bala Dirigida a mi corazón… ¡No… no has podido conmigo cuando me buscaste! Las otras ya vagabundeando por el cielo… Me has tirado contra el suelo Y contra los árboles y en las matas con espinas…. Pero nunca te maldije… ¡qué suerte! Es lo que dije. Mira ahora… conversando como dos buenos amigos ¡Siéntate muerte loca… descansa… aun no es hora! Siente el aroma del tintíco y besa Besa el aire de ese aroma que beber no puedes….
Como yo beso en el aire su aroma de mujer Y beber tampoco puedo ya, de sus labios el querer. Aun nos queda tiempo… pero ya no quiero pensar en ella… Porque aún yéndome contigo Su recuerdo irá conmigo Y a ella… no podrás matarla. Quiero que mi cuerpo se consuma Con el pavoroso fuego del incinero. Quiero irme acostumbrando Al eterno fuego del infierno… Si… creo que ya es hora Prepárate bien, quiero el tajo limpio Con la bala enmascarada de guadaña, Y mátame de un solo golpe O ya no podrás matarme. Siento la firmeza de mis manos Porque ya no tiemblo al escribir… Mira… yo recuerdo que con ella… apenas la veía… ¡Yo era un manojo de impulsos encendidos Y los ojos me brillaban… y mi cara… Arrebol de claveles y geranios escarlata! Ahora estoy solo, más que en el día que nací ¡Arráncame esta vida que no me sirve más!… ¡Llévame distante… lejos… muy lejos… Vágame por los páramos helados de tu reino Quitame venerable amiga este sufrimiento Llévate el alma de Delalma Porque el corazón ya fue entregado Y vuelto, despedazado. Que no crezca la hierba mala En los humedales de mis ojos!
¡Nada tengo que llevar… nada! Pero me voy feliz muerte trapera Porque me voy mirando… los ojos de ella… Voy por un trago… ¡No te muevas!¡será... cuando se cabe el tintíco!...
Por la mañana, al despertar, como siempre, puedo ver, rostros, rostros y más rostros, sin cesar.
Necesito dormir, cuando llega la noche, yo no quiero sentir, y no quiero mirar, rostros en cada lugar.
Pero aún así, en mi cama, surgen restos de las caras, vacíos rostros en mi soñar.
Creo que no hay nada tan fascinante, seductor y embriagador que el rostro humano con sus, podemos decir, infinitesimales expresiones y por lo tanto también sus impresiones. Siempre vale la pena mirar las caras, independientemente de sus sentimientos que pueden surgir.