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ANIMALESCOS
Masticando lagos y desiertos perfumados Están Escribiendo al aire con el agua Estando En el blanco traje de la nieve ¡Frenéticos! Con la simetría de un esférico reflejo Vacíos En la tigresa de una sonrisa Escombrando En la balanza qué nada pesa Animalescos... Mastica qué mastica.
Masticando Sólo lágrimas en rebeldía Insectos En la feroz mariposa del capullo Interior En la injusticia de las ranas ¡Sólo sapos, hay, sobre viejos escritorios! Masticando Están Los pantanos entre las venas... ¡Vanos! Los pantanos almendrando... ¡Espinas! Agrietando las paredes qué los denuncian Al subsuelo de los panteones... ¡Camaleones! Entre Los techos de sótanos y túneles ¡Laberínticos! Etiquetando los tapetes vitrificados.
Animalescos ¡Lagartos, lagos, veteranos del gallinero! Al estar de frente y desnudos del rabo. En El Desierto hormiguero Dónde Escriben en blanco Del Negro allanamiento del coyote ¡Con la risa de una hiena! Desayunando, alacranes y escorpiones En el sillón ¡Acusado de hechicero! Y sólo por el inmenso cenicero, Animalescos, mastican los perfumes desgarrando, El trabajo, de ser tormentas arenosas La esperanza, de ser aceptados...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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VIAJE AL CORAZÓN
La circulación fogosa se cierne sobre los brillantes hematíes de breve vida algunos meses nada más de primaveras microscópicas, e inviernos tristes en el bazo, lejano de los umbrales. El oxígeno aburbujado se adhiere y se fusiona, ¡Oh!, divino aliento del principio. Los cabellos en la cumbre de la razón humilde, se anudan y encadenan en las nieves, amarillas azulando en las emo- ciones de la montaña compleja.
La mirada quedó fija en un latido enamorado, un éxtasis multicolor, rítmico y suspirando de piel a piel. ¡Lo recordaba!. Con asombro veía cómo los sentimientos entre arterias se medían con hechos y no con años, estrechos y puntiagudos, a veces, plenos y oníricos otras. El problema, me decían... ¡Está allá!.
En los fragmentos qué obstruyen el flujo de la vida en torno, orbitales, orgánicos, amigos imprevisibles, enemigos visibles, evidentes y sigilosos otros. A lo lejos. Los residuos dolorosos penetraban y salían auriculares melodías y sinfonías. Y transcurrían los años de fiestas a funerales. Diastólicas las penas se mezclaban con alegrías, en los espacios de sombras luminosas cercanas, para luego ser ´perfume por el aliento.
Hubiera querido recorrer los otros sistemas, y cruceros interestelares, desde los huesos, a las cataratas de las hermosas nefronas. ¡Otra vez será!. Tal vez una mañana, derrita el hielo de un viejo sueño y la campana teja, Por ahora. El transporte consume gran parte de mi magro ingreso, y ser un explorador de plumas y papeles, digitálicos dejan los párpados, con un impalpable color agridulce.
Les decía, el trabajo no es empezar, sino terminar bien, y el proceso consume altos niveles de emociones, arrítmicos a veces, aleteos auriculares, y uno que otro imprudente infarto. El amor se mezcla, enardece al mismo rojo, al que inunda oxigenando. Pero. ¡Cómo decía!.
Ser un microcosmonauta, cuesta varios barriles de energía interneuronal y joyas líquidas del almacén espiritual. ¡Oh, sí!__Y sin olvidar los retortijones que hay de cuando en vez en las retinas. Y en éstos tiempos, en éstos tiempos, donde los neurotransmisores asustados elevaron su precio. El próximo viaje, es un proyecto, la misma piel de la memoria, el palpitar del tiempo que recorre con frecuencia las mejillas, seca los labios y arruga el alma. ¡El corazón del corazón mismo!. Aunque, en estos momentos, ésta molécula que me transporta, ha aprendido de aquél anticuerpo como defenderse, entre gammas y graciosas glo- bulinas. Y el como defenderse y navegar contra- corriente, imagínelo nada más, desde un antiguo soplo, vientecillo ingenuo, a huracanadas taqui- cardias enamoradas, excitadas las aortas de muchos entre una calurosa cava el placer dulce.
¡Imagine usted!___Me dices, y cuando estoy en la misma cabalgadura del sistólico estremecimiento, y nadie hasta ahora, sabía del gusto de ser un atrevido microcosmonauta solitario. Como ahora, ya lo sabe, incrédulo, atónito tal vez, o divertido, el lector que ésto lee, del que ésto escribe. ¡Ajajá!. ¿Qué pasará allá en lo alto, bajo el cuero cabelludo de la esferoide caja ósea, en la misma sombra del sombrero, en las pupilas inocentemente honestas?.
Ya veremos. Lentamente bajé del extraño vehículo biomecánico, con el tablero de ópticos ensueños, y me dispuse a redimensionar un nuevo día.
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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A tres metros del tiempo.
Aún en la persecución enervante del reloj, ese día estuvo en la luz lunar fabricando rostros, si bien nada sabía de ondas ni corpúsculos, ni nada. Ahora, no hay salida, la brecha de tiempo se dobla, al limpiarse la frente con la mano, ahí en la transparencia brillante del asiento, pensaba en el tiempo y la distancia. Jamás había visto algo semejante, ni adecuado para acabar a sus pies en esos aceitosos momentos. El manual nada decía, y el vaso de aquél líquido con la frase de "concentrado de experiencias de aprendizaje", le causaba un poco de ardor, y dejaba un dulce sabor, qué transformaban los sentimientos en pensamientos extraños.
¡Nada me resuelven!, el reloj sonríe, el tiempo de larga falda se detenía volcánico, con la nieve como un alambique de bronce... ¡Bonita forma de vida seleccioné del tablero!, pensaba en la luz ultravioleta al brotarle de las pupilas, a veces era una agradable diversión, pero, ahora... ¿Qué haría con ese pedazo de tiempo, la máquina dejó de funcionar, justamente hacía tres metros?.
Y la superficie de cualquier ciudad era sólo una superficie, como forastero imposible en el valle de preguntas qué latía bajo la metálica piel qué ahora le cubría, bien sé su importancia, el trabajo es reconstruir el pasado, tejer y bordar el tiempo, hacer de partículas bellas ondas, crear espacio, rodear galaxias, antes de qué mueran los recuerdos entre telescopios y microscopios.
Creía sentir.. Con nostalgia en las pestañas, los días lejanos. Pero ahora, a tres metros, y la máquina sin funcionar, el parecía más plasma, con el piloto automático sin rumbo, y consideraba la opción de un decímetro, poco a poco, en sus cabellos, sin duda cables entrenados para sentirse humano, y escuchar como latían los segundos, péndulos, la música esférica al fin. Dijo en voz baja, no hay oportunidad de pecar, y luego, justo en éste Agujero Negro, como haré para inventar algo y poder pedir perdón, el tiempo se agotaba, y le faltaban sólo dos volúmenes de la enciclopedia qué había bebido del vaso. El amanecer en esa situación le inquietaba, pensaba, será qué de máquina en realidad me han hecho humano, sin ser previamente humanoide, la voz suave parecía decírselo desde la pantalla alojada en los pulpejos de metálica dureza, y del codo a la rodilla.
¡Bueno!_ Mejor muero una vez más, dejo el programa establecido, y el nitrógeno líquido en los bolsillos, así a mi clon no le causará problemas. Y por un centímetro no se equivocaba, aunque las medidas a nivel subatómico y hablando así, eran más bien astronómicas, pero él ahora giraba en una pequeña partícula inestable, a veces fotón a veces un gluón, en fin, ya nada importaba, la máquina del tiempo dejó de funcionar, justo hacía tres metros...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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LEYENDO UN SUEÑO
En una hoja miró a las otras. Letras, verdes, enciclopédicas en trocitos, leyendo las palabras parecían amontonarse de varios siglos, debido a lo nuevo. Esperan, tomar, del interior, las añoranzas, sinceras, siete días a la semana. ¡Esperan!---Tocar el corazón del ser. Amalgamando al destino con destreza, humana, letras, sonidos, ideas. ¡Esperan!---Tonos gramaticales de colores, múltiples, en un hermoso lenguaje, interior, de los humanos, deseos, de unión, activo e indicativo, amando al gerundio. Aún al pleonasmo, considerando, abolir al defectivo, no negando al infinitivo flexiblemente. Esperan, tolvaneras, claro es, al sistema de sonidos, en las hojas árbol de la vida. Verdes, aún esperan tonificar, la razón, humana, toda. Leyendo como sueñan.
Letras qué podían estar seguras en su riqueza y prosperidad, murmullos comparables a montañas reunidas al despertar del otro profundo sueño, más bien, parecido a pesadilla continua, qué al despertar nada entiende sino con las armas, el poder del abuso, quita al débil lo poco qué le queda y en otros tiempos apoyó, sin embargo, después despertó. Del sueño hablando, entendiendo, sus rítmicos sonidos, algunos siglos después. Leyendo, leyendo, viejas leyendas. Cada año qué pasaba era lo mismo, el árbol el dictador
abría la boca, ahogando en sangre palabras, palabras de otros dialectos, y léxicos adversos a sus inauditos instintos, y a los lenguajes hacía bárbaros, terroríficos, En otras palabras acusadas de mala fama, tratando de sobrevivir olvidadas muchas, y escritas pocas, ya extintas infinitas. Y remotas. La noche regresaba, frustrando los intentos de la luz, luz del mismo ser qué sueña, ser, tener un solo sol sobre una tierra hablándose a sí misma, en los múltiples alientos de la humana arcilla.
¡Esperan!__Tocar aún la razón, más humana, sin abuso de cañones, ni la pobreza hecha a fuerza. Una vez, tal vez, antes de... ¡ Babel !. Babel parecía en el ajedrez, dos enroques y un jaquemate, perpetuo peón sacrificado, de letra, gramática, ética, en la defensa india, siciliana y variante del dragón karo kan... Tablero, tablero, en la hoja, se filtraban los renglones, descansando en esos lugares qué abren puertas y descubren los rostros del soñar, la humanidad una sola. ¡Voz en ése, libro qué a diario, se escribe, en la tierra toda, por ahora.
¡La leyenda sigue viva!. Babel, más allá del papel vive y respira en los cañones libremente dictadores, solidificando subterráneos confusos. Libre, libre, de seguir fabricando, esclavos, exterminando, confundiendo, abusando sobre infinitos millones desempleados, tristes, desarmados, aterrados y enterrados. Leyendo, se despierta, y se anudaban las ideas, grotescas,las tinieblas amasaban, estatuas, lápidas, incendiando sus trabajos, y el trabajo moría rápido, húmedos sus ojos, vacías las paredes, ¡lecho inexorable de los valores, hechos añicos!, fraternalmente, afónicos, igualdad del fango adverbial declinación, sirvientes, los archivos, inflexibles. Así fue... Ese día que leía, dormida la noche, bajo la almohada de una mañana del futuro, desconocido, antes, de ése día. Al tomar el libro, sus viejas esperanzas renacieron al leer: [size=xx-small]La lumo vibras en la nobla koro Eĉ en la cindro sublima pasio humanisma Humanizes! Al la sama flash Rokenrolo la rigardo En la venteto la oceano nestoj A kosma ovo Lumo de la homa koro! De la tuta homaro ... Kiam tiu espero iĝas Kiam vi atendas reveni litmus Kiam vi atendas tuŝi la tuta homa animo Kiam vi atendas ankoraŭ multaj, multaj!. Sueña que sueña. Sueña que sueña, ese día, esa noche, habla de también entender ésto otro.
La luz vibra en el corazón noble. Aún en la ceniza. Pasión sublime. Humanístico. ¡Humaniza!. Al mismo destello. Estremece la mirada. En la brisa. El océano. Anida. Un huevo cósmico. ¡Luz del corazón humano!. De la humanidad toda.
Al que esperan torne. Al que esperan tornasol retorne. Al que esperan toque el alma humana entera. ¡Al qué esperan todavía muchos, muchos!.
Luego, guardó su libro y durmió, soñando en una hoja ver su nombre. En un libro de la vid ¡No éste de la muerte, y todo lo demás ya sabido!. En un lenguaje universal. Aunque bien lo sabía, del más allá.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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BURBUJEANTE SENTIR
En La Encina Aluminoso Recrucificarse Ya sin límites, ya. Derrama porvenir Descrucificado Anónimo Soñar Arde En El
Un cielo vestido de leyendas. Palpita ya, sin límites. El tiempo rueda ya. Descrucificado. Recrucificado. ¡Caminante!. Aluminoso. Besar. Raíz. ¡Ya!.
Con sus lenguajes más allá de los lenguajes brilla Costruire il mondo Creare, piccolo, infinitamente [center]¡Luz bajo la piel!. Light. Einfach für die Zeit. Por el tiempo. ¡Fácil!
Eine Glocke Zerbrechlich Di. Carne. Polvere. Viene creato. Similmente. Nella vita. Oltre la morte!. Como quiera, dijo el mástil, al océano.
Es Cosa tuya. ¡Desde la espuma!. Burbujeador, pensar, desaburbujarse sentir. Y reaburbujado mucho trabajo. ¡Perdido inútilmente!. Amonedado latirse. ¡Cómo la burbuja, pierde la pista!.
des Menschen, de l´homme. In life Beyond death!. Dell´uomo. Gota. En un soñar. Triángulo invertido. ¡Más que lenguajes!. Sentir y sentir.Al
Pensar. ¡Más allá qué letras!. Al humano ser ya. Humano Ser Ya. Y Sepultar En el tiempo Aunque. ¡El sueño sea sólo el sueño!. ¡Qué se sueña!. Un Soñador En Cada florete mandoble. ¡Alfanje sable!. Espadín y Cimitarra. Impalpables aguamieles espirales, nubes rosas entre los claveles, extintos unas margaritas. Con los sinsabores de retinas.¡Recrear al cielo sin sonrojarse!. Pasajero Al Final. ¡Del espacio qué se acaba, expandiéndose solo!.
In der Lebens- Über den Tod hinaus !. Au-delá de la mort__ Dans la vie Sentir el burbujear. Del cielo.
¡Pecho y latido!. Entretejido. ¡Con tú aliento!. De La Muerte ¡Más allá!. En La Vida. Del sentir burbujeante.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ALLÁ CERCANO
Hubo una vez, que vino, añejo, un allá de aspecto manso. ¡Tinto recuerdo de miel!. Enfrascado, interminable, relámpago, con el poder agridulce de un mordisco.
Allá Cerca No.
De un allá cargado de esperanza. ¡Justo estremecimiento del querer!. Al anochecer un rubor ligero, luminoso fluir bugambilia, espaciado, en blanda frescura.
Cerca No Allá.
Un allá, venerado, en la cicatriz, de un domingo no deshecho entre los lunes, lidiando, vengativo, el frío, periódico, en el asiento del ferrocarril un peregrino, chismoso, de falsas intimidades.
Allá No Cercano.
Al cabello que sacude. ¡Todavía verde!. La piel de la champaña. ¡En una lata!. Más allá cercano.
¡Cerca la cerca, qué acercando, cerca!.
Ese allá de futuros prestados, al negar, el ánimo que naufraga océanos, gratificantes, del paraíso mediocre. ¡Lujo de servidumbre y doradas nimiedades!. ¡Un allá, del alarido de la raza!.
Un allá. Cercano, allá, cuando menos sea esperado. ¡Allá se acercará y cercará!.
Verdadera residencia de los mendigos, de las monedas repartiendo medicinas, doblando cautamente, la sequía cada vez, cada vez, menos tortilla, y más engaños, dulces golosinas, más nada de más.
Cerca, cercando. La cerca se acerca. Tan allá, muy allá, desde su desierto. ¡Dónde hubo uvas, jugo de secos higos!. Infinitamente. ¡Unión, ustible, urticácea, humareda!.
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Así la historia, culpable de la calle, al fondo, sería de nuevo un recuerdo, menos lento, más enorme, minúsculo allá, ligero, al volver goteando los ojos, la
cabeza inclinada, las rodillas, las escalinatas, el allá sorpresivamente, borrado, pidiendo al espejo reflejos, imposibles, anteriores al supermercado, de verdolagas grises, carnosos quelites, espinosos, calabacitas hijas de armadillo. ¡Y nopales semilludos parientes del cangrejo!.
Canto, canto. ¡Nuevo canto!. (Pálido sabor de transgénicos olores). ¡Allá nadie se muere de hambre!. Nunca, nunca. Sin embargo.... (Nadie... Pensaba... ¡Asustado!). ¿Nunca?.
Aunque... nadie ...convivía con hambre, el hambre lo amaba, ella, con lenguaje. ¡Sabor gruñir, se negaba a ignorarlo!. En verdad. Nadie.¡Era tomado en cuenta!. Y nadie, satisfecho, deseaba aquél allá, allá cercano que lo cercaba. ___ ¡Pero acá!... En este lado___ ¡Sí vivía!. Para él, para su hambre que lo amaba, y aún vivía.
Pero Nunca, detrás de sus castaños, ojos, de ajada piel morena, se fue al otro lado, y nunca regresó, con dinero en cada palabra, extraña, entraña de un lenguaje, mezcla de marmasa, acasia, lobelina. ¡Qué cicatrizaba!
Y nunca, se regresó, pero. Ahora con un vacío mayor. ¡El mismo engendro del... original hueco!. Vestido, con las huellas de ayeres inexistentes, dando brincos, al encuerarse con las raíces en la garganta seca. Allí, atado a las paredes de allá.
Cercano allá, que cerca acercando, cercas. Pero nadie, se sentía feliz, invertía en acciones del cielo, etéreo, ingrávido, primordialmente metálico, desfilaba el alma enferma, donde la bondad misma se compraba, y el verdadero mal, se transformaba en absoluto bien, por un buen precio, a crédito y con toda la razón armada. Lista para usarse.
Pues había una vez, leído esta historia, de mitos y leyendas, del todos fueron felices, y colorado frijolito en labios de buitres, desayunándose una lombriz en abundante cosecha de rapiñas.
Allá cercano, allá cercano.
Hubo una vez que ya no vino. De un añejo allá. Nunca, satisfecho, de caminar ausente. Nunca con trabajo y dinero a crédito, en un pedazo de cuerpo el alma había, enfermado, y terminó invadiendo, infernal mente, la menor esperanza de la higuera. ¡Clonando olivos en el más allá cercano!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Acorazonado
Del fuego el viento recuerda el mar. Ó las espigas, secas. Con el taburete despeinado, en la tercera persona, entretiempo del trabajo, con el escrutinio, de los esfenoides. Donde. ¡El pájaro cambia de traje!. Al encender la noche.En la pasión, dragaminas y dramaturgia.
¡Acorazonado, acorazonado!.
¡Con una seña, leña de meses!. En las innumerables plazas, en el seguro tilo. ¡Qué nace por escalinatas!. Al despreciar el anfiteatro. El anfibio, tibio, cobertor y clavija... En una colmena de elefantes. Reprimidos. ¡En el vientre de la hormiga!. Renovando al pórtico, la calle, un ladrillo. ¡Hiriendo las tabernas!. Con la voz. Baja. En los ladridos, el viejo fundibulario.
¡Demasiado, acorazonado, pronto!. ¡Muy, exánime, tarde!.
El fuego destruido en ventanas rotas. ¡Al gusto, imposible, reviviendo!. No bien...¡Sofisticado indiferente!. Con todo el desatino posible. Del mínimo destino en falsete, ágil y grácil, que despacio, se expresa, enquistado, enredijo. ¡Nadando!. Los muelles irreparables. Enfermos de los aplausos. ¡En la crápula craso!. ¡Cuantas veces, entre los dados, las mariposas, de calabobos a calabrotes con garabaina!. El Cenicero en la cintura. ¡Del corazón sórdido huésped!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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GEMA GENERATRIZ
-Mucha gema hay en el trabajo más difícil, que duerme oculta.
¡Excesivamente!.
En el que poco existe. En las tinieblas y olvido, un poco más tarde, consagrado a sus sueños, al contemplar la belleza en el rostro, que no lleva ropaje. Ajeno. ¡Dónde la gente aún se detiene!. Mirando hacia el cielo. Cierto día. En un jardín. ¡Donde otra gloria no siente!.
Generatriz De igual forma la misma. Gema. Diferente de otra manera.
Por el frío ver llorar. Casi furtivamente, la cabellera del aire destrenzada, en las zapatillas suaves, del invierno vibrando, en la diadema, de la corola sin vida.
¡Logogrifo del amor!. De Intersecciones. Intermitentes.
Desde la profundidad. Altísima. En la humanidad.
¡Como la avena cebada!. ¡Como el hierro madera!. Y Cuando paseaban por las calles, a punto de ebullición, con picos y sondas.
-Mucha transparencia, en turbia flor, que con pesar exhala, olores de lirio seco.
Y nada será más difícil, que llevar las cosas, amando solo, a su primitivo estado, donde no dejan de producir. ¡Lampreas!. Efectos, cuando se consigue penetrar, la ilusión apartando.
Como un secreto que recela una declaración de amor. ¡Por el bosque inquieto y campo desolado!. En su grato aroma, maleable, disperso, impersonal. ¡Por la ciudad yerta y sirena desalada!. Que es preciso encontrar en un rincón apartado, en la matriz informe, sin esencia, en el instante, eternamente momentáneo, que incita a la resistencia, tenso el arco sin flecha. En las consecuencias especialmente sorprendidos. En las profundas olas del momento decisivo. En las soledades enamorado donde nadie sabe hablar, un lenguaje adecuado,,en las cosas, de mayor importancia, donde se pierde fácilmente, el verdadero placer, con la impresión pasajera, de salir del paso.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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DEL SER POSIBLE
Con La Faz, sin amañar. ¡La paz!. Y Las Murallas sólo de adorno.
Por El ser Del posible Ser.
Y del trueno, en corto número, donde viven caseros los convites, al son de los acontecimientos convidados, con el sobrino de la tarde violeta, y del viento vivaz esplendoroso, al rebramar, el brillo sin pereza, el rostro qué duermo y siento, sosegado, de púrpura ropaje, arrullado, el hielo, menos, frío, por el mar, que pasa de vena en vena, y renueva la cabellera.
Del Ser Posible Ser.
Con la flecha de las llamas. Con la forma que no cambia. Enramada en la ribera. Enramada y labradora. Flecha humana. Del amor.
Del amanecer abundante trueno en los deseos. Admitida el alba en marcha desencarcelada. Del empeño inútil veterano enemiga. Admitida la osadía de querer. ¡Cambiar al imposible!.
Del ser Posible Ser.
Del amanecer. Sin sumo trabajo arrojando solo rueda por los estruendos. Sin sumar y repartir el provecho a los vasallos. Del anochecer. Con la fuerza de costumbre. Con la carne del verano. Del recrearse.
¡Sin cambiar al posible!.
Con el poder. Que nadie tendrá nunca de ser el mismo que tú eres en ti mismo. ¡Ni tampoco de ser por ti lo qué ya eres!. ¡Ni de sentir el dolor tuyo, sin ser tú mismo contigo!. Y Mucho menos con todo el poder que cualquiera tuvo después de ti. Y De ser posible, espera, solo lo inesperado. ¡Cuando escuches el silencio del ser posible!. En la sombra interior fastuosa del tiempo. En la campana exterior humilde del fuego húmedo, tierra celeste del ser posible.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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En ésa vez
Como Un Arete...¡Ohrring, orecchino, earring!
El amor se despierta Por La piel del dolor, en el gris, trabajo ácido, de su ritmo, entre números, graduados del perfume, del cielo interior, qué tiene un triunfo de sangre, con las propiedades de los colores.
En el diario mismo de cada mariposa.
Como Esa Vez pendiente, espera bajar al sol, al piso del alma, noche puntiaguda.
Mucho antes, de haber sido el optimismo de tres martillos, de haber sido la tristeza desempleada, que convierte el ultraje en hospedaje, al contemplar las gotas del vasallaje, las muertes de los cristales.
En Esa Vez, como nunca.
Son las gotas, una convención del humo carcomido, con ojos de infinito fuego, que mira al caer del día, un infinito blanco, una verdadera conjunción de olvidos, que le sirvió como identificación, mudable, en la vigencia del cangrejo, y toda, la espuma necesaria.
En Esa Vez de muchas, otras tantas, hay que... Sienten por donde, se transpira. Por donde... Se respira.
Allá donde, Se. Respira con las agujas de cada nube. Dormida con los colores de cada ola. Hecha antes del inicio. Sin hacerla después del final. Bajo el fondo ignorado. ¡Más allá de la cumbre desconocida!. ¡Más acá de la cercana lejanía!. Entre. Tanto recuerdo. Olvidado como en esa vez.
Cada gota de lluvia, tiene una contraseña, tiene una búsqueda, que tiembla en el cristal, húmedo y turbio, y le dejan divinas, heridas de transparencia.
Son la decoración del agua, que han visto descargar, que meditan, los hielos, que siente, las nevadas, lo que la muchedumbre, incluye increíble, y los ríos ágiles, nada saben. Como Fue... ¡En esa vez!
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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