|
Silencio, que las estatuas apenas se mueven.
Hay que evocar la oscuridad para revivir el recuerdo; cierro los ojos y vuelvo a mirar:
dos cuerpos a la velocidad de la nube se besan, se miran, se entregan; no quieren convertirse en el otro, no quieren disfrutarse en el otro. Desean ser el Uno en ese acto que los hace amantes, es decir, portadores y cuerpo del amor. Se miran, lo demás sucede: las manos acarician sin saberlo, las bocas besan ignorando. La entrega es natural y certera, no hay nada que aprender en ese primer encuentro. Los acontecimientos se dan como la ignorancia de la luz que a todos ilumina.
La entrega es perfecta y no tiene final puesto que hoy que estoy solo no lo recuerdo.
|
Poeta
|
|
Podría haber un árbol de altas flores rojas a mi lado.
Podría comenzar la noche y lámparas amarillas iluminar todos mis costados.
Podrían novios tímidos comenzar a besarse deseándose invisibles a sus ojos.
Podrían los últimos niños empezar a huir cansados del parque.
Sin embargo, he cerrado los ojos, y la certeza única es que no estoy solo: ha comenzado el viento y una lejana música incomprensible empieza a sonar cercana.
|
Poeta
|
|
Hay un hilo conductor en cualquier noche, sé encontrarlo si silbo y canto; su destino es la luminosa compañía que no me abandona aun en esta soledad en que he nacido. Silbo y canto no para evocar, si no porque siento su presencia en mi costado. ¡Qué natural entonces sentir su roce en mis brazos! Podría fácilmente hacerle llegar mil besos y no me sorprendería saber que beso el aire- otro de los nombres de mi compañera la nada.
|
Poeta
|
|
Cuánto caminar, mi Dios, para mantener, como neutro status, ser decente.
Para amamantar mi insomnio de talveces, para seguir como renegado gorrión hurtando migajas.
Para…, no sé, para algo… Para frenar, tal vez… Para el ojalá callado… Seguramente.
|
Poeta
|
|
Fue su desafío entonar los ritmos de una tarde ajena.
Mareado en los cementos, estacionado al sur de sus soñares, cual un reloj de arena, con una confusión ligera,
véanlo, en el diván granate del prostíbulo, repasando sus monedas, cigarrillos.
Véanlo, grumete adolescente, retroceder las risas verdes y escabullirse.
con su soledad concreta, aceitosa como el muelle, el grumete solicitó hacer guardia y no bajar a puerto.
|
Poeta
|
|
Orquídea negra pediste como espejo de tus penas. Ni orquídea, ni amor, ni nada, olvidarme es tu quimera.
Apenas supo mi piel distraerse por tus llantos, Apenas, quizás, si hurté pasiones a tu quebranto.
Ni orquídea negra, ni nada, despechos acumulados, como negrura de vino mi desamor fue llagando.
A solas con tu rencor, con el pecho deshojado, morena sangras, orquídea. No habrá perdón, no habrá nada.
|
Poeta
|
|
Me pregunto... ¿qué será de ti? Acaso aún piensas en mí O para ti ya morí
Te busco y no te encuentro Por ti he viajado hasta el firmamento Pues mi vida sin ti es un tormento.
La soledad es mi consuelo… Desde que te perdí Sólo vivo del anhelo.
Me pregunto... ¿qué hice mal? Si te di todo y aún así te marchaste Dejando este pobre corazón hecho un desastre.
Si en la distancia logras saber de mí No dudes en buscarme Que yo sigo esperando por ti…
|
Poeta
|
|
Me cuesta mirarte a los ojos porque tú, en los míos ya no te miras sólo danzas, y en cada giro que das mi dolor se acrecienta. ¡Cómo explicar que tú estás aquí… pero no estás! que la música vive en ti, en tu negra cabecita que otrora, con amor acaricié. Recordando vas quizás, melodías que un día… entre risas y besos, juntos bailaramos, dibujando con pasos maestros corazones en la alfombra. Con perturbado ritmo danzas soñándote ballerina, en la mano, ramo de flores muertas, el último que dejé en el jarrón aquel. ¡Para qué quiero la cordura... si la razón, barrera infame, me separa de ti! cada día muero, mirándote bailar feliz en libertad, mientras yo, me consumo en soledad. ¡Que maligno sentimiento, golpearía así tu mente… alejándote de la realidad! mientras yo desfallezco sintiéndote cerca, pero ausente. Gira en tu mundo mi vida… sueña que bailas conmigo, baila!! baila!! que mi desventurado consciente me atrape y me devore, y me acerque a tu idealidad. Delalma Lunes, 11 de octubre de 2010
http://ligcueva.blogspot.com
|
Poeta
|
|
Desde que te has ido, en mi habitación sólo hay un sonido de soledad, de hastío; de risa hueca y de vacío… todo se ha desvanecido, casi todo lo he perdido esperando al amor que ya es olvido. Los caminos cubiertos de flores y de sueños que antes me vieran pasar como tu dueño, quedaron tirados y marchitos, ya no pasaremos por allí, tú te has ido y el amor partió contigo. ¡Me he quedado solo, sin amor… y sin alma! como quedan los muertos allá en el campo santo con los ojos cerrados, cubriendo mi dolor y los puños crispados por la rabia. El trinar de un pajarillo en primavera me recuerda que estoy vivo y que aun siento, siento un año más de mi desdicha y tú abandono, y ésta realidad brutal de quererte y no tenerte. Más de pronto… mi mente tiende un puente entre el ayer y el presente, y todo pasa nuevamente tu cara, tu sonrisa y los rizos de tu pelo cayendo suavemente por tu níveo y terso cuello. Y sonrío… como cuando recordaba junto a ti el día que te conocí hasta el día en que me dijiste: ¡sí! … Con rictus de dolor miro al infinito, ¡Deseando ver tu rostro!... ¿Olvido?... no hay olvido, hay soledad y melancolía, y la ilusión perdida de saberte ¡siempre mía!… ¡y éste dolor que llevaré hasta la muerte! por haberte dejado partir… ¡sin detenerte!
Delalma Enero, 11 del 2010
|
Poeta
|
|
Tu ilusión se diluye en lágrimas, que me abandonan, igual que haz hecho tú...
Como una diosa, indiferente y pagana, azotas mis sueños con el vendabal de tu huida, los azotas y los arrastras, dejandolos abandonados a su suerte en medio de esta borrascosa soledad...
Y yo, inocente y confuso mortal, sacrifico tu olvido en mi recuerdo y me dedico humildemente a adorarte, entregándote como ofrenda cada noche mi inutil y gastada tristeza, que vive llorando el vacío de lo que no volverá...
Juan Leandro Alzugaray
|
Poeta
|
|