Poemas :  Recordatorio
¿Fue así?
Ya no lo recuerdo,
pero creo que ayer
escribía sobre la lluvia
que había caído en la noche.
Creo que del frío dije
que se interponía entre
mi pensamiento
y lo que escribía,
como cuando el agua
se nos mete entre los dedos.
Ahora que estoy en pleno sol
me parece difícil
escribir sobre la lluvia;
qué rápido he olvidado
la humedad del espacio.
Hoy que hay sol
ya no sé de qué hablar,
vuelvo a aburrirme
entre tanta claridad.
Deseo recordar
lo que tanto deseo.
Yo sentía que bajo la lluvia
podría volver a escribir
los viejos recuerdos
que no eran otra cosa
que los deseos perdurados.
Ahora que estoy bajo
el sol
¿qué necesito?
Ya no lo recuerdo,
pero este hastío
me hace pensar
que hay algo
que está por darse
sólo como cuando
de los árboles
caen los frutos maduros.
Poeta

Poemas :  Amor
Silencio,
que las estatuas apenas se mueven.

Hay que evocar la oscuridad
para revivir el recuerdo;
cierro los ojos
y vuelvo a mirar:

dos cuerpos a la velocidad
de la nube se besan,
se miran,
se entregan;
no quieren convertirse
en el otro,
no quieren disfrutarse
en el otro.
Desean ser el Uno
en ese acto
que los hace amantes,
es decir, portadores
y cuerpo del amor.
Se miran, lo demás
sucede:
las manos acarician
sin saberlo,
las bocas besan
ignorando.
La entrega es natural
y certera,
no hay nada
que aprender
en ese primer encuentro.
Los acontecimientos
se dan
como la ignorancia
de la luz
que a todos ilumina.


La entrega es perfecta
y no tiene final
puesto que
hoy que estoy solo
no lo recuerdo.
Poeta

Poemas :  Caída horizontal
Enfrentamos la calle nocturna
con todos los riesgos del frío.
Temblorosos unimos nuestros
arropados cuerpos
no para vencer el frío,
sino para recordar los
calores de nuestros cuerpos
juntos.

Allá adentro en la habitación
fue sorprendente como su
blanca cintura me recordó
a ciertos árboles enormes.

Pedí simplemente me dejara
verla desnuda
y ella a cambio
sacrificó su pudor
en una imagen de ave cayendo:
alzó su cuerpo sobre el mío,
plegó su cabeza hacia atrás y
dejó caer
la perfecta blancura de su cuerpo
a mis ojos.

Caída horizontal que,
por ingrávida,
no termina de suceder nunca.
Poeta

Poemas :  Maldito poema
Cada maldito poema
es lo mismo:
terminar con él es mandar
al traste toda la sabiduría
que puse para construirlo.

Cada maldito poema
es lo mismo:
empezar de cero para,
verso a verso,
ir venciendo la ignorancia.

Cada maldito poema
es lo mismo:
decidirse por una forma
que iré construyendo
para jamás verla terminada.

Cada maldito poema
es lo mismo:
jamás traicionar la verdad
en lo que escribo,
así sea que en la realidad
jamás exista.

Cada maldito poema
es lo mismo:
estoy seguro siempre
de haber dicho exactamente
aquello que me satisface.
Poeta

Poemas :  La luz es mi mascota
Perrita faldera o
león volcado,
la luz me sigue
siempre.
Amorfa,
puede tender
su alberca de claridades
a la vez que me araña
con sus ascendentes minutos
en forma de burbujas.
Hay ocasiones que me ladra
a los ojos lastimados, enrojecidos
por su rabia.
Me grita que mire,
que mire hasta quedar enceguecido
de tanta verdad visiblemente oculta.
Pero la prefiero vespertina
cuando ronronea acurrucada
en la esquina de mi habitación
haciéndome cree que hoy
sí no entrará en mis sueños.
Poeta

Poemas :  Tiempo
Quien dicta la ley ha sido
siempre el sol.
Lo reconozco en los sentimientos
vespertinos
que no son sólo míos,
sino de la ciudad entera.
Somos capaces de apreciar
las dulces tonalidades
de su fuego en retirada,
sin darnos cuenta.
Una especie de reflexión
precede al descanso
y siempre, una satisfacción;
los silencios, entonces,
son la consecuencia natural
de todo esto.
Nuestra vista
se pierde en el
luminoso túnel inexistente
del cielo.
Somos mirada
y aire,
apreciando
por último instante repetido
la solidez del tiempo.
Poeta

Poemas :  Cinco poemas recordando
I
Donde quiera que mire
todo confluye a la
ausencia de tu cuerpo.

II
Hemos tomado de la luna
su capacidad de mensajera,
espero que tú también
interpretes su trayectoria.

III
He encontrado que cuando
me pierdo bajo las
nubes de lluvia
encuentro las confluencias
hacia tu espíritu.

IV
Vivimos en el mismo meridiano
y es la noche común
cuando en el sueño
nos descubrimos juntos
otra vez.

V
Mira aquí extiendo todos
mis sueños,
pero no te los lleves
me dejarías sin mi tarot.
Poeta

Poemas :  El mar
Conozco la noche,
conozco el día,
sé de los monstruos
y las maravillas del bosque,
pero no conozco el mar.
He mojado mis pies
en sus aguas
y jugado con la arena;
el resplandor del
sol en sus aguas
no me es ajeno,
pero esa es la
seguridad de la playa
y no conozco el mar.
Sólo puedo
imaginarlo
y errar en mis concepciones.
“Desierto resplandeciente”,
decía erradamente Borges,
quien no ignoraba la vida
en las entrañas del mar.
Sin embargo,
sí creo que estar en él
es estar completamente solo,
tal vez ahí el origen
de mi terror frente al mar.
Los acantilados y
las cuevas marinas
me producen un terror
incomprensible.
No ignoro que muchos
peces de colores
traen la muerte consigo.
Así que estoy perdido,
por arriba la soledad
y por debajo la muerte.
¿cuando podré, entonces,
conocer el mar?
Poeta

Poemas :  Infancia
Recuerdo la luz
(la luz inútil en sí misma)
sobre unas formas del valle
ya olvidadas.
Árboles en desorden plantando
contrarias sombras,
lomeríos proyectando alturas
al amanecer,
neblina como ingrediente etéreo,
esparcida.
Ya el paisaje olvidado es ahora
imagen de lo que yo quiero.
No hablo de lo que veo,
sólo que esta imagen inasible
quiere ser la encarnación
(mi modo de tocar lo eterno)
de la infinita felicidad sentida
por haber surcado
aquel tiempo.
Poeta

Prosas poéticas :  La mañana
Despiértese temprano, niegue a la continuación de sus sueños. Hurgue en la oscuridad de las figuras sin sombra de las cosas cotidianas. La pronta ausencia de estrellas indicará, como una bandera, la dirección del viento solar y la fuente del nuevo día. Es inevitable, si escucha atentamente, esas ansias que empiezan a tamborilear dentro de usted. El deseo de luz hace que pronto ésta aparezca en tonos azules que van del oscuro a uno cada vez más claro. Y es esta flama celeste la que inicia el transcurrir de las horas. Está frente al comienzo. Ya las cosas tienen sombra y es claro que han abandonado la planicie de sus sueños. Las ramas del árbol parecen serpentear e ir cambiando de figura mientras la luz desciende poco a poco en las hendiduras de su corteza. Florecen por segunda vez los geranios en tan transparentes colores que parecieran teñir al viento mismo. La dimensión profunda se evoca ahora con los lejanos cantos de los gallos. ¿Dónde se encuentran? Ignorar su origen nos hace sentir, extrañamente, en el centro de un invisible reloj de manecillas sonoras y a la vez luminosas.
Poeta