|
VOCIFERANTE ANACRÓNICO
Porque la voz del futuro, ensordece al espejo que refleja callando, al mismo, que ya no es igual.
¡Alterado, determinado, reconstruido!. Con las voces ajenas de silla y anillo, solucionando todo con... ¡La polémica!. ¡Vana respuesta!. Siempre, siempre.
Vana, respuesta. ¡Qué inventa confusiones manipuladas, distrayendo al sol, aclarando al agua, calentando al fuego, ocultando al secreto!.
En La Idolatrada... ¡Controversia!. ¡Controversial, mercadería, segura!. Abundante y satisfecha, en la intersección adorada. ¡Monólogo y soliloquio!.
Y Vociferante El tiempo. ¡Perdió su buen empleo!. Al descruzar, descuadernar, y descuadrillarse. Por los relojes refrigerantes, refrito refulgente.
Cuando el recuerdo pesa lo que pasa, en el olvido pasado y posado, en la posada del pozo seco, sacando la obscuridad, en la noche profunda, secando la nulidad.
¡Del futuro sin presente!.
El tiempo viejo, ha callado, caído.
¡De manecilla en manecilla!. Más allá del gotear de un reloj. Más acá del olvido descuidado. Hablando con su silencio. Callando con sus gritos. ¡Sincrónico y anacrónico!. Crónicas de mil voces. No escuchadas, no atendidas. No comprendidas, no creídas.
En el discurso interior, de la oreja bajo el codo, de la reja sobre el lodo.
En el curso exterior. De las preposiciones sustantivas, de los abstractos incautos, de los verbos cobardes, de los adverbios sobrantes.
¡Vociferante anacrónico vociferante!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
AL DESCASCARSE ( Neosurrealista)
Cuando la desesperación se palpa, con cada pupila vacía y desarmada, por las sillas indiferentes que borran, las huellas funestas ocultando.
Los vergonzosos sucesos de la espuma, ocurridos, no mucho antes de las olas, en el desierto, convocadas, por la más absoluta confianza del otoño, con sus hojas, por el destino común de las uvas. ¡Añejas desmemorias!.
Por las palabras a gran distancia perdidas, salpicando con osadía y gracia las nubes. ¡De informática y siderurgia!. En las modas esporádicas olvidadas. Con el don de la ubicuidad en el vacío. Con la intensidad de un susurro descuidado.
A pesar de todo, esas decisiones no suscitaron el eco dulce, ni la protesta de las campanas en la década siguiente, lejos, de conspirar contra el frío de la nieve, y los falsos problemas, antes que la mayoría de los peces vendieran su redes rotas, en la medida que las tortugas atrapaban a los guepardos, exacerbando innecesariamente, el sexo con balas y sangre.
¡Al descascarse! Y descarrilarse, las carretas. ¡Descascaradas!.
En el curioso desfile de las voces. Por la danza de las pupilas extrañas. En el ciclismo felino. ¡Con el circo de los anhelos!.
¡Al desclavarse la realidad con agujas!.
En el deporte de las ranas por las ramas, con la reverencia al revólver. Dónde la desesperación aún conserva su fuerza ¡Bajo el dosel incólume que la claridad tornasola! Porqué al mar no le interesa, ni la luna se ocupa de ello.
Al descascarse, al divulgarse domesticado, la dureza duerme.
Por los efectos de la lluvia, del argumento mejor redactado, con las brillantes mentiras de arena, ¡Qué llegaron tarde a clase!.
Por el traje de soledad que viste las pestañas de sonrisa y al camino alma de sandalia ¡Desesperada, gastada y sin voz!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
M.O.R.T.I.N.A.T.O.
.....Deshuesa que deshuesa.....
Por el silencio más obscuro, donde la ausencia brilla sola, en una gota de viento, dónde el tiempo duerme blando, en una cueva de nubes...
¡Porqué deshuesan tiernas las cunas!.
Por el vacío que las paredes llueven, en la casa embotellada, de los platos comiendo hambre, y las almohadas soñando, y las sillas sentadas...
¡En aquéllo que hubieron desosado osadas!.
Porqué existe la creencia unánime, de los océanos inmediatos al cepillo, más intenso del agua triste y pastosa, perturbada, esperando la próxima vida, del siglo en un angustiado hidroplano...
¡Cómo desosaren al calcio los dientes!.
Al destrabarse, finalmente, el cielo, recuperando su forma ya desplazada, alguna vez terremoto satisfecho lío, donde nacen los muertos alegres, con un gesto altivo y maternal abrazo...
¡Cómo si siempre hubieren desosado!.
En el mundo que no existe con cabellera, entre caballerosos los viejos domingos, en el cuerpo de una noche irritada, en la frente candorosa de una rana, en la rama reptando la vida rastrera...
¡Entre aquéllo que desosarían mil pestañas!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
INCONSCIENCIA CIRCULANTE
Solo el pasado viene delante. Es el azul frío en los corredores del bosque el que muda las hojas de ojos alados. ¿Quién duda del rojo del llanto y del blando diamante esponjoso?. Del perfume y de la luz sepultados en la dura ley del tiempo bajo la tierra con la ardiente flor sangrante hecha solo de ausencias permanentes bajo las sábanas mortuorias hermanas del más allá sombrío. Porqué desde el aire se abren las puertas rechazando el agua que dibuja sus olorosas lágrimas qué desgarran el silencio pálido en la frente con sus nuevos procedimientos expresivos. Pensaba y decía:
Anteayer nadie esperaba morirse pensando vivir en esa mínima realidad torcida que tejía caminando los intentos ficticios qué también surgen del espacio soñado en la forma más amplia como un acto de ruptura sin limitación. Cuando el descuido acecha cualquier atención despeinada, y en la memoria derramado el olvido cansado de apatía entre las brumas y mortales estertores.
Afuera el calor a sábado golpeaba la casa sin mostrar ninguna impaciencia en el libro de registro de huéspedes de manera que había oportunidad de hacer grandes cosas con la frescura de esa estupenda ocasión. Se quedó pensando un largo rato. No se oía ni una mosca. Desmontó la nube y la quitó del cuadro con un trozo de lápiz. Simplemente se había cansado de estar inclinando la cabeza en los ascensores, y pasillos de la carrera de atropellos, sintiéndose como un marginado hundido. Y allí se quedó, mirando al suelo subir por las paredes con los ojos encendidos, con las plantas secándose al sol acuosas.
Luego el techo se burlaba de él porqué no asentía ni comprendía. Recordó también que aquel año había gritado más que de costumbre, hablando de inseguridad, y que lo habían ignorado demasiado. Unos hombres que estaban en el patio saltaron a una fuente, y lo alcanzaron y sacaron cuando ya había decorado mucho vapor; lo llevaron a la montaña. Estuvo unos meses en silla de ruedas. Además de morirse un poco entre las piedras estoicas por la vejez de los pueblos con las huellas de los fantasmas y truenos. Algo giraba en su cerebro perdido, y la memoria era una hoja blanca qué de pronto desaparecía para luego surgir, del otro lado, recubierta de ilusiones indiferentes con soles empapados de noches arrastrados de amarguras en el mar de una patria vacía dónde aún hoy se aproximan las miradas catastróficas.
Delante, el pasado languidecía, y luego moría naturalmente, sin saberlo y sin quererlo. Esta vez, el mismo se había conseguido un regenerado sufrimiento, el que sabiendo como iban las cosas soportaba otra dura y apremiante prueba. Era una extraña escalera cubierta de una fina película de olvido, dentro, se veía una enorme habitación que a continuación se cierra entre las caricias solitarias y el dolor de la voz de amargos densos con el aluminio del viento. ¿Inconsciencia, agonía perenne, fracaso?.
Circular por la vida y la muerte, con el rubor en los dientes del suelo y los peces adorando unos caballos se encontraban las orugas entrelazadas a lo lejos con los blancos alaridos de las noches en el viento equivocado de la nieve... Pensaba y soñaba. ¡Tal vez no!. ¿Quién podría saberlo?. Levantó las cortinas, y la mañana se había esfumado llevándose la noche y su recuerdo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
IMPOLUTO SER
En la sed perdida de los pastos. ¡Audaz cogorza encarnada!. Viene, viene enternecida el agua. ¡Patrimonio bondadoso!. Por la arena tocando. ¡Mayestática!. Una fresca campana. ¡Implorando!. Ser saciada. ¡Salubre!.Impoluto. Dolor. Del recuerdo perfumado. La fruta se dilata. ¡En la pupila qué llueve!. Al resquicio restaurando. ¡En las caderas qué fluye!. Hélice hercúlea hermoseada. ¡En las calderas qué fragua!. Dilatándose. Escurriéndose. Impoluto. Exponente. En el mar que moja sus dedos. En los labios de selvas nuevas. Sed, sed... ¡Cómo quieras!. Sed agua... ¡Cómo fuego!. Sed viento. ¡Como aliento!.
_¡Sed la sed misma!_ Del agua ardiente gozosa. Sed la mano en cada dedo. ___ ¡Al pié de la montaña! ___ Misteriosa silla paralela fluyendo. ¡Del ser suspendido del sí!. ___ ¡Y más allá del no!. ___ Sed el pasto mismo, césped div ino encarnado. En el agua ardiente del polvo. ¡Sediento!
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
YO VI...
Yo... Vi...
Porqué lloviste las ramas entre las sombras, la mirada derramando entre las ventanas, el pueblo penando entre las cenizas, el rumor recogiendo entre las nubes.
Yo vi... ¡Sí!.
La humedad. De los recuerdos. La sequía. Del los olvidos.
¡Sí, sí!___ Recuerdo el manso sufrimiento.
Del campo abandonado. Del arado enmohecido. Del aplauso adulador. Del rupestre encorbatado.
Yo vi... ¡Sí!.
La sonrisa del metal en la consciencia. Del mismo mal bajo las sillas. Del aplauso del vacío reptando. Del abuso sobre el asfalto.
Yo vi... ¡Sí, sí!.
Porqué. Lloviste. Tiempo. Tus recuerdos.
¡Sí, sí!. Tiempo, tiempo imborrable.
En tu lluvia de relojes. En las espinas coronada. En las ácidas espumas. En las manos de villanos.
Yo vi... Gotear, gotear, gotear.
Mil sombras___ De soles qué no debían morir Cientos Mil veces___ De inocentes lagos y cataratas Cientos, cientos, de fantasmas entre las nubes...
Yo vi... ¡Sobre mi desierto mi sequía incurable!.
Y vi... Lluvia solo. De lágrimas. ¡Ignoradas!.
Donde solo, solo queda...
El dolor que crece entre las matas. Entre las espigas de la fatiga. El vil mantel de la mentira. Entre las lenguas de la guadaña.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
HOMÚNCULOPÁTICO
Por la resurrección de la escalera dónde un escarabajo engendra el sol negror de las mil noches solo protegido por la escoba sacrílega es... slippery-schlüpfrig-glissat...
Resbaladizo antropoide amorfo
Siendo que fue el escorpión de la silla infame, huyendo ahora, se encontrará las más bellas Erinias en las noches nubladas de añejas uvas bebiéndose ya... steep-raide-erto-steil-íngreme...
Escarpado humanoide ambigüo
De las escuadras torcido tormento dónde vuelan los montes muertos con las mantas en las manos en las cadenas cansadas de la suerte del rastrojo.
Homúnculopático
En la mujer de nieve hecha brecha El sol profundo engendra Los acordes del lento hielo El cielo postrado precipicio Con las escaleras del naufragio.
¡De atmósfera tauromorfo!
Por el miedo de las piedras blando el aire renace empujando al eco de las nubes dolientes en la cuna del exilio en el astro de lluvia oculto.
Homúnculopático
Por el rincón, maldito, gota a gota cultiva campanas inmóvil la sonrisa hecha ceniza al ritmo del panteón la voz de inocentes miles.
Megalopático fúnebre
Por todos los teñidos de ausencia permanente al extremo insigne de la piedad tremendo teatro de la luz acribillada humeante en la herrumbre color de tiempo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
RESPLANDOR ÍMPROBO
En la carne del silencio donde la noche anida la historia sin letras en la hoja del perfume ya es, sin dar explicación, la ausencia infinita hoy siendo, alguna vez lámparas acariciando al sol en la piedra sin leyenda, en la sordidez del país invisible, que la música lúgubre traspasa hueca del insomnio de los tigres y la luna decora vana, estrellas en los mantos dulces del océano rojo, con el doble de horizontes ya perdidos y lejanos al tocar los ruiseñores bajo la cama dormida hoy como ayer y en todas las mañanas hechas tarde por las ternuras inocentes bajo tierra coaguladas por las sillas tétricas menospreciadas miles.
I-M-P-R-O-B-O___¡Resplandor!___I-M-P-R-O-B-O
Por lo que tenue describe el canto. Al caer del día. Y el cuento vierte dúctil candileja. Al cerrar la noche. La franqueza incurable del silencio. A pecho abierto. En las ciudad esquina del absurdo. A fuego lento. Del profuso y amplio redentor desgarro. Hasta no poder más. Porqué estremecen los caminos.
¡Resplandor!____I-M-P-R-O-B-O____¡Resplandor!.
Son los caimanes del encono desgranarse, al espesor usual del vano fluir, del teatro reconocible sonrisa, en las costillas del ataúd miles, son las transparencias injustas, en cada letra que partícipe es, --cudriña la consciencia honesta, del sombrero terrible sin paja. ¡Sin voz indivisible!. ¡Sin luz desgraciada!. Aunque despacio se expresa con gracia ágil.
¡Ímprobo resplandor!____¡Resplandor Ímprobo!.
En la mezcla rara del susurro indefenso, dónde largo habita el olvido oculto en miedo. En todos los perfiles incurables, dónde el cementerio despierta ciudades muertas, En todos los endémicos parlantes, dónde el agua turbia corre rauda. En la mezcla de los gestos del escenario forzado.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
Viviendo...
El sabor del viento. En la casa tibia. Hace la sangre. El hogar verdadero. Ser, varios, el huerto real. Amor filial. Oro del valor humano. Viento, aliento, divino. Entre paredes solitarias. Un techo amigable. Camas, mesas, sillas, abrigos. Por la vida. Lágrimas y risas. Consuelo, apoyo, flor y luz. En el mar atormentado. La existencia, nube fértil. ¡Dónde la raíz está en la hoja! Del otoño y primavera. El viento bien lo sabe. Del agua, tierra y fuego.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
CERTEZA INTRANSITABLE
Así En el grito de la cueva Están, moviéndose, olvidados. Los qué fueron peregrinos de la nada Del nombre qué nadie sabe En la oculta nube bajo la hierba En la huella qué liberó su camino Así Es La Certeza... ¡De intransitable!
Por el destino, que huye descontento Del hombre genuino, carne del polvo, En la consciencia plenaria infinita, Del bosque inventado entre palabras Una rendija en la noche de ventanas ¡Del ruido qué se filtra a veces! ¡Del sacudir al drama ausente! En el campo que la gruta sueña En la orilla del ancho día Una vez, de pocos sólo, de vez en vez Al quitar la intimidad de la ilusión ¡Despierta! Una caricia en la tarde salada el mar Del huerto, sin polvo, fuente, ni espejo, Del rostro lucir al viento desigual potencia
En La mañana bajando su memoria erizada En la noche por la calle pájaro inhumano Detrás de la piedra en la pestaña del año Del rostro olor a duda infame...¡Seguro! De las campanas penitentes al filo inmóvil Del milagro perdido en cada aurora Voz de laberinto de mudas flores ¡Flores marchitas, plásticos metales olorosos! En la esquina de los ojos del perfume
¡Dónde se ofrecen jardines y letras! Por El tiempo que brama en brumas ¡Canciones letales que vibran escuchándola! En la espera al extremo enlagrimado esperando ¡El pensar del triste pecho, ensueño grácil! Por la mirada del inmenso porque... De linternas que germinan apagadas Los párpados ecos de cada ventana Al paso del barro por la ceniza El manubrio incansable fuego ¡Qué parte de salidas cada entrada! En la cabellera del tinto ardor De la ciega noche inmensa Del café qué mira vasos fríos En la mesa, extrañar de sillas ¡Con las cucharas del recuerdo!
Qué atormenta el desierto azul ¡Sí!___Tan azul como roja sangre seca De tinieblas del húmedo pasillo Al consuelo que sin razón espera De las olas marcar el límite Y tejer al frescor frágil acero Entre La rana del plomo enlodarse Entre Las espinas que disecada luce Intransitable Certeza
En el llanto de un cadáver olvidado las retinas fulminan cualquier vientre del siempre cercano destemple en la orfandad qué espera el ruido sordo un rincón enterrado bajo el árbol del prometido conmover al cielo sobornado del arrepentimiento hambriento por cada marchitar de orugas humilladas del gesto distante de la calle sola
Por ¡Dónde tanta calma borrada gime! En tanto espera yermo el reflejo El espejo de sueños hechos tablas ¡Dónde se sigue encubriendo al viento! En la orilla evidente del vacío secreto Esa qué es intransitable certeza ¡La piel del hueso espejo! Por la luz que ciega tejiendo sombras La impía ingenuidad del reclamo justo ¡Al ver qué la duda implora solo vapores! En la noche a cada paso de almohada Estando bajo la cama herido el piso ¡Del perdón con saña enamorado! ¡Del cultivar cobijas ignorantes gozando! En el sudor salido en otras pieles Muy ajeno al dolor que extraña el cielo desconocido... En la grieta incólume impaciente! En el ruego polícromo del paraje al que sacude
La certeza Imposible
La sinrazón penetrando Intransitable embeleso Del paraíso al qué se cree tener derecho...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|