Poemas :  Acerado ser
ACERADO SER

Más
Lo
Siento
Ya no
Quiero
Esperar más
Y al sol ser
Solo
Un monosílabo.
¡Al tempestear intempestivo!.
No y sí
De los vaivenes
Del intrépido templarse
Ser sí a veces
No otras tantas
Con valentía serena
Amadas piel a piel
¡Sin horizonte, sin mañana!.
En la serenidad del valeroso desasirse.
Con el vitalizar solo en la visura.
Más
Lo
Siento
Eligiendo la inocencia.
Ya no del caracol silencio.
¡Quiero en la curiosidad saber!.
De nuevo al filo de los rayos.
En las estatuas que abisman.
En su seno la obscuridad intrusa.
Ya no
Quiero
Esperar más
Encendiendo al infinito.
Inmóviles los mástiles.
En el mapa musical.
De las luciérnagas.
Por la infancia.
¡Tempestear!.
De la voz ante el espejo.
Intempestivo. ¡Oh, si ser, intempestivo!.

Acaso
Solo... Del ocaso, acaso, a veces.
¡Hasta los sonidos de los huesos!.
Intrépidos.
Matando la serpiente sigilosa.
Por los años.
¡En la vocación desolado camaleón!.
Cuando
Acusa a la nieve de tristeza.
Cuando.
El fuego amargo suspira y quema.
Todo.
Al amparo trágico enhebrando.
Todo.
Por tempestear la misma.
¡Pasión intempestiva!.
Serena.
Valentía.

¡Donde el ser solo, se templa!.
Acero uno flexible metálico,
invisible, ser y ser.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas de introspectíon :  Versatilidades
VERSATILIDADES


De la infancia.
Emigrante.
De los fantasmas.


Al tiempo.
Interior.
Del malsano calendario.
¡Ahorcada sombra fría!.
Suspira el fuego.
Casto.
Del presente.
Inexistente.
Enfrascado.


El tiempo rota y rueda inagotable.
Anublando el amor cuando se compra.

El azúcar en dos...
Pantuflas.
Del jardín.
Del silencio.
Del teclado.


Piano.
Espectador.
De los espejos.
De las palabras.


Infancia venturosa.
Rosa.
Dóciles los diálogos.
Derrotando los olvidos.
Del pasado una mañana.
¡Escritura desdoblada!.


Del reloj amor ficción.
Sembrando capítulos nuevos.
Ala esperanza vuelo pluma versátil.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Cuentos :  Camino nocturno
CAMINO NOCTURNO

No había una vez, más, encendería la luz y si necesitaba copiar algo, iría así no más, a la luz de una vela, de barco eran las esperanzas, como una pequeña balsa, dentro de su vida. Afuera del cuarto, bajo la ventana, no había quién opinara, en la cabeza el frío languidecía, al imaginar aquéllos incidentes. Por fin, se acercó a la jungla un viejo tigre qué le miró de frente, como en alguna infancia polvorienta en la infancia tierna del circo, acompañado de vientos, rotos los pantalones, aunque la lámpara de aquél recuerdo estaba húmeda de alegría, tal vez demasiado para vivir ahora en cualquier pantalla.

El camino nocturno del regreso de la función, el día anterior, era liso, bajo los zapatitos gastados, del correr campos verdes y cosechas.
Pensaba, del espacio llena la mirada, y en las llamas, elefantes y camellos. Nocturno en el camino del circo. Y soñaba, universos de cebras,
malabaristas, como un destello qué la memoria estremece. El circo, ahora, está en las calles, diarios, televisiones y las armas gozan viendo solo sangres. ¿Porqué debía ser así, no lo sabía?
Nocturno, nocturno, en el camino de regreso.

Y con un sonoro arrullo, honesto, el tiempo daba tibios bamboleos, con ardillas en el bolsillo estuvo feliz ese día por la tarde, luego clavó los ojos en la pared agrietada y salieron amigables las arañas, los pececillos, las canicas y en su lugar el trompo y el balero... No el yo-yo, juego de muchos en la vida. De pronto, la noche terminó por despertarse, encendió la luz, con una flama, de vela era el mismo barco, y el mismo recuerdo del camino en la luna qué vivía, y a lo lejos le decía: ¡Estás en la luna, de nuevo!. Camine y camine, de noche, nada más.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Instantes de arcilla
INSTANTES DE ARCILLA

Antes que el ayer muera en arena,
y la playa desierto en acuoso óleo,
y la estrella estalle enrejada,
astillando el aliento celeste.
¡Ahí dónde!...

Duelen demasiado las manos del fuego.
Dos blancos hielos tendidos al sol.
Herida el agua cayendo bajo el silencio.
En las nieblas sonámbulas bondades.
En el mundo de los gusanos aterrados.

Por
Los
Instantes
De Arcilla.

Aurora de trinos desvaneciendo tarde.
En la mirada de las campanas qué vuelan.
En la espada asustada del fantasma.
Ágiles copas del grillete perdido.
¡Cómo dos limoneros agudos!.

En
Los
Instantes
De
Arcilla.

Con la noche de los cabellos incienso.
En el cuerpo de los mojados colores.
Corazón de la infancia, mariposa larga.
¡De nuevo playa en lo más alto!.
Tirando, distraído, el naranja río.

Instantes
de arcilla, solo, solo instantes.
So
Mos
Solo, sólo, instantes de arcilla.

Caminos salidos de las palabras ignoradas.
Dedicadas dos gavetas en un asterisco.
De diez desconocidos textos iniciales.
Un libro libre libra sus batallas.
¡Lo confiesa el cadáver más fugaz!.

Por los...
Demasiados argumentos embalsamados.
Por las...
Medallas del coleccionista natural.
Unos instantes de arcilla.

Con las espaldas pegadas al mundo.
Flotando en la garganta del siglo.
¡Integralmente mezquino algodón!.
Sin la vanidad sentada en el techo.
En el vientre del gran sueño.

Solo
Hay
Instantes
De
Arcilla.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Desvivirse encancionado ...
DESVIVIRSE ENCANCIONADO

Goteando
La
Paz
Muerta
Vive dormida
En
Cada canción, con el orgullo de su desnudez, se ha quitado sus pieles somnolientas para tener solo letras trituradas. Porque ellas estorban, la unión, del manantial inclinado del tiempo y su campanilleo de intranquilos frutos ahogaría la vestidura de los suspiros.

-Pfad, sentiero, sentier, path, senda-
Sendero sólo a las súplicas precioso.

-Heilmittel, rimedio, remédio, reméde, remedy-
¡Perdidamente perspicuo, vacuo pertinaz!.

La vanidad de probeta vive de vergüenza ante toda infancia sacudida, soñar, pobre benignidad impía. Aquí endebles tienes a los gazmoños sentados a tus nefandos pies. Deja solo hacer al insensible audaz la recta vida y sencilla, como una calavera de caña, para que la llenes de los huérfanos vacíos, y mil plásticas consciencias.

Dicen que dijeron:
Los relámpagos arrinconados.
Embalsamando vitrinas.
Desviviéndose frenéticos.
Cantos que muerden ráfagas.
Del viento en guantes.
Del rojo cielo frío.

Encancionado
El
Corazón quemado dejó al camello inútiles corbatas,
desequilibrada confusión hogar deshabitado veraz,
minucia mezquina ignominia maligna carencia, contumaz intolerante libidinosa cadavérica, consciencia lenguaje reptil, amenazante. ¡Desvivirse!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas surrealistas :  Niñez niña
Niñez niña

Vamos vamos niño niño
¿Qué ayeres los recuerdos rompen?
Niño en mis días detenido
En los primeros gritos de la plaza
Sigo al amarillo
Otoño niño del invierno.
En el pueblo blanco
En la memoria de aquéllos soles
¿Encendido estás allí mismo?... ¡Sol!
Sol como aquí mismo yo niño
Te recuerdo blanco el piso nieve
Viento, hojas, juegos de otros colores
De otros días niños de gusto viven.

La niña infancia es cantera,
tiempo detenido sucesivo.
¡Ser qué no la evita!.
Que levita en solitario..
De ninguna parte parte solo.
Un completo consigo sigue.
El hoy del yo qué no termina.
Del ser qué todos es ninguno.

Niñez de mis cajones llena.
El día que no pasa ni pesa distinto.
En el paraje arbolado arroyo alegre,
la niña niñez vive apenas en muchos,
de los sueños olvidados en el polvo,
secas flores, abejas, destino hormiga.
En la tormenta audible, ausentes muchos,
del fondo propio, ajenos enconchados,
la niña niñez visible, siento siempre.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas surrealistas :  Amoríos vacíos
Amoríos vacíos

Se bebió el amor los siglos desteñidos.
Sutilmente ornamentados.
Del plumaje, ramaje, ventanaje.
Blandiendo agujas en la lengua.
Tesoro infinito de tinieblas.
¡Crece y crece... ¡Escamoso!.
Amor de hermosas rejas.
¡Obscuros éxtasis nocturnos!.
Amor de vagas armonías.
¡Afiligranado por el arte!.

Ardor inquieto---Verdor lozano.
Vino de miel un soplo--Al pecho.
Con un ramo delicioso--Al tacto.
Derramando perlas------Al cielo.

Y el resto, solo palabras hambrientas.
Llamas.
De Fervientes...¡Tumbas!.
¡Amor de un sin embargo!.
¡Amor de otra vez!.
Tormenta.
¡Tormenta desnuda!.
Pródiga de tarde.
¡Fantástico leopardo!.

Se fue un reloj velando.
En los párpados centavos verdes.
¡Con el éter de tórtolas profundas!.
¡Con la infancia en gotas!.

Se bebió su sangre.
De los sueños...
Los
Sueños
En las sombras.
Anudó
Mil
¡Redentores!. Y lloró
Y
Dejó
Encendidos los gusanos celestiales.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas de alegría :  Cementerios
Nunca me gustó

ir a los cementerios

Cuando lo hacía

la vida rebasaba mis ojos


Se prendía a la piel pálida

de las mujeres de negro

en encabritado deseo

que hasta juzgué sacrílego


Me horrorizaba

el campo de lápidas

y la flor agonizando


Siempre quise salir ligero

Prenderme al viento

y soñar frenético

con dos viudas dolidas


Sí,

nunca me gustó ir a los cementerios

Pero eran escala obligada

de las quintas de recreo


Cuando suene la sirena de mi turno

-voy a quejarme por anticipado-

no se les ocurra archivarme

en un frío ambiente de soltero


No me torturen

con el agua mustia

que dejará vuestro olvido


Ahórrense la visita formal

los primeros de noviembre


Déjenme zarpar sereno

hasta el litoral del limbo


Déjenme recalar sin prisa

allí donde me envíe

el gran portero
Poeta

Poemas de alegría :  Sobreprotección
¿Por qué me sobreprotegiste, madre?
¿Por qué anudaste mis zapatos y me entraste
antes que el sol con tanto abrigo?

¿Acaso me temiste encandilado
por las flores de organza?
¿Por las trenzas azabaches?
¿O me creíste bendito?

¿Acaso me temiste callejero, enredado en las pandillas, o pelotero?
¿Por eso me impediste gozar la trifulca genial de las pichangas?

¡De cuántas acequias me privaste!
¡De qué magulladuras de luna y río
libraste mis rodillas escarchadas!

Absurdo, pues, madre, si me enviaste
como un jilguero a la campiña
para entender a diario, en mis costillas,
que la vida es calle del medio, simulada.

Quisiste resguardarme de los Zurita,
el cité, su bullicio y sus bravatas.
soñaste para mí ser clase media,
conviviente carnal de las corbatas.

Quisiste protegerme de esas sueltas
que enseñaban la piel y que tuteaban.
No entendiste que mis desvelos niños
intuían sus pechos inflamados.
No supiste que andaba atormentado
intentando imaginar ninfa completa
y que al medio
siempre algo me faltaba.

Afortunadamente, madre, te confieso,
mientras casto y ordenado me guardabas,
el Kama Sutra, flameante de enseñanza,
empañaba mis ojos demudados.

Compartiendo tan sabia geografía
con primas y vecinas voluntarias,
tras los sombreados aromos de la quinta,
desentrañé mis dudas escoláticas.

El sortilegio libró mis ataduras.
Kamasutré cama adentro,
querubín desorientado.
descubrí el anatema de la suave lujuria
y tuve por harem, vecinas respingadas.

Así, practiqué mis artilugios
con excusas de estudios esforzados
y la única aritmética comprensible
que los muslos de seda me inspiraron.

Y con tan mortal pecado a cuestas,
me persigné con temor, con insistencia.
Negocié con oraciones muy contritas
un ingreso al Edén, con indulgencias.
En las Novenas exploré junto a Patricia, Rosa, Carmen, Margarita,
la alegría de vivir desorbitado.

Como ves, madre, no sirvieron
tus recaudos, tus temores ni tus celos,
Nada se saca con cerrar cada postigo,
si la vida brinca igual como un tiovivo.

Y, tal vez, jamás sea caballero
que procura aprobación contemporánea.
Persistiendo, río arriba, torpemente,
he ensayado
ser persona relajada.

Eroscidio, amática contra el Desamor, 1988
Poeta