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GASTADA SANDALIA
Gasta Ada Sanda Dalia El gris pájaro, de aquél instante, gastado, insistente al mediodía de nueces, zapato, que corre en las flores, ramas al viento, gastado, un tanto más que menos, en la transparencia un arrebato, zapato. ¡Hostil!. De lo menos un poco más. Decoro al que corroe raído. ¡Gastada sandalia!.Parece. En el cielo mínimo. El Cielo mínimo... ¡Gastado, gastado, camino!.Con el Suspiro Descalzo Despierta. El aliento... ¡Camino, camino, gastado!.
En La humillación, muda, en alas mojadas. Se levanta migrando un puente agrio. ¡Testigos en bloques falsos!. Ladrillos entre las mieses mudan. ¡La sed del ánimo en ruina!. Una colina, sin embargo, amarga. Al reloj profundo, en sueños y campanas. ¡Luz del instante, alrededor grisáceo!. Menos... ¡Verde de sí mismo!. Vino vano viene. Letras al olivar dice, hacer hológrafo. Más... ¡Azulgrana de sí mismo!. En vano deviene. La semilla. ¡Quieta!. Escapa. Al zapato desventura en crisis. El camino. Caminar... Descaminado... Gastada. San...Dalia...Al margen...Desempleado...Zapato. Tan desempleado Tan tiempo Tan viento Tan insistente, gastado, se gasta el camino...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ACUOSIDAD
Por el sonido mojado que duerme. Se encuentra la brisa. Con el relámpago. ¡Turbado!. En él. Al arroyo. Verde bambú. Bajo la escarcha. Falsa temblando noche. En la sacralidad capullos. Al pestañeo del jardín. El sonido también. Duerme la brisa. Ornamentando. Grácil. Especiosa. Con relámpagos. La escarcha recordando. Ceñido al talle el valle. Suspiros alados intermedios. ¡Goteando sus ternuras!. En trompa izada lejos. Un elefante sueña. Flores apiladas. Ambos alientos. Humedades. Tibias tardes. Bajo el suspiro. Donde se funde y refina. ¡Mojando la brisa aguas distintas!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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CANINO ATARDECER
Entre flores enjoyadas el lobo azul, escribe al cielo sepia, pétalos de olvido, cuevas amargas, dentales. Las estrellas entre flores enjoyadas,
réplica sonora, de torrentes, relucientes, serpientes, incipientes. Serpientes, incipientes.
El lobo azul escribe, sepia. Al cielo. Amargos barcos y prisiones veladas. Entre trémulos perdones carcomidos.
Entre flores apuñaladas. El lobo azul amarga. El collar, collar. ¡Tal vez!. Un mínimo excesivo. Del espanto las cuerdas vista.
Entre. Los caninos sin pruebas ramajes burbujas. Tranvías perdidos dos veces del último sí mismo. En la sombra del asombro añejo pájaro sonriendo. En la catarata, del profundo olvido amado. ¡Azulado peregrino de las uñas del pupitre!. Entre flores enloquecidas, glorietas desconfiadas. Ruedan, ruedan vacilantes los anónimos enigmas.
Enjoyado. Entre cielo sepia. Escribe amargo. Pétalos de olvido. Entre cuevas imposibles. Carreteras triangulares.
Como Son Las Naranjas inconscientes del durazno débil. Teléfono de sombras detenidas en la noche. Erecta escucha del subsuelo emisiones ingresando. Los balcones oprimidos seguidores de tijeras. En los bosques blandos de las agujas Las sombras mojan en fragmentos. ¡Oh, sí!. Hay De aires y de océanos, un involuntario caimán. Hay De algodones y de tejas, un campo esquelético. En Fragmentos. Las puntuaciones adoloridas y ejercicios inevitables ortos hartos tratos, funestos.
Con la métrica ácida destemplada. Donde... El lobo araña rimas. Arrimándose a las faldas de volcánicos insectos.
Entre Vocabularios de las figuras planas plenos. Con La quinta prepotencia del cinismo. En La sexta inimitable del cobarde. Con La séptima cuestión del delirio. En La octava vulgaridad del desdén. Atardecer. Canino, solo atardecer canino. En la inspiración entreabierta. En el transcurso del color desmemoriado.
Inherente. Embrión apolillado. Emerge indescifrable la muerte injusta, evidente.
Entre. Flores. Enjoyadas. El Lobo Azul Escribe Al Cielo Sepia. Atardecer canino camino carbón, capítulo cadáver...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Un paraiso perdido, olvidado por el tiempo, que esta mas alla de todo, en tiempo y espacio.
Un jardin hermoso, repleto de flores blancas, como la luz de la luna, cuyo aroma atrae mi atencion.
Un jardin que sale a la luz de la noche, bajo el resplandor del sol de medianoche, un jardin olvidado y alejado de este universo, un paraiso de la noche eterna.
Luna guia mis pasos, hacia ese lugar, donde se esconde esa belleza, que solo veia en mis sueños.
Erick R. Torres (Angel Negro)
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Poeta
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GRADUALMENTE PIRAGUA
La dama devota substancia gotosa. Alumbraba los cabellos de ceniza. Habitando del socorro las campanas. Con los pechos aparecidos en sal. Arriba del apogeo de la ventana. Aspiraba la naranja nadando. Y dejando en la granja el lecho.
Larga y estrecha. Sabor de canoa. De una pieza, tabla ó cañas.
Substancias del mar en frascos. Por encender lentamente cada ola. Y con las estatuas conversando. Con la vista de rojas flores. Siguiendo tres paredes oscilando. Al boreal gesto del cesto un seno. Rodeaba inimitable al frutal.
Pira Entre Sueños
Con el pulso de un farol. Antes encima del cuento. Allá enmascarando la lluvia. Se escapaba del infierno. Tibio invernadero de acordeones. Los tambores del capullo estampando. Deliciosos argonautas fulgurantes.
Alegre Fuego Labial
Dos crines de cables. Tres timbres laboriosos. Cuatro aserraderos encadenados. La tempestad intercambiando. Señales desempleadas de gozo. Señales más un lustro de precipicio. Señales sin pausa acabadas.
Agua Perfumada Anhelada
Y en la piragua como ruiseñor cantaba. Vibrando en nítidos gorjeos profundos. Por la sonoridad de límpidos pañuelos. Amante humilde y algunos resplandores. Entre la tierra transparente pebetero. La distancia estaba ahí esperanzadora. Entre la posibilidad y el entusiasmo. Piragua gradualmente piragua alentada.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Morena, quando tu flores, o verbo em ti, primavera, seguirá o caminho dos sonhos.
Quando tu flores, morena, teus olhos serão bem me queres. Sinal de amor, sinal de tudo.
Morena, quando tu flores, escreva-me tua canção. Teus lábios em mim, paixão, adentrará todo meu hemisfério vida.
Morena, a tua lembrança, é um choro de rosas e um soluço de espinhos.
Aperta-me em teu corpinho de flor, e sufoca-me amor. de amor.
A.J. Cardiais
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Poeta
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EN LA CRUZ VIDRIO
Había dejado toda su arena en un granito. Por las turbas degolladas, de renglones, pálidos, de mostaza en una época, de muchos, de jóvenes sacrificados con flores y al amor de goma, y gas naranja, libres protestaron. ¡Libres fueron solo de morirse como ahora!. ¿No está ya escrito?___Escuchando a veces el viejo rock, en grandes avenidas a go-go... En el vidrio, en la ventana, al frente, había una cruz atravesada por muchos olores de otros tiempos. ¡Qué a repetirse vuelven!. En el bosque, siluetas de roble, pajas de un ojo, semillas plantadas sobre asfalto y metal de plomo ardiente penetrando carne humana, por las órdenes de los cíclopes nuevos. ¡Antropoides!. Fabricando una enorme calenda. En la cruz, bonanza de lápidas, tiernas tardes. Hay, vidrio, pensaba, como un viejo plástico, antes del reciclado desbordante despeñadero. En las sombras perfumadas, frescos murmuran, las revistas, libros viejos, historias cocidas por el agua parpadeante de los puntos rojos con los pómulos hinchados, como un lagarto que se zambullía una y otra vez, en la pobreza desayu- nando hombres inmutables ya en las bibliotecas, oxidados se arremolinan las cabezas que los re- cuerdan, solamente de niños, al fondo de manos curiosas. ¡Años de colores, pelo largo y mini-falda!. No, ahora no es igual. En la red las estrellas son opacas, se protesta con un dedo, se controla el universo con un "click", que retumba en una cabeza hueca, y des-almada pródiga, que alimenta fantasías llenando los bolsillos del saldo que hace del aire al tiempo, y las memorias. ¿Qué son?. Nuevos dispositivos, más allá del disco duro, portátiles, volátiles, se compran, se venden, se llenan de virus y a veces... Por pequeñas fallas se localizan en alguno que otro cerebro humano, que es habitante virtual del espacio inexistente, con la virtud más elevada, en la soledad menos que electrónica, en esa soledad que corre más libremente frente a una pantalla, y demás espejismos de avances que sufren en segundos, y lloran por una cucaracha.
¡Vidrio!. Vaya nombre, pero esa había sido la voluntad de la abuela al registrarlo, como su hijo de 75 años.
En la Cruz, el poblado más cercano, tras la puerta del cuarto que a veces funcionaba como oficina y otras, era una cantinilla ingenua, que confusa hacía la misma perilla de esa puerta. En la mesa, en el ciberespacio fantasmagórico, un viejo ratón, la música, la presencia desnuda del monstruo del cuello blanco, asesino multiforme, plaga, enredadera en las entrañas de las paredes y los puentes al inframundo menudeaban. ¡Es obsoleto morir naturalmente!.
¡Hay qué estar actualizado, secuestrado, extorsionado, y sobre todo aterrorizado, así se logra controlar hasta el último cabello si quedara algo más allá del hueso pensante!.
¡Cruz, cruz!. Decía vidrio, que se vaya todo el plástico y regrese la madera reciclada. Era uno más, millonario del desastre, cientos de veces, miles de ausencias fingiendo olvidar.
Y culpando, al pterodáctilo organizado, en rebaños, en recuas, en parvadas, organizado en bancos, de peces, en las fauces de ballenas, sin recato, en la cruz de mantarayas. Vidrio, sí, él, el Vidrio, como un heliotropo infunde
esperanza. Pero... El silencio es porcelana en camisa cargada de malos presagios, en las castidad de los fantasmas. ¡Creyendo en las urnas que guardan cenizas!. ¿Sirven acaso para guardar otra cosa, o dar esperanzas de otra vida cuando ya no se tiene?. Y botan solo las pelotas en las infancias yertas, al elegido del cementerio.
Vidrioso tiene cada ojo la paja y la viga aplastó un camello al entrar sin pedir visa en una aguja. ¡Y todo por el amor de un click!. Casi pensaba con las rodillas, en las botas, solo las pelotas botan, compradas, por un rato, por las más grandes ratas, aunque luego de desinflarse las urnas de las cenizas. ¡Los pterodáctilos eran organizados culpablemente almendrados! Y en la cruz, se calman, con unas bellas flores, una caja brillante o una pequeña urna de barro, bota la arena dentro de un hoyo tierno de olvido. Y después, de las urnas, recogen sus cosas los reptiles de los comicios, y la bondad de verdades absolutas cubiertas de plomo hemoglobínico al que
lo dude por un pequeño pelo. ¡Vidrio, plastificado!. Parece lo que nunca ha sido.
En la cruz, vidrio, hay borregos hambrientos, lagartos, hienas dulces, sapos blancos y langostas en los campos minados y el dinero escasea sin mucho trabajo, solo en unos cuantos que se pudren en él, como podrida el alma y toda la piel de una sonrisa vana y ávida. En la calle, ofrecen medicinas a los cadáveres, pensando, quince minutos antes de iniciar la nada, o la escuchan, pocos, en la venganza del plástico, del vidrio en la cruz, que esperaba su madera de los bosques arrasados, de los amos de la vida de otros esclavos, explotados, desarmados, ignorantes encerrados, con sus redes, aislados, más asociales que nunca, y quién lo diría, muchos enormemente antisociales humanitarios de un dedo en un solo click... Con toda la tristeza bajo la piel y la violencia en ágiles dedos salvando al mundo, ingenuos de nuevo cuño.
Los pterodáctilos atacarán de nuevo, en las películas, de caricaturas en la isla que piensan los olvidados harapos. En la unión de las urnas, ¡Solo cunde la ceniza!. ¿ Qué esperaban?. Un ataúd brillante sale enormemente caro y todo lo demás... Bueno, botan las pelotas, botas raídas. Pero, la honestidad. ¡Hay de ella, nadie la conoce!. Y nadie fue acribillado ayer. Sin embargo, quedan muchos otros nadies. En la cruz vidrio piensa. ¡Pero, sé que nadie duerme, y quisiera morirse en otro lugar, sano, tranquilo, tomado en cuenta, respetado por los corderos balando lobunos y coyotescos!.
Pero nadie, bota su pelotilla, aún piensa que será alguien alguna vez, el primar nadie de la historia que se fabrica clones de algo más. ¡Jamás será nuevamente engañado, imposible, en su ancianidad ya tendrá una jubilación a los sesenta y cinco años después de fallecido desde el hijo al hermano con muchos nietos. La cruz, vidrio lo recordará por siempre, si antes el pterodáctilo organizado no lo secuestra, o provoca un eclipse en su misma alcoba, o teje una capa de ozono, con las manchas solares al derrotar los virus de la influenza, y la peste pide perdón, en fin, el pterodáctilo organizado es un fabuloso ser que todo abarca. ¡En la cruz, vidrio se creyó plástico!. Y desde esa época vive en las tarjetas, victorioso.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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DEL FUEGO ANCESTRAL
Núbil Madre Virginal, del fuego primigenio, Tibia tierra en su maternal vientre Amor Del Fuego Ancestral Infinita... Ausente, la bella muchacha, ¡Cierra los ojos! En las flores, sus mejillas, pupilas inmensas, latidos, pétalo a pétalo, en todo corazón materno. ¡Sueño de los sueños nodriza, compañera eterna!.
Está. ¡Bordando están los perfumes!. La inmortal memoria, arrullo, cobijo, amor, amor. Está. El encanto cultivando, diáfana esperanza. El campo lúcido, próspero en la espera. Entre Los Tiernos y plateados labios enrojecidos oros.
Del fuego ancestral Es En la belleza interior Es El extraño espejo espléndido Es En la misma escritura sencillez Es El instante beso de una nube. ¡Inolvidable!. Con los tiernos paisajes que planta, de labios y mejillas. ¡La belleza queda!. En la muchacha, ausente, y del fuego ancestral renace, el amor, amor.
El amor, en los parpadeantes vientos, brisa, halago enretinado, mariposeo suspirante. El amor, donde los perfumes platean dorados.
Del Fuego ancestral. ¡Amor del principio al fin!. Del Fuego ancestral. Flores bordando, flores pulsando, sencillez, modestia y humildad.
Es Al Visible silencio, del cristalino mensaje, una campana, noble. ¡Qué acompaña!. Lejana. ¡Su ausencia transitoria!. Cercana. ¡Como el sonido a su letra, y la sangre al cuerpo!. ¡Solo, hasta el regreso, del primer fuego!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Dorme, mal me quer. Quando raiar o dia, acorde de bem.
A.J. Cardiais
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Poeta
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Señor, Tú regaste los campos de flores que llenan el aire de aroma y frescor, cubriste los cielos de inmensos fulgores y diste a los mares su eterno rumor.
Doquier resplandece tu amor sin segundo; la tierra proclama tu gloria doquier; y en medio a esos himnos que brotan del mundo, yo quiero elevarte mi voz de placer.
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Poeta
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