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Mando sinais de fumaça para chamar os poemas. A vida passa... Vejo nas nuvens.
A chuva cai... Não pedi chuva. O sol se abriu. Não pedi sol.
O vento canta e a poeira levanta. Não pedi vento, não pedi canto, nem que a poeira levantasse...
Seria tão bom se um poema visse os meus sinais e atendesse o meu chamado...
Mas vou parar, já estou cansado.
A.J. Cardiais imagem: google
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Poeta
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Pinta plantas dalia
Con El corazón Pin Tar... ¡Dipingere, peindre, malen, paint! Con El corazón De flor Es Ta Ba...En el alma parpadeante Plena ...En albas lágrimas ardientes Ese Día... ¡Veía! Cómo Sentado estaba el día sobre la luna en la puerta del dibujo qué soñaba en la cabaña del perfume la dalia y el canto en voz baja, del aire.
Al Pintar Con El...¡Corazón! Pintando Con El...¡Herz, cuore, heart!
La mañana, sutilmente brillante, tímida y romántica, a los pies, de las nubes desnudas, suave alivio de lluvia que mira con los puros perlados cultivos alegremente humedecidos con bellos ojos de doncella.
¡Dalia, con el corazón de dalia!
Por el camino lúcido del corazón, natural, solemne, dónde las ideas realistas ríen y cantan, relampagueando allende, por el sentir, incinerados aquende, de todos los enamorados.
¡Aunque nadie venga ni acompañe! Por Dónde hubo tormenta pronto Malamente terminada En el camino de lentas gotas.
Sentada estaba también a la puerta una eléctrica noche una entibiada tarde una tranquila cabaña entre sueños de paz y auroras boreales nubes de la vida.
El mediodía dibuja y contempla la dalia con sus quietos ojos. En la floresta dónde dorados son los amantes.
¡A los ojos dónde pinta plantas Dalia! Y a lo lejos de las dalias plantadas al Pintar con el corazón... Dalia.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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LETRAS TRAICIONERAS
En las húmedas ventanas los nardos prenden Las mejillas enrojecidas. De los ópalos marchitos. De los piadosos dardos.
Así, las letras, traicionan las palabras, y desayunan caretas nuevas, miles, los bolsillos de monedas, y billetes.
Donde Caminaban blancos en la nieve azulada, en los dardos pretéritos de túneles, rápidas ventanas de corona, lentos techos de diademas, unos muchos abdominales.
¡Letras, letras destintadas! Con los pálidos volubles dedos Una Vez, de voz en cuando canto. En ¡La triangularidad creativa!. Retumban, las cosas minuciosas, los escenarios narradores del mercenario, letras. ¡Del fugitivo diccionario descorazonado!.
Letras traicioneras. En el rojo pardo prado, verdosa simetría, disímbola. En El candor arrítmico del siglo. Diafragmas amorosos de los diagramas. ¡Gramos estéticos de los fonemas!. ¡Afónicos códigos de los ombligos!.
************ Letras En los hombros diarios enredados Con raíz y enredadera La hoja del otoño retoña Año Nuevo ¡Farsa dulce y trampa urdida! Gesto brusco del edificio ¡Oficio fusilado de los suburbios! Añejas letras En la palabra muda En la derrota corren los pavimentos En la victoria pierden los alientos Los programas De Pandora, panderos del cascabel.
Letras luz qué ciegan Los tornillos desempleados Las tuercas encamadas Traicionando cada palabra y renglón curvo
Por la respuesta complacida del imposible Por la firma prolongada pesadilla firme Impacto más qué ningún otro ¡Lodazal en rebanadas! Con la velocidad blindada de los escombros.
Paz dramática sin prisa, tropas de topes y de topos. Con el uniforme de pretextos. ¡Pacíficas murallas de ataques!. Y En Los pulpos disfrazados de las noticias Las Letras traicionan A las verdaderas palabras Millonarias alguna vez de carne y luz humana.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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CASCABELES NOCTURNOS
Por la noche circular cuando vuelve. El hombre de cascabeles corredores. Y por el día contrarios, cascabeles. Son los miedos. Verticales bajo suelo. ¡Sideral!. Por la noche cripta.
Por las estrellas lápidas. Resplandor de blanco abismo. Ya se palpa la fragancia. Ya se siente resonante. ¡El hombre del ayer y el mundo!.
¡Qué pañuelos arenosos, lo envuelven, en colores!. ¡Colores circulares, nocturnos cascabeles!.
Cascabeles___En un alegre canto. Nocturnos. Nocturnos___Del contento sumergirse. Cascabeles. Al fondo dulce del crepúsculo.
Espera la punzante arena. Por la noche de círculos colgados. ¡Vienen y se van los cascabeles!. ¡Oh, inspiradas pisadas encantadas!.
Mármoles ardientes y sol de playa. Es perla serena. Espacio horizontal y tiempo. Tiempo de espirales. Ya veloz la carne danza. Danza ya la historia madrugada. Cascabel.
Nace por las noches. Cascabel a cascabel. En el mundo qué fosfórico se vuelve. Silvestre. El ayer de pañales y pañuelos. Arenoso cascabel.
En la red de placeres y dolores. El ayer de diademas fulgurantes. ¡Ya vuelven, ya vuelven, los nocturnos cascabeles!. Con el destino vibrante de espejismos. ¡Arboleda infiltrada de sorpresas!.
Cascabel de cascabeles, en el féretro que muere. En la danza de las tumbas. Nocturnos cascabeles. Íntimos acordes de la fosa. Amor de incertidumbre.
En la noche de belleza inevitable. Muerte. Muerte apasionada, profunda, perdón eterno. Amargo cascabel de noche a noche. ¡En el dulce sumergirse!. ¡En el canto del crepúsculo!.
En los féretros punzantes, en la fúnebre belleza. Desolación adorada. Miel de miedo. Miedo entre frascos frescos. Y fresas formas. Desfila el vértigo. ¡Preso presa fácil!. En el féretro qué muere, solo, metálica alegría. Cascabel en el fondo. ¡De belleza sumergida!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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EN EL MILENIO DECADENTE
Y El mundo múltiple. Es, su propio, peligro. El, insólito, indudable de apariencia, ¡Hombre, página, totémica!.
Por éste, nuevo milenio. ¡Decadente, cruel, inclemente!.
¡Qué grotesco, es un laberinto dentro!. Se desmorona, al detenerse, afuera. Manifiesta, pidiendo, luego, se apague en sangre.
El humo de diez años, las pirámides unánimes de millones, enmudecidos.
Como la escapatoria imagina. El balbuceante, vocablo envilecido. ¡Ser, de oníricas presencias!. De monótonas anécdotas. La filiación de muchos años. ¡Especie, de repugnante despliegue!.
Decadente, empobrecido milenio, en la inicial, década, raquítico, de cada, imperioso desengaño.
Se deseca, inédito y como lo fue. ¡Presenta adoptivo el vientre!. En la extensión de luchas. ¡Todas de retórica ignorancia!. Partes, sanguíneas, gravitando.
Y un barroco, cuadro. No vestimentas anegadas luces. ¡En sucesivas fases!. ¡La ciclónica humildad inagotable!.
En las apergaminadas cortinas, pocas veces, en dos planos. No aguarda la bella forma, desaparece, en ronco canto.
Y entre frescuras y arboledas, puede mirar al cielo, dar la pupila, blanca nieve, no, lugar al moribundo bálsamo.
Solo peregrino extraño, oye y siente. Acepta la música, la luz en que navega. Dar, lo que perdió. Esferas. Triangulares. Cuentas desiguales. Al ceñido hato. ¡Qué deleita sonoro duelo!. Está, en él, ávido semblante. ¡Arriba de aflicción fatídica!.
Sin que nada, le quite, lo allí nacido. Alterar la llama, es lo que alumbra. ¡Su aurora evaporada!. ¡Naturaleza que busca en vano!.
No el paso rápido, de las horas. Es tan cálido y tan bello. Sí. ¡Todavía ciego, el vacío oculta!.
Un peñasco angélico. Tejido de dormidas flores. De párpados y ruinas. ¡Ilusiones de antiguos días!.
El milenio. Enfermo. Nace. Enfermo sigue, decadente por el humo ¡Como el huno, vándalo, vikingo, bárbaro!.
De los nuevos, bucaneros, corsarios, filibusteros. En la lengua de palomas, y un pescado sordo.
¡Vaya, buen milenio, nos vive, por el sueño!.
El Espejo Ha perdido, su reflejo. Al mirarse, dentro, de los viejos siglos. A los pies del petrificado iluminado. Cuervo, curvo, en las mil plumas escrito. Lápiz papeleante de las teclas de pocos años.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Salva La Selva
Dulce huésped vital y blando. eterno vecino de la luna, del aliento verde selva, péndulo canto.
No de tus gozos el olivo viste, ya que, las alas el viento embiste, calla, no llores, y a tú raíz siente, siente que vive.
Hielo el invierno mata la plaga, hielo el invierno mata el dolor, ardiente la nieve, mañana menos, menos estará.
Allí los osos con amor dormitan, allí los ojos con amor despierto, nublan al odio que anís estrella, cielo en la tierra.
Siempre el peso de la esperanza, reverdece aquel en la escarpada lumbre, aunque los hombres el mal planten, quieren algunos el suelo. ¡Tú puedes!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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HE VISTO TU PUREZA
He visto tu figura blanca. Pureza que ahuyenta sollozos. Ave dormida entre flores. Ángel de canto alegre. Ángel de tibio otoño.
*******HOY*******
Blanca pureza he visto. Tus suspiros de pronto. Lágrimas y alegrías. ¡Te quiero!. Ruiseñor y melodía.
******AYER******
Campos verdes y arboleda. En mi corazón te visto. Con el rojo apasionado. Verde-azul espuma. ¡Un ramo de jazmín es tu mejilla!.
*****MAÑANA******
Niña de bello rostro. He visto tu alba aurora. Estrella de mis noches. ¡Te quiero!...Melodía de alegría. Sin heridas...Sin espinas.
*****SIEMPRE*****
Corona de laurel y de sonrisa. Tu figura de pureza y de nobleza. Hoy, ayer, mañana y siempre. Te visto y re visto tus perlas...En mis lunas... ¡Pureza, pureza, pureza!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ARROGANCIA TRASNOCHADA
Colorado traje. El pecado en la manzana. Cruzando sangres descarriadas, y el corazón en un pájaro.
La...Venenosa...Paz. Aguja...La...Prehistoria. De...Los enanos...Agrios.
Secas púrpuras. De cerdos labios. Olor de sombras mudas. En las uñas de los leños.
Lujurioso el suelo cadavérico. ¡Santifica herejes higos!. Jinete, gallina...Del infierno.
¿Quién se alimenta de lamentos?. ¿Quién la sombra escucha?. ¿Son las momias lirios?. Crepúsculo y fracaso. ¡Diadema carcomida!.
¡Cuánto espeso aliento!. ¡Cuánto canto vano!.
Vegetales añicos de montañas. Bajan en gotas estancadas. Sobre un gris hundido. ¡Imposible!. Tarde malherida.
Eco De Caverna...Eco solo vacuo. De Caverna...Eco vano. De Todo...¡Un traje de manzana!
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Hermosa España es tu mano y la mía que acaricia a sus hijos al llegar y al partir. Que palpa el pecho y que persiste en ti porque sabes amar buscando el corazón.
Encuentra el alma de árboles y las piedras y creas con amor la cuna del deber. Que es el futuro porque todos sabemos que España es la mayor de la tierra y la mar.
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Poeta
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Cuando lejos, muy lejos, en hondos mares en lo mucho que sufro pienses a solas, si exhalas un suspiro por mis pesares, mándame ese suspiro sobre las olas.
Cuando el sol, con sus rayos desde el oriente, rasgue las blondas gasas de las neblinas, si una oración murmuras por el ausente, deja que me la traigan las golondrinas.
Cuando pierda la tarde sus tristes galas, y en ceniza se tornen las nubes rojas, mándame un beso ardiente sobre las alas de las brisas que juegan entre las hojas.
Que yo, cuando la noche tienda su manto, yo, que llevo en el alma sus mudas huellas, ¡te enviaré con mis quejas un dulce canto en la luz temblorosa de las estrellas!
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Poeta
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