Poemas :  Significar sí
Cuando te veo
A los ojos,
Dueños del amor,
Quebrantando luces…
Significan sí.
Dulce caminar,
Dulce andar,
Melodioso sonido,
Tierno
Y enternecedor,
No lamentaré penas
Y me entretendré bien,
No quebrarse,
No perderse.
No.
Significar sí,
No significar no,
Sí.
Llevarse hasta el abismo,
Llevarse hasta el final,
Llevarse hasta la meta
Y decirles “sí,
Sí, sí”...
Poeta

Cuentos :  Psicodélica
Psicodélica

En las últimas sombras del tiempo, dejó de ser mortal.
Por el más allá, allá de los ojos grises, los días, los fa-
roles hormigueaban... Largos, temblando, alegres,
dónde la muerte, muere sola, viviendo y caducando de huesos líquidos perfumes, taladrando siglos y tumultos.
Un luz verde, emergió bajo el espeso espejo.
Justo al pestañear, la cítara, la música, el susurro resba-
lando por el viento, al olor del vibrar pesado. Esferas e-
mocionadas, centelleantes, suspiros.
Hoy, por fin había dejado de nacer, burbujeantes, las palabras no fueron necesarias. Y la mano, eterna, tibia, y sobre todo, cariñosa, alejó toda distancia.
El tiempo caía por las esquinas, incómodo, perdía infi-
nitos siglos, millares derretidos en un instante, un uni-
verso, inverso, reverso, anverso, reproduciéndose a sí,
mismo, cada segundo, primero al último al volver lo su-
ficiente... Por ello la tarde quedó plena, la noche entera,
los anhelos tiernos misterios en calma, cómo verduras
frescas, esmeradas y esmeraldinas.
¡Extraño aislamiento!... Demasiado bien alargado,
per-
ceptible, saturado, entre novedades antiquísimas, bur-
bujas ultravioletas se veía. ¡Absurdo!. - Pensaba -

¡Allá ella, acá ello, y como aquéllo, ésto otro!.

En tanto oruga, se vistió de abeja en las nubes, soñando,
su gemela, y de tan distinta y diferente tejía cada una de
las sedas en los futuros días alfombrando alados campa-
narios, vibrando, silenciosos entre pestañas hilando,
hilo a lo otro cercano y lejano, cada porvenir sin pasar.
Las hojas de madera opacaban densamente con un.
¡Perfume!. Si, cómo un perfume, árido y lejano arrullo.
¡Qué cándidos aparecían aquéllas, alas anaranjadas, almendradas, comparadas con las mortecinas flamas del horizonte!. Los encinos, en la mañana, no eran menos
qué resplandores tiernos, qué tapizaban cautelosamente
sus raices, como palmas, plantadas en oasis invisibles en los espejismos reverdeciendo. ¡Psicodélicamente, comprensible, es al final su origen desconocido sin serlo!.

Y el origen, tal vez, de ésta pequeña pero
punzante preocu-
pasión, que extrañamente ronda confusa, es la excesiva
voluntad. que a veces hay también en los humanos.
Pero... ¡Aquí!. Vestía de abeja solo.
¡Ah!--- Pero sin duda en la mariposa después de
algunas
semanas había crecido, lento, su palpitar, de verdadera oruga en el fondo.
Risueña, su naturaleza cruzó a otra dimensión, sin espacio, sin tiempo. Y de mortal vestida. ¡Tejió su eternidad!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Apasionada espera...
Apasionada espera...

La noche, imaginando, el sueño.
El día.
Amable brisa, brasa, el abrazo tierno.
Calidez de labio, y lecho tibio, hila, hilesa,
Y lo amoroso, del momen...Todo..Do. Do.

Tanto teme, a veces, desapasionada.
En el como.
Sentiría la sed y la sequía.
El jardín.
Por cada flor el perfume, y el aroma.
En el invierno,
ínfimo y enorme, el hielo y el frío.

Y del mañana, una pregunta decía:

Espera, espera... ¿Acaso el peral da perlas?.

Nunca jamás digas...
¡Cuando, impotente, imponente y desconocido
veas perdido, cada fracaso, en el jamás dicho!.
Y
eternamente menos lamentos,
al infinito, ninguno, menos apasionado.

¿Recuerdas?____ Alguna vez,
me preguntaste.

¿Si el pajar de agujas amarillas,
estuvo la mañana cantando,
estuvo el agua humedeciendo,
tantos pájaros amarillos,
cantan en agujas, las mañanas pasadas?.

No lo sé muy bien,
pero recuerdo como...

¡En ésa espera!:

La piel cambió el espejo, el reflejo, la cara,
esperanzada del deshacer cristalizado,
al vidrio, en la humedad, un lago,
humilde refleja, aquélla piel,
cambiada por el viejo espejo,
y deshacer del vidrio.

Como fue, así creo, dices.
Como deshace al vidrio,
cristalizando el hielo,
bajo la piel la cara.

Apasionada espera,
la esperanza, de la pasión enamorada,
en la morada del amor.

Violeta, como sueña, el jardín la primavera,
espera, apasionada, flor cada el tiempo.

¡Y observa bien, que no acabe lo visto!.
Espera.
Tanto.
El camino sobre sol y luz, en el jardín.
Como
En nubes bajo la niebla y la humedad.
Y
en cada invierno igual.
¡Como plumas copos y blancura!.

Espera, espera...¡Como aquélla vez!.

Frente al risco fresco casi,
del reflejo arisco espejo.
¡Por la espalda labradora de ladrillos!.
Asoman desfilando acantilados,
frente al frasco reflejado,
en el espejo, visto por la espalda,
desvestida la frente. ¡Desnuda!.
¡La frescura de aquélla vez!.

Apasionada espera.
¡Que nada espera ya!.
Desesperada solo.
Por lo inesperado de aquélla vez.

No en el hoy..... ¡Oí, oye, nada es recuerdo!.
Todo, está en el tiempo.
Siendo.
Como fueron y son. ¡Así nada más!.

En los suelos, años quedaron sepultados,
como túneles bajo el pantano,
años engañados, y desentrañados.
¡Los vientres arena y sol ardientes!.
En los suelos, zapatillas las astillas.

¡Donde los hielos jamás habían sido,
tan extremadamente fríos!.

En
La
Espera
Apasionada, espera, algo, una nada al menos.

La suavidad rugosa, el algodón y la blandura.
Y
Cuando menos
En
Las
Aristas y riscos, la risa y la sonrisa.
Aunque todo,
enturbie la turba, el silencio y el vacío.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta