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ESPIRALES AFILADAS
Porqué erraba con hierro al destierro...
Con el misterio de la epidermis en la fruta de la brisa recortando al dedo azul las letras dados de pájaros y bronces.
¡Dónde errarían con herrería al desatino!.
En el cabello humillado que vuela y sabe a viento y bofetadas y a rodillas masticadas por las velas de los mirtos.
¡Aunque yerre la nube lloviendo!.
Gladiolas de ojos bellos detrás de los barrotes traicionados por la voz del escondite fragante Tan puerta, tan ventana, del vidrio agrio.
¡Eso que hubieron errado con certeza!.
Haciendo de la aurora espinas y zapatos en la faz tridente de corbata suave hacha del placer alambicado cada escritorio servil al miedo.
Dónde sólo yerra el fuego al calentarse!.
Con el carácter precursor del retroceso En la tercera percepción de la indolencia En la mirada pescadora de los topos Con las escamas tejedoras de retinas.
¡Porqué descubren a la verdad sus mentiras!.
¡Errad, errad, con hierro y fino desatino!. Lápidas alegres columnas de silencio Medallas óseas monedas piadosas ¡Espirales afiladas de la espina enriquecida!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Arrugas del tiempo Autor: Pierre Reverdy 1889-1960 ( Francia ) De ¨El Tragaluz oval¨ 1916 Versión: César Moro.
Arrugas del Tiempo
Cuanto más grito más fuerte es el viento La puerta se abre Arrastra la piel y las plumas Y el papel que vuela Corro por el camino tras las hojas Que echan a volar El techo se rebela Hace calor El sol es un imán Que nos sostiene
Desde kilómetros Me gusta el ruido que haces Con tus pies Me dicen que corres Pero nunca llegarás nunca
El Viejo aficionado al arte tiene una sonrisa idiota Falsario y ladrón Animal nuevo Todo le da miedo Se apergamina en un museo Y participa en las exposiciones Lo he puesto dentro de un volumen en el ultimo anaquel
Ya no cae la lluvia Cierra tu paraguas Que vea tus piernas Abrirse al sol
Autor: Pierre Reverdy Francia 1889-1960
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Poeta
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AMERENGADA INOCUIDAD
En esa realidad que ha cerrado la puerta, en la sierra nonada por menudencias, la negrura es intachable mízcalo, peyorativo malévolo insignificante, postinero procaz insufrible, ¡Qué encuentra agotado el vacío!. ¡Qué libera al mundo que pensó!. Sin creerse murrio, intacto gruñido. Sin saberse decadente, pelele vacuo. Amerengada. Inocuidad.
Por las ascuas desgajadas del insomnio. kiosco en ruinas huracanado hospedaje. Del consuelo contagiado del contrabando. Del óxido apadrinado de ínfimos pórticos. Del hielo perturbado bajo la mano vacía. En esa realidad, en esa realidad, se ostenta. Conmiserarse de la gazuza infame hartura. ¡Sí, sí!... Aligerándose al deslomar al sol. En el impreciso crucilabrio intransigente. Amerengada. Inocuidad.
¡Vaya, vaya, sí que sí!. Es la estrictez anacrónica del gusano tundido. ¡Que asfixia a la lividez misma!. Perplejo. Al caracolear atribulado en petulancia. Al atragantarse desparpajado el cinismo. ¡Pobre cacumen abundoso en coprolalia!. Conturbándose trastocado de azoro ingenuo. ¡En esa realidad que ha perdido su ausencia!. Su figura, su repudio, su respeto, su esbozo. Amerengada. Inocuidad.
Entre eso del estorbo usurero. ¡Demudándolo gazmoño infernalmente!. Por encizañar y embolicarse aventurero. Entre el escamoteo de una rapsodia. De un desenfrenarse animalado. Textil termómetro tertulia torpe. Dispensa disturbio doloso drama. Zángano zopenco zozobrando. ¡Convicto de sí y por sus huesos encarcelado!. Insigne. Inicuo. Del amerengarse crapuloso, inopinable.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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REAFIRMÁNDOSE
Si noche vibrante cobija abrasante festín estrellado hoy campo o alfombra eres parpadeante oscuridad que ondula en la concavidad del sueño.
Tal vez mañana dirás, tarde, ésto qué ahora callas apresurándolo por el relámpago camino espumoso mojadas sandalias espinas, sangrantes alfileres doblados con manantiales pendulares por el eco junto a la puerta luz y sombra en la memoria aguda y plena sin planes de olvido.
Si Noche se trata de contar estrellas contar cabellos como cuentos de caballos en el pecho en los muslos en la cintura como dulces abejas naciendo tibias mieles en el idioma del sentimiento cultivando las justas razones. ¡Sí, noche, sí noche!.
Se trata de despertar temprano mientras transcurre el alba y el corazón reposa madurando el color del viento en la carne día a día ¡Humanizándose!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Vertedero de vesania
En ese bello paisaje Del plumaje abundante desconcierto Recuerdo, recuerdas, cuando olvidamos sus calles En las blandas almendras de voces agudas y perfumes En la esencia de memorias perdidas, en la húmeda y dura Penumbra... ¡Un vertedero de Vesania!... En ese lugar qué dice: Es morena la consciencia del zapato Es rubia el alma del pantano Es pelirroja la tumba del tesoro ¡Vesania de besos ilusos!
¡Vertedero! Por la desesperación qué llueve Sin despedirse del momento, de vesania un vertedero, Del tesoro perdido, ya no lo recuerda el exilio Entre... Las estatuas asustadas. Entre. Los calmos cuentos Piensan, sienten, escuchan y dicen: Es el cortejo del último río ¡Pesadilla de golondrinas!... Aventuras qué marchan harapientas De la herida compasión victoriosa Del enjambre de puños cortantes ¡Centenas de calmas minúsculas!
¡Oh, vertedero de vesania! En el vientre argento del corcho En la intimidad qué devora la carne ¡Del llanto un faro enloquecido! En la cama de almanaques interrogantes ¡Carreteras de puertas cerradas! En las duras calles de las gaviotas ¡Por el amarillo qué al otoño tiñe! Con el traje suspendido de la tarde En el suelo sorprendido del zapato.
Vertedero de vesania. Dónde arenga el caracol prudente La vesania besando... Sentado al violín extraño incipiente Porque camina el crepúsculo rápido en la noche desnudo ¡Entre las rebeldes pupilas qué esmeraldas afligen las teclas! Y las pianolas al doblegarse perfuman las redes que atrapan el aire de las angustias de ayer... ¡Cómo las carnes en flor! Porque...¡Yerto está el piso, yermo el mismo viento, yerno del techo!. Con la suela que doler suele En la duela qué moler sabe En la muela qué oler debe...
Vertedero en el ambiente cuando, la memoria de la penumbra regresa lloviendo del recuerdo... ¡La esencia perdida!... El desierto del plumaje ¡Acuoso por el camino qué teje al aire nubes!. En la espalda de la realidad qué el tiempo deja al absurdo pesimismo sin la burla, del agobio constante una promesa cotidiana... En la sorpresa paradójica emergiendo. Con la subjetividad catártica, en la palabra inútil, en el sentir fugaz, en la lírica parcial de los olores. ¡Un perfume fuera de texto!... En el discurso Sin inicio, por los últimos suspiros inéditos. Recuerdo recuerdas cuando olvidamos ¡Más allá del cocodrilo y las consignas!. ¡Más acá del sapo y las denuncias! ¡Más o menos del artefacto al manifiesto!. Lloran, lloran, cuándo ya de nada vale...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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CARDIOGÉNESIS.
Cuando el agua florece en los pétalos del corazón. La noche escucha. Estrellas.
En la música del sueño. En la ribera del reposo. Donde el universo nace. Un océano se columpia en una gota. Y las montañas en un relámpago. Una noche, noche.
Inaccesible al olvido. ¡Del dolor qué alimenta el viento!. Una gota del cielo ardiendo.
El hielo ahogado en sed. Lo que debiera quedar preso. Del rumor de mil ventanas. Y el sacrificio... De las puertas. En la morada del silencio...
¡De la extraviada esperanza!. ¡De la soledad sagrada!. En la sangre del tiempo. Y el olor del olvido. ¡De los frutos del crepúsculo!. En la consciencia. Envenenada, del engaño... ¡Qué palpita!. Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez.
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Poeta
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AQUÉLLA PUERTA
Aquélla puerta del fructífero abismo, es la medianoche tibia neblinosa, como del camino árida ventana, los anhelos cincelan sus colores. Aquella oscilación parpadeante, como de una eternidad una gota.
Aquella gota del acuífero cinismo, es al mediodía frío clarificada, como del sótano húmeda puerta, los desprecios destejen sus olores. Aquella permanencia fantasmal, como de una lágrima una roca.
Aquélla Puerta Gota Tibia Roca Es.... Aquella puerta. Gota de la eternidad.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Interioridades...
Senderos. Sibilinos. Aves anónimas. Mesura austera a veces. Tornadiza inaccesible otras
Son lo que serían siendo. Por la íntima superficie ondulando. ¡Campos en las puertas!. Por el viejo mundo sin ser tan viejo. ¡Caminos en las ventanas!. Del mundo, inmundo, muda nuevo. ¡Lo mismo qué las sombras apagan!. Todo el suelo animista del orbe. ¡Porqué la luz en la mano teje al aire!. Todo el callar inabarcable del silencio. Una Vez. Sendero. Claror otra. La mismidad sin abstracción. La hora yace atormentada lluvia.
El sentimiento, en huelga. Terminan los ríos secándose. Desempleado el raciocinio. ¡Cataratas al cielo gris final!. In Te Rio Ridad... Es... ¡Es salir del desesperante fondo!. Insinuante insipidez pudorosa encubierta. Interioridad veraz, la claridad alude sola. C O M O La gota inesperada bebe al océano. ¡Umbral ultramarino ultratumba!. ¡Incólume!____El progreso de los males. La plaza, saliendo, el sol, saliendo, la plaza. ¡Más entre la inmundicia qué famélica regresa!. El sol, caminos que apagan, tarde, al sol mismo. C O M O La nostalgia en un lápiz canta y danza. En lo sublime en un bolsillo satisfecho. Y...¡Vaya belleza!___El paraíso, más barato, fácil, en abonos, con el perdón en las paredes. Y lejos, incapaz, el infierno matemático es, magistral en la realidad que anida donde quiere. In Te Rio Ridad...Es...En el campo de la vida muerte. ¡Dentro y fuera, encadenada libre, fuera y dentro! ...¡Quimérica metáfora del pórtico!...
Finalmente. Inquietos colores fósiles como capullos. Inicialmente. Ardientes hielos aromáticos como metales. Intermedios. Dudas certeras agujas como algodones. ¡Así otra lluvia será mañana, de puertas y ventanas, cuna y ataúd, una catarata lejana!. Las interioridades en su prístina pureza. ¡Cuándo ya no estemos ahí, ay, ay, allí!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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EN TANTO ALETAS...
Y De Las Alas Gotas Muchas Sublimes Espumosas En la música sublime de la nube. En la carne enamorada de la luna. En la palabra callada de la tierra. Y De Las Alas Fuera Dentro Los años liberando los años. Miedos, dichas, cambios, cuentas. ¡Dos océanos elevados, dos hermanos fondos!. Del Mundo Ausente Vertida Plenitud Pronto puede llegar pronto En tanto la vida se desvanezca en tanto Puede llegar puede También Pronto La muerte al último en la orilla La Muerte Confundida Se ilumina transitoria se ilumina. Al Regreso De La Vida Cuando Se Apaga Dentro De las alas de las puertas Fuera De las gotas de las tormentas Alas De Los Años ¡Qué la vista borra!. Y saluda el paraíso rodeando sus peligros en el pasto intenso del ser salva burbuja de las púas en seguridad armada incluyendo a los muertos exitosos hechos en las calles al subir la carretera, la noche dialoga al menos dispendioso tren, desocuparse a la manera de la angustia, al perdón que lo abraza y lo mima en cuatro minas mortales, porque ninguna realidad gusta al entrar los disturbios acumulados, al desconocido que lo impulsa alado aletear, arrodillado, ascender artificioso.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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AGLUTINADORAMENTE...
La Mente Ad ora Aglutina. Duramente dorando al dormirse. Y Con el sueño sepultando. El tiempo. ¡Sin ir más lejos del principio!. Entre la circunstancia y peripecia. Apagando. Los caminos. Intransitables... Donde manudean, las estratagemas suardas. ¡Entre pureza y flaqueza!.
Y Ya después del drama un clarinazo. Ya para que. ¡Grita un sótano!. De opúsculos miradas. Al encuentro del viejo plenilunio. ¡Ya el parque es un liso porqué del qué!.
Del paraje abandonado pasaje, aglutinado y dorado. ¡De menta ausente lamenta el sabor!. De la bienandanza peregrino En la más íntima verdad de las ventanas. De la disculpa del hipogeo. En el misterio puerta abierta. ¡Por el ictíneo tumulto!. ¡Por el furtivo incidente!.
Aglutinador. El siglo da un brinco atrás Al mar golpeando las arenas Al encuentro del desierto ahogado
Porqué El Siglo corre vestido en sangre. Del Lebrillo al embrollo. Del incordiar energúmeno. El Tiempo Sepultado, abandonado, nada y nada. En la piscina. De los relojes pendulares acordeones. De La Frialdad flamante. Los delicados pilares, desdoblando chispas. En la derrota de las victorias de ceniza. De los autorretratos despreocupados. De la sorna disipada sin tapujo.
Los Escritos llorando los destinos. Sin tino ni trino tónico. Del amor. ¡Desgarro imposible!. Aglutinadoramente Por El tiempo ¡Oh, el tiempo ha sido sepultado!. En Un ¡Eterno instante!. A-glu-ti-na-dor.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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