Poemas de amor :  Aún Distante
Aún Distante


Grano
Maduro
¡Por tu vientre!
Asoma la espiga... ¡Dorada explosión!...
Del
Mismo... ¡Tiempo disperso!

Sendero y leyenda
Amor y dolor
¡Memorias!
Entre
¡Olvidos dulces!
¡Cuando fluyes cariñosa!

Belleza...
¡Perdida qué regresa!
Camino de los posibles
Y
Blandos...
¡Jardines... Mágicos...Del amor!

Como
Intima
¡Verdad cercana!
Destello... De pasión... ¡Callada!.
Arista vestida de montañas

Eres mía
¡Pequeña luna!
De mis noches
¡Líquidas!.
Y
¡Fuego sólido!.

¡Qué respira!
¡Qué te sueña!
Por... Las... Distantes.
¡Distancias, aún!
Aún, por el aún y más allá.
Aún distante, aún distante.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas de amistad :  La vía oniroide
LA VÍA ONIROIDE

Abajo del sueño de límites dorados.
Adelante del mundo de cielos prometidos.
Adentro del desnudo de mil ventanas.
Afuera del desfiladero de arañas tibias.
Arriba del viaje de silencios diminutos.
Atrás del mundo de huesos dichosos.

La
Vía
Oniroide.
La vía, la vía.

¡Oh, cómo hemos sobrevivido!.
¡Hay, hay. Cientos de guantes de goma!.
Y la luna resiste.
Y resiste a los corazones negros, negros.
Y los humanos hechos añicos.
¡Oh, hermanos me duelen las raíces!.

¡Tanto han cambiado, olvidando mares y cadenas!.

Cerca del girasol y las leyendas de algodón.
Debajo del amarillo y los aleluyas asesinos.
Delante de infinitas manzanas enroscadas.
Dentro escucha el mundo toda la derrota.
Detrás encarnado el espíritu perece.
Cerca del helado ambiente y mil amenes.

¡Olvidando mares y cadenas, han cambiado tanto!.

¡Quizá el aire ha perdido sus vestidos!.
Será un tal vez delante de los niños.
¡Tarde ruedan los rumores espinosos!.
Enseguida de cien licores y elefantes.
¡Puede ser una cadera sedienta y prisionera!.
Puede ser, puede ser. ¡Cualquier cosa!.

Oniroide la vía, la vida,
era vida vida,
hoy ni vía.

Tomémonos el corazón.
En cada dedo, aunque sea un instante.
En la esencia de un elixir.
En todas las arterias compartidas.
Floreciendo cualquier pétalo en mil rocíos.
¡En la mina láctea en fiesta!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas de naturaleza :  Alquimias
En probetas de greda incaica he indagado por tu génesis, Atacama. Rasmillones en la roca me confidenciaron de tus ilusiones galácticas. Empinado en el espiral del fuego superé las eras del hielo, pero se secó la sal y quedó el perfil del desierto embalsamado como una gran interrogante.

¿Qué familia de colosos bebió la energía en el Salar de Plato de Sopa? ¿Quién domesticó las Lagunas Bravas? ¿Qué gigante niño jugó con las rocas partidas, amontonadas frente a la playa Conchillas? ¿Qué artesano esculpió mastodontes y mamuts en la franja costera de Rodillo? ¿Cuántos fantasmas acumulados a la vera del camino se han quedado clavados a los crepúsculos de Caldera?

Sigo mi camino, deambulando sin un norte, atrapado a una nostalgia difusa, que viene del traslape de confusas dimensiones y se pega a la piel como camanchaca salobre de la fría madrugada. Así, fui recorriendo los arrecifes y urgué las arenas buscando el alimento del mar para sobrevivir a mis fantasmas.

Estoy deslumbrado, forastero perenne, inventando vertientes en las rocas eternas, cavando por vellocinos de oro, por pactos endiablados que retumban en los encierros magnéticos de los socavones.

Veo almas en pena deambular por ellos, buscando la veta de la juventud eterna. Y transpiran mis manos en el frenesí del espejismo dorado y claudico, como tantos, al embrujo del brillo.

Sin embargo, a poco andar, hinco la rodilla en tierra y escapo luego de las garras del oro, resguardado en la lisonja de mi abuela, que ha venido con su haz de luz a proteger mis pasos.

En la alquimia secreta del desierto, establezco mi oasis y quedo convertido en un cometa que se escapa y vuela libre por las fronteras de los acantilados, besando el mar, recuperando el candor de las auroras, libre amante persistente de los amaneceres de Atacama.
Poeta