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Al lúgubre doblar del duro bronce prestas resurgen almas de agua dulce, despiertan los guardianes del tesoro quienes, en vida, actuaron con decoro.
Murieron en la defensa de su honor a manos fieras del despiadado invasor, su tumba, lecho isleño primoroso, cándido, fiel, p’urhépecha orgulloso.
Mis leales Príncipes, Mintzita e Itzihuapa, suban la dura cuesta, el llanto escapa, diríjance al panteón con luz de plata ligados por su amor, sangre escarlata.
Musítense palabras cariñosas, platiquen de Janitzio, de mil cosas, resguarden de miradas indiscretas la tierna oscuridad de sus siluetas.
Reciban toda ofrenda de los vivos por esa muerte de la que son cautivos, coman los charales, beban charanda, fumen buen tabaco, cumplan su manda.
Quemen sacro incienso, sahúmen el copal, retribuyan con bien, nunca jamás con mal, son bienamados, son muy bienvenidos, finados con vivos, todos harto unidos.
Dialoguen con el kurucha urapiti de su eterno sueño, de su frenesí, regresen a sus fosas tan sumergidas y cúrenle a su terso lago . . . las heridas.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Isla de Janitzio, Pátzcuaro, Michoacán, México, 02 de noviembre del 2011 Dedicado a Don José Luis Guzmán Soto Reg. SEP Indautor No. 03-2012-030612580800-14
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Poeta
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“Cuando la zona era virgen . . .”
En cada gota del lago hay historia, hay empalago, leyenda, recuerdos vivos, ensueños, sendos motivos:
Sucedió hace mucho tiempo entre soplidos del viento, Curicaveri, testigo de todo esto que les digo.
En épocas harto remotas en las áreas más ignotas de la extensión michoacana, en su época temprana.
Cuando era imberbe natura y p’urhépecha cultura todavía no florecía, cuando existencia nacía.
En lo que fuera un buen valle, para dar mayor detalle de floreciente belleza, fértil, donde la entereza.
De primeros habitantes sedentarios muy pujantes los llevaba a ser felices germinando en sus raíces.
Fue un día en que, entrada la tarde, “la cosa se puso que arde” porque Eolo huracanado bufó a “pulmón desatado”.
Sobre de los cuatro puntos cardinales con barruntos de que algo iba a suceder, de inminente acontecer.
Cabe mencionar, por cierto, el miedo, el desconcierto, que las ráfagas primeras inusuales, duraderas.
Causaron entre la gente que, ante el peligro latente, se espantó y despavorida huyó como en estampida.
Junto con los animales, a ciertos aledaños lares implorando, al fin, clemencia a los dioses su indulgencia.
Magia, presagio de abrojo, el cielo pintó de rojo desprendiéndose gran masa ardiente, roca argamasa.
La cual, con terrible estruendo, el de un bólido tremendo, pegó de forma muy fiera entre sembradíos, en tierra.
Siguió al duro cataclismo, terremoto, intenso sismo, que hizo tambalear los montes, las colinas y horizontes.
Ese lugar, hoy tan sagrado después fue bien bautizado, como preludio de dicha, con las voces “Huecoricha”.
“Huecorencha”, también “Huecorio”, “lugar de la caída”, exordio de formación de arroyuelos, de veneros en los suelos.
Abiertos desde su entraña, líquida, divina hazaña de “ojos de agua” cristalina dulce, prodigiosa mina.
Que conformaron el Lago de Pátzcuaro, tierno halago, que a la región dio más vida después de la tal caída.
Aliviando, al fin, el trauma, pues, reforzó flora y fauna, con tul, zacate, chuspata, vegetación toda grata.
Humedales, peces, lustre de este sitio tan ilustre, endémicos del caudal thirus, acúmara, charal.
Urápiti, chehua, achoque, todos milagroso brote para bien del ser humano desde entonces fiel hermano.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Huecorio, Pátzcuaro, Michoacán de Ocampo, México, a 24 de octubre de 2020 Dedicado al Maestro Melchor Ramos Montes de Oca (QEPD) Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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“Salido de un cuento de hadas, de leyendas . . . endiosadas.” El Oro se engalanó, de “art nouveau” se vistió de cabeza hasta los pies en mil novecientos diez.
Venturoso dos de octubre, fortaleza puertas abre edificación fastuosa, imponente, majestuosa.
Arquitecto, harto devoto, Señor Roberto Cravioto le puso al pueblo el encanto, diseñó . . . mágico manto.
Época de Don Porfirio antes de irse p’al exilio, se inauguró magna obra en que la belleza . . . sobra.
Palacio Municipal de El Oro, pueblo principal, contigo viajo a un pasado de clase, de arte olvidado.
Fachada, ¡qué ventanales!, puertas, paso a los umbrales del estilo más soñado, de aquel buen gusto añorado.
Arcos, mural tan lujoso, pincel de un pintor que gozo, ¡bravo! Manuel de Rugama la historia, así, se amalgama.
Los versos se me hacen nudo, luces campana, un escudo, bóveda muy catalana que, a los techos, engalana.
Dignos de añejos castillos tus dos rojizos barquillos que reposan boca abajo, Cristo bendito los trajo.
Sus picos rasgan la nube blanca, de algodón, querube, de mi mente no te alejas miro de lejos las tejas.
Te ves lindo entre montañas testigos de tus hazañas; Palacio sutil, cordial, de nuestro Oro celestial.
Salido de un cuento de hadas, de leyendas endiosadas, eres tan . . . caballeresco que admirándote yo crezco.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda El Oro, Estado de México, a 02 de octubre del 2017 Dedicado a mi compadre, Noé Gaytán . . . Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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“Sitio vestido de frac . . .”
Del tiempo, eternas edades del Dios de las Tempestades, de Mixcóatl, Dios de la Guerra, de la Cacería certera.
Dios del sur sin luz solar, Dios de la estrella polar, en templos como el Mixteopan, el Tzompantli, Mixcateopan.
Mixcoac, “Serpiente de nube”, digno, presto al cielo sube dando a Vía Láctea tersura y al espacio esencia pura.
Mitológico mexica cual “tromba” que no se achica, antiguo, recio, genuino, hoy, de orgullo citadino.
Pues, recordando el pasado, en presente ha transformado el origen de las cosas históricas por gloriosas.
Como de dioses conjuro, Mixcoac vela su futuro con su juventud hermosa preparada, enjundiosa.
Con su gente preocupada por progresar, ocupada en las colonias, los barrios, del trabajo corolarios.
Por Nonoalco, Extremadura Insurgentes, dicha pura, en San Juan vestir de frac por la Insurgentes Mixcoac.
Que no pierde el suave encanto residencial que, con manto campestre, de veraneo, nos lleva sin devaneo.
A lugares transparentes, a indolencia resistentes, conservando tradiciones, costumbres, como adicciones.
Paseos de un sentir urbano con un “aire” campirano, la magia de la provincia en la Ciudad, que delicia.
Plaza Jáuregui, adoquín, bancas verdes, el jardín, árboles, vergel, natura, ecología, más frescura.
Templete, kiosco redondo, siempre abierto bien orondo, rojas tejas, su herrería, luce con coquetería.
Vigía del parque infantil de ambiente alegre, sutil delicia de los andantes, viandantes y caminantes.
En su religiosa prisa de llegar temprano a misa al Templo Santo Domingo de Guzmán, que saca el “pingo”.
Regio el Muro de La Paz, foro de expresión audaz, de célebres personajes, de sosegados linajes.
Qué decir del Callejón del Diablo que, con pasión, se ve inmerso en la leyenda, la alegoría, el mito, . . . senda.
En calles de la Campana, de Augusto Rodin, lozana, por Canova y Algeciras, Actipan, donde respiras.
La Primaria Independencia, infancia y adolescencia por el saber, cual cimiento, básico conocimiento.
Centro Cultural Juan Rulfo, actividades en curso, el arte se hace presente, allí, la ignorancia ausente.
Mención aparte merece, porque el que se instruye crece y aquel que estudia no peca, nuestra vasta Biblioteca.
Llamada Alfonso Lujambio, que se adapta a todo cambio sin oscurantismo alguno en Goya cincuenta y uno.
Paso a la Universidad Panamericana, lealtad que va en pos de la excelencia, humanidades, la ciencia.
Comida rica, exquisita, nos espera, nos da cita, en el Restaurant “Los Arcos”, los portales dignos marcos.
De tan lindo pueblo viejo de recuerdos, tan añejo, donde creció Octavio Paz gran autor, poeta y más.
Donde Gabriela Mistral, escritora magistral, hiciera uso de la pluma para el lirismo, fortuna.
Don Alfonso Ruiz Cortines se afincó en dichos confines, brindemos con fino brandi por Fernández de Lizardi.
“El Periquillo Sarniento”, se los juro, yo, no miento, nació a la literatura en Mixcoac, letras de altura.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Mixcoac, Ciudad de México, a 17 de octubre del 2020 Dedicado al C. Lic. Francisco Pérez Habib, apasionado, enamorado, de su lindo Mixcoac . . . Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Según arcaica teoría en su escritura, la luna, en realidad era más grande; pero un amante la fue desmenuzando a pellizcos, motivo de sus cráteres, y armando ramos de luz para su amor. Ingrato amor que lo dejara adversa tarde por un nativo adorador del astro Rey, y allí quedó su ramillete fulgurante; diseminado en el espacio, pero bello. “Firmamento”, le llamamos ignorantes de su origen fidedigno a tal salpique. Y reconoce la luna, aunque menguante; a punto ella de extinguirse desgranada, que mitigada por amor quedó admirable.
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ROSADA NUBILIDAD
Entre todas las nubes que pasaron aquel año solo una se quedó bajo el lago más allá de la montaña, que la advirtió súbitamente anómala, como si fuese una especie de bruja culpable de mojar un pañuelo, con la mirada acostumbrada a oírle en el cielo gris, distinto que invadía todos los rincones imaginados en este cuento, invitando a entrar, y quedarse parado, fingiendo mentir para hacer una historia más interesante. Así ha quedado. Paralítica entre la lluvia pareciéndole falsa cualquier húmeda sequía.
Esta nube rejuvenece por la noches alimentada por los sueños que velaban los insomnios indiferentes a la gran actividad de las torpes camas ocultas en el infierno de los días hechos ametralladoras de preocupaciones obligadas a ser espectadoras. Un día... Situada en la profundidad menos superficial de sus desnudas gotas, notó sobresaltada que le faltaban sus lamentos al caer el último pétalo sobre el lago, flotando dulcemente con mucho sentimiento, y que ella, nube sin frío, apreciaba al viento más.
Ligero y ondulante, cambiante, anunciando sus íntimos mensajes, cuando alguna flor de la tarde se ocultaba tiernamente con su hermosura tentadora. Esto la mantenía alerta las primeras diez horas de la mañana, que pasan suavemente doblando los pastizales en las cuerdas doradas del sol que florece con su olor a trópico glorioso. Y...
Sin poder deshacerse todavía de su sombra impecable, al ocultar un tierno rayo de sol temeroso de la tarde armada de un asombro piadoso por la noche fría, que jamás le había regresado ninguna pesadilla como un grifo mal cerrado, vestido de aluminio ruinoso en su plástico, acostumbrado a ser comprado muy barato por los incautos de los últimos meses familiarizados con su presencia bajo el lago más allá de la montaña, sin ser la misma bruja inocente de un costado de la escoba.
Si bien, no es un símbolo, parece que el tiempo pasa lentamente para ella. Durante los ocios de algunos turistas que escuchan su leyenda, es dibujada custodiando al sueño inalcanzable con el mismo valor de una benéfica inundación tejida con veranos, en la galería de los míseros desiertos acribillados por la presión pegajosa del petróleo hecho agruras mutiladas, animando a las respuestas con enredaderas de alambres para cada uno de los poros, que se despertaran en alguna orilla de la cama transformada en acolchonados alfileres espantados por el encierro de las paredes parecidas a la montaña ya referida, y que se adelgazaba a contraluz entre los trinos de maravillosas tentaciones como una flama, luego como una llamarada, emergiendo de divina carne en la pulpa henchida de la plata enramada en las estrellas.
Si tú no puedes ni dibujarla, ni imaginarla, por tener agujeros en las esquinas, la espalda en los pies, y la cabeza metida entre la luna reflejada en el lago; No hay problema, todo es cuestión de ver detrás de la transparencia del pupitre retratado en el techo de una casa móvil al mezclarse con buenas intenciones al portar el pincel. ¡Sí, el pincel!.
Hecho con la fantasía más creadora que las cortinas del cualquier teatro de la vida copiando cien veces: ¨Soy la nube qué nadie ha pintado tan bien como hasta ahora, en este preciso temblor de voz imaginada en la esencia del silencio¨.
En este mismísimo instante, por los ojos que leen con atención profunda, y de la manera más amable este cuento que se ha contado, y qué tal vez no termine dentro del crepúsculo soñoliento, al seguir las palabras con empeño al entrar cazando a los minutos blandos.
Aunque un poco menos rosa que la flor, sigo siendo la nube más allá de la montaña, que aquel año se quedó bajo el lago.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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*Frutas profundas*Como Llamas frías Las brechas Indomables
Almidonan Implacables... Una tormenta de ramas, ríos, Derramando sin escamas una leyenda, ¡Frutas profundas frutas!.
En la sombra sábana tierna, en la risa que relampaguea. Esperanzadoramente Un Recuerdo. Alegremente... Victorioso entretejido en el tiempo, amalgamado, fundido el reflejo en el espejo, perfume, brillante rubí esmeralda en él. ¡Diamante monolítico, menos que líquido!.
¡Profundas frutas profundas!. Quedándose... ¿Qué dándose?... De todo, lleno del mismo temple. ¡Al que contempla su fondo!. ¡Al debatirse que llueve y arde sus tormentas!.
Lleno del mismo temple ¡Qué llueve y arde!... A veces, vuelo y pluma, ave y viento, nube bajo el lago, un océano de volcanes arrullando entre las pieles del aliento,
fruto, raíz de hojas, fragancias a lo lejos, perfumes en cada codo, código indescifrablemente sencillo, un suspiro de latidos corazones del alma.
¡Profundas... Frutas! Son A veces Muchas Puntas Redondeadamente afiladas, blandamente. Y Del plumaje el desconsuelo.
¡Brilla la balanza justa!. Del alado vestido, más allá de fuegos fríos, en dos. ¡Miradas, miriadas, emocionadamente templadas!.
Abrazados, los humildes momentos eternizados. Por... ¡El mismo mundo compartido! Y Quedan... Dándose... Jugos soñados, despiertos.
¡Frutas...Profundas! Cuando El lecho se vuelve vestido. Estando, en la tierra viendo el cielo. Los frágiles tiempos en torno. Las primaveras del espejo. ¡El mismo reflejo, desnudo, imaginado, amado!.
Con El ¡Arrullo del porvenir que palpita!. Remontando, cabellos, caballos, anhelos, triángulos, túneles abrigadores, y montañas.
Con ¡El corazón de un beso, en el fondo del sabor, suave ternura, que fusiona el tiempo y su eternidad, cultivan las pieles de relojes, desconocidos, en la distancia que evaporan!.
Las Frutas Profundas De La Raíz Al Tallo El Polen Un camino Labrando Son De firmeza La casta Dinamita. ¡Frutalmente inundadas, con la vida del amor, un mañana, llamas, frías, y una leyenda, arde, amando!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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PERLADORIGEN
En La Raíz de la sombra, el futuro teje, su presente. Noches Con Lunas... Lunas de noche. ¡Soles de sombras!. En El Altar de los años. Edad de las campanas. Con el pecho en la cabeza, ¡Coronado el corazón al sueño frágil!.
Origen De Una perla, por el tiempo, el mar de nubes.
Es En las mejillas, de las fisuras rojas, unos claveles excesivos, llanuras, flotantes.
Perlado El horizonte bajo el agua. Origen De nacarada concreción. ¡Peripecia y permanencia!. Perladorigen.
Raíz de muchas otras, perlas, de viva sangre, flor de cuna, esmalte, esmeril, entre disyuntiva y ditirambo, borla y blonda, de aticismo atigrado. ¡Cálida semilla del hogar lejano!. Aroma de leyenda, aferrado a la tormenta. ¡Eslabón al breve regazo!. Al fondo. Al anuncio de intrépidas rodillas, está el guardián de cubos, al bronce del desagüe, con el perladorigen.
Luego, las lentejuelas visten de traje largo. ¡Lunas cuadriculadas!. Donde... La madrugada, desdibuja, las cúpulas, en los muslos húmedos del sueño. ¡Oh!. ¡La oscilación de los espejos!. De tornasol interminable, la jaspeada piel de anís. ¡Oh!. El futuro de abanicos y meteoros. Y Luego... Hace con el dedal, un manantial. Un cofre, lleno de tesoros, y el pasado teje plata. ¡Cada almohada, égida, efusión!.
Perladorigen. ¡Al esplendor de viejas cosas, enmascaradas!. En bandadas, de las vajillas, calmas, de los apetitos, de merluza y mesura, un placer alado.
Así quedó... Perladorigen.
¡El futuro erguido, del centro circular!. ¡Raíz indestructible!. Hoja de arena y mansión de las medusas.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Humana huerta yerta
Hace años su leyenda. Envió fuera del cielo. Como había sido. Extinto huerto. Por los sueños destrozados del milenio. ¡Una involucionada raza!. Con toda la razón devorada por el instinto.
Yerta, huerta, humana.
En la flama congelada de los años. En la nada del mañana que no veremos. Casi humanos. Verdaderos. Fuimos alguna ve. ¡Antes del nuevoscuro Caos!. Que... Enferma la memoria. Incinera historia y amarga todo el aire. Con los números agónicos y falsa frente.
Yerta, yerta huerta, humana yerta.
Un pequeño grupo fue la causa. Leyenda suprema. De la impotencia. ¡Armada!. ¡Amorfa, fa, fa, polifonía de lápida!. Por hacer el mal, cambiando el nombre. ¡Y amenazando libremente!. En el discurso paralelo del monólogo. Por la libertad. Iluminada. (Ya yerta). Con... ¡La luz, apología de todo ultraje!. Y Los expertos inflexibles del fracaso.
Yertos, yertos, más que yertos huertos humanos.
Huertos, huertos, fueron. Yertos más de siete, vidas y cielos tiene un gato. Con el aceite duro, arpones agridulces. Tocinos oxidados y carnavales sedas.
Humana huerta yerta, Humana huerta yerta.
¡Somos ya, leyenda, fuera de todo cielo!. Amor del humo humano. Y ¡Condecorada la consciencia agusanada!. Amor del yerto huerto. Por. Estar. ¡Honrando el coloquio de ceniza!.
En la divina pregunta del porqué. Hay una respuesta. Eterna.
¡Al cielo ni una gota le importan las arenas!. ¡De nada sirve ver galaxias!. Cuando ciega... La nariz en duelo, no escucha el dolor que causa. ¡Un simple polvo qué se cree divino!. Y la consciencia inerme que asesina. Con la lengua. El títere de carne y hueso.
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Respuesta. ¡Sí!. En la chispa extinta. En Aquéllo del...¡Amor humano humo!. Un Tal vez, sea mejor, mañana. Llorar, lo que ayer, nadie, quizszszooo, evitaaar. En El gozar, cada minuto, el hermoso fracaso. Amar la seca sangre. ¡Amar la estériles plegarias!. Amar, amar, amar... Ola, tras ola. La Humana huerta yerta.
En la leyenda ya se lee: "La razón mojada es la nítida cadena, donde la paz se vende, y la libertaddd se pierde, insegura la inconsciencia cambia las palabras y tuerce el mal en bien".
Y así también se lee: Éso que fue, ya murió, éso que fue. Ya no existe____Solo vive su muerte. La vida late con el abismo. Y cualquier payaso ríe. ¡Corazón y piedra!. Y cualquiera vomita la vida en una urna. Y no cesará de obrar. Ya ha puesto. Entre los infinitos pasados. Mil pesadillas y alfombras de lamentos.
"Lo leen las hojas del árbol cualquier espejo"
Huertos yertos, yertos huertos. Somos ya solo pasado. Melodías petrificadas de las cavernas. En el ser amado de cada nada. En el nadie que desea ser alguien. En el ser ahuecado del vacío. Y En el bello huerto yerto, humanos (fuimos?). ¡Fuimos la esperanza del ninguno!. Con El Todo seremos. Y en el todo perecemos. Eso, eso. Del seremos el ayer, cadavérico, mañana. Los amados. Huertos yertos humanos. Amados. ¡Por los gusanos!.
....
Y todo por la leyenda... ¡Dónde estuvimos!. Tejiendo el Caos divino que amenaza. ¡Qué solo piensa por la espada!. ¡Qué siente por los dientes!. ¡Qué emana uñas garras y colmillos!.
En La piel efímera del plomo. En El poder enfermo que olvidó la historia.
Criaturas, artrópodos, parientes de las arañas, ¡Euríptero discurso rubio!. Petrificado... Euríptero y euríptero. Petrificado. En el modo de vida bajo el agua. Antes de los inútiles diluvios. Armados de pinzas merodeaban en los lechos, de los lagos y lagunas en busca de presas. Escorpión de mar y estrellas de piratas. ¡Ratas, ratas rotas!. Remos que ya no son. Porqué... ¡El huerto yace!.
Y todos... Se fueron al exterior del cielo. En el último minuto del principio, en el milenio, que latió la lengua seca. En el milenio decadente de las arenas. ¡Ah! Semanas, meses, años. Muertos muchos, muchos más muertos. Muchos más que días en cada año diario.
Con todo el miedo. Ni la humedad confiar al agua. Ni las olas al mar. Ni el desorden al Caos... Humanos creo que fuimos.
Huertos yertos. En los huérfanos pescados infantiles. ¡Qué!. Desprecian el dolor ajeno. Desprecian el ataúd cercano. Desprecian el hogar descuartizado. Y Más allá del final de la leyenda.
Quedó escrito: "Con sangre llora seca sangre lágrimas sagradas sangre del alma del cielo sangre sagradas lágrimas de sangre, sangra, sangra"
El que fue humano huerto. Y Allá estuvo el aliento, en el eco seco, en el mutismo ahogado. en el vigor hediondo. ¡Inmundo sueño!.
.... Así Fue Todo Donde Ninguno quedó, mañana, ninguno quedó. En El porqué de las mil respuestas. La Única Verdad... "Con toda la pureza dijo" Dijo, y dijo, bien.
Muerta está la consciencia víctima, inmóvil, astillada, desarmada, aplanada y plenamente... Yerta lluvia. Del huerto humano.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Cariñoso felino
Leo pardos gatos en un cuento... No, sus venturas, qué fueron buenas No, sus manos, qué trepan harinas ¡Basta, ya con sus siete vidas!.
El encuentra ratones temblando Asunto del frío__¡Voz del instinntto! No, praderas tejiendo______¡Noches! Termina la cadena____ limentaria. Con el alba sonriente La nhelada barrer hambre nocturna! Interdependencia De leyenda y lectura! Los humos, del incienso, sagrado ya... Opuestos, qué abrasan preso del hambre. ¡Felina! Lo crían, a veces, biberones, ¡Qué tibios, imitan, secas madres! Es, sombrío y confuso cariño... ¡Amorfo! ¡Más gatuno, qué dos, quedos ladrillos!.
Importante mezcla de soledades Es, en la ciudad, a veces, canto... La ganancia, lácteo néctar... ¡Biberón! Transformación de compañía... ¡Felina! Del pardo nocturno... ¡Gris! Uno de tantos, maullidos cercanos. En la vida, desnuda... Sin espejo. El Reflejo de ... otro cariño," Como oso de peluche" ¡Vivo!.Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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