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Por sobre las complejas y difíciles disquisiciones sobre el tiempo, qué puede importar, una o más vueltas al sol, cuando lo de veras esencial, pueden ser unos cuantos instantes luz, de quien más importa en la vida, por ejemplo, del iris de tus hermosos ojos, resplandeciendo, iluminando mis días, u otros instantes luz, aquellos fugaces, que alcanzan por demás, para juntar, entre bocas… nuestros universos, o quizás mucho más definitivos, los instantes luz, que anteceden, a la exquisita explosión, cual colisión cósmica, que no junta, funde, que no ilumina, enceguece, que se inmola en las incandescentes brasas, de nuestras lides amatorias, en las que, son el tacto y audio, los ceremoniales maestros del éxtasis, reventando todos los sentidos, en instantes luz, irrepetibles, de entrega total, terminal, si se quiere, porque cual infinito inescrutable, hay colisiones cósmicas, eclipses, que no pueden programarse y sin embargo, son eternas, como tu sonrisa, como tu saliva, quemando mis labios, marcando mi piel, como tu piel, lacerando de júbilo la mía… como nuestros cuerpos, escarbando, aferrándose a ser solo uno, en esos instantes luz, a rabiar… tan solo nuestros…
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Poeta
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Su púber belleza estremece, sus felinas formas advierten, una exuberante sensualidad, que atrapa misteriosamente, en la contemplación absorta, de su quimérica presencia, que extravía a cualquiera, por su perfecta anatomía, cimbreante, indómita, única…
Sus negros y vivaces ojos, escrutan el infinito, con avidez, libres, como su ensortijado cabello, su boca perfecta, como sus senos, frutos frescos de una diosa bella, que ignora el porte de su belleza, inocencia de ébano, además… que, como la oculta cara de la luna, le da un toque enigmático, inquietante, esplendoroso…
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Poeta
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Inmisericorde… incesante… deslizas tu felina presencia, en cada resquicio de vida, en todos mis espacios, aún en los predios de Morfeo, cuando rendidos los párpados, dan paso a ese otro universo, en donde te amo más y tan solo, puedes ser mía, solo mía…
Atisbas desde cada idea en mí, pues eres pensamiento e intención, te has acoplado a mis neuronas, y con cada reacción: un estoy aquí, una imagen, una sensación tuya, grita que habitas en mí… el vago concepto de propiedad, no alcanza, con esta fusión, con esta total entrega…
Y entonces, no hay más yo… solo nosotros, nada por escrutar, nada por guardar… esta sensación de tu acecho, es saberte en mí, inundando todo, ama y señora de mis ganas, de la inspiración, de mis sueños…
Tú… me acechas, Sí… y adoro que así acurra, que no haya tregua ni piedad, la vida nos obsequia momentos, que compartidos son únicos, irrepetibles, que deben agotarse, disfrutarse como cada respiración, como si no fuera posible un mañana, tienes con todas mis fuerzas, toda la intensidad y pasión, que habitan contigo en mí…
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Poeta
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En la distancia… siempre, mis manos resienten tu ausencia, resulta demencial, no poder, seguir reinventando acariciar y seguir esculpiendo en mi alma cada recodo de tu sensual belleza.
Inanimadas… como si sufrieran alguna alteración, delirantes, mis manos, rebuscan en el aire, en la memoria, cualquier rastro, alguna idea, de tus ansiadas formas.
Dóciles, atesorando tu carita preciosa, o deslizándose en las cadenciosas laderas y valles de tu adorada geografía… hoy, indómitas, apenas les apacigua, la inquebrantable alegría de que, volver a aprisionar nuestros deseos... de llenar mis manos de ti… solo está, a la brevedad cierta, de un definitivo… hasta pronto, hasta pronto mi amor...
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Poeta
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Y qué importa ahora, haber caminado separados, si al final el universo nos juntó, para darle sentido a tantas cosas, al mismo amor, a la ternura por nosotros conjugados con pasión, con dulzura… qué importa que nos llegue la fría tarde o el apacible otoño, si las recibimos juntos y enlazados, si hemos multiplicado sueños e ilusiones, si aprendimos a coincidir y complementarnos, en piel, sentimientos, en ganas… qué importa el tiempo, si pudimos arrancar de la vida, una dimensión más rica de amar, esta que no me canso de cantar…
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Poeta
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Y, cuando los deseos represados… por fin, estallan sin compasión, entonces, tu sensualidad, nosotros, avivamos aún más las ansias, para que el derroche sea total, inimaginable, irreverente, locuaz…
Los ribetes de la entrega entonces, no son, apenas la exaltación trémula, de besos, caricias, cuerpos fundidos, no, las ansias por complementarnos, galopan in crescendo, al delirio, sí… aquel alucinante, que tampoco se pierde en el paroxismo…
No deja de coronar cúspides, de desatar aún más tremores, de vencer el cansancio y volar libres, más allá de lo imaginable, más allá… de los linderos de la razón, si es que existieran, es que, el amor así apasionado, los borró, poco antes del primer nuevo beso…
Todo se renueva en ti, en nosotros, en esta mágica necesidad de sentirnos, de juntarnos, sin pretender poseernos, aunque al final eso ocurra totalmente… hasta la embestida inminente de más ansias delirantes, que recibe, y entrega, porque el universo nos da…
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Poeta
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Nívea, grácil… bella, Tu imagen levita cautivando, tu mirada extraviada y sin embargo, tus inexpresivos ojos, parecería que acariciaran, en la distancia, en la nostalgia, desde la memoria viva.
No tienes que mover nada, ni un tan solo músculo, no eres escultura, pero ojalá, que mis manos tuvieran el talento, para hacer un busto así de único… que haga justicia y eternice, este instante maravilloso… tu boca, tu exquisita boca, es siempre… la invitación sensual, que atrapa, provoca y ensueña…
Te miro y también me pierdo, en medio del silbante viento, ése, que muerde en la montaña, en las tardes, frío casi quirúrgico, que, hasta el alma, atraviesa y estremece; y entonces, se me ocurre, que debería llevarte, sobre ese Eólico manto, mis caricias y pasión, para inyectar calor y color a tu tan encantadora, belleza pálida…
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Poeta
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Te busco en mis labios… Y junto a mi memoria, en mis manos, busco tus formas, que, con ansias infinitas, recorrieron para grabarlas en mi alma…
Te busco en los “te amo”, que no hizo falta repetirlos, pero que se sintieron como gritos, en cada gemido y susurro nuestros…
Te busco entre mis brazos, que se llenan contigo, cuando ya no queda espacio entre nuestros corazones…
Te busco con esta inextinguible hambre, con la que amarnos demencialmente, no acabará de saciar nunca… esto de sentirnos, de llenarnos, de explorarnos…
Te busco, en las nuevas auroras, que huérfanas de la luz de tus ojos, poco iluminan, pero ilusionan, en el recuerdo de tus sonrisas…
Te busco, en las palabras nuevas, que hasta quisiera inventar, para intentar describir intensa y profundamente… nuestras almas acoplándose, más allá de la piel, de los besos, de la distancia y el tiempo…
Te busco… no cesaré de hacerlo… hasta encontrarme en ti: en tus pupilas; en la calidez del ansiado, nuevo fortísimo abrazo; en nuestras bocas respirándose, humedeciéndose… en esas ansias frenéticas, por tatuarnos el alma, la vida…
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Poeta
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El sonido… no importa más, es tiempo de bocas, de manos, de roce de pieles, de suspiros… de candentes expresiones que nacen y terminan en un gemido, de susurros inaudibles, que repican y se expanden con total intensidad… Ahora el ceremonial de besos, se acompaña de cuerpos, deslizándose sin misericordia, degustando más besos, en una batalla amatoria total, en la que bocas, manos, piel, se confabulan e implican, para compartir las sensaciones, que revientan al sentir, cada palmo de esas pieles y los nuevos poros a explorar, los espasmos trepidando, todos los sabores… que se conjugan infinitamente, entre la calma tensa de suaves besos y la erupción holística, de nuestros universos colisionando, con toda su furia, en total esplendor y exquisitez… Esta liturgia, no tiene, no puede tener amarras ni formas, tan solo más devoción y alegría, por seguir sintiéndonos felices, en medio de un maremoto de besos…
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Poeta
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¿Más silencio?... No, no importa… Nada puede interrumpir dos bocas, locas bocas, sedientas de besos, no hay siquiera que mirar… son ahora labios, lengua y dientes, quienes exploran, deleitan, sienten, al ritmo que prefieran y se acomoden… Allí, entre bocas, el ceremonial, se recrea, se extiende, se enciende… labios sellando ilusiones, dientes ratificando delicias, lenguas como látigos dulzones, lamiendo las ansias de más besos… Allí, entre bocas que se atrapan, el ceremonial no puede concluir, la liturgia apenas arranca, ha estallado la infinita aurora, de tangibles posibilidades, de nuevos campos a irrigar, con besos, sí, más besos, que estremezcan, inquieten, provoquen mucho más… que, entre bocas, siga explosionando… ilusionando, desafiando, ese oasis exuberante de pasión, que crece y reinventa entre más besos…
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Poeta
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