Sonetos :  Necessidade de aventuras
Turbilhões de ideias
brilham dentro de mim...
Não posso dizer que são poemas.
Não posso dizer nada.

Uma palavra disparada,
arrebenta o elo da inspiração,
e quer transformar a ideia
numa canção...

Um plano...
Meu reino por um plano!
Ninguém entende essas loucuras.

Deixe-me em paz, imaginação.
Ideias vêm e vão,
pois necessito de aventuras.

A.J. Cardiais
17.10.2016
Poeta

Sonetos :  Necessidade de aventuras
Turbilhões de ideias
brilham dentro de mim...
Não posso dizer que são poemas.
Não posso dizer nada.

Uma palavra disparada,
arrebenta o elo da inspiração,
e quer transformar a ideia
numa canção...

Um plano...
Meu reino por um plano!
Ninguém entende essas loucuras.

Deixe-me em paz, imaginação.
Ideias vêm e vão,
pois necessito de aventuras.

A.J. Cardiais
17.10.2016
Poeta

Cuentos :  Increíble... ¿Para quién?
Increíble... ¿Para quién?.

Cuando llegamos en la menor obscuridad estaba
el hoyo desierto amarillo colgando las huellas
del crepúsculo inmóvil a lo largo del valle como un
nido atento a proteger la luna vagando en ese cielo...

Se levantó, y fue a tomar un vaso de agua lleno del
plástico infantil moviéndose en las palabras tiernas
completamente absorto, sin contenido... ¡Estaba
fascinado...Dos manos de luz sobre la testa habían
dejado toda blanca la cabellera obscura, entre la
matidez y la mortaja, alhajas del cutis vistiendo su desnudez intacta. ¡Increíble!. Es el vértigo con
sus arterias de plata. Increíble. Es el cuento sin
principio. Los abuelos hablaban de él, noche a noche, a la misma hora, en el espacio absoluto que solo las letras detienen, y la imaginación recrea, como un ritual dulce y misterioso, dibujando aventuras en las paredes de la penumbra sin
advertir la vacuidad más fecunda. Sublime estando en la emoción la inspiración armada en lo menos encendido del vil amor enternecido con sus lamentos. Increíble. Es
el cuento sin principio. Del que hablan los abuelos con los ensueños que hierven la excelsa beatitud, y que la más sensible imaginación implora. Ningún prólogo se acercó a mi lecho.
___Entonces recordó algo. ¡Me prometiste no contarlo!.
Eres el último que lo sabe, y el primero que niega recordarlo.
Pensé en lo prometido como todas las noches desde meses atrás, graves, modestos, en todo lo que mata el tiempo, y hace figuras de las tormentas, en el fondo de una gota.
___¡He cumplido, no se lo he dicho nunca a nadie,
en cierto sentido!. Y nadie hace todo lo posible por entenderlo.
___¿Sabes?, estrictamente hablando, carece de importancia.
Aunque solo la ilusoria apariencia. Sólo ese himno dócil que es la cerradura de la esencia sin disfraz. Puerta talismánica, que rompe la suerte infiel, del sutil padecimiento arcano, que no
se han atrevido, sino pocos, jamás nadie a sondear.
No embargante, enmudece su aroma suave hoy que embate, la esperanza apagada y lejana, en el turbio oleaje que al ascender murmura. Una vez más, la tarde, durante todo aquel verano,
extendía sus extrañas sensaciones al contraluz de la luna milenaria, donde el vientre aprisco se desgrana, y escucha la voz del manantial,
que inunda con su canto el zenzontle florido, que mis recuerdos alimenta.
___¡No está mal recordar!. Después de todo... ¿A quién le importa?.
Ese quién peregrino, que se inclina en el pasado, y que cubre con el ramaje el rumbo intacto del espacio leve, donde las ausencias retornan.
¡Quién lo sabe como nadie!. Para ellos es tan bellamente increíble este cuento, en la esencia sin principio, verídico en la transparencia.
No lo cuentes. No lo cuentes.
Voy a estudiar todo el problema, y a plantear las cosas desde una perspectiva distinta. ¡Que no asombre!. ¡Que disperse todo falso asidero!.
___Me decía, el sosiego ocioso, la suerte mísera, el inmutable concierto del abismo en su belleza donde los sueños fallidos fenecen. ¡Sí, sí!.
Me decía nadie, en vez de declarar enseguida, que las exigencias del ser verosímil son inaceptables, como lo habíamos visto en ocasiones anteriores,
con la terrible certeza del desconcierto que se tornaba en realidad en el mismo instante de ser comprendido.
_¡Ni modo, ni manera!. Es el peligro que se enfrenta.
No podía pensar en otra cosa, y nadie lo sabía. Y no sabía, porque podía definirlo con tanta nitidez al cerrar la boca.

Hablar con la mirada. Escuchar el mar entre las chispas danzando con los leños.
La chimenea meditabunda vencedora de los tiempos, sepultura de los serafines
ingenuos que buscan el candor de la ignorancia en su follaje acogedor y obediente.
En el cuento sin principio, sordo a las vanidades de la fama del bronce sin encanto,
del rostro gentil intangible, del alto ideal de frágil memoria y vacío... No lo cuentes,
no lo cuentes... Replica el eco con el cariño del antes... Las brumas siembran la sed
a la deriva con la ambrosía diamantina de los dardos. ¡Quien nadie más para saberlo!
Bien lo sé. Me dicen que soy el último en saberlo y el primero en negarlo.
Es... Es como... Caminar sobre el tiempo reuniendo el hermoso libro de cristal.
Mostrando, sí, mostrando maravillosas ilustraciones ante los ojos cerrados, deslumbrados,
palpando los colores musicales del olor que invade el pasado con el futuro, febrilmente
curioso, y extrañamente tranquilo.
Decidimos enterrarlo en el jardín. La exclusión del principio fue total en ese relato, incompleto en parte. Desteñido lo divino de la fragua, que tal vez nunca lo fuera.
Pero ahora me preocupa saber si existe alguien que guarde la sonrisa del limbo donde
reposa, y si entre las nubes, todavía tejen los cantos el zenzontle, y la enredadera junto
al nogal de la noria, del amplio patio cubierto de tiempo, y recuerdos perennes.

___No es que no cumpla las promesas. Ahora empiezo a hablar con los abuelos de nuevo,
nadie lo sabe muy bien, y me cuentan lo que nunca he querido escribir, como lo hago hoy.
Pero no creo que nadie lo entienda, aunque él me dice qué sí, que casi lo logra, y de seguro
sin que quién se entere que está publicado bajo las mismas narices de la sangrienta memoria,
teñida con los bálsamos del polvo de la lengua de los mandriles, que ladran sobre los sillones.

___La única dificultad, nadie me lo ha dicho, reside invariablemente en la simple razón de pensar
instantáneamente, en atrapar la fantasía, silenciosa y enigmática, capaz de abrir la morada de un sueño a voluntad. Supongo que apresurándose a escuchar el rumor de la lejanía que rompe
tembloroso, los gritos de alegría, sin darse cuenta de que los ruidos que oía, eran los símbolos
de unión del corazón introvertido al reflexionar acerca del espanto del mundo que no ve nada.
¡Sí!. No ve nada mejor que seguir igual que siempre.

Nadie lo sabía al cerrar la boca, y comprender sin principio este cuento. Este cuento del todo
puede ser mejor mañana en la realidad más perfecta del engaño, de la letra y la palabra.
Pero sobre todo, al despreciar el Caos predestinado a desaparecer eternamente. Ese Caos
sagrado que muda el tiempo, donde desbordan las almas sus lamentos claudicantes, que
lloran entre los trinos, perdidos, siderales, por el injusto desdén de la maldad que generan.

___Prometí no contarlo... Pero hoy si. Cuando lo inalcanzable es más posible en la realidad
de los sueños que los escritos contienen, por el inmenso libro de la vida, en los ventisqueros,
y páramos del vasto silencio vespertino, que bosteza inquieto en la angustia de perderse.
Es por ello que lo he cumplido así.
Cuando llegamos
a saber que yo y nadie somos lo mismo, en el cuento sin principio.
¿A quién le importa?.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Fehaciente fárrago
FEHACIENTE FÁRRAGO

Porque muy pequeña murió su muerte.
De la inmensa tragedia.
Huérfana hermanable de mano extraña.
De la que se respiran montañas.
¡Qué derriten al silencio!.
En la tierra sin hogar ni hoguera.
El eco solo en la sombra.
En la dicha humeante del campo yerto.
¡Mil destinos perdidos!.
Fehaciente.


El zapato vestido de camino.
Fárrago.
El camino visto de candado.
En el tiempo estelar del olvido.
Porque desnuda está la tormenta.
En una rebanada de piedra.
Entre grandes arracadas fehaciente.
¡Fárrago!...En la luz abierta vertida.


Donde
Al telar atan el pedernal.
Donde.
Al talar matan el aliento.
Y el hambre come con prisa.
Y el rencor en restaurant.


¡Cómo una hoguera!.
Afilando al infierno aventuras tibias.
Entre la tormenta de gran desnudez.
Nuestra tierra nos sufre.
En la calle como cuerdas rotas.
¡Cómo una plaga!.
¡Qué en la tragedia huecos mece!.
Fehaciente por cualquier parte.
Fárrago en todos lados.


Nos duele, nuestra tierra, nos duele.
Sin estar los enigmas inventando.
Sin estar ausentes ya, como miles otros.
¡Ruedas, ruedas, a la tormenta enredados!.
Nos duele nuestra tierra.
Ya suspendida inmóvil ya, la incierta consciencia.
¡Son las carreteras de amargura!.
¡Qué al mismo cielo conmueven!.
Miles de agujas en el ojo.
Del camello, del cabello, del caballo, todo en ello.


¡Desnudo, inerme, indefenso, todo el aire!.
En un gritar al cielo sordo.
Por los suelos del inframundo.
Por los ojos de una lágrima infinita.
Entre todos los mudos lamentos yermos.
Estando en la noche curva del polvo.
¡Fehaciente fárrago inmenso deforme huracán!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Cálida compañía sonriente
CÁLIDA COMPAÑÍA SONRIENTE

La nieve, pendular del campo, tenía,
identidad de tedio, de momento.
Está peinando los caminos.
En las ventanas, se ve blanca y canta.
Las mañanas, frías, al derretirse.
¡Transformaciones del agua son!.
Reales bajo el zapato.

Compañía sonriendo.
Nieve, nieva, cálida.

En el rincón que inclinado duerme.
Las canciones, cuentos y leyendas.
¡Transformaciones de príncipes!.
Del corazón del niño.
Uno, viendo la riqueza,
en la pobreza,
otro, dragones amigables.

Sonriente y cálida.
Corriente, río solamente.

Sin el hambre satisfecha.
Las terneras de todas,
condiciones, adversas y abundancias.
Necesarias en el vivir de cada invierno,
no son aventuras, ni anhelos,
puede verse, cuando la tarde cae.
¡Haber una brisa hostil!.


Identidad del frío ropaje.
Del hombre combatiendo la pobreza.

Cálida
Compañía... A veces.
Y tal veces, otras veces, muchas.
Entre otras pocas. ¡Sonriente siempre!.
La compañía es mejor. Muchas veces,
otras veces, es mejor así. ¡Sin ella!.
Solo soledad acompañada.

De los hielos a destiempo,
otra cama sueña, de más cobijas,
manera, de febril preocupación, a veces.
¡Todo parece tibio!.
Ésto llena la humana compañía.
Seria... Sería... ¡La cálida compañía!.
Imposible... Dentro.
Del
Corazón
De...¡Piedra!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas surrealistas :  Bitácora
Fue su desafío
entonar los ritmos
de una tarde ajena.

Mareado en los cementos,
estacionado al sur de sus soñares,
cual un reloj de arena,
con una confusión ligera,

véanlo,
en el diván granate del prostíbulo,
repasando sus monedas, cigarrillos.

Véanlo, grumete adolescente,
retroceder las risas verdes
y escabullirse.

con su soledad concreta,
aceitosa como el muelle,
el grumete solicitó hacer guardia
y no bajar a puerto.
Poeta