Poemas :  SONETO ACRÓSTICO
SONETO ACRÓSTICO
Autor : Antonio Bastidas.
( Ecuatoriano
).


A DOÑA TOMASA VERA, ESPOSA QUE FUE DE DON JUAN
BORJA, GOBERNADOR DE POPAYAN, Y A SU TEMPRANA
MUERTE, QUE LE EXPRESA ESTE ANAGRAMA DE SU NOMBRE;
NACE Y MUERE ROSA; Y PUBLICAN LAS PRIMERAS LETRAS DE ESTE.

S O N E T O



N o rompe aún el botóm, cuando desvela
A la atención la rosa, y la aprisiona
C on nieve, que aun oculta no blasona,
E n la grana, que aún vírgen encarcela.

Y quien aún tierna triunfa, en vano anhela
M ayor trofeo, en púrpura y corona,
V ano, si del vergel bella Amazona,
E n flechas de oro al vencimiento vela.

R inde en fin, mas al punto que avasalla,
E n su oriente ¡ay dolor! su muerte halla,
R uina del sol, envidia de su lumbre;

O y, pues, Doña Tomasa, de su cumbre (H)
S e ufana flor. Mas ¡ay! que, lastimosa,
A l vivir nace y muere como rosa.


Antonio Bastidas ( Ecuatoriano ).
Poeta

Cuentos :  Fantasmagórica negrura
FANTASMAGÓRICA NEGRURA

Después de la agria disputa de la tarde
con la noche, había pensado en los sufrimientos
que por la madrugada esperaban, la carrera,
temerosa, al contacto de la luna, y las estrellas,
palpando las obscuras intenciones de los buques,
angustiados que iban a ser sacrificados, dulces,
en las playas invocando la razón más fácil que
la exclusividad de la envidia, como un trofeo de
caza detrás de la presencia que lo aspiraba, y lo
expelía al ritmo entrecortado, como un autómata
en la pesadilla dando órdenes, en la calle que no
escondía, más el rostro agrupando cifras con una
gran nitidez, como si percibieran el interior confuso transparente, que estaba dislocado en partes donde todo el escenario se inundó de remolinos.

Las alas de una nube silenciosa, pasaban impasibles
con la vista indicando un vuelo circular después
de recorrer el primer folio, con una lupa para el
examen de autenticidad en la lluvia, que se siente
deslumbrante, y traza una espiral que desciende por
el cielo, en la extraña actitud de una ventana sin
levantar las cortinas, por el zarpazo de las siluetas, negras pletóricas tétricas y sórdidas.
___¿Y después?... Me dicen las envejecidas ausencias en el viaje marchito sin cesar en el miedo enterradas.
Acabamos de resumir que hicimos en tantos años del
atardecer, en el campo capaz de pedirle prestada la sal al mar, alargando el asombro del azúcar, usada untando las palabras idénticas a las frutas en almíbar recorriendo, un vacío inagotable, sin esperar respuestas suficientes, en el vértigo encarnado, que fue aprovechado al despertar en un antiquísimo momento posterior.

__¡Sí, después!...
Después se arrepintieron de ello, es cierto, pero el coraje faltó a los mejores deseos, que tenían sus dos extremos quebrados hablando precipitadamente duro en seguida de un trago corto, y enérgico sobre los que tantos años habían acumulado su hollín, en diagonal ordenado, mostrando preferencias por los escaparates
soñolientos, mucho más pequeños que el estrépito cayendo en seco. un poco a la deriva en la soledad orquestal excesivamente distraída por el clima templado con sus intermitencias metálicas cuando.
¡Cuándo cruzaban las réplicas del silencio, exacerbado al fondo!.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta