Poemas :  Poesia, para que te quero
Poesia, para que te quero
Entre estudos e paciência
à procura dos versos perdidos,
nós somos dissolvidos
no ácido da ignorância.

Entre papeis e canetas,
desenhando contemplações;
onde nascem as emoções,
embrenham-se os poetas.

Quando, caindo os cometas
em rimas leves de luzes,
poemas virarão cruzes
e expulsarão os capetas.

A.J. Cardiais
09.12.2011
imagem: google
Poema do livro Liberdade das Ideias
Poeta

Poemas :  Poesia, para que te quero?
Poesia, para que te quero?
Entre estudos e paciência,
à procura dos versos perdidos,
nós somos dissolvidos
no ácido da ignorância.

Entre papeis e canetas,
desenhando contemplações,
onde nascem as emoções,
embrenham-se os poetas.

Quando, caindo os cometas
em rimas leves de luzes,
poemas virarão cruzes
e expulsarão os capetas.

A.J. Cardiais
Imagem: google
Poeta

Poemas :  Poesia, para que te quero?
Poesia, para que te quero?
Entre estudos e paciência
à procura dos versos perdidos,
nós somos dissolvidos
no ácido da ignorância.

Entre papeis e canetas,
desenhando contemplações;
onde nascem as emoções,
embrenham-se os poetas.

Quando, caindo os cometas
em rimas leves de luzes,
poemas virarão cruzes
e expulsarão os capetas.


A.J. Cardiais
imagem: google
Poeta

Poemas :  Campo envenenado... (Experimental)
CAMPO ENVENENADO
(Experimental)

Cam
Po.....Graveyard, Friedhof, cimetiére.
Ve
Ne
No
So....Poisonous, giftig, velenoso, vénéneux.

Un cielo
Infernal
Le dejaron
Le miraron fríamente cantando sus dolores
El mismo jardín de arrullos y mirtos
El mismo cordaje y navegante pasajero
Rostro relegado de besos encendidos con un haz de juramentos
En la misma intimidad de incansable noche un haz de cometas.

Le dejaron
Por
El
Campo envenenado.

Y
Le
enamoraron buscando luz al alma del tiempo, miel de mariposas,
paladeando,
al inicio, estigma, del hombre, inmortal manzana del viejo día,
soporífero,
del más allá vasallo, de la carne dorada,
hipócrita,
los muslos a los que estuvo enlazado el árbol inculto,
imperceptible,
por el corazón invisible,
cáustico,
entre la soledad cautiva , sonriendo, pensativa,
tierna,
por la tarde siempre, con la noche del rojo nunca,
penetrante,
violeta, crispada dentro del jamás,
insustancial,
orquídea, por los cultivos ,
adormecidos,
seguramente de tímida inocencia,
escabrosos,
la noche, la esmeralda, el enjambre, el epílogo,
empampirolado,
blanco reloj de la medianoche,
sobrio,
dentro de la enrojecida luna,
fatuo pedante,
qué había terminado.

El
segundo, minuto, hora, día a día moría una simple tarde,
El
Tercero, triangular tropismo, y lujurioso zarpanel.
Curva enloquecedora.
Curva de arcos, de círculo reunidos.
¡Qué se obtiene por los sueños!.
Y
canta, la piel del aire, jazmín sonriente
al ritmo del radiante pecho.

¡Lecho de la dulce lápida!
En
El
Campo desolado, desalado, sembrado por los ayeres,
Ensangrentado veneno por los licores del tiempo.

El día, que maduro ya se derrama solo,
gota a gota, hueco a hueco, hueso a hueso.
En el tercer aliento de la mejilla.
Del...Cam...Pooo.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas surrealistas :  Apesadillado
Apesadillado

Una vez volví del futuro,
debajo de una mañana,
iba y dejaba mil soles, mil muertes, mil vidas,
yo cargando solo desconocidos rostros,
por los dedos de cien estrellas,
la luna en el espejo,
como una pedregosa carretera,
iluminaba mínimos cometas,
cuando
espada en mano, nacía solo mi niebla,
y llegó
al cielo solitario
el Rey del soplo extraño,
en su carroza, sol del siempre y del nunca.
¡Me vendo!. Obscurecían deslumbrantes sinfonías, diciendo.

Antes del original principio,
antes del honor mausoleo,
antes regio de cualquier mañana.

La luz te vendo,
la misma risa.

Pero...
A la vida monstruosa suplica,
azules venas vanas, porqué así, así deber ser.


Y
Así cadavérica quedó,
la consciencia del barro barato, del aliento ajeno, del hoyo.
Nada gime,
igual,
y...
Grité...
¡Silencio, silencio, calla por piedad!.

Y en la cercana lejanía,
el Rey sol cogió de la mano nubes atormentadas
y me dijo: "Escucha, luz hay en la ceniza, luz de noche congelada "
y el astro con sus estertores mortales, volvió renacido fuego.


Pero sólo había enmedallado la negra noche del inconsciente humano,
de nada lleno, ni pleno, al ritmo del quinqué desahijado deshojando auroras,
de nada le valió todo celeste centelleo, de la frágil y temblorosa razón,
y su poderío yace mezclado dentro del vientre de la moneda sangrando,
y se volvió,
sin mí, sin rostro, ni rastro, mi muerte, tu vida.

Como
cualquier pesadilla
en su carroza.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta