Poemas :  F.E.R.R.U.G.I.N.O.S.O.
FERRUGINOSO

De hierro el cielo tejía la luna
desnudo el humo invisible el horizonte
por el silbido amarillo de la tarde
incrustado en el oro de la aurora
hasta el trance fatal de la partida
donde inquieta una armadura
una moldura una pintura.

Debido a la larga historia de abusos
para su venta selectiva al intruso
por desgracia peor que el anterior
entre las hojas del verano frío
con la pérdida auditiva de las ramas
en las ranas relevantes del insomnio
de los peces de tres meses con hierro.

Cuando encierran vibraciones hondas
cuando turbóse un péndulo al sonar
detrás del halago la ceniza temblorosa
y las sombras lanzaban las ventanas
en el desierto risueñas las arenas
por llamar al vino que se fue embriagado
con la fiel memoria de la cereza.

Ferruginoso de crueldad y dolor tras su alegría
con la bondad humedecida del cementerio
con el canto azul del caracol marino
ferruginoso. Donde el sol muere de frío,
y la luna baña un lago. Incrustando aros hierros,
diminutos, en la orilla de las trémulas acacias,
donde el hierro es certeramente diario y ocultado.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Perífrasis balsamero
PERÍFRASIS BALSAMERO

Cercano el verano acecha escondido,
entre la ventana del triste gato pardo,
el prado lava el arroyo, la camisa,
entre la puerta del alegre camaleón,
y la cama descalabra el cepillo,
y el polvo enmudece al anillo,
y la luz anuncia el túnel,
y el reloj teje al tiempo.

Clavos
Horrorizados
Por las rocas
Bañando
Al decoro
Turbado
Tinto en gotas carnales
Tierno en aguas rotas.

En las rodillas de una campana gris,
el sufrimiento pinta una esperanza tenso,
el arco anuncia blando una espina baja,
de una nube cómplice y una tarde lenta,
de una luna ligera y una brisa seca,
la humedad del saco del viento,
la soledad del libro del silencio,
en los muslos de una madrugada tierna.

Las letras
Clavan
Sus pupilas
Clementes
Acariciando
Las tinieblas
Ufanas ínsulas
Ínfulas ínclitas.

Incesante y trémulo el terciopelo,
insiste huyendo del áspero sollozo,
con tres piedras entre los dedos,
y dos panteones vagabundos piensan,
con seis lápidas nuevas respirando,
y cuatro cuartos cuentan sombras,
con cinco silencios de atraso solos.
¡Aromáticos, y periféricos, y patéticos!

¡Oh, presuroso circunloquio enmielado!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Lector libre
LECTOR LIBRE

Era un libro que miraba
por sus letras y sus hojas
las retinas inocentes al cerrar
las puertas al buscar la ventana
la belleza sin entenderla ni extenderla
ni del texto con la fatiga inmóvil
en taciturna confrontación abierta
entre la cadena lectora esclava
y la libertad creadora de la oruga
y la extravagancia indefinible
de los cuadros cazadores de unicornios
unimembres uniformes usufructos.

Lee
Libre
Lector
Libros
Lento
Lienzo
Letrero
Ligero
Levantando
Límites
Legendarios
Litorales

Era la lectura encadenada
por los últimos escalofríos y sonrojos
del verano parroquiano veterano
del mensaje refrenado meridiano
de caprichos adheridos al renglón
al muro al candado al grillete
del prejuicio de la métrica melosa
de la rima voluptuosa y los espacios
pegajosos del amor y la desdicha
de confesiones gratuitas y secretas
¡Pasiones del fósforo mojado!.
En la estabilidad de la imaginación encarcelada.

¡Lector libre, lector libre!. ¡Lee y escribe cuando puedas!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas de amor :  Un Beso De Verano
Tendida tú en la arena dócil
(que envidiaba tus formas nuevas)
mi boca en llamas bajó sobre tu boca
en brasas y derramadas estériles
nuestras sales esenciales por el beso,
rabiosos y calmos, mixturamos sólo
salitre marino y de una lágrima.

Cuánto de mí lidiaba a duras penas
meterse como espíritu dentro tuyo.
Cuánto de ti me tragué con el alma
(y tus padres de espaldas a unos metros).
Aunque lo nuestro no pudo ser posible,
¿qué desalmado, qué persona glacial
puede decirme hoy que aquel beso
fue sólo un beso de verano?...





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Poeta

Poemas de amor :  MI PRIMER AMOR
Te estas yendo,
un día de verano,
entrecruzamos nuestros dedos,
y prometimos que no iríamos a ningún lado.

Me he recuperado de esos tristes sentimientos,
y regrese a los sueños de mi juventud,
he regresado a mi inocencia,
un simple beso,
un recuerdo inolvidable.

Mi corazón es azul claro
cuando pienso en ese entonces,
es azul claro,
el carrusel da vueltas,
eres mi primer amor.

Eres el primer y único amor que tengo,
no quiero perderte,
eres mi musa,
mis noches contigo son un frenesí.

Erick R. R. Torres
(Ángel Negro)
Poeta

Poemas :  Oda al torbellino
ODA AL TORBELLINO

Sin coraza
el
aire hirviente
bajó nublados
en
torrentes
del océano
juntó
al relámpago
al verde
fuego de selva
y primavera
y brillantes noches
y ardores soñadores
irresistible
al blanco
en la flecha
en el centro
agua de estrella
labriego del viento.

En verano
inflama la hoguera
encanta la pasión
contempla la indiferencia
manantiales
de ira sincera
de furia pura
tiene su piel de hielo
hierro franco
hoy
quiere
los tiempos guardar sedeños
los espacios desmanchados
los ramajes enlunados
vibrando del anverso
al reverso en cada verso
inverso y beligerante
labrando al aire.

Destructor higiénico
hoy
mañana constructor
que quiere
anidar
tejiendo
mis latidos
de ígnea tierra
de leve aliento
de caminar torpe
para
hacernos compañía
en el silencio
de la ausencia
dónde
somos iguales
sangres llorando.
¡Iras puras!.
Incendiando al desaliento.

Somos
iguales volcanes
cuando
el techo
muerde
al cielo falso
al suelo afilado
al hueco grueso.
¡Avivando!.
La sangre fundiendo
embalsamada
por el ayer
que va delante
que va sembrando
más mañanas.
¡Insepultas!.
Derritiendo
al mismo tiempo
el acero con las nubes.

Gladiador de incertidumbres
destructor
de los muros
del olvido
de memorias misteriosas
indefensas eternidades
simultáneas al desamparo
del injusto y sonriente encorbatado
de la lengua de mil reptiles
que ocultan
desnudo
en las cenizas
el aliento infinito
con
los metales hambrientos
con
los ínfimos poderes
siendo lo que son
los escarabajos
en el drama de la bruma.

Y
tú.
¡Oh, torbellino!.
Sigues
siendo
lo que
eres
ondulante látigo
del cielo
sin someterse a su yugo
sin la condición de esclavo
eres el azote.
¡Del sentir que se rebela!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Cuentos :  Increíble... ¿Para quién?
Increíble... ¿Para quién?.

Cuando llegamos en la menor obscuridad estaba
el hoyo desierto amarillo colgando las huellas
del crepúsculo inmóvil a lo largo del valle como un
nido atento a proteger la luna vagando en ese cielo...

Se levantó, y fue a tomar un vaso de agua lleno del
plástico infantil moviéndose en las palabras tiernas
completamente absorto, sin contenido... ¡Estaba
fascinado...Dos manos de luz sobre la testa habían
dejado toda blanca la cabellera obscura, entre la
matidez y la mortaja, alhajas del cutis vistiendo su desnudez intacta. ¡Increíble!. Es el vértigo con
sus arterias de plata. Increíble. Es el cuento sin
principio. Los abuelos hablaban de él, noche a noche, a la misma hora, en el espacio absoluto que solo las letras detienen, y la imaginación recrea, como un ritual dulce y misterioso, dibujando aventuras en las paredes de la penumbra sin
advertir la vacuidad más fecunda. Sublime estando en la emoción la inspiración armada en lo menos encendido del vil amor enternecido con sus lamentos. Increíble. Es
el cuento sin principio. Del que hablan los abuelos con los ensueños que hierven la excelsa beatitud, y que la más sensible imaginación implora. Ningún prólogo se acercó a mi lecho.
___Entonces recordó algo. ¡Me prometiste no contarlo!.
Eres el último que lo sabe, y el primero que niega recordarlo.
Pensé en lo prometido como todas las noches desde meses atrás, graves, modestos, en todo lo que mata el tiempo, y hace figuras de las tormentas, en el fondo de una gota.
___¡He cumplido, no se lo he dicho nunca a nadie,
en cierto sentido!. Y nadie hace todo lo posible por entenderlo.
___¿Sabes?, estrictamente hablando, carece de importancia.
Aunque solo la ilusoria apariencia. Sólo ese himno dócil que es la cerradura de la esencia sin disfraz. Puerta talismánica, que rompe la suerte infiel, del sutil padecimiento arcano, que no
se han atrevido, sino pocos, jamás nadie a sondear.
No embargante, enmudece su aroma suave hoy que embate, la esperanza apagada y lejana, en el turbio oleaje que al ascender murmura. Una vez más, la tarde, durante todo aquel verano,
extendía sus extrañas sensaciones al contraluz de la luna milenaria, donde el vientre aprisco se desgrana, y escucha la voz del manantial,
que inunda con su canto el zenzontle florido, que mis recuerdos alimenta.
___¡No está mal recordar!. Después de todo... ¿A quién le importa?.
Ese quién peregrino, que se inclina en el pasado, y que cubre con el ramaje el rumbo intacto del espacio leve, donde las ausencias retornan.
¡Quién lo sabe como nadie!. Para ellos es tan bellamente increíble este cuento, en la esencia sin principio, verídico en la transparencia.
No lo cuentes. No lo cuentes.
Voy a estudiar todo el problema, y a plantear las cosas desde una perspectiva distinta. ¡Que no asombre!. ¡Que disperse todo falso asidero!.
___Me decía, el sosiego ocioso, la suerte mísera, el inmutable concierto del abismo en su belleza donde los sueños fallidos fenecen. ¡Sí, sí!.
Me decía nadie, en vez de declarar enseguida, que las exigencias del ser verosímil son inaceptables, como lo habíamos visto en ocasiones anteriores,
con la terrible certeza del desconcierto que se tornaba en realidad en el mismo instante de ser comprendido.
_¡Ni modo, ni manera!. Es el peligro que se enfrenta.
No podía pensar en otra cosa, y nadie lo sabía. Y no sabía, porque podía definirlo con tanta nitidez al cerrar la boca.

Hablar con la mirada. Escuchar el mar entre las chispas danzando con los leños.
La chimenea meditabunda vencedora de los tiempos, sepultura de los serafines
ingenuos que buscan el candor de la ignorancia en su follaje acogedor y obediente.
En el cuento sin principio, sordo a las vanidades de la fama del bronce sin encanto,
del rostro gentil intangible, del alto ideal de frágil memoria y vacío... No lo cuentes,
no lo cuentes... Replica el eco con el cariño del antes... Las brumas siembran la sed
a la deriva con la ambrosía diamantina de los dardos. ¡Quien nadie más para saberlo!
Bien lo sé. Me dicen que soy el último en saberlo y el primero en negarlo.
Es... Es como... Caminar sobre el tiempo reuniendo el hermoso libro de cristal.
Mostrando, sí, mostrando maravillosas ilustraciones ante los ojos cerrados, deslumbrados,
palpando los colores musicales del olor que invade el pasado con el futuro, febrilmente
curioso, y extrañamente tranquilo.
Decidimos enterrarlo en el jardín. La exclusión del principio fue total en ese relato, incompleto en parte. Desteñido lo divino de la fragua, que tal vez nunca lo fuera.
Pero ahora me preocupa saber si existe alguien que guarde la sonrisa del limbo donde
reposa, y si entre las nubes, todavía tejen los cantos el zenzontle, y la enredadera junto
al nogal de la noria, del amplio patio cubierto de tiempo, y recuerdos perennes.

___No es que no cumpla las promesas. Ahora empiezo a hablar con los abuelos de nuevo,
nadie lo sabe muy bien, y me cuentan lo que nunca he querido escribir, como lo hago hoy.
Pero no creo que nadie lo entienda, aunque él me dice qué sí, que casi lo logra, y de seguro
sin que quién se entere que está publicado bajo las mismas narices de la sangrienta memoria,
teñida con los bálsamos del polvo de la lengua de los mandriles, que ladran sobre los sillones.

___La única dificultad, nadie me lo ha dicho, reside invariablemente en la simple razón de pensar
instantáneamente, en atrapar la fantasía, silenciosa y enigmática, capaz de abrir la morada de un sueño a voluntad. Supongo que apresurándose a escuchar el rumor de la lejanía que rompe
tembloroso, los gritos de alegría, sin darse cuenta de que los ruidos que oía, eran los símbolos
de unión del corazón introvertido al reflexionar acerca del espanto del mundo que no ve nada.
¡Sí!. No ve nada mejor que seguir igual que siempre.

Nadie lo sabía al cerrar la boca, y comprender sin principio este cuento. Este cuento del todo
puede ser mejor mañana en la realidad más perfecta del engaño, de la letra y la palabra.
Pero sobre todo, al despreciar el Caos predestinado a desaparecer eternamente. Ese Caos
sagrado que muda el tiempo, donde desbordan las almas sus lamentos claudicantes, que
lloran entre los trinos, perdidos, siderales, por el injusto desdén de la maldad que generan.

___Prometí no contarlo... Pero hoy si. Cuando lo inalcanzable es más posible en la realidad
de los sueños que los escritos contienen, por el inmenso libro de la vida, en los ventisqueros,
y páramos del vasto silencio vespertino, que bosteza inquieto en la angustia de perderse.
Es por ello que lo he cumplido así.
Cuando llegamos
a saber que yo y nadie somos lo mismo, en el cuento sin principio.
¿A quién le importa?.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  CANCION DE VERANO
Caminando hacia abajo cerca de las estacas,
toma mi mano,
y mientras la música suena en mi cabeza,
escucho la canción antes de irme a la cama,
cuando veo las estrellas fuera de mi ventana.

El verano se acerca rápidamente,
la brisa del mar llega,
estamos aquí juntos,
a la orilla del mar.

Paletas de cereza,
arena en mis dedos,
rodaron por las ventana,
toma mi mano,
abrázame.

Contéstame el teléfono,
quiero oír tu voz otra vez,
quiero decirte estas palabras,
quiero decirte te amo.

El verano siegue aquí,
quiero sentirte a mi lado,
juntos sentir la brisa del mar,
eres mi compañera,
eres mi confidente,
estamos juntos,
a la orilla del mar.


Erick R. R. Torres
(Angel Negro)
Poeta

Poemas :  PEQUEÑA SIRENA
Tienes 14 años,
eres bonita,
eres una chica pequeñita,
una pequeña dama.

Vives en el piso de la cocina,
justo aquí,
no tan lejos de mi,
a veces te sientes feliz,
a veces te sientes azul.

Eres mi pequeña amiga,
confidente y solitaria,
vives no muy lejos de mi,
eres una pequeña soñadora.

Mundos distantes,
amistades enigmáticas,
tu voz es una canción de cuna,
tu melodía es mi arrullo para el alma solitaria.

Ves el cielo,
la lluvia de verano,
ves todo por aquí,
aun siendo una pequeña sirena.

Erick R.R. Torres
(Angel Negro)
Poeta

Poemas :  Fumador de nubes
FUMADOR DE NUBES

Fumador.
Cuando el mar naufraga en un cerillo.
De nubes.
Lleno de susurros hechos olas.
De flamas.
¡Qué sumisas beben hielos!.


Fumador.
En la roja tempestad que muere.
De nubes.
Un aire rodando por la orilla.
Del instante destrozado de las algas.
En la aurora derretida del verano.
Una bajo las urnas y botas.
Otras, cenizas cada día.
De nubes.
Al después que sube culpable.
¡Fumador!.


Donde toda la muerte, parece olvidada,
en la vida que no existe,
en el piso que gime pies,
en el viento confundido,
en la muerte qué persiste,
Dónde toda la vida perece despreciada.


Fumador.
De los dioses hechos.
Añicos infinitas veces.
De nubes... Tan dóciles como monótonos,
los párpados,
piensan. ¡Qué piensan y sienten con cada pestaña!. En los años que pasan y pesan.


Fumador.
Entre los años reapropiados del minuto.
De nubes.
Con la identidad larga de los gestos.
Por los suelos perdidos del engaño.
Dónde... Hay vicios de muerta historia.
De nubes...
Con los ácidos consejos de las grullas,
en la calvicie de los gallos eclipsados.
Y la creación opresiva del eco de nubes.
¡Del eco en su monólogo lacónico!.
Fumador.


Del empobrecido tabaco desempleado.
Del ennegrecido bolsillo hambriento.
¡Oh, matriz sublime de lo inmediato!.
De nubes.
¡Oh, cicatriz reveladora de lo evidente!.
De nubes.


Fumador, fumador, fumador.
¡Oh, sí!.
Por las irreverentes gotas intocables,
de las propuestas irrelevantes,
en la indudable revolución del papel,
en la inservible memoria del agua.
¡Lágrimas hechas del polvo!.
¡Lágrimas vendiendo ceniza!.
De nubes... Sin húmedas familias.
De nubes... Sin énfasis desérticas.
De nubes... Sin cielos ciertos.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta