Poemas :  Enclocar Un Precipicio
ENCLOCAR UN PRECIPICIO

Era un sudor que masticaba sueños
abiertos al humo de los ojos
todo el día sin desnudarse
los dientes dibujantes de la uñas
por el ruido del último volcán
de seda inflexible cada muslo.

Por la lluvia triangular
de los collares, en la ingravidez,
profunda plancha de gritos,
que fuman del fango un saludo.

En la carne foliácea,
de los domingos dispersos del sol,
en la grieta anémica,
de un kilómetro de labios,
con la frente ajada.

Por los dibujos de la frigidez voraz,
y las paredes de la lluvia,
cuentan los techos apretados,
de los lechos engolados en ácidas figuras,
en el vagabundo abundante,
con el insomnio en una tromba.

Del cuadro que filtra la grapadora,
en la equidad más despreciable,
al correr la inmutable concha,
por el manantial perforado de alegría,
y la angustia apetitosa del azul monótono,
con la magnificencia del veneno,
embobado por el excusado embotellado.

Que bebe al purgar la honradez de breña,
y rastrojal con toda la insensatez,
de una plácida cloaca y sillas rancias,
que desencadenan los dibujos del cerillo,
abandonado, del candado habilidoso,
turbado por la facilidad despiadada,
en la flor de la vidriera masticada.
¡Del tapete escultor de incertidumbres!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Cuentos :  Finales postreros... (Experimental)
FINALES POSTREROS

Todo ésto sucedió hace mucho tiempo y, desde entonces
a menudo previo al inicio, sin dulcificar la acidez excelsa de las minúsculas amarguras, granuladas, encapsuladas, en gotas y soluciones en suspensión, estando lejos el refresco de las arrugas verticales por el atardecer con menos
fuerza. En el taller, desempleado, con el agua que hierve las herramientas en alerta que encienden su tristeza, infiel de mano impía por el rencor de la moneda del blancor relajando un limonero.

¡Sí, en él!. Taller qué hace oscilar el baño de vapor giboso de las calles conmocionadas por el silencio. Estruendoso nadaba un pez
abrumado por el óleo colgado en la madeja de lana en aquella pared rugosa. La noche verde aún la luna en su vejez contaba estrellas
saltando como ovejas de miradas serpentinas limpiándose los dientes en un lobo qué temían moviendo el aire tembloroso sin inclinar la
cabeza siendo imposible reconocerlo.

Entonces el hijo del carnicero se armó de valor y avanzó. Se amontonaron unas tijeras en los escalones
como palomas en un peine desenfadado por la larga lista de caballos saltando arriba y abajo para calmarlos. Agitándolos con el acorde suave
de agria voz. Por el ingrato silencio de la mirada devorando insectos.

Así el fueron muy felices quedó instalado en el dispensario recomendado
por los mandriles cotidianamente iluminados por el uso de las profusas mordidas en un convulso epílogo, confundido con el prólogo a la defensiva
con piedras y palos en la mano qué lanzó el primer inocente detectado, retirándose misteriosamente a meditar en un cómodo ataúd sumiso como
el honor vendido, y ofrecido bondadosamente al colorín colorado.

Tomando en cuenta ya, el área posteroanterior del raro gris esmalto las auroras de fuego y la más herida luz sin vida dirigiéndose a los pianos.
No embargante.
Bien se supo lo mucho que lloró la noche desde que sus ojos cayeron al tomar las declaraciones llevando sobre su vestido un cable eléctrico mirando las peladuras del cielo más temprano que de costumbre tocando las heridas frescas en la multitud que quisiera salir de los abarrotes que brotan del asfalto con penetrante insistencia.

___ ¿Es un acertijo?. En ese instante las paredes se derrumbaron entre los
recuerdos ya lejanos. Del... Había una vez entre un álbum fotográfico como una presencia amarillenta que permanecía escondida acariciando las condecoraciones perplejas. Del... ¿Qué importa?.

Ese que importa más apetecido con la ostensible
emoción jadeante después de recorrer la explanada filosa produciendo el aleteo una figura lúgubre desplazándose en espirales lentas en la parte interior del saco. No está demás.

¡Sí, no está demás!. Diciendo: Debemos tener alguna precaución
usando las palabras del dueño de la casa por la estafa lisa y llana después de los
genealógicos segundos al asomarse el gato que comienza a lamerse con prolijidad
por las calles con un gesto tímido hecho de marfil, sobre una pescadería de una sola pieza al cabo de muchos años, tropezando con los suspiros indolentes en esa parte de horizontalidad que nadie se atreviera a mencionar en una prueba de exterminio.

Así terminan las alegres mariposas en las tumbas caprichosas que plantan peregrinas
las espinas estivales en el esplendor de las sombras tutelares en los calcinados
precipicios de los claros vitrales.

Porqué las letras no resisten mucho tiempo altas dosis de continua realidad con sus
impredecibles reacciones al pasar la eternidad al dar la vuelta a un periódico clima con
la amenaza de ciertas divinidades de entrega inmediata, por el esfuerzo de querer
reconocer sin remedio a la manzana enroscada, en una especie de eco aprendiendo
a vender manojos de verduras al preparar la cena bajo el suelo bien ordeñado que
se nota a simple vista de topo tragicómico en la ocupada cornucopia.

En cada final todo volvía a empezar para las casas sordomudas que se extendían
con impotente desesperación bajo la forma de una clara y sana rigidez, ligada a una
opinión muy diversa según la moda lo demostraba, en las armadas controversias del enrédote frágil velo de la concha impulso e igual indiferencia.

Uniéndose unos a los otros como en una imprevista bacanal que termina de arreglarse, y va a su
dormitorio en los alevosos minutos cazadores dentro y fuera con su cuerpo de sirena, ladrona de frescas juventudes por la estrofa impenetrable de la montaña desnuda.

Así ha sido este brebaje de confines, ringlera de remates, pisaverde desenlace.
Tanto como cuánto ladra el búho pálido de la fatal jornada, y dónde los mares enredan penas sin fe ni flores pero que aseguran servir de veladoras inestables en tiempos normales, y en la medida de su propia exigencia, por el porvenir que
cae sobre ellos. Y... Como siempre. Terminan con el postre.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  LA UNION LIBRE
LA UNION LIBRE
___Andre Bretón ( Francia )
1896-1966.
Esta es versión de: Armando Rojas.


LA UNIÓN LIBRE

Mi mujer cabellera de lumbre de leño
Pensamientos de relámpagos de calor
Talle de reloj de arena
Mi mujer talle de nutria bajo los dientes del tigre
Mi mujer boca de escarapela y de ramillete de estrellas de última magnitud
Dientes de huellas de ratón blanco sobre la tierra blanca
Lengua de ámbar y de vidrio frotados
Mi mujer lengua de hostia apuñalada
Lengua de muñeca que abre y cierra los ojos
Lengua de piedra increíble
Mi mujer pestañas de palotes de escritura de niño
Cejas de borde de nido de golondrina
Mi mujer sienes de pizarra de invernadero
Y de vapor en los cristales
Mi mujer hombros de champaña
Y de fontana con testas de delfines bajo el hielo
Mi mujer muñecas de fósforos
Mi mujer deds de azar y de as de corazón
Dedos de heno segado
Mi mujer axilas de marta y de fasces
De noche de San Juan
De alheña y de nido de escalares
Brazos de espuma de mar y de esclusa
Y de alianza de trigo y de molino
Mi mujer piernas de fuegos artificiales
De movimientos de relojería y de desesperación
Mi mujer pantorrilas de médula de saúco
Mi mujer pies de iniciales
Pies de manojos de llaves pies de calafates en trance de beber
Mi mujer cuello perlado de cereales
Mi mujer pechos de Val d'or
De citas en el lecho mismo del torrente
Senos nocturnos
Mi mujer senos de collado
Mi mujer senos de crisol de rubíes
Senos de espectro de la rosa bajo el rocío
Mi mujer vientre de despliegue de abanico de los días
Vientre de garra gigantesca
Mi mujer dorso de pájaro que huye vertical
Dorso de azogue
Dorso de luz
Nuca de canto rodado y de tiza mojada
Y de precipitación de un vaso donde se acaba de beber
Mi mujer caderas de navecilla
Caderas de lámpara y de plumas de flecha
Y de tallos de plumas de blanco pavorreal
De balanza insensible
Mi mujer nalgas de greda y de amianto
Mi mujer nalgas de dorso de cisne
Mi mujer nalgas de primavera
Sexo de gladiolo
Mi mujer sexo de yacimiento y de ornitorrinco
Mi mujer sexo de alga y de bombones antiguos
Mi mujer sexo de espejo
Mi mujer ojos llenos de lágrimas
Ojos de panoplia violeta y de agua imantada
Mi mujer ojos de sabana
Mi mujer ojos de agua para beber en prisión
Mi mujer ojos de leño siempre bajo el hacha
Ojos de nivel de agua de nivel de aire de tierra y de fuego
Poeta

Poemas :  Hojarasca hominal
HOJARASCA HOMINAL

Por la hierba
Del acero brilla
Pertinaz aminorado
Del peligro sin retorno
¡Dónde estaban los lazos del telúrico carácter!
Al tiempo del curtir metales...¡Sombras vuelan ya!
Compañeros de las vivencias incesantes hojarascas
Con el licor al hipócrita sembrando
¡En todo el paralelo tajante!
Los climas del vientre
Los calmos dientes

Intención de mangas largas... ¡Hominal fracaso!
Polvo de rayos... ¡Nube pasiva!...Hojarasca,
el dibujo al escuchar el timbre, tiembla fascinado,
arrastrando al porvenir un pájaro demorado infante
libre, la llave dulce, recorría un pabellón de dudas

¡Esclava sal del pasillo!___Endeudando la voluntad
del baño, el pavo, ron, paja sin tierra prórroga
¡Enmascarando una tarde anciana!__Consustancial
¡De servida tonalidad creciente!__Aromatizada
Hojarasca...La calle distraída muele lagunas

Luz típica entre velas, hormiguero y hornacina
¡Al extremo qué habló de esquinas!
Por la camisa vestido al fuego... ¡Más hominal!
En las dobles lenguas qué rugen riendo
¡El arrogante incapaz de llanto!
Bajo la piel, herido, un arco iris payaso entibia
Por el bien qué se quiere menos... ¡Sólo hojoso!

¡De las ausencias que nacen!...¡Grácil sincrónico!
Por esa inundada oportunidad girando
El presente de prisa

Se desvanece escritor al principio de la muerte
¡Porqué muy pronto la promesa pasa!... Fresa sal
Del ciruelo trepando las guadañas... Sólo arañas
Caídas en tierra en pié curvado redoblar hojoso
Por el durazno mañana de menos...¡Más gime!

La pluma de largos metros
¡Ultima agrupación de orugas!
¡Tan alusivas como al póstumo íntimo!
Compilatoria hojarasca
Versión hominal

Del acero, del pretexto, del tiempo
¡Desenfadado solar del humus!... Esencia del otoño


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas de reflexíon :  Amor de ceniza
AMOR DE CENIZA

Enamorado al final del fantasma dormido,
queda una sonrisa leve de insomnio,
cuando el tiempo se desvanece,
subiendo la lejanía al cielo.

Con la punta en la frente obscura carga,
de la nada la mitad sin esperar,
la llave que llueve tinta hábil.

Ocupado en diversos oficios entreabiertos,
llevan de moño un vaso gris,
del color de la modestia fútil,
impermeable al gran arroyo.

Caído de la tienda sangrienta imagen,
muere frío el olvido llorando,
en la calle inundada,
aunque no los vea,
el domador que resulte.

Las felpudas lámparas de los peines azules,
progresivas bambalinas de calles,
dejan en el mercado las tortillas,
qué pintan sonriente al cabrito.

Como rueda el dinero marchitándose,
bañando con números cada palabra,
sin mirar que llueve una obscura,
concha al antojo sin sonrojo,
de la marea al retirarse.

Con la sexta voz de los dientes amargos,
el tacto sutil da pena espesa,
empañada parcela del cristal,
hay un chubasco calcinado.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas surrealistas :  Ardientes pesadillas
ARDIENTES PESADILLAS

Con
Las
Pesadillas... Ardientes.
La tierra del pensamiento... ¡Perdida va!.
Con
La, luz ha tropezado... ¡Fría viajera!.
Esa pesadilla verde...Piedra, hielo negro.


¡Parpadeando humeantes cantos!.
En
La
¡Vejez nevada de cada frasco!.
La tierra del pensamiento... ¡Perdida va!.

En cada rana mil ramos rugen.
Los dientes sudorosos de las copas.
Las infancias perennes de los armarios.
En los cuadros secos.
En los triángulos amargos.
¡Con el imposible doblado bajo el zapato!.

Con
Las
Pesadillas ... Ardientes.
La tierra del pensamiento. ¡Perdida va!

¡Cuán pequeño es el último infinito!.
De las sombras interiores del reflejo.
¡Con la nada púrpura y radiante
!.
En--- Los olores--- Rojos del candado.
En la fe---¡Dulce de cadenas!.
Fondo manantial de cada naranjal.

Con las pesadillas ardientes.
Con una red y araña en cada dedo.
Va fabricando dioses... ¿Dioses?.Sí, dioses a los caballos.
Y--- La pobreza--- ¡Cadavérica del alma!.
Con las pesadillas ardientes.

¿Qué duermen cien pesadillas un sueño?.
¿Qué duermen cien atajos de tomate?.
Unos- Algodones- Ignorantes.
Unas-Lápidas-Azucaradas.
Fin carmín. Fin carmín.
¡Un sueño qué duerme, cien pesadillas!.

Con las pesadillas ardientes.
Las
Pesadillas.
Ardientes con las pesadillas.

En
Las
En las cucharadas de un lucero.
En la garganta del agua.
Las
Cucharadas de un lucero.
Por el breve siglo de un segundo.
El breve siglo.
Y la redonda memoria de la seda.
Con arañas suficientes.

Ardientes pesadillas ardientes.
En
La
Voz nublada de los cobres.

Y
La
Visión orfebre de los huesos.
Orfebre.
¡De los huesos, huesos!.
De madrugadas incineradas.
¡Qué lactan astros muertos!.
Y sepultan- Soles.
¡Con sus vidrios!.

Ardientes pesadillas ardientes.
¡En la luz del ataúd!.
Con sus vidrios.
¡Sepultan soles!.
Donde la tierra del pensamiento.
¡Perdida va!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas surrealistas :  Escárbate Historia
ESCÁRBATE HISTORIA

El era, de la negra casa donde vive.
Un escarabajo rencoroso mal raíz.
De sangres, olvidado pobre túnel.
Con vientre de tijera dorada.
Con dientes de tatuaje viejo.
Era, sin sentirse bicho.
Incompleto fracaso.
Agua, negra, nube.
Posiblemente...
¡Piel ceniza!.
Firma vana.

¡Historia escárbate!.

Con la paciencia desterrando los tabacos.
Y durmiendo los huesos esclavos oros.
De mares amargos, de ayeres fondo.
¡Insostenibles hoy trasplantados!.
Versos inversos insaciables.
Lúcidas enredaderas.
Volátil humanismo.
Cadena... Lanosa.
Engaño simple.
¡Áureo vaivén!.
¡Hueco laurel!.

¡Escárbate Historia!.

Las actividades imperdonables graves.
Las verdades torcidas y difamadas.
La descontrolada dignidad acribillada.
¡Cuánta pobre colección de arena muerta!.
¡Cuánto cuerpo desalmado y sin consciencia!.

¡Historia escárbate!.

Escarba con el alma el alma.
Escarba con la mente la mente
Escarba sinceramente.
¡Escarba, escarba!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas de esperanza :  Rueda Némesis rueda
RUEDA NÉMESIS RUEDA

Fuerza divina del orden invisible,
Sí. Sí. Némesis, la madre.
El verdugo ha cortado el cuello.
Del
Yugo... ¡Qué lo aprisiona!.
¡Verdura... Fulminante!.

De Calle
A
Calle...
¡Némesis, madre de Helena!.
Y de Erecteón también.
Obra... ¡Obra ya el equilibrio!.

Fuerza divina.
Del orden invisible.
Los zapatos.
Aún.
Moribundos.
¡Claman!.

El cuello entre los dedos.
El canto entre las plumas.
El ciervo entre las dunas.
Alto y bajo.
Allá y aquí.
Ya, ya. ¡Qué laten dientes nuevos!.

Rueda. Némesis. Rueda.
¡Divina Némesis!. Justa y sagrada.
Y que todo. ¡Todo se equilibre por ti y todos!.
¡Y los volcanes rueden redondos!.
¡Obra!.
¡Obra, ya el equilibrio!.

Fuerza divina del orden invisible.
Recuerda, recuerda a... ¡Océano, tu padre!.
Rueda divina, rueda el equilibrio.

Las olas. Vienen y van.
Los cantos. Inician y terminan.
Las olas, como los gansos.
Los cantos como zenzontles.

Los dedos.
Los dados.
¡Moribundos y huellas!.
Cortadas y alargadas. Unos mucho.
Del yugo por las calles y casas.
Daño... Daño... ¡Reciba su justo pago!.

Del yugo.
Por las calles.
Por el aire y las casas.
En toda familia hay dolor.
¡Cuidado el pez pasa con gusanos!.
¡Obra!. Obra ya el equilibrio.

Fuerza divina del orden invisible.
No, no... Némesis recuérdanos.
Los lazos del verdugo.
Los huracanes del búho.
Los colores del clamor.
¡Padres, hijos, hermanos y amigos!.

Los nobles.
¡Escorpiones verán danzar!.
¡Perlas justas y diamantes!.
¡Obra!... Obra ya el equilibrio.

Fuerza divina del orden invisible.
Una espada... ¡Vuela melodiosa!.
En dulces anhelos... ¡Cumplidos!.
Van.
¡Jaguares y tigres!.
En. La. Miel. ¡Del enjambre!.

No lo olvidemos.
No, no lo olvidemos. ¡Compañero!.
¡Grazna el ganso verdura!.
Alado el tiempo circular.
¡Dónde. Brilla. El grillo!.
¡Obra!. Obra, ya el equilibrio.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta