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El amor que nos unió, sigue vivo y aquí está en el remanso de agua clara, los pájaros, la flor y en el follaje de los árboles… que no dejaron que se fuera. Tu mirada es cielo azul de esplendida belleza en ella se refleja el agua quieta de un lago cristalino mientras viejos troncos de abetos y abedules forman el marco predilecto para robarte un beso. Y yo te miro y escucho que preguntas pero no sé lo que preguntas… pues la mirada tengo puesta en ti y lo demás… ya no importa. Es el sueño que yo tengo cuando vengo a recordar a bordo de ésta barca que no me decido a abandonar porque aquí dejaste tu aroma y vacio tu lugar y yo te espero, hasta el día en que decidas regresar.
Delalma
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Poeta
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Apoyá en er quisio de la mansebía miraba ensenderse la noche de mayo; pasaban los hombres y yo sonreía hasta que a mi puerta paraste el caballo. «Serrana, ¿me das candela?» Y yo te dije: «Gaché, ven y tómala en mis labios que yo fuego te daré». Dejaste er caballo y lumbre te di, y fueron dos verdes luceros de mayo tus ojos pa mí.
Ojos verdes, verdes como la albahaca. Verdes como el trigo verde y el verde, verde limón. Ojos verdes, verdes, con brillo de faca, que están clavaítos en mi corazón. Pa mí ya no hay soles, luceros ni luna, no hay más que unos ojos que mi vía son. Ojos verdes, verdes como la albahaca. Verdes como el trigo verde y el verde, verde limón.
II
Vimos desde el cuarto despertar el día y sonar el alba en la Torre la Vela. Dejaste mis brazos cuando amanecía y en mi boca un gusto de menta y canela. «Serrana, para un vestío yo te quiero regalá». Yo te dije: «Estás cumplío, no me tienes que dar na». Subiste ar caballo, te fuiste de mí y nunca una noche más bella de mayo he vuelto a viví.
Ojos verdes, verdes como la albahaca. Verdes como el trigo verde y el verde, verde limón. Ojos verdes, verdes, con brillo de faca, que están clavaítos en mi corazón. Pa mí ya no hay soles, luceros ni luna, no hay más que unos ojos que mi vía son. Ojos verdes, verdes como la albahaca. Verdes como el trigo verde y el verde, verde limón.
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Poeta
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Dejaba correr el tiempo con la absurda esperanza de olvidar tu pasión enfebrecida… tu amor… quise olvidar el fuego de tus labios, y de tu cuerpo, la lisura de tu piel. Esa manera tuya, tu pensamiento sobre el sexo… en cualquier parte y alocada; no te importaba fuera en el coche, lo apagabas y… ¡varias multas cancelamos! Para vos… ¡el mundo era una alcoba! hubimos de cambiar mueble cada tres meses, ah! y la cocina… ¡un desquicio!… la vajilla, renovada a la semana; y por poco, de la lavadora nos caímos. El tango y la milonga que tu vida eran los aprendí con vos, como si míos fueran. Un café en el boliche arrabalero, llenándote del bandoneón y su tristeza… y ya, los ojos te brillaban. ¡Una copa!… y la danza fluía de tu cuerpo, imparables tus caderas me embriagaban, con tus senos pegados a mi pecho… ¡me matabas! y lerdo con mis pasos me enredaba en los ágiles malabares de tus rosadas piernas. Me recitabas poemas muy sensuales, incitándome en horarios matinales ¡y esas letras… esos tango que entonabas! despertaba en mí lo que callaba, y menos mal… que la lencería… no te gustaba. Eras mi gata consentida, muy amada te abrigabas en mi pecho algo cansada… y beso a beso entre mis brazos dormida te quedabas y una sonrisa de felicidad… tu rostro iluminaba. Pero pasó, y no sé ni cómo… ni por qué nos alejamos sin quererlo, sin saberlo... tal vez por la rutina o quizás por el trabajo pero fue una triste despedida… de un gran amor que viví, a tu manera. Delalma Domingo, 24 de octubre de 2010
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Poeta
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Sin Ti
Dolores Ruiz Macenas vive la desolación del desamor cuando su pareja se muere en un accidente y acaba se involucrando en el alcoholismo y una profunda depresión. A su lado están Marimar Gonzalo, su mejor amiga desde el cole y confidente fiel para todas las horas, aunque crea que Dolores sería más feliz si no fuera lesbiana, y su hermano Fernando Ruiz Macenas, quien tampoco cree en una posible superación por parte de Lola.
Del otro lado están la hermana de la muerta, Miranda Sisto, y el ex – novio de los tiempos de secundaria, Juan Manuel Herrera, ambos culpándole a Dolores por la muerte de la chava. En el medio se encuentran Paloma Díaz, Fernanda Palacios y Mario Vega, quienes no conocen a Lola, pero no acreditan en su culpabilidad.
Todos encadenados por la muerte de Azucena Sisto, la historia se desarrolla en torno de Dolores y Fernanda, quien también sufre con un amor perdido y busca enderechar su vida volviendo al México para vivir con Paloma, su mejor amiga. Al paso que su ternura muchas veces le trae problemas, es lo que la lleva a acercarse de Lola y convertirlas en amigas. ¿Pero quién sabe a qué sus sufrimientos las pueden llevar?
Una historia de amor y sus consecuencias más duras, que pone a la prueba la devoción y la vida basada en un sentimiento cruel e irracional.
Escrita por Anna Carolina Rizzon.
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Poeta
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La rutina diaria… se va, y se viene por el mismo camino, las mismas caras, la misma gente y el trabajo que no espera, porque hay cuentas que pagar. Caminaba ensimismado por el parque, cuando vi a dos enamorados… ¡como palomas!... en amoroso ritual, sonrientes, tomados de la mano, rozaban sus narices… Abandoné el apuro y dejé mariposear el tiempo, me he sentado mirándolos de frente, él leía, ella escuchaba… pero se sentía, lo mucho que se amaban. La dama se me quedó mirando, y yo, me acerqué a congratularlos y a pedirles un favor… ¡el que tal vez otros esquivan!… Quisiera tomarles una foto – les pedí a los dos- ¿Sería tan amable y decirme usted su edad? -el caballero con gesto sonriente respondió- ¡mi novia tiene 80 y yo 85!... La foto está preciosa… ¡Que viva el amor! Delalma
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Poeta
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Recuerdos temblantes de tus rechazos Y aun asi me pierdo en tus brazos Deseando mas que tu boca cruda Contra esta mi piel desnuda Pero sin fuerzas para decirte “amor” Refugiandome en el dolor Matandome de cuanto en cuanto, Solo espero que un dia estos besos rojos Ya no mas me suenen como arrojos.
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Poeta
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Por que insistimos en buscar el verdadero amor baseandonos en la razon si el es resultado de la pasion inescrupulosa y la racionalidad efusiva?
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Poeta
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Me gusta tenerte entre mis brazos rozar con mis manos tu piel de durazno y ver risueños tus ojos almendrados… claro oscuros como capulí. Mujer de tomo y lomo, de mi vida y de mi lecho me deleita sentir tus senos en mi pecho… ¡Frescos, como frutos de naranjo en primavera! ¡y el aroma de tus flores recién hechas! Me encanta que seas mi amor, mi mujer, mi compañera ¡Saber que es amor, no sólo tu cuerpo! mientras tus piernas, son gacelas presurosas que escapan de mis manos: agitadas… sudorosas. Me cautiva travesear contigo y esconderme mirar tus párpados pegados y moverme, unas veces delante y otras detrás y morder tu boca... cuando me provoca. Me gusta beber… gota a gota el néctar de tu fuente, y besarte tiernamente… en el sublime instante… de le petit morte. Delalma
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Tocando mi guitarra en el diván no sé… hoy de ti, me he acordado será porque era nuestra esa canción… la bailábamos pegados, alumbrados por la luna. No sé, es solo que me puse a recordar y me entró una nostalgia, como nunca alguna lágrima se deslizó por mi mejilla cavilando en lo que hubiera sido de los dos. Se me acongoja el alma al recordar que yo te presenté… al que sería tu marido, jugando a ser don Juan dije que eras mi amiga… y ya no te pude separar, de mi mejor amigo. Si la última vez que los vi, hasta me puse a llorar, tuve que decirle que era de felicidad, al ver la niña que llevaba en los brazos y por la alegría de encontrarlos. Con sutileza mordiste mis labios en un beso y los ojos te brillaron despidiéndote de mí, así dijimos adiós y hasta siempre con una lánguida mirada y una farsante sonrisa. Porque no quiero desunir lo que Dios unió, a tu marido, que es mi mejor amigo, nunca más lo he ido a visitar…. porque tengo miedo, que sólo te halles tú. Delalma
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Poeta
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En febriles noches y apasionada madrugadas rebasamos las fronteras del amor… aunque donde hay dos seres que se aman nada es prohibido, ni entrar al paraíso. ........................................ Las palomas que dormían en tu pecho desplegaban alas para tomar vuelo, mi boca ha ganado en el intento mordiéndolas con ansia excitadora. Tu cuerpo como brasa al rojo vivo entregado al mío que era pira, se fundían en una solo llamarada cual bola de fuego rodando en una cama. Tus gemidos, carbón para mi flama… enterrando mis dedos en tu piel abrasadora recorría montes y colinas, de tu cuerpo ardiente y avivado. Saciar la sed que padecías dándote más de aquello que pedias era lo que yo me había prometido y es mi orgullo, el haber siempre cumplido. Viviendo como esclavo… de rodillas alimentando tu lumbre con más leña voy atizando el fondo de tu hoguera mientras brota lava que me abrasa. Tu cuerpo ha sido lumbre salvadora, he gozado de tu vientre y tus afanes, y de todo lo más bello que tú amor me ha regalado.
Delalma
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Poeta
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