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!Cuántas fantasías evolucioné, sudoroso, luchando con las rodillas apretadas de Edelmira¡
Hasta alcanzar, locuaz, grotesco o cibernético, su casto jeroglífico.
Hasta ascender, ilusionado, el penúltimo camino, esgrimiendo los besos más furtivos.
Hasta quedar, pétreo y mordido, suplicando conclusión del compromiso.
Porque ella, mi Edelmira enamorada, prisionera de atavismos ancestrales, en algún estoico aliento victoriano, censuró mis embestidas alocadas…
!Virginalísima Edelmira apasionada¡ con la organiza crepitante en clarines constreñidos, esquivó mis estocadas bizantinas, alejándose tras hosca despedida.
Y fue así, con Edelmira acalorada, que aprendí, vía orgullo macerado, y en escandaloso latín languidecido, el punzante significado del: “coitum interruptus”.
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Poeta
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ROMANCE MARINO
Caminaste, sirena, por mi alcoba, con pies de plata, curvilínea y sobria. No había en tus párpados artificios, cubrían tus pechos púdicas gracilarias. frente a mujeres de voluptuoso talle traías la ventaja del silencio.
Posaste para mí tu desnudez exclusiva. Aspiré tu aura de corales, intenté retener tus ojos milenarios. No pude tocarte, apenas si musité cuatro requiebros. La seducción fue mental: por tus pestañas vibraba el clímax de un acuoso hemisferio violentado.
Te deseé sin tapujos. Con escalofríos te pensé a mis anchas, quise fertilizar tu vientre de pez, mutar hacia tus misterios polares, ser concubino de esos senos formales.
Busqué la Atlántida hasta aprender tu idioma. Me habló de espumas y garcias tu blonda imagen. Te quejaste nostálgica del acero, desatino de torpe ribereño.
Posabas para mí tu desnudez exclusiva, me permitías memorizar cada milímetro, pero, al fin y al cabo, humano, busqué de prisa mi cámara fotográfica para archivar en mi vanidoteca la conquista del siglo… Se escurrió en un instante el mito. Volviste presurosa a la musicalidad ahogada de un caracol marino.
Entonces, el mar, celoso, con su bofetada fría y su resaca se llevó mis sueños y mi soberbia machista. Las carcajadas mundanas anunciaron que, disgustada, te habías llevado mi pantalón de baño.
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Poeta
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Sueles convertirte en un misterio cuando entra en tí, casi en puntillas, el halo voluptuoso de mi beso.
Eres entonces, laberinto rosa, despiadada aurora cegando mi sueño.
Dificulto que pueda sostenerme sin esa energía de tu mirar sonriente.
Dudo poder llenar mis mustias oquedades sin palpitarte y descubrirte. Sin sembrar tus corredores tibios de mi nómade panfleto de caricia.
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Poeta
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Cúbreme con tu mantón que traigo frío. Invítame un pellizco de tu almohada. Conduce mis ojos hacia el sueño.
Fue larga la jornada y he pensado cuán poco tiempo paso yo a tu lado.
¿Acaso nuestra piel es un paisaje? ¿Enmarcado en las horas, promisorio de soles? ¿Bullicioso de agua?
Agitado en la espera dilapido la vida. Es tan ínfimo el tiempo de tu mundo y el mío que discurro escaparnos a una dimensión lejana.
Cúbreme con tu mantón. Luego, exploremos hasta encontrar la clave muy dentro nuestro.
Forjemos infranqueable, sin puentes levadizos, la alcoba del amor, sus mil jardines. Cerremos las cortinas. Dejemos fuera el frío, las dudas, ansiedades, desatinos.
Vayamos al rescate de la ecuación más íntima: multipliquemos tu paz por mi tormenta, en tu ánfora tibia haz que florezca.
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Poeta
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VIVIDOR
Si la Muerte me intima a seguirla algún día, yo la haré concubina con cuatro anclas tendidas.
Esgrimiendo una rosa, un poema y un lirio, he de arar sus desiertos escarbándole vida.
Y tres soles marchitos, distraída en mi risa, la veré derretirse, desvirgada y rendida.
Mas, sabiendo que al cabo ganará la partida, procuraré que me extrañe cuando vague perdida.
En su estero de luna, solterona aterida, de mi tacto insolente quedará poseída.
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Poeta
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Dejemos que esta vez se acaben los secretos los tuyos y los míos al descubierto.
No pretendamos hacerlo a escondidas porque son líneas que todos pueden recorrer pero solamente los dos podemos descifrar.
Abandonemos el temor a querernos aún sabiendo que lo destruye un lamento; olvidemos que lo nuestro es absurdo no fallemos por desidia en el intento.
Escudriñemos respuestas singulares, pues la noche colmada de pasiones creará un corazón de impensados afanes. Y sobre el cuestionado adiós yo te aseguro, que sólo imprimiremos un te quiero.
Autor: Quituisaca Samaniego Lilia
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Poeta
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Tú me decías algo y yo me anticipaba por tus ojos
Subía hasta la raíz misma con pianos generosos gravitando hemisferios
Adivinabas mi insurrección permanente mi tranco acelerado y, entonces, tu piel se comedía a recibir mis dibujos como rojas aristas de una locura tierna que engalanaba tus lógicas murallas de mujer moderna
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Poeta
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FIGÚRATE
Tú y yo
como arpas del Ártico
derritiendo el tiempo
Creando cataclismos rosas
con esta fuerza opuesta
que nos une
Imagínate, aislados,
recostados al margen de la historia
Prometiéndonos litorales de beso
sin inquietudes plásticas
sin comparecer ante nadie
suficientes en nuestra risa
para practicar nuestras porfías
Imagínate la libertad
bañando el crepúsculo,
nuestros cerros muy blancos
con las canas del siglo.
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Poeta
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TERAPIA
Cámbiele la acentuación a sus días
Desparrame por los regazos
la palabra que le anda extirpando
el formulismo
Que los nidales fueron mil veces
arrastrados por el mar
pero salió la gaviota
La tortuga se tragó los siglos
y los otoños descorrieron las cortinas
El freno metálico no llegó jamás
a lacerar las crines;
éstas se zambullen al viento,
crecen libres, despeinadas…
No olvide nunca escarbar en sus bolsillos
los valses y manzanas de aquel día
en que remecía sus tedios la sonrisa
Rescate de su cofre las viejas cartas rosas,
la madre de la culebra desecada,
el silabario subrayado en rojo,
la apolillada red, las mariposas
Tan extendido como archipiélago,
trotamundos como las cigarras
que cantaron lo mismo en su patio,
los bosques de Palermo
o algún cementerio
Majadero como trompo entre monedas
Apretado en el trasfondo de su timidez precoz
Tiritando escarchas matinales de liceo…
¡Pase y destemple los flecos
de su insomnio!
Que esta terapia es por pilas,
en lotes como verduras,
olorosos callejones para responder
a los requiebros propios…
Pase a pie pelado por el recuerdo
para palpar la espina, dolerla,
arrancarla después entera…
¡Es la farándula heroica
de otros que por lo mismo
vinieron
y seguirán haciéndolo!
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Poeta
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Orquídea negra pediste como espejo de tus penas. Ni orquídea, ni amor, ni nada, olvidarme es tu quimera.
Apenas supo mi piel distraerse por tus llantos, Apenas, quizás, si hurté pasiones a tu quebranto.
Ni orquídea negra, ni nada, despechos acumulados, como negrura de vino mi desamor fue llagando.
A solas con tu rencor, con el pecho deshojado, morena sangras, orquídea. No habrá perdón, no habrá nada.
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Poeta
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