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Una cosa tan pequeñita, tan dulce, tan amada por todos, por ella he dejado de trabaja, viví para ella, todo en vano, todo se deshizo en el tiempo, nada ha quedado, ni un poco de comprensión.
Si me preguntan si estoy arrepentida, seguro diré que no. Es fruto de tiempos, distintos, quizá ni se dé cuenta cuanto me lastima, pero yo me canso de tanta injusticia. Soy humana, era bueno que fuera de otra forma, que pensara, que amiga como yo nunca más la a encontrará, por muchos años que viva. Me gustaría hacerle ver, que no podemos odiar a quien no conocemos y que nunca nos han hecho mal. Decirle que merezco su comprensión y ayuda, que nada hay en común entre ella y los demás. Que tiene que dar lo que sobra a quien lo necesita, que no podemos vivir de puños cerrados, tenemos que abrir las manos y ayudar, no guardar trastes viejos, ropa ,juguetes cosas que para muchos las desean.
Cuantos niños no tienen nada, porque guardar en cajas y mas cajas montones de juguetes, que harían felices ¿los olvidados de la vida?
Cuanta ropa metida en cajones sin préstamo, para su dueña y que para otros era realizar su sueño de tener cosas para poner.
Desde siempre he regalado de todo, sin esperar por gracias, solamente agradecer a mi misma ser así.
Me acuerdo una vez que a una amiguita, le he dado unas cuentas de un collar de perlas, en mi inocente ingenuidad no hacia mal, ¡he llevado una paliza tan grande de mi Madre! Ella me preguntaba a quien se lo había dado, o donde estaban, pero durante horas, de mi boca nada salió, solo los gritos de dolor.
Mi padre solo decía deja “a rapaza” mismo amenazándome que me echaba por la ventana, no se lo dije.
Así he continuado y quería tener siempre mucho, para regalar a todos. Siento una alegría inmensa, me gusta dar, pero de todo, mismo en afectos, por veces me doy cuenta que algunas cosas, mas tarde me vienen a hacer falta, no quedo con pena, intento dar la vuelta por encima.
Por esto mi pesar de la cosa pequeñita que tanto he amado ya no exista, sus manitas están grandes, así como sus pies, y más alta ha quedado que yo, pero podía tener dentro, lo que alimenta la vida y da felicidad a los más viejos y no rechazarlos.
Te dejo, ser como eres, no me aburro, no, pero intentaré nunca pedirte nada ni un poco de pan. Omnipotente serás, de tus cosas, pero tu Alma pertenece a la eternidad.
Si un día tus ojos leen este desahogo, no digas que nada, mucho menos a mí, ya estoy avisada, si llevo una patada de mi amigo, cuando se llene de mí, junto a ti no merece la pena ir, he tomado bien cuenta del recado.
Amiga, ¡cómo te equivocas! Puede ser que sea el revés que el destino te prepara, nosotros de manos extendidas te acogeremos, no somos orgullosos, si tenemos poco ya lo repartiremos contigo.
Oporto, 9 de Noviembre de 2011
Secreet 50
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Poeta
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