Poemas :  Épocas lúbricas
ÉPOCAS LÚBRICAS

Con mucha noche en los ojos,
esperan las palabras las campanas,
mudas las alfombras veloces,
los amantes en lazos de oro,
desnudan los enjambres en una abeja,
de colores, labradores del tálamo,
y las flores, aves, cuevas,
y los cielos, fuentes, campos,
épocas lúbricas.

Tejen soles en las tardes,
las arenas en las playas,
conchas, caracoles y brisa,
donde todo en torno resuena,
donde el camino corrió,
perlas piernas, y nácar olas,
muchas de ellas, apuestas doncellas,
en suma espumas mármoles y bronces,
épocas lúbricas.

Con la elocuente, y atronadora fiera,
inspira la tormenta rápida, y violenta,
del encanto, que al alma enciende,
las mieles de nieve pura,
los destellos del inmortal aliento,
bordando, al Edén las arboleda,s
las manzanas del delirio, y la serpiente,
erecta, el alma, donde se mecen,
épocas lúbricas.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Etéreo entusiasmo
ETÉREO ENTUSIASMO

Por la esquina del crepúsculo azotado va
el cristal vendiendo violines perfumados
entre los granos de playas, y el regazo
tejedor de clavos con plumas en los techos
perseguidos por incógnitas viajeras en el
callejón sonoro de pestañas con espuelas
bordadas con las horas y los llantos.
No temas, no, que al agua incendies,
con palabras olvidadas por el suelo,
ni creas, ni esperes, la orilla de una
mirada que crece del huracán árido.

Etéreo entusiasmo sería.
Si del desierto brotan pálidas espinas,
a la sombra del lirio que lava la ceniza,
junto a los claros vitrales agotados,
por la quietud del duelo bajo las ramas,
de los volcanes que imploran su cobijo,
en la rústica e insondable aurora.

Las flores recién llegadas se esconden,
como el suspiro coronado por la nieve,
bajo el peso de todos los futuros riendo,
entre la tarde confundida por la bruma.

Etéreo entusiasmo sería.
En la cama sentada la noche infiel,
espera la indulgencia del tiempo dulce,
donde mueren las tinieblas sin odio,
con la clemencia del ideal hecho humo,
por que no tenía la menor intención,
de pintar anaranjado el aire,
ni al viejo entusiasmo verde azul,
como el hecho menos etéreo gris,
más allá del amarillo sangriento rosa.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  A las campanas
A LAS CAMPANAS
Autor : Olavo Bilac
Brasil 1865-1918

Fué poeta, periodista, ensayista, y es considerado el más importante poeta parnasiano del Brasil, junto a Alberto de Oliveira y Raimundo Correia. Este es versión de : Miguel Rasch-Isla.


A las campanas

Campanas de las torres, resonad clamorosas!
La tierra nuestro anhelo de infinito no sacia,
queremos la conquista de un mundo en que las cosas
se eternicen en una primavera de gracia.

Desde aquí, desde el fango de estas playas tediosas
hasta donde el zafiro de los cielos se espacia,
llevad en vuestras voces nuestras voces llorosas
y el grito milenario de la tierra en desgracia.

En repiques festivos, en dobles de amargura,
en rebatos de angustia, todo lo que sufrimos
llevadlo a la impasible soledad de l'altura.

Y ¡oh campanas! decidles en clamores supremos,
nuestro dolor a aquellos astros en que nacimos,
nuestra esperanza a aquellos astros a donde iremos!
Poeta

Cuentos :  Fantasmagórica negrura
FANTASMAGÓRICA NEGRURA

Después de la agria disputa de la tarde
con la noche, había pensado en los sufrimientos
que por la madrugada esperaban, la carrera,
temerosa, al contacto de la luna, y las estrellas,
palpando las obscuras intenciones de los buques,
angustiados que iban a ser sacrificados, dulces,
en las playas invocando la razón más fácil que
la exclusividad de la envidia, como un trofeo de
caza detrás de la presencia que lo aspiraba, y lo
expelía al ritmo entrecortado, como un autómata
en la pesadilla dando órdenes, en la calle que no
escondía, más el rostro agrupando cifras con una
gran nitidez, como si percibieran el interior confuso transparente, que estaba dislocado en partes donde todo el escenario se inundó de remolinos.

Las alas de una nube silenciosa, pasaban impasibles
con la vista indicando un vuelo circular después
de recorrer el primer folio, con una lupa para el
examen de autenticidad en la lluvia, que se siente
deslumbrante, y traza una espiral que desciende por
el cielo, en la extraña actitud de una ventana sin
levantar las cortinas, por el zarpazo de las siluetas, negras pletóricas tétricas y sórdidas.
___¿Y después?... Me dicen las envejecidas ausencias en el viaje marchito sin cesar en el miedo enterradas.
Acabamos de resumir que hicimos en tantos años del
atardecer, en el campo capaz de pedirle prestada la sal al mar, alargando el asombro del azúcar, usada untando las palabras idénticas a las frutas en almíbar recorriendo, un vacío inagotable, sin esperar respuestas suficientes, en el vértigo encarnado, que fue aprovechado al despertar en un antiquísimo momento posterior.

__¡Sí, después!...
Después se arrepintieron de ello, es cierto, pero el coraje faltó a los mejores deseos, que tenían sus dos extremos quebrados hablando precipitadamente duro en seguida de un trago corto, y enérgico sobre los que tantos años habían acumulado su hollín, en diagonal ordenado, mostrando preferencias por los escaparates
soñolientos, mucho más pequeños que el estrépito cayendo en seco. un poco a la deriva en la soledad orquestal excesivamente distraída por el clima templado con sus intermitencias metálicas cuando.
¡Cuándo cruzaban las réplicas del silencio, exacerbado al fondo!.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Cuentos :  Sirena del desierto
SIRENA DEL DESIERTO

Por una gota de sueño que ha perdido la paciencia,
en un grano de desierto. ¡No es justo desperdiciar
arena, arena, arena!. Ni la opulencia de la espuma
en su triunfante lozanía. ¡Canta la sirena!

Al fondo del comedor transitorio estaba escrito,
bajo el tablero fosilizado, un ángulo obscurecido,
por la distancia, en el lento oscilar de un muelle,
oleaje lanzado con desdén profundo. Y entre fúlgida
luz argenta, recuerda fríamente los tres periodos:
Triásico, jurásico y cretácico en su biológica belleza.
Pero más aún, en la riqueza de especies del mesozoico, con equinoides, gastrópodos, malacostracanus, peces óseos y reptiles marinos. ¡Vaya, que belleza era aquélla!.


Dobló un poco el cuerpo semiflotante, después de más de tres años,
de vivir lejos de la orilla que penetraba, libremente en otro tiempo, las
playas del quinto planeta, agitando las manos debajo de la espuma,
sonriente, entrando y saliendo al otro lado del cristal mirador, inexpugnable del reflejo deslizándose angulosa.

En ese tiempo se tenía un antiquísimo registro iónico de la historia, de la vida en la tierra, incluso de sus muchas leyendas, que en
su primera época la formación fue muy violenta, por la lluvia de meteoritos, impactos que calentaron y volatilizaron los océanos, con bacterias que crecían a temperaturas de setenta grados o superiores a cien, y la vida surgiendo
en los mares.


¡Vaya si era una gota!. ¡Qué gota!. Enorme y fuerte, tan húmedamente
suspendida, tenía balanceando en el aire.
¡Sí, en el aire!. A tres lagos, una catarata y seis ríos.
¿De qué modo explicaría el origen de ésto?. Donde probablemente, estaban todos preocupados, pero nadie se detenía a prestarle atención.


Ella hablaba poco de sí, y sin duda, hubiera callado sobre la piedra desintegrada,
y que había dejado a punto de limitarla en su expansión.
Pues anteriormente se decía que había existido algo similar, en el antro de una
noche estelar, que se adelgazaba a contraluz como el trino de lunas alegres.
Y más allá de una simple especie análoga, especulándose bajo el poder
reconstructor del oscilómetro general, en el fuego abrasador de la fantasía mítica.

___Aquéllo debía ser cierto__ Sobre todo en las realidades paralelas simultáneas.
¿Porqué entonces nadie la clasificaba como versión de anfibio racional?.
Pero ahora, en este ahora sin rumbo, en la opaca quietud del espacio expandiéndose,
en los campos energéticos de tiempo comprimido. Donde nadie parece dispuesto
a investigar más sobre la enormidad de esa gota. ¡Vaya gota del origen y del destino!.


Haciendo girar su aleta, ascendió con lentitud al punto brillante, de la oleada vibratoria sin disimular el desconcierto todavía,
con los ojos secos que terminó de frotar con lentos movimientos, como había hecho, y visto hacer sobre una piedra semejante, justo antes de su expansión.
En épocas de cosechas nunca olvidaba hacer réplicas entre cánticos estridentes,
desde el principio repitiendo lo maravilloso de las leyendas tomadas demasiado
a la ligera, y muchas olvidadas, como en esa producción semestral, ancestral, celestial.
En la superficie de la esfera una bella joven salía de la luz, al principio de no más de
diez centímetros, y al descender por la sombra, se dilataba creciendo a su tamaño regular
humano.
¡Bueno, semihumano, hasta la cintura delgada y su cuello azulverdoso, oscilando al ritmo
de las olas marinas, descritas en las leyendas de la tierra a tres siglos luz de distancia!.


El crepúsculo es corto, y los velos de la noche se precipitan solo en la línea que sus huellas habían dejado, indicando la dirección por donde ella había venido. Como el amor anónimo
y calladamente triste en el enorme sosiego de las primeras galaxias, en la primera tarde,
donde arde una flor profunda, con el esplendor grabado en los inmortales rasgos del espacio
nuevo, con al exposición a las partículas atmosféricas, y al envejecimiento de la luz, con el
corrimiento hacia el rojo.
Al mirar en torno suyo, todo le pareció solo confusa niebla fosforescente, a veces parpadeante.
Ni siquiera la gota estaba ahí para orientarse, el dolor en las piernas aumentaba y tuvo
que detenerse y descansar.
El suelo era pura arena movediza en la leyenda de la sirena del desierto, en la universalidad
del lenguaje mítico, en el mismo licor de la sabiduría naturalista, en el mismo origen de
la sismología solar, en la memoria inmaterial de infinitas vías lácteas.
Y él... ¡Sí, él, en ese quinto planeta solo dudaba de sí mismo... Sudoroso en el desierto dormido!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas surrealistas :  Laberintos del embuste
LABERINTOS DEL EMBUSTE

En
El
Abrigo de automóviles.
En las cuevas del escardillo.
De los profundos mosaicos.
Mientras las puertas abordan los trenes.
Entre los blandos montones de playas.
¡Cuánto amor en los incendios!.
Encima del neón de los letreros.
¡Cuántos, cuantos soles volando entre los muslos!.
Laberintos, en la celebración inminente del tablero.
Del embuste, en la pequeña mañana del conejo.


Por el embuste, sí, por el embuste hecho epidemia.
¡Solos, se han quedado, solos!.
Por el muelle de amargas arenas.
Y la velocidad bajo el sombrero.
¡Solo, solo, el silencio diminuto!.
De las lunas vibrando entre los pinos.
En la flor de la pintura, partitura del vituperio.
Habla de arañas con guantes de goma.
En las tibias raíces hechas de sed.
Por las noches de escuchar las escaleras.
Por las copas con muletas y corbatas.
Y el dolor de las esponjas conspicuas.


¡Laberintos, son laberintos del embuste!.
Porqué el salto al abismo tiene sus peligros,
en las enredaderas minerales del cielo,
huyendo, los minutos y los segundos,
en la virtual cadena entretejida de sapos.

Por el embuste, sí, por el embuste.
Del refinamiento de las moscas,
y las ranas silvestres insolubles.
¡Del asedio a la intimidad adherido!.
Por el nombre de adobes en peligro.
Del piso sin compromiso, solo laberintos.
Del embuste, del alivio caprichoso en retaguardia.


Unos laberintos hechos del embuste.
Hechos.
Como hierbas mordiendo cuevas.
Hechos.
Como espadas frutales suaves.
Laberintos.
En la cúpula enganchada en telarañas.
Laberintos.
En el túnel salado al tope.
Bajando las esquina del bosque.
En la lucha sorpresiva de la mina.
Donde la serpiente manipula los gusanos


¡Del embuste, laberintos, laberintos, laberintos!.
Donde una emoción tiembla.
Del vigor profundo, en espasmódicos suspiros.
En la llave del tiempo, con la piel inundada de tibieza.
Donde una luz renace, se abre y se cierra filosa.
Del deber cumplido, por la férrea tenaza esfumada.
¡Con la ventana en las alas!___El embuste embiste.
Y viste los párpados que duermen la nieve.
Donde las sombras resbalan del agua.
En las plumas del velado verano.
En los mástiles del primer otoño.
Donde los cabellos muelen blancos.


¡Laberintos del embuste, embuste, embuste!.
En el coro de los panteones.
Con el último latido en manadas.
¡Allá donde mueren los pantanos!.
¡Qué perdieron la cabeza y los zapatos!.
Con los meses involuntarios.
Con las muecas espontáneas.
Laberintos, laberintos.
En los años nacidos equivocados.
En la misma iguana de aguaceros.
Por donde cae el mismo filo sin descanso.
Y las imágenes rodeando intrigan. Al fuego en la danza incierta.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas surrealistas :  Desmigajado carmesí
DESMIGAJADO CARMESÍ

En la eternidad obscura de un aljibe.
Frei, livre, libero.
Estaba la tarde enredando arañas.
¡Desolada encrucijada!.
Gebet, preghiera, priére, prayer.
En el paulatino firmamento.
Que dice y dice...
¡Qué fuere amado en la morada!.
En el encino lleno de patio franco.
¡Dónde la vigilia misma duerme!.
Carmesí.
Desmigajado.
Originale, ursprünglich.
Acostumbrado.
En las luciérnagas insomnes pantalones,
expertos en el suelo de las horas tímidas,
sentadas en la roca bajo la cama.


Desmigajado.
En la materia del tumulto despreocupado.
Staub, poeira, dust, poussiére.
En la eternidad desesperada.
¡Dónde fueren amadas las espadas!.
¡Dónde las playas calmas muerden!.
Carmesí.
Lo que hubiere sido un desnudo eco.
Horloger, orologiaio, Uhrmacher.
En el recuerdo ávido acallado.
¡Desmigajado carmesí!.


En la obscura eternidad del vano espejo.
Insulso despilfarrar derrumbes.
Al neurótico juguete amordazado.
Claudicar del atrio alcantarilla.
Eyecup, Augenspülglas, occhiera, oeillére.
Entre una vieja almohada.
Como...
Si hubiésemos sido soñados.
Por el tapete con rabia.
Como...
Si hubiesen sido nacidos.
Entre los lirios a plazos.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas surrealistas :  Humanitaria destrucción... (Experimental)
HUMANITARIA DESTRUCCIÓN

Con toda la insignificancia del pequeño
mundo
vienen haciendo las conjeturas,
innumerables quebrantos,
pétreos, en las playas de paz, el arco
iris que nimba,
metas magnánimas. (Subterráneos escombros).
Decían,
conservadores, más allá del vencimiento,
creían ser, omnis-sapienteserpentinos.

¡Humanitarios anhelos, paralelos, desastres!.
A
Lo lejos, de quienes no lo tienen cerca.
Lejos, a las siete de la tarde, se aproximó
el invisible trópico, entre las costillas,
del gnomo, saliendo nada más. Saliendo un poco.
Saliendo del hueco frágil cubierto de secas hojas
vidriosas, por encima del mimbre blanco.

Callaban, metódicos, el triunfo del fracaso.
¡Sin saberlo, lo sentían, los retornos afilando!.

La época, opaca, brilla en la turbiedad.
Tardía, la siguiente campanada, esperaba,
añorando el suceso intrigando al aire,
lastimero otra vez, sutil resorte.
¡Empleado de la incredulidad!.

En la destrucción,
desoladoramente ocultando imposibles evidencias.
La superficie a pintar, libre de polvo,
con un trapo que se escurre.
¡De la válvula tapada, el color vertical del aspersor, y
la letra en lápidas anémicas!.

¡Sí, sí!.

Había algo menos que una voz,
una casi letra,
pálida vereda temerosa,
escuchando ausentes
los pasajeros, silenciosos, acumulando, dispersos,
gestos, el muro triunfal, coronado de atropellos.

Decorando,
cada detalle, álgido, patético.
Respiraba impregnando lapiceros,
oficinas enlatadas, sillones escandalosos.
¡Calles, calles del coraje y antebrazo!.

La humanitaria
Des
Truc
Ccción... Los ventiladores despeinados observan,
las armas extremistas del pañuelo en pedazos.
¡Cada uno, prolongando su cada cual!.(Ya verán).

Y
En el fondo, al vértice de la sinrazón.
¡Sonreía!. Graciosa, en la blusa equivocada,
la brisa víctima, del viejo, desvelo, la opinión
de la luna juzgando, tranquilamente.

¡Humanitaria!. (Ella, la destrucción ofendida).
Quedó. Anunciando una llamada telefónica,
el frente mercantil, el elixir del fracaso mismo.
Y sin tacha, justamente, bajo la ley.
de los malvados, productos del ozono que no dañan.

En la destrucción. Huma-nita-ria.
Para entonces, la sopa se puso fría,
con tanta ligereza en camarones,
sin dentadura, no cabían en la cubeta
de mejillas, las monedas de cuello blanco.
La revista mirada con el filo asomando por la ventana, desnuda, al jugo del primer indómito quejido.

¿Lo ves?___Decía con frecuencia al anochecer
rompiendo la manera, extrañamente,
fuera de tiempo.

En la esquina, súbita, anudó el silencio adherido,
las uñas recién cortadas, el farol entre bugambilias, sentía, reseco, como cabeza de alfiler, el grupo palabreando, desgraciado (sin saberlo). Solo arrastrando la inconsciencia abundante, la multitud ciega y sorda. ¡Azotada!.
Teñida. Por los pesares enormes, entre los rápidos acrílicos, resueltos firmemente, en las tres capas delgadas, perforando las chispas y quemando las llamas, al tacto seco en latas secas.

¡Humanitaria destrucción!.
Soledad programada en los dientes del bolsillo,
en el hambre inerme de cada poro ajeno,
en las ambiciones insaciables del apetito espeso,
en las salidas intermitentes del exterminio.
¡Con los ecos en spray, y silicones del no se ingiera, en aerosol en la consciencia!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas surrealistas :  Memorias del humo
MEMORIAS DEL HUMO...

Serán.
Los diez.
Y siete serenos.
Pasados campaneando.
Marinos basureros desmemoriados.
Humo, vapor, ruinas inhumanas del.
cuerpo solo carne plástica y tarjetera.

En.
Las.
Memorias de los mares.
Van cadavéricas espumas.
Aves y reptiles de los bolsillos.
Con los grillos pillos bandoleros.
¡Entre las olas sentadas y sedientas!.

Del humo,
humanos del ayer, memorias perdidas,
fuego seco del vientre hueco. ¡Palabras!.

Siguen
Luego...
Las olas sedientas y sentadas,
y qué...A lo lejos, el mar aislado.
Del mar observan, ojos nublados, pestañas,
espumosas de las arenas enloquecidamente blancas.
Allá
Por
El caminar de un lugar nublado.
De un sitio a otro.
De un cangrejo.
¡Enamorado de medusa!. (Sin la blusa de siempre).

Humo,en la memoria que fue.
Agua del vapor enrojecido.
Palabras, palabras, de las urnas,
de los panteones y hambrientos ignorantes,
últimos engendros de lagartos abortados.

Las olas desnudas.
Sin
Blusas
Del
Desierto
Ceden. Del sedoso pantalón.
Un zapato, campanea por los rincones.
¡La sonrisa muerta del mañana!.
¡La ternura destazada!.
¡La esperanza sepultada!.
Una mañana, que no será nunca la misma.
Por las lágrimas de tanta tarde.
¡Noche y día lunático!.

Del sol de los infiernos en el corazón del hombre,
guarismo representante inútil nuez fingida, veleidosa patraña catacaldos lapsus lúgubre agrio,
escarabajo prepotente el cielo sospechoso oculto, oropel de la estupidez humana y asesina franca.

Memoria en la demencia.
Banco y mesa de las venas vanas lenguas.
Familiar de los gusanos, amor de lápida.
Amor de bala y bayoneta, de inocencias cultivadas.
En los suelos entrañas de tierras y de olvidos.
En la tierra voluptuosa verde brisa, azul infierno.
Y
En
Las playas, nevadas, pudorosas y abatidas.

Una memoria de concha.
Mil conchas.
Del humo.
Humano, ya nada queda, solo historia.
Vergüenza de los miles de millones de mensajes.
De catastrófico vacío del escritorio.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas surrealistas :  Íntimos labriegos
ÍNTIMOS LABRIEGOS

Agitada horizontal en el fondo.
Tan invulnerable que alarma.
El mismo centro aceite.
La espiral enardecida de colores.
Verticales matutinas perla a perla.
Con la forma que transforma.
¡El señuelo del anhelo!.
Horizontales, plenos, radiantes.
En el fondo de los cielos. Mutuos.

Ocultos vencedores de los tiempos. Imposibles-¡Profundamente altos!. Platas-¡Movimiento fresco!.
El día verdoso pasa, vuela y siente.
Letra a letra, piel a piel.
Fieles al cambio de las huertas.
Libres primaveras de los arroyos.
En la rama una misma gota pintan.
Vencedores de los tiempos ocultos.

Ellos como nosotros.
Esperando estamos faros íntimos.
Flamas avenidas y brisas abriles.
¡Cómo nosotros dejamos el porvenir!.
En--Las playas--¡Interiores!.
En--Las dulces--¡Explosiones!.
Esperando
Esperando... Cualquier destino. De cualquier espera, de los infinitos. Presentes en todo el futuro de los destinos.
Llamas.
Llamas, espumosas. ¡Recreándonos!. Verticales. Agitados. ¡Entre arados labriegos!.
Verticales, amor amor, íntimos horizontes.
Horizontales esféricos de los triángulos celestiales.
¡Intimos consigos, y de cada cual sus universos!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta