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Yo me sentía acosado porque ella siempre estaba ejerciendo presión sobre mí. Cándida se llamaba y para colmo de mala suerte, era mi vecina, vivía al frente de mi casa. A veces yo tenía que mirar a hurtadillas, escondiéndome detrás de la cortina de la ventana para poder salir, cuando ella no estaba, porque nada más verme y ella corría tras de mí. Debo reconocer que Cándida no estaba nada mal, era guapa y tenía buen cuerpo, pero yo en aquel entonces vivía dedicado al deporte de la equitación, andaba entre caballerizas y caballos o sea que, a pesar del baño que me daba, siempre olía a estiércol, creo yo; más ahora que lo pienso bien, tal vez sería que ese olor se quedó impregnado en la memoria de mis sentidos, olor que yo sentía en cada paso que daba. -Cándida: ¡Hola Juan!... ¿Por qué me ignoras? Solo quiero hablar contigo un momento y tú te vas tan rápido cuando te me acerco, que pareciera que ves en mí al diablo en persona. -Yo: ¡Hola Corazón!... no es como tú crees, es solo que el carro que me lleva a donde voy todos los días, pasa a hora exacta y no me puedo demorar. -Cándida: Yo puedo acompañarte si quieres, el día que quieras, solo dímelo e iré contigo a dónde tú quieras. - Yo: Bueno cándida, yo te aviso ¿Si? Ese era el diálogo más o menos, que se suscitaba entre mi vecina y yo. No era que ella me desagradara, más bien la timidez que sentía, no me dejaba acercarme a ninguna chica de entonces, las miraba y a veces sonreía. Así pasó algún tiempo. -Cándida: ¡hola Juan! ¿Y para cuando me vas a llevar a la caballeriza? Si quieres podemos ir hoy. -Yo: ¡Pues muy bien, vamos ahora, te va a encantar! Ese día la mirada de mi vecina traía un brillo muy especial, sus labios como que deseaban ser besados -me estremecí- además ella estaba vestida con una blusa que llevaba un escote muy pronunciado, con un nudo debajo de sus senos, que dejaba entrever la blancura de los mismos y lo erguidos que estaban, no usaba brasier. También traía una minifalda de infarto, con un cierre o zipper en la parte delantera, le quedaba tan ajustada que parecía que le iba a reventar ahí mismo. Esa minúscula faldita dejaba admirar las bien formadas curvas de su cuerpo. Me quedé helado, mirándola de la cabeza a los pies. -Cándida; ¡Gracias! -Yo: De nada, por favor avanza. Ella se puso unos pasos delante de mí y empezó a caminar, su pelo largo se levantaba con el viento, mientras ella los acomodaba con sus manos redonditas. A ratos volteaba y me sonreía, luego proseguía el camino. Su cintura estrecha marcaban el rítmico andar de sus caderas, mostrando generosa sus nalgas prominentes y los bien trabajados muslos suaves y lisos. La verdad que provocaba darle una mordida allí mismo. Así llegamos al club y yo entré primero a la caballeriza, la paja dispersa por el suelo y los animales metidos en la cuadra, ella me seguía mientras yo me detenía frente al caballo. Para ponerle los arreos. Cuando me alcanzó empezaron las sorpresas, al estar a solas, las caricias de Cándida no se hicieron esperar. Empezó por desabrochar la correa, con sus manos tibias y suaves le agarró la cabeza dura, rígida; palpándolo de tal manera que enardecía. Una y otra vez le pasaba la mano por el cuello, extasiada al sentir los pelos en su mano, yo no atinaba a decir nada, solo miraba. Ella no se aguantó más, tomó la cabeza con sus dos manos y le dio un beso, en la nariz, se puede decir. -Cándida: (sensualmente) ¡Juan, quiero montar de una vez! -Yo:¿ Estás segura que lo quieres hacer? ¿No te arrepentirás luego? -Cándida: ¡No, yo quiero hacerlo ya, será mi primera vez! ¡Lo deseo! ¡Quiero aprender contigo, que tú seas mi maestro para llevarte siempre dentro de mí! El calor de su cuerpo tan cerca del mío, su mirada ardiente, casi una súplica, no dejaba alternativa y me dispuse a complacerla. La aparté un poco mientras me alistaba, ella trastabilló y calló de rodillas en la paja del piso, mientras ella se daba la vuelta sonriente, yo me saqué la camisa y el macho que tenía encerrado se encabritó… -Yo: ¿Cómo quieres montar? -Cándida: ¡no sé… quiero que tú me enseñes, ten en cuenta que será mi primera vez! Yo: Bien, abre las piernas corazón para hacerlo, tienes que, acomodarte lentamente, con suavidad y todo saldrá bien. -Cándida: Pero… ¿No se puede hacer de costado y sin abrir las piernas? Yo he visto que así también se hace, me gustaría que fuera de costado, porque tú sabes, siento un poco de vergüenza que me veas abriendo las piernas. -Yo: Cándida, si tú quieres aprender a montar un caballo, tienes que hacer lo que yo te diga, tal vez más adelante con experiencia tú decidas si quieres de frente, de costado o de espaldas. -Cándida: Viéndolo bien, prefiero no hacerlo, el caballo es muy alto y me puedo caer. Yo: Bien, quizás otro día te enseñe a montar.
Delalma 21/08/2020
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Poeta
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EL CAMINO Autor : Antonio Noli (¨Flavio¨) Panameño. Soneto.
EL CAMINO (Creacionismo Italiano).
Camino que me caminas por las vísceras externas, vete hundiendo hasta las cimas de los ojos de mis piernas. Sube y nada en las modernas horizontales esquinas. donde las fieras más tiernas le rezan a las gallinas. Pero descansa corriendo, porque la paz va sufriendo del delito de heroísmo, y nada en mí te hará ver lo genial que debe ser el clásico Modernismo.
Antonio Noli (¨Flavio¨)
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Poeta
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Enturbiarse Solo
Allá por donde el azul tiñe de rojo, el ápice de grises apáticos, al desazonar el fastidio, los botes responsables de las piernas, del pertinaz crapuloso, en el dorso de los cobres laberintos, en las escaleras que suben los luceros, en el último ramaje despejado.
Siendo Un intachable equívoco Solo Se Enturbia En la estratagema del emberrenchinar. En la estolidez rimbombante con protocolo. En el mismo garrapatear empapelado. Solo Se Enturbia.
Por el halo dubitativo que ya no tiembla, Ni en la desnudez golpea al vestido, Ni palpa los extremos del imposible, Ni con desdén dibuja sueños...
¡Que a la montaña duele un valle sereno!. ¡Que a la ceniza teje un fértil vacío!. ¡Que a la historia deja un sol verde!.
Arrinconando al aborrecimiento con su enjundia. Creyendo hacer del estantalar un sustentáculo. Solo se enturbia solo.
Porque Azulado Quema el cielo Su silencio de nieve En la dócil pausa que inventó el olvido De la espina uniformada de peldaños ¡Con ese imán carcomido del futuro!.
Porque Está la caricia vertical refrigerante En los primores del artificio largamente inclinado al menor ocaso de los nudos gratos de la sombra que lo esconde en la mueca de los puertos que prefieren un débil abolengo del excelso arte de mostrar las ruinas en la brisa de corceles de un sucio pontón ruin raudo y artero en los cardos arteriales de las brumas con la proa del rutilante vaivén de la yerba rumorosa de un aura, en el furor marmóreo de su pobre mente, en la rama, del pájaro de blandos giros, y la espléndida altivez de rabiosa negrura en las mismas letras del cuello alabastrino.
Del Enturbiarse Solo Un lento relámpago obscurece Una solitaria muchedumbre instantánea Un conglomerado de ambiciones prolongadas Una compañía de soledades procesadas.
Por La burda burla... Por La burla burda...
¡Que presume su lúgubre ignorancia grácil!. ¡Que ostenta sus defectos con orgullo!. Una copia falsa. Que. Encandila solo al pasmo. ¡Husmeador rastrero del mismo escarabajear!. Por enturbiarse solo... Ennnturbiarssse Sooolo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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VASCULITIS EMPEDERNIDA
Callejear Del pulso En la piedra Desnuda Pierna Parda Antena El vidrio ¡Antesala del maquinismo disecada!. Del entregar Al vidrio La vista No en la tumba El cerebro Entrega ¡Antes del fósil!. Colección de mil moluscos. Al circo fragmentar retrospectivo. ¡En las plásticas vitrinas pensativas!. Ahora herrumbre. Mi propia sombra. Desconoce sus arrugas. ¡Capitular sincopado insoluble biombo!. Declamar de máscaras al espejo. ¡Al ritmo telar del ismo!. En la pierna Desnuda Piedra Arbitraria nube del jugo. ¡Ingenuo mineral en tanto vegetal!. Erecta___La esponja esperanza. Ceniza del tiempo. El reloj cultiva golondrinas. ¡Qué por el lago en desbandadas huye al baúl!. Del espasmo, incapaz___¡Piedra ladrona!. En la bufanda de las agujas. En la espuela de las flautas. ¡Porqué el alfabeto se nubla duro!. Instante. ¡Acocodrilado!...¡Datilesco!...¡Aduraznado!. Con Los tatuajes de la guitarra escondida. Con El hueso de la noche torturada lactosa. ¡Camina y despierta claudica!.
¡Oh, claudicación, intermitente, venosamente!. Circular del paquidermo. Edematoso. Pastizal de los gestos indigestos gastos. ¡Por la risa del arco iris inaudito corre!. Acocodrilarse campanilleo del martillar. ¡Qué muerde y duermo!... Empedernido el pozo. Reposa el vidrio en su cueva. ¡Ese respirar de arterias en vainilla!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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VARIABLES INFINITAS
Vari Ables Infi Nitas Porqué rompiendo las reglas. Con los celos de prisa imposible. ¡Punzantes!. El dedo de hojalata, dulce, ayuna. Porqué Los escalones pierden las paredes ¡Otra vez!. Gracioso...Pena. En la corriente donde las fuentes cantan. La pizarra bondadosa del sol. Entre la musicalidad, versión estricta. La cobra, en la sombra, serpenteando. En laberintos sin piernas. ¡Arcos, en la fila, poco a poco!.
Va Riables...Vaticinios decorando al desatino. ¡En el destino de los luceros apáticos!. ¡Cánticos de labia asiduos variables!. Varia___Bles___Infi___Nitas. Quedan. En la cuenta de tónicos recitados. Quedan. En la opresión de tonalidad galante. ¿Qué dan?, Nada, ¡No sé qué dan!. Estrictamente melancólicos. Se van, se van. Y recorren los físicos, invisibles. El éxito que abarata el ánimo. Infinitas. Enérgicas al llegar. Variables. Del servir dudando. ¡Interrumpida parábola, metábola, prolegómeno!. Variables_____Los silbidos del humo. Infinitas_____Las palabras del ostión. ¡Son las variables infinitas del mirar oyendo!. Por la técnica culpable que al drama toca. ¡Son las infinitas variables del ser débil ya!.
Co Mo Las Reg Las Libres miden, el libre ser, ser libre. ¡Libre absoluto en el ser qué no lo es!. Más que fumarolas el volcán corre arrodillado. ¡Libre, libre...Absoluto puras tuercas!. En Las reglas busca. Busca sin haber ninguna. Al sentido que no existe. ¡Único!. Sin Re-crearlo. Abiertamente. En la mayor profundidad del ser. Y de muchas escaleras. ¡Posibles, imposibles, probables, tal vez!. ¡Nuevos escalones, variables infinitas!. Las fuentes, arenas, a veces cernícalo..¡Y qué! Se hacen otras paredes incrédulas, susceptibles.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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V.E.R.D.O.S.O...
Porqué al suelo el susurro en vano besa ¡Oh, turbidez, como del inmortal hueco ____solía ser!. En la estrofa verde porcelana. La importancia del lagarto. Nada de aroma en abundantes flores. Un platillo se desgrana rojo. La compasión del cemento. Amarga la brisa secos ecos ya. Una vibrante agua incompleta. Las rodillas del gusano.
Ver Doo...Zoo...Ver Lo qué fué cuna canto casto Deja el destino parpadeante ¡Qué cual mancha quema cualquier blancura! Por la versión del ningún rumbo ¡Cálido emborracha el amor mucho! Por la esquina de una esfera ¡El cielo calmo, del palpitar...Caótico! Es Es El corazón sin memoria Es Es...¡Menos qué piedra un monstruo!. Alimaña patraña estorbo aborrecible dañino, inconveniente intrincado tergiversar erróneo, atenuar irreflexivo atribular optimismo indignante, sordo razonar descabellado aluvión conglomerado, unánime discorde rayano desmembrarse análogo.El Es El corazón...¡Sin memoria!. Es ¡Esto y más!. Inmenso homenaje a la nada. Al jardín de sombras fresco. Besa La Caricia Piedras En las piernas ¡Garras en la lengua!. El Susurro Al Suelo En Vano Besa. Del cincelar aterciopelado cincelar. ¡Hombres somos y nada más!.
Polvo del mañana. Consciente alguna vez. ¡Tal vez nunca muchas veces!. Al mar añeje un guijarro. Ver...Doo...Zoo...Ver Porqué... ¡Al cielo impuro el pulpo tiembla!
Porqué...Sin importancia. En la compasión del lagarto. En las rodillas del cemento. ¡Sólo porqué del gusano ya!. Ver Doso...Verdoso sea... Y en el mar, la burbuja sea la trampa. De la espuma antes del o leaje ¡Usurpador!. El hueco solamente. Arome al eco su silencio.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Somniferoide
Desastrada La Noche Se Desata ¡Desde Hipnos a Morfeo!.
Esferoide crepitación almohadillada Una Vez De Muchas.
De gris invierno un día vestía dormido la figura de un embrión falsificado moviendo las botellas encendidas en el cantonear manipulable al capullo monocorde del glacial sol del manantial bebiéndose una roca rala mal Y Del Marfil Frente ala Alberca vuela En los billetes. Carcomido y acuñado. El cobre pordiosero tímido. Entre los temidos plásticos rufián. En las facilidades inventadas efusivo.
¡Esferoide somnífero entrambos!.
Hipnos y Morfeo, Cronos y Afrodita
En la noche, ébano, ciprés y almendro.
Entre suspiros las escaleras rápido subieron
Más allá del papel observador sagaz
Al tren de niebla dulce y de insolente risa
De la tenacidad sonora Del esmalte imaginado ¡Con el bolso negro amorfo del débil siglo!. Cubierto con la plancha blanca. ¡Al paso del monstruo y muñeco de trapo!. Con toda la inocencia de la loción de toalla. Entre los paralelos del tráfico de huesos.
¡Somniferoide!. En la andanada palpebral empestañada. La desnudez descubre al alma. En la sala de las voces apagadas. La colosal parada y aguerrida. En las mesas solas de la cucharas. El montículo encomiando. En los ojos fijos de los pisos. El apretarse circunscrito. En las paredes descaradas hojas. ¡Lo creíble cree soñar posible!.
Paladear al sueño lento. Entre las ventanas amenazantes. Orozuz dorado enrojecido. De los labios vibrantes. Emocionado trasnochado. Amando. Solo. La serena imagen. De los espejos despreocupados. Y la tolerancia desempleada. De la sirvienta durmiente. ___¡Encapsulada!___
Donde quedaron.
¡Sin expresión las calles!.
Y los metálicos ladridos. Y los mínimos ladrillos. A lo lejos, atestados. Haciendo fila.
¡Somniferoide!. Lo dejaron. Destilando los martillos manos. Y los rastrillos, pies de esfuerzo. ¡Al infelíz parpadear de los cristales!.
En ella. En la esfinge nueva del coloquio. En ella. En la pared de octágonos rellena. El está. Cavilando empastando al librero. El está. Agarrando la manija del delantal. Como Dormido Y Despierto. Encerrado en el camión de golpe. ¡Saliendo en un ataúd a las estrellas!.
Musicales esferas que duermen. Los más allá cercanos. Al tocar el saxofón de espaldas. Y las piernas de arriba. En la decisión del cigarrillo. Donde una pared brinca. El Instrumento Burda barda.
El sueño esfera puntiagudo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Saco Intrépido
Arriba de las noches hay un sueño Flacura del flagelo Audaz ventanilla repartida En El bosque, de cáscaras, brilla, ¡Arriba, arriba!. (El saco bolso balsa)In Tré...Pido...(El saco, verse, balsa) Del Inmenso lirio un canto amapola Levantando el azul estuche Al cielo, arriba de la noche, hay un sueño.
Arriba, arriba, En El desdorado... Tercero del público patético. ¡Es una segunda bóveda!. Efusión de égidas inútiles. Entre, monotonía, monotipia y monserga. ¡Hay un sueño!. Membrana de la risa, el antifaz, del carburo al caramujo... ¡Ojo al ajo!. Del Mercurio vespertino de los nidos. ___Campaña de cerillos excluidos___ ____Campiña del crisol rubí ajo ____
Hay aún... Un saco intrépido.
En las piernas del molino relampagueante De Madera encadenada demasiado. ¡Biselado!. Al calor, artificial, refleja. ___Al orgullo en gotas. Al olvido roto___ Con La Realidad, breve, aparte, gusarapo, gumífero...
El saco Intrépido ve... Matorrales menudear, maleza matarife, evocando la exacción día a día, más.
Entre Las notas entrecortadas que tiemblan. ¡Sin despertar... La puerta!. Los otros, sacos, alimentan con sellos, plásticos, papeles, monedas miles y millones. Atrás, el reloj, está al árbol trepando. Al Calor hecho... ¡Apagada calma!.
Clama el saco, del contenido intrépido. ¡Aquí hay un poco, del más allá, aquí!. Cleptómana. La mesa que avanza. Cleptómana. La silla que sueña. Excrecencia.. La cama soñolienta Ovada. La cuna cuadrada que danza.
Arriba, arriba, de las noches, hay un sueño Dentro Intré Pido... ¡Danzando, audaz, la trasnochada al trasluz!. Dentro del saco, del tiempo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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FANTASMAGÓRICO
El fantasma, dormido, se vistió. Con los recuerdos...Semillas de mandarina. En las sábanas remuneradas. En las historias en almíbar. ¡Despidiendo los gajos en tandas!. Antes de...Subir...¡Ala rueda!. De la fortuna en la espalda. Al compañero duende.
Fan-Tas-Ma-¡Górico!. La primera parte mínima de luz, vendrá demasiado a pausas, en un minuto frío, encendiendo.¡Fantas__Ma__Górico!
Con el ritmo, dedos de fruta. De acuerdo a la bolsa vendedora. Girando atrás un rehilete. Un boleto al patio empaquetado. Lo suficiente para comprar. La única carta conmovida.
Fantasmagórico. Cada campanada un recuerdo. Al morir obscuro del ruido, la tintorería de intermitencias, metálicas ballenas a pocas cuadras, redoblando, réplicas, de arrullos, fantasmagóricos.
Una fracción del azar. Estaba disfrazada de sueño. En las piernas del vértigo. Cauteloso el aliento en garrafas.
Fantasmagórico. Al ritmo de los rincones balanceando. Al inconcebible pensamiento grueso. Al cansancio, pantanoso, bifocal, penetrando al tiempo, verdadero, fantasmagórico.
Haciéndolas caminar vestidas. Sin ropajes de azúcar. ¡Con desaforadas esperanzas!. Sin moribundas preguntas. Con desafiantes guitarras.
Fantasmagórico. Con el vestidor sollozando insistente, en la esquina de la escena un trapo, rechinaba de hojalatas amoratadas. ¡Amarguras encaladas flotando!.
Haciéndolas almohadas curiosas. Cuidadosa la sonrisa en bolsas. ¡Por la insistencia!. De los naranjales al hombro. ¡Del duende...Qué nunca fue!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Anublarse hilando
Desoladas nubes vuelan Con unos centavos Sollozantes Y después los limosneros dentro de un lobo Cultivan El cielo alado ¡Qué comparte las espumas!...
En las bóvedas de lenguas desiertas. Con las agujas de hielo. De los meteoros almendrados. Al borde del abismo clamando. Una vez clavados los clarines. Dos cucharadas de papel. Una vez quizá en exceso. De fuego amargo. De piernas cortas. En los cometas subterráneos.
Anublados crepiten los destinos Y Cultiven sesos en las ortigas Y En las hormigas inexplicables Al Estar Reclinando sombras en las memorias Intratables Hilos demenciales Tapando la boca del follaje...
Hilos anublados y telares. Recolectores sedientos de arañas. En el cántaro de tierra gris. En el murmullo desnudo. Están. Desoladas y fulgurantes. Las tormentas. Del curioso mecanismo. Tempestad. Del mercado. Viendo. La. Orfandad. Del hielo mudo...
Callando. Las faltas. Los neutrales. El. Invierno teje. ¡La tijera del otoño!. ¡La sonrisa del membrillo!. Como. Un grillo brilla cálido. En. La desgarrada realidad. La diáfana viajera. Mentira del ritmo deslumbrado. El invierno. Teje. Hambres y huesos desempleados. Azulenco el cuerno borda. ¡Las nubes en los soles!. Con la mirada fija... Del los sapos sastres.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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