Poemas :  Debajo hay demasiado
Debajo hay demasiado

En la ciudad de grandes hojas
Llueven lóbregas paredes
Con el rostro de camino
Anochecido centinela, ladrido solitario
De grandes y soñolientos ojos
Llueven, llueven los mojados cementerios
¡Con el oro viejo!
¡Qué blanco se dibuja su camino!
Arboles del sueño a puños, puños, puños.
Pétalos medrosos de ocaso flecha
¡De bajos ojos!
Bajos
Ojos... Ojos.

En la ciudad qué llueven hoyos
Con las flores negras del campanario
En la punta de cada canario
¡El campo lleno de lamentos arañado!
El verdor que traspasó
El golpe seco y pálido de ayeres
¡Aldea de pájaros sin brillo!
Con el rostro de pañuelos
Con la tristeza de choza herida
Obscuro, el grillo asoma.

¡De bajos ojos!
Bajos
Ojos... Ojos.

Por el huerto golondrinas y acordeones
Llueven hojas, latidos, lóbregos alados
Con
El... Oro viejo... Y a los dioses
¡Perdonando clandestinos!
Intestinos
La falda sin tallo y sin raíz
Alimento
De las tiernas mentiras
¡Imposibles armaduras!... ¡Ojo, ojo!.

¡De bajos ojos!
Bajos
Ojos... Ojos

En la ciudad
De grandes ojos
¡Ojos de la hojas!
¡Hojas de los otoños!
Hay... Hay... ¡Demasiados!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas surrealistas :  Maldición celestial
Maldición celestial

En las venas hubo de la sangre sed.
En los amargos mares de los abismos.
¡Devorándole alma al corazón extraño!.
Murió a borbotones, entre barrancos estelares.

Ya brama, la bruma... ¡Cómo en broma!.
Esta noble y verde paradoja.
Ya éxtasis, los éxitos.¡De las tumbas!.
Esta selva y salvo infierno.

¡Oh, desdicha azul de los escombros!.
En ésta sola gota.
Llueven mil cielos delicados.
Lucen mil sangres tiernas.
Nacen mil tercas ignorancias.

En éste.
¡Tiempo!.
... Sólo ...

Gota de miserias encendidas.
Gota de huérfanos quebrantos.
Gota de poderes carcomidos.
¡Oh, desgracia azul, azul y maldición!.

¡Azul, de negra sangre, ahogada!.
¡Azul, de cuello y ahorcados días!.

Tiempos de grandes.
¡Cosechas y conquistas!.
En la siembra de víctimas rebaño.
En la orgía de plomo enrojecido.
¡Cosecha digna de esqueletos!.
¡Conquista noble de panteones!.
Tiempos de ínfimos, ínfimos.

Amando odios.
Inhumanos escombros.
¡Pétalos agrios!.

Dolor. ¡Qué hermosa sangre!.
Cuántos cadáveres.
Ábreme el alma.
¡Qué quiero olvidarlos!.

Las yerbas ya secas.
Amarillentas lloran.
Absurdos latidos.
Lenguas y colores.
¡De cadavérica belleza!.

El miedo duerme en paz, en cada pesadilla.
Y obscuros placeres, anidan en cada rodilla.

El mártir clava, cada nube, de blasfemias.
Y coronas embriagadas beben corazones.

Dulces.
Venenos.
¡Del abismo... Milagroso!.
Entintan turbios los perfumes.
Enamoran... Compulsivamente... ¡El sueño eterno!.

Amamantando,
estranguladas cunas.
¡Babas de reptil!.

¿Contra ello, podemos hacer algo?.
Solo.
Con los espejos...Profundos y callados.
Solo.
Con las rabias...Matorrales y fatigas.

¡Oh, maldita bendición!.
En la maravilla... ¡De divinas sombras!.
En el capricho.... ¡De dilemas inquietantes!.
¡Oh, bendición maldita!.

¿Contra ello, qué podemos?.
Elevar... Monstruosas... Velas.
Y suplicar el perdón absurdo.
En
Las... ¡Piruetas de marionetas!.
Y... Esperar... La... Tempestad... ¡Infinita!.

¡Infinitamente, y celestial... Cada día!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta