Poemas de reflexíon :  De López y su comunismo "humanista"
“Leninista, no la despista . . .”

De la estupidez secuela
en López, ya ni la amuela,
cayendo en su gran cinismo,
hoy, defendió al comunismo.

La doctrina fracasada
en toda época pasada
la crítica no resiste,
sabemos en que consiste:

“Es la supresión (malvada)
de la propiedad privada
de los medios de producción”,
para mí es su destrucción.

De la realidad escapa
el peje, citando al Papa,
asimila el comunismo
con lo que es el humanismo.

Y en su profana estulticia
lía comunismo y justicia
que es “dar a cada quien lo suyo”,
mal engaña con orgullo.

Tal movimiento es mortaja
de plano pa’l que trabaja
pues te quita lo que es tuyo
para luego hacerlo suyo.

No acaba ahí la sorpresa,
él, tiene a la gente presa
en la mentira bastarda,
mas, ya se voló la barda.

Los méndigos comunistas
no son para nada altruistas,
solo reparten mendrugos,
que no nos haga tarugos.

Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 30 de agosto del 2023
Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
Poeta

Poemas de reflexíon :  De López y su "humanismo mexicano"
“Su último slogan insano . . .”

Después de su marcha infame
llegó el cerebral derrame
ebrio de triunfo, borracho,
dio otro “informe” sin empacho.

El enésimo en la cuenta,
escucharlo es cosa cruenta,
él miente como respira
en el engaño se inspira.

Fuera de toda decencia
tuvo una nueva ocurrencia,
otra idea, un neocapricho,
quedando en el entredicho.

Ahora, más deschavetado
de la manga se ha sacado
a lo perverso e insano
el “humanismo mexicano”.

Como modelo de Estado
más perdido y desfasado
López ya no puede estar,
está de verdad de atar.

Pues, su ignorancia es supina,
el humanismo es doctrina
que exalta las cualidades
humanas más esenciales.

Pero, ¿cómo se le ocurre?,
tanta bobada le escurre,
su “gobierno” es inhumano,
es perverso, harto enano.

Es sucio y nos muestra el cobre
generando un pueblo pobre
carente de medicinas
con crisis e inflación genuinas.

Que pacta desfachatado
con crimen organizado
y tiene miles de muertos
entre otros tantos entuertos.

Que riega el odio y divide
que el progreso nos impide,
que por no pensar como él
nos ha ofendido a granel.

Al pan pan y al vino vino,
pues, Santo Tomás de Aquino
y de Rotterdam Erasmo
están más mudos, en pasmo.

Allá, en su humilde tumba
el oído les retumba
por la tan grave estulticia
del peje, por su malicia.

Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 01 de diciembre del 2022
Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
Poeta

Cuentos :  El Último Híbrido
EL ÚLTIMO HÍBRIDO

Todo esto sucedió hace mucho tiempo, y desde entonces, la tierra es inhabitable, los humanos, si así puede llamárseles, olfatean por todos lados y reptan.

Y acaso yo hubiere ido, hubiese viajado teletransportado a otro planeta,
y explorado lejos otras lunas y conocido lugares entre los asteroides
menos hostiles y hubiese olvidado las victorias de unos pocos
que sólo fueron las derrotas para la mayoría.
Pero no, ahora que me descongelaron después de ciento cincuenta años,
no puedo acostumbrarme aún a vivir en esta insatisfacción que tal vez
irá suavizándose con las décadas siguientes entre los monitores macromoleculares y las vibraciones antigravitatorias espirales.

Sí, y esto es posible, aún lo creo, bueno, más bien quiero que así sea, y ser apenas un malestar en el recuerdo, no demasiado insoportable que me impida trabajar, al menos en la fantasía creativa del coloide psicocibernético de las analogías humanoides. Y hasta desplazarme por las líneas de tiempo concentrado en las fibras neuronales artificiales, que me han colocado cuidadosamente los diligentes nanorobots de las ondas ultrasónicas transgénicas.

Afuera de la cápsula, el polvo radioactivo estaba empañando el fuego carmesí del tercer sol, y el inmenso lago flotante era absolutamente
estéril, ocultaba la perversidad cibernética del último siglo en el castaño opaco de la superficie áspera y viscosa.

Tú no eres tú, ni humano ni androide, tú eres sólo nadie y tu ira una simple chispa sin precedentes, olvidado, malherido en el alma, del golpe fiero del carbón podrido y oxidado, del infame nitrógeno caduco entre el hidrógeno tóxico de la naturaleza humana incapaz de cambiarse por la voluntad razonable del menor sentimiento de humanidad auténtica.

¡Éso me decía!. Vaya pensamiento ingenuo en la cándida esperanza del mañana puede ser mejor, si así lo queremos de corazón. Pero ¿Cuál?... Ningún corazón pensaba racionalmente, estaba atrapado
en palpitar solo ante la sexualidad vulgar, la muerte hecha negocio, la violencia gratuita y barata. Y los híbridos solo metaloides de teorética desteñida.

Si tan solo una vez se hubiese querido de verdad, ahora se tendría un cierto
consuelo con sólo apreciar que algo se puede cambiar de la naturaleza humana destructiva, de la cobardía sin paredes, de la piedra hecha pensamiento, en lugar de tantas cruces y hombres muertos en el fondo del pecho y donde
las lágrimas no alcanzan.

No, uno no puede menos que darse pena cuando ve su interior expresado en otros hambrientos de sentimientos genuinos de comprensión y hermandad.
Pero después del gran conflicto, estaba en las peores condiciones posibles.

Mis circuitos fueron inútiles. Si bien al principio creí que teníamos la oportunidad,
y como híbridos no podíamos negarnos a cruzar las barreras impuesta por la cruel manipulación de las masas inermes.
Con el espíritu indefenso, con la consciencia
amorfa, solo el lodo de las ancestrales leyendas de muchos planetas y lunas.

Pues bien, uno tiene la mirada fija en los siete pares de ojos laterales y el analizador
emotivo regulador de conductas implícitas, como el ámbar que florece en un vergel.
Y por eso no se da cuenta de lo que pasa a su derredor. La misma historia de abusos, y atrocidad inhumana indiscriminada del grande sobre el pequeño, del lagarto con el cuerpo de hombre, de los gusano habitantes en el fondo de la más mínima consciencia.

Así sucedió que las más grandes y populosas urbes del mundo conocido, se hallaron al fin, sumidas en un silencio profundísimo, inusitado y paralizadas en el íntimo juicio.
Pues la información masiva se hizo a tal grado psicotóxica que prácticamente nadie
quedaba al margen, ésta solo era una masa dañina de sexo excesivo, armas y privación de la vida, la violencia como negocio, y las leyes, solo ruido de herramientas gastadas oxidadas en las mismas esquinas del aire.

Ese es hoy mi problema. ¿Qué voy a hacer?.
Hace varios años que no puedo distender las fibras del espectro electromagnético,
y clonar el sueño ancestral del reposo espiritual prolongado.

Me siento culpable. Y la cortina electrónica es incapaz de filtrar las microvibraciones negativas del pasado solidificado en la mancha macilenta de las nubes diluidas de los pocos humanos,
que aún se resisten a morir, en el fondo diáfano de la brillante geometría del casi extinto humanismo, por más mínimo que sea.

Sin embargo, mi yo ha quedado reducido a algo, ¨algo indefinible¨, no hay analogías
moleculares en las sensaciones, ni dolor, ni placer, ni frío...ni angustia.

La cápsula se detuvo, pero antes de la desintegración creí pensar que alguna cosa
estaba transformando, era una extraña percepción lumínica, comprensiva, total, una
especie de fusión inefable... Muriendo vivo en universal movimiento.
Y es por esto, que partí al infinito. Y pasar a ser quién soy... ¡El último híbrido!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Un acuoso juicio
UN ACUOSO JUICIO

Agua tras agua, en el grande mundo,
limitado y definido,
la humanidad se ha descocido,
del hombre mismo,
que en la gota sueña, cómplice.
Entre desierto y rocío,

el egoísmo del amor escondido…

Entre la brisa y la nube…

Alimentando los anónimos vacíos.
En el corazón incomprensible.
Dónde los trenes detienen las vías.
¡Sin prisa. En las raíces del vapor azulado.

Lento y como líquido péndulo, inclinando al
horizonte.

Tomando al cielo, cuando las calles vacilan.
Y pidiendo perdones insoportables.

Enredando los tiempos en cualquier momento
amontonado, de la silla gato amonedado.
Como gotas que tiemblan entre crasitud y empalago
por todas partes…

Como cataratas resinosas, fragmentarias
y disgregables enamoradas.
Como la llama helada.
La misma discordia escinde un cisma.
Helada la llama como,
divergencia diseminada.
¡Casaca dispareja!.

Se derrite, se apaga y corre.

Más despacio, no llegaba al final nunca,
donde las curvas se iluminan
con la negrura.
Y en el mundo los muros se alargan,
y la humanidad pierde al hombre,

y el humanismo es una quimera,

en el amor que espiga entre fantasías,
perdido enano metido en cualquier ombligo.
Como de los espejos
huyen las paredes
transparentes
y las ventanas
invisibles

de
los reflejos.

Y en el desierto, la mano limpia su sed,
al agua, de la mirada extraña,
al desprecio crispado del engendro,

que tuerce todo, y vende la muerte,

una tras otra, haciendo del olvido el negocio.
Destella mensajero adiamantando tumbas,
rastreando cualquier ala, y petrificándola

en cada camino. Compasivo en exceso y arbitrario.

Entre las voces gemelas de los ecos perdidos.
De fogarada fofa.
De fusilar fragancias vivientes.
Y litografiarlas.
En
El

Silencio. Escuchando el palpitar de las ausencias.
Y como las pasiones. De pandereta y castañuelas.
¡Pasa y pasan!. Fanfarria, gaita y ocarina.
Como las viejas plegarias.
Dulzaína doblada, olifante despistado,

como los nuevos placeres.

Balalaika adormilada y Concertina anonadada.
Entre las huellas del Contrabajo,

y los corazones gemelos del Xilófono, sonriendo.
Hileras dobles por la vida.

Desde el Flageolet hasta la Tuba y Bombardón.
Paralelas dobladas entresijo y recoveco,
que cambian y se aman,
en las manadas de las maletas,
en la cena sin expresión,

en el hambre vertical.

Paralelas quedan las sonrisas paralizadas.
Y en su voz el agua. ¡Canta y sueña!.
Con la misma voz amarilla del desierto.
El desierto del existir ignorada.
El hambre qué asesina el alma.
El ametrallar la consciencia.
El apologista de la amnesia,

que soñó en los pechos,
de los helechos lechos.
Pechos alegres techos,
y turgentes confesos.
Esperanzas absurdas,

y comestibles ya,
en la sequía,
de la vida.

__¡Real!__
Cuando la vida vale menos que la muerte
y se amerenga el desconsuelo,
y se carameliza la crueldad,
y se confisca el descontento,

cuando el amor muere. ¡La cordura es el absurdo!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta