Poemas :  L.A.P.I.D.I.F.I.C.A.D.O.
L.A.P.I.D.I.F.I.C.A.D.O.

¡Dame!. Silencio, los labios de tus ecos,
a veces, te veo, en la piel,
quejándote, flor, en espera,
de lo que pudo ser, después,
sobre las alas de mil pretextos,
dentro de la edad, olvidados,
en el perfume de la noche, aguda,
del agua que me duele, arenosa,
en el espejo escondida, sombría,
por la ausencia del mundo, magro,
amarga larga viveza demorada
cautelosamente indiscreta hoy.

¡Dame!. Despacio, los relámpagos de asombro,
del cuarto, saliente, resbalando, infinitas,
mil ausencias, apodícticas, dudosas,
estés donde estés, incierto, seguro,
en la madrugada por los tejados
herida por el verde de los pinos
llorando el río, por la estéril catarata,
del trigo confundido por la noche,
al despertar, sobresaltado, reseco, el eco,
por el impulso, perdido, extraviado,
en la paz quemada, inexistente, solo,
creída precipitadamente, meditada en serio.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Cuentos :  El primer sentido
EL PRIMER SENTIDO

Ahí está, en la montaña más alta, corre de arriba abajo, da vuelta
manteniendo el mismo propósito si lo alcanza con un gancho,
todos los días que puede, de acuerdo como son las cosas,
por el peso de la música, y la cama de la noche más
profunda, cuando suenan los silbatos y pelean
con el suelo sus zapatos.


Todo había andado tan bien desde la separación de los colores,
instalados en los pesares, y el fastidio del plumaje esponjado,
con el hecho de acostarse desmantelando una sobremesa,
lo más alejado de la espalda desnuda.


En el cuarto de paredes ásperas, con cuadros pálidos del viejo campo,
estaba su sombra con los ojos cerrados por la nueva penumbra.
La noche caía y se levantaba temblorosa, húmeda y tibia.
Pero esta deseaba consumirse la noche completa cansada la tarde,
como un pétalo seco de la flor que se niega a que caiga de la piel,
que muda el alma activa y febrilmente.


Por el primer sentido. ¡Vaya mirada!. Párpados y penetrantes pestañas.
Porque un cambio, te hace querer otros. Lo pensaba y lo sabía, como
si fuera un ajuste telescópico automático, donde se tiene el control
de la estabilidad cambiante y continua. ¡Vaya ceguera iluminada!.
Especialmente al satisfacer la curiosidad donde se transforma la realidad,
como parte de una misión. Benévola, apacible, edulcorada sin desencajar.


¡Sí, a primera vista!. Como el reflejo de trascendencia pulsátil que recorre
los recuerdos y los aromas, las dificultades y el desafío, al estimar el valor
real, internado cientos de metros dentro de una cueva inundada mucho
antes de lo que suele pensarse. Vida que cambia en un instante y se esfuma.


El primer sentido.
Así es que vamos al grano apoyando y estimulando al sol para que salga,
en todas las épocas fabricando infatigable las toneladas de siglos y los trenes,
de nubes ovaladas y altas, con las palmas azules, flotando en el cielo separado
por barreras sobreponiéndose y venciendo la timidez.


Y ya liberado de la consciencia de sí mismo, unirse al color y la forma, sentir
la textura y el volumen, la perspectiva de convertirse en esta misma cosa
observada, vivida desde el fondo, entre fructuoso y avenencia, amalgamados,
percepción y esencia, en esa laboriosidad diligente cada vez más escasa.


Encontrarse más allá del dolor, escapando se sus limitaciones y descubrir
la misma esencia bajo la piel del alma. ¡Solo frente a sí mismo!.
Tanto como aquéllo que también existe bajo un grano de arena, en cada hoja
que se seca, en lo que aparece incomprensible por su imposibilidad aparente.


Pues. ¿Cómo si no?.
Con el pensamiento resultado lineal del tiempo del pasado al futuro en incontables
presentes, fruto del recuerdo en la memoria.
¿Acaso puede alguien captar lo eterno, lo que no tiene medida más allá del espacio?.
Y como hacerlo sin estar abierto, receptivo cruzando el cielo nublado del sentido
primero y abarcarlo, contemplarlo, entrando y siendo consciente de ello.


Y en él. ¡Sí, en él!. El sentido primero.
Porque luchando, luchando sin tregua la muerte parece ser la única salvación.
¡Vaya quimera del humo y la ceniza!. La salvación suspendida del tiempo,
buscando impaciente lo que no lo tiene, por lo que al mismo deleite estruja,
arrodillando a la vergüenza en un hueco quisquilloso justo autómata por él,
el trueno estremecido cabizbajo escurriéndose al después presuroso en la escalera
hacia el cielo castigado por los años, hendiduras grises de imágenes carniceras,
entre el desencanto de la nada que se alarga tendida, y flota muy sensible a los
sonidos, los olores, los gustos, de la rigidez y la indolencia echados a perder
como nunca en la balanza que viaja conservando la calma de la curvatura de unos
meses demasiado propensos al fastidio de los cometas extraviados.


Perdido, perdido, el sentido primero.
Evadiéndolo, sin vivirlo y encontrando su realidad más íntima perdida.
Y, si no, ¿cómo llegar a lo que no tiene límites, a lo inefable, al repliegue mismo
del egoísmo en la concordia quejumbrosa?. Y por entre las ingratas risas apagadas,
florecientes campanadas, en la espalda adormilada ascendiendo como lirios de
caligrafía esmerada, en la tabla del plumaje esponjado por la misma vanidad,
como la fiel postal del sueldo escaso, con las suelas de las fajas a medianoche,
en la situación de los extremos fusionados en la dicha deshecha de la íntimas urgencias.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  TALLER MODERNO
TALLER MODERNO
(Soneto)

Por el aire del cuarto, saturado
de un olor de vejeces peregrino,
del crepúsculo el rayo vespertino
va a desceñir los muebles de brocado.
El piano está del caballete al lado
y de un busto de Dante el perfil fino.
Del arabesco azul de un jarrón chino
medio oculto el dibujo complicado.
Junto al rojizo orín de una armadura,
hay un viejo retablo, donde inquieta
brilla la luz del marco en la moldura.
Y parecen clamar por un poeta
que improvise del cuarto la pintura
las manchas del color de la paleta.
Poeta

Poemas :  Armella arisca... (Neosurrealista)
ARMELLA ARISCA

¡Alas del compás!.
Años de silencio ahogado entre ventanas.
¡Cardúmenes a tientas!.
El ciclo cierra alegórico al espacio.
¡Tintas del escribir la mano!.
En la vehemencia de las cosas.
¡Golpeando al instante tenso!.
Porqué obscuro el cuarto alumbra.
Arco libre, bajo la piel del agua.
Al espejo de ficción, al momento al vapor.
¡Póstumo el relámpago confunde al barro!.
Gotas de luz, abismo del deseo.
Como
Son...¡Un arpa, un águila, una mariposa!.
Qué... Arisca armella arisca, parece.
Siendo...
¡Qué ni ganaba y sin embargo, amaba!.
Tallando en las tinieblas largo.
Y el canto, de dónde viene se inclina.
¡Ángeles marinos del alfabeto!.
Como el ave en su traje de buzo.
Letras, espirales, palabras, manojos.
...Al cobijo, al oprobio, al atar plausible.
...Apodíctico, axiomático, antinomia dilatada.
¡Pluma, sí, del vertiginoso pulpo!.

Es
La marea más bien borrada.
¡Un escenario del desencanto jindama!.
Por___La sangre desnuda en la cabeza baja.
¡Qué teje y teje, puertas lagos y acordeones!.
Escafandra del encanto, dinero mal habido.
¡Con todo el lugar del aire quieto!.
Por las huellas de rodillas en los marcos.
¡Qué miden al escaparate pedaleando!.
Arisca armella, el aire, sólo aletea.
Por las ilusas bicicletas muy poco.
¡Qué sí, qué no, puras pendientes aletean!.
Dónde...La casa habla del pasillo.
Las mesas vacías, las cucharas del hambre.
Los alambres de los barcos al viento soltando.
Al patio, del momento...¡Beber fuego herido!.
¡Velas, velas, flamas olas!.
El alba casi nada engendra el alba... Arisca.
Armella... ¡Espumas de puntas!... Luz fría.
Por el rojo germen que tardo enlista.
Caracoles.
Palpitando.
¡Conchas secas!...Noche a noche la mano tensa.
El arco ausente, al pesar kilómetros de orugas.
¡Alas al compás del abismo!___Armella, armella.
Tal vez, algún día.
De luz las gotas sean del alfabeto.
¡Alfombras más, alfombras menos!.
Porqué la vida solo cultiva sueños.
En la tierra donde los dioses huyen.

Al cielo que esperan alguna vez vayamos.
¡Creyendo ser, por la fe, más inmortal!.
Agridulces humanos tal vez fuimos.
Semicírculos del fracaso hogaño.
Afiligranada la injusticia ignoramos.
¡Por no perder aunque lo hubiésemos!.
Este como muchos otros, es armella arisca.
¡Qué cual poema espera ser leído!.
Solo___Sí___¡Acaso lo es!___¡Qué no lo sé!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Húmedo piso
HÚMEDO PISO

Húmedo
Humo... Rauch, fumo, fumeé, smoke!.
De
Los húmedos pisos, furtivos, recónditos,
recostados,
al filo de filfa,
en el cuarto sin luz, de una mesa de trigo,
habitan, heliotropos, hechizados,
pintorescos niños,
en terso temporario,
gramíneo y grácil,
azar bamboleante,
con un libro de oraciones,
discreto y elogioso,
cuando arañan las sombras cercanas,
y dormita la marea, corola en la vela,
que encendida dejan,
y la llenan, gota a gota con brisas,
y cordajes.

En el piso.
Abstracto.
Irreal.
De risa lastimosa, aureola,
sin contorno ni escudos.
Húmedos y desnudos perfumes.
Enormemente.
Escondidos en la situación.
Actual_____ Devoradores.
¡De mundos inexplorados!.

Viviendo.
Inciertas las desiertas puertas.
Viviendo.
Ignotas las nebulosas renacidas.
Dónde...
Atigrada la noche despierta la luna.
Donde se duerme la tarde.
Del húmedo piso.
En el confín.
Polvoriento.
Celeste.
¡Qué ilumina y palidece al alba qué ilumina!.

¡Húmedos, enlagrimados, caminos!.

De cualidad la soledad de sentido.
De seroja serpentina y serpollo.
Con...
Prolongada búsqueda.
¡Tal vez!.
Frustrada siempre... ¡Pero perseguida!.

Aún
Sin ser capaces de amar
Aún
Sin ser amados...
Por el pasado persistente y pronunciado.

¡Con el drama entreverado!.
En el rústico rostro núbil.
¡Impreso impulso incipiente!.
En el candelero caleidoscópico.
Del la vida.
¡Con el drama entreverado!.

Húmedo desfile de mares extraños.
Por la debilidad transportados.
Y
Por el ámbito del mientras.
Y
El
Piso vedado y reprimido oleaje.
Donde
Está.
¡Reluciente la gente indiferente!.
Entre las ramas inquietas.
Sensibles al viento.
Del pueblo de casas inanimadas,
despreciadas por las calles.
Del elegíaco quebranto y malhadado zangolotear desilusionado.
Entre
Húmedos enigmas de sinfonía palaciega.

¡Qué traspasa los umbrales!.
En el corazón____¡Qué se rompe de pensar!.
Dónde... Retozan los instintos, violentos e ignorantes.
Dónde... Pasan las vidas que nunca retornan de la senda.
Por
El humo humano de lo húmedo del piso enlagrimado.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta