Poemas :  Inmemorial
INMEMORIAL

El viejo futuro quedó olvidado.
En el presente verde. Del aire.
Con la tentación dulce. Del fuego.
En el rincón silencio. Del agua.
Con el alma reflejada. De tierra.

El humo se detuvo.
Pensando en el dolor.
De las nubes sin sueños.
Entre las gotas duras. Sin vida.
Con la muerte falsa sepultadas.

Por la voz del olvido.
Por la risa del polvo.
Por la palabra sin letras.
Por la casa sin techo.

El viejo futuro pasó.
Se fue sembrando presentes.

En el pasado vacío.
En el bolsillo del viento.
En el aliento del tiempo.
El viejo futuro murió solo.

En el tiempo.
Soñado.
Por el humo. Inmemorial.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Augusto coz
Augusto coz

Vengo aburbujado, brujuleado, dices,
sobre las huellas de cualquier luna,
lavadora lejanía lema lenteja,
del charco adormilado del rincón,
pidiéndome las piedras deambulando,
tan leña, tan perfume, tan letal,
como fetal y alquímica es la noche,
me dice la gruta casi inservible,
en los límites del arenoso buitre,
tan pupitre que degüella invisible,
el sol de bolsillo,
al ojo que habla,
al pié de los huesos,
al ser de los huecos,
la impalpable mutación.

¡Aquilatando el letargo de agujas lerdas!.
En el parque fantasmal de los columpios,
en la pluma al sudar las cáscaras,
en los rombos adormilados.

Vengo, dices, que digo.
De comer silencios a medias.
Dices.
En los extremos del abanico.
En la cantera que finge el agua.
Indecible enturbiado inefable furtivo.
En el circo inicuo puro.

¡Taco taciturno de lengua infatigable!.
Dices que digo, a pesar de que no venga.
En la sonrisa de un trémulo ramaje.
Ni de ser hospedaje que implore ninguna letra.
Ajenas a las pupilas en decadencia que las lean,
las prematuras serpientes, del aprisco ausente,
las hienas conmovidas, de faz rugosa.
Por decir...
¡Tener mucho hilo donde faltan los carretes!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Cuentos :  Imposible no contarlo
IMPOSIBLE NO CONTARLO

La carreta danza duramente sobre las puras arenas,
como un camello perdido. Un lagarto rondaba, con el
tibio desaliento de un libro viejo por el amplio armario
de pisos lustrosos entre los sillones. ¿Cómo no contarlo?.


Escenas similares se repetían en todos los techos de la
prehistoria fervientemente unida por la indignación de las
bodegas de humildes arsenales contra los estuches agitados
de la hermosa noche de verano. ¡Y más aún!.
Porque los cazadores se han vuelto flores cómplices de piernas
gruesas en las hojas infieles a las cejas y semillas nacaradas
al compás de las pupilas. Sobre todo cuando la noche su crespón
levanta los altos biombos a través de las rejas con recato para que
disfrute la molicie seductora la mesura radiosa de los nutridos geranios.
Imposible no contarlo siendo sus caras tan baratas derramadas de la mesa
en el pabellón de la siniestra mano, sin cuentas, sin poder contarlas por el
fuerte arnés que pide al tintero el suelo retorcido en el estrépito ligero en
el peligro de la suerte aciaga y el baile inclemente de luceros y pañuelos.


El viento, tan gris de tarde por el horizonte, sembraba importantes ramas
en el interior de un árido lago agudo, comunmente situado en el crepúsculo
y las espinas de piedra qué no saben resistirse a la belleza de la ausencia
qué abre túneles al océano más dulce tratando de parecer normal frente al
féretro de nunca acabar. En la madurez del año qué enmudece su timbre
cristalino sobre el silencio diáfano del mango airoso con la paciencia de
las grandes aflicciones dónde un beso mórbido palpita al níveo seno.
La mayoría de la gente subía al cielo descuidada y trataba de vestirse de
sorpresa con la longitud desmesurada de las playas asoladas arrojando
los martillos.

Si no me equivoco ya reposan las montañas tejiendo los olvidos a las puertas
en la timidez de las ventanas, con el juicio de las culpas y las redes de los ductos
para la distribución de sus derivados de cabello ondeante, cielo verde y camisa
en los ardores de la brisa como nunca en la vida suele darse al augusto crisol.

Ya claro se adaptan para procesar una mayor salida del eco dormido entre los
inmóviles altares, qué llevan consigo la gracia de las plantas y el candor
orgulloso de las espadas egoístas. Y llevan a cabo una renovación en la
estructura de los huecos, inaugurando la organización de manchas rojas para
lograr un control de los espejos qué se avergonzarían de la mejor adecuación
de un lecho sin ganas de levantarse para cumplir con su programa de sustitución
del surco y la negrura del arado en los flancos bajo una pesada carga.
Así ha sido, porqué amarilla se desarrolla al rededor de la espera gris naranja
del centímetro cercano al ideal del alma en primavera por el aleteo de tórtolas
en la necesidad indeleble de la urgencia. Y obligando a elevar el precio de
cualquier ausencia no demasiado insoportable, quitando el polvo del fuego
brumoso, tal vez suavizándose entre los pañuelos horizontales del atardecer
muy temprano ya acostumbrados a las insignificancias.

Pues sí, es imposible no contarlo, desterrada la beldad del paraíso cediendo
a la opinión qué se derrumba ante la niebla tenue, impenetrable y mudo por
la cima helada y cruel del valor moribundo, tromba rauda de escamosa espuma.
Siendo qué ya entonces hubiera querido estar solo con el ruido seco, mezclado
tenazmente, aproximándose a la mesa en qué dialoga un plato con su cuchara
y los poetas hurgan en su bolsillo de palabras, reproduciendo como levantar el
cielo de los amores perdidos, en los metálicos placeres de las edades idas, y
agarrándose a una puerta en turnos de cuatro horas empujando la obscuridad
alarmante, preguntándose porqué yo he de cargar con mi destino catalogando
los fracasos ajenos en el techo vestido de una cárcel vestida con letreros del
no siga lo que tan rápido se olvida en la balanza de los golpes y donde la
esperanza se refugia hecha añicos... Y la carreta ha olvidado que fue feliz.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Desatino aquí...

DESATINO AQUI

Del
Disonar.
Y del discordar..
Aquí el desatino crece...

Por ser,
austero enigma en cada lucero las orejas.
Del frío que avanza en fila hacia el futuro.
Diligente el epílogo feroz, partida indiferente.
Y una verde flama entristece rápido al crecer.
Con el terciopelo del ambiente sugestión violeta.
En el brillo al desdoblar de las campanas. ¡Aquí!.


Desatino.
Del frontispicio impostor vendido jolgorio entintas.
En la carreta hecha, que las nubes interpretan.
Las innúmeras referencias del personaje autor.
¡Quimeras del glacial vago aliento ardiente!.
En la matanza audaz que del canto cambio escucha.
Un anochecer llorando panderetas y caninos. desatinos.


¡Aquí, aquí, en el desatino del destino amonedado!.
Hay un lamento inquieto y una creación limítrofe.
Con la palidez turbada en años de sangrante acorde.
De las flores secas, graciosas fugas de noches cúpulas.
En la intimidad postrera del agorero vestir panteones.
¡Con los brazos hechos del asombro escombro en carnes!.
Todo es versión, criterio en contracción, extinta consciencia.


¡Desatino con su destino a cuestas, será, veremos, dicen!.
¡Qué no aquí!. Los ojos en el bolsillo, un espacio débil.
En la menor gracia irrefrenable de las nebulosas comerciantes.
Dejan el dibujo innovador del mismo hueco frágil inundado aquí.
Al ser santificadas, calaveras letras de las cenizas empapeladas.
Donde surgen primigenios los ventanales, de vueltas fabricadas.
¡Con el ladrido en cada verso falaz, fandango y barrizal metálico!.


¡Aquí, aquí, también el desatino ha llegado!.
Con el destino del cabello infinidad pintando exánime precio y rezo.
Entre los cálidos escombros de una gota, un océano desteje seco.
Cualquier licor, tembloroso de culpa añeja y alada irreverencia.
Con las agujas de la certeza en la voz del caos insigne extravagancia.
Del desatino ignorado letargo atril admirable libación del polvo gris.
La bodega se ha hecho enredadera y los versos soñolientos mueren.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas surrealistas :  Amalgamados
A.M.A.L.G.A.M.A.D.O.S.

En
El
Acto
Ama
Mal
Gamados
En el acto amalgamados de la realidad fragmentaria
Por el riesgo sin causa... Amal__Gama__Dos
¡Dónde rueda el molino qué se pierde!
Por la misma piel metafórica

Al
Verso encriptar... Cada latido... Ama__Mal__Gamados
¡El amor ladrillo del amar!
Cómo el tirano qué huye arcano
En la obra del mirar del ámbito al suspiro
Por
La rebelión de los faroles tuertos
Por
El lenguaje de frases incompletas
Por
El instalarse mil excusas ilusas
Amal
Gama
Dos... ¡De la desinformación generosa!
Tan extensa qué como diminuta ensombrece
Habiendo sido
Al ego sublime
El humo cobijado
Testimonio
Impresentable
Liberación
De lápidas
¡Gusanos al volante!
Al deber cambiante
Y sofisticado el fracaso, fracaso, fracaso..
¿Porqué, ay, de las ruinas hemos vuelto?
Y el respeto
¡Se desvanece frágil!
En la cifra récord del durazno
La conciencia
En la desgraciada desesperanza
¿Acaso ya viva en su santuario?
Porqué herida la razón cubre muerta
La conciencia
En la desesperanza desgraciada
¡Acaso, ya no viva, ya sólo sea el ocaso!
Del mundo ignorante insensible
Dónde sólo los arcos tensos brillan
¡Sin ser valiosos para ninguna vida!
En

La opinión de la corbata abotagada del bolsillo
¡De la polémica esplendorosa!... Sólo distraída
La consciencia, verdadera, yace yerta
Porqué un chaleco, se declara sabio, con armas
¡Dónde la niebla habita el cuadrilátero!
Lo qué al pecho en crisis alimenta
A mal gama dos...
De la incertidumbre al margen
Del triunfo podrir al alma, del triunfo falso
¡Pudren los latidos de las montañas!
Desdoblada
Narración
Decorativa
Antiutópica

¡Por el honor ancestral fantasía a sus ojos necios!. Caminan ya caminan
A mal gamados. Gamos descaminados sin prosapia.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Infestadas arpas
INFESTADAS ARPAS

Numerosas y pequeñas,
Las esferas ortopédicas,
En la piel oxidada.
¡Siguen, siguen, siguen!.

La geográfica mordedura.
Y
Entre partículas, de letras en miniaturas,
corren tintos minotauros,
empero.
¡Entra la brisa imaginable!.
¡A través del sin embargo!.

Al salero de peltre cubriendo,
al fondo desenroscada noche.
¡Centauro!.
Miniatura sin esfuerzo.
¿Será acaso?.
Cuando la memoria largo se hincha.
¿Será acaso?.
Un suspiro vanguardista.

¡Equilibrista, inesperado, mármol, bueno!.
¡Verdaderas multitudes madreperlas!.
Con aquella___¡Angulosa disertación!.

¡Das arpas infesta!. Con todo, el mediomuerto.
Lentas, son, las gotas del rugido,
¡Al remordimiento que frenético se aleja!.
Y
Del balcón, al desafiar la vida.
Y
Del tierno ciclón, al respirar.
¡La parcela llena de llagas!.

Ar
Pas
Das
In
Festa
Das.

En
El capítulo de leche, fresca, pelviana.
¡Cuadrado al fondo!.
El
Jeroglífico
¡Consuelo qué alarga la bajeza!.
Al fulgor perverso del qué cuelga.

Infesta.
Al pié de indigencia
Ar
Pas
¡De la ignominia!.
Das
¡Al triangular, el círculo afilando!.
El ombligo de la córnea.
Y al odio del ámbar.¡El granito!.
Fulminando al mango.

¡Pasinfesta Dasar!.

Con abejas.
Con el desastre ilimitado.
Con todo el regreso de la cloaca.
En el vientre abierto.
¡De la ciencia del engaño!.
Y
El arpón artero, aullando.

Con
La fuerza, del gigante, carcomido.
Y
La isla en el bolsillo.
Las tentaciones de las trenzas, trazas.
¡Al morirse las joyas sin precio!.
El camino escabroso de la terraza.
Y
Depositando la inocencia en ataúdes.


Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
Poeta

Poemas :  Opacidad crepuscular
OPACIDAD CREPUSCULAR

Hecha de allí, de allá, de cualquier parte,
los pétalos al alba, la flor, el alma,
al olor ido, del perfume, oído,
melodía vacía del mediodía.
¡El siglo, qué aborta, cada trabajo!.
Arriba oceánico, abajo, fuego, desempleado.
En todas partes. Parte vientres incompletas,
y pacíficas, solas, perlas, conchas.


Tal vez mañana,
el sol sea diferente luna.
¡La noche sin zapatos!.
¡La estrella estalle cada polo!
Astronáutico harapiento.


Otro día, menos hambre, tenga el alma.
Otra semana, vaya y lo encuentre, el cuerpo,
tranquilamente laborando.
Pero solo hay. ¡Opalos opacos!.
C.r.e.p.u.s.c.u.l.a.r.e.s.


En el mañana que no llega.
En la moneda que falta.
¡El delfín por el desierto!.
En la sangre que no habla.

Por
Eso
El cándido escándido
Lenguaje.


Y
Seco, eco, es, eso, así, sí, y...
Del plu
Maje. Plumea cada verano.
Inviernoso.
Opaco, copa, capa-razón.
Co-razón. Ausentado.
El
Eco, nada y queda. Sin
fónico crepúsculo.

En un atónito silencio rojo,
aterciopelado, el humo, en urnas.
Piernas, piedras, perlas, pardas.
Las.
Cenizas inocentes.
Hechos.
Ignorados, insepultas, lenguas.
Lagos y arroyos.
¡Crucifican las arterias!. Arteramente.

Cataratas opacidades crepusculares.
Por la vida, vid, añeja ensigladora.

Hielos y jabones en el piso.
Balas en los techos. Alambrados.
Retorcidos huesos agusanados.
En los bárbaros alegres.
¡Distracciones inútiles!.
Caen los cántaros sedientos.
En la voz, de ausentes, familias.
¡Nadie, se desfamiliariza!.

Solo hay opacidad crepuscular.
En la noche, quejumbrosa huérfana.
¡Ahogada por las cadavéricas estrellas!.


En la voz de los ausentes.
¡Parados, enconos, hirvientes pestañas!.
Agrio lamento, el alma, la mente, la menta.
Una vez.
Y muchas noches eternizadas, huidizas.

Por
La... Opacidad crepuscular.

Otros muchos, más, de una vez.
Las
Tardes grises, azulados, amoratado
Los crepúsculos, de sol, y dados.
Dominó, cartas, ajedrecísticas ignorancias.
Donde la luz,
de la razón, ya no domina.
¡Solo, hambre, del poder, dinero y cementerio!.

Crepuscu---
Lar
Opa
Cidad. ¡Edad, desertificada!.

La consciencia, cremada, húmeda y polvorienta.
Por el vacío. Bolsillo, silla, masa mece.
¡Qué protesta, la cesta, bolsa testa!.
La prueba..
Y la testea deshumanizadamente hábil.
Tal vez, pensó mañana, el ayer, el futuro.
Y... Dialogue. ¡Su monolítico sentido!.
Con los balidos de corderos embalados y baladas.


Con
Los
Balidos
De... Corderos... ¡Embalados y baladas!.
Y ya sin balidos.
Tal vez, eternamente reposen, tal vez.

¡Gota, rota, opaca, poco a poco!.
La
Opacidad crepuscular y catarática.
¡Bota a bota, el vaso llene con sus huesos!.
La bayon etaque destruye stem udomundo.


¡Quema, la conscien mil ciencias toasdirc!.
Del foutur joih en los retoños.
Del ambi entehos til.
Del ced ro seco, eco, inmó vil lado.
Hecho, helecho.
Delma ñana desventu rado.
Arado este opaco crepusculorizado.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas de esperanza :  Amarillecer...
AMARILLECER...

En la superficie del verde, cielo,
Crece un insípido rojizo
Allá dónde existen los tractores, soñando...
¡Algunos simbólicos arados!
Pálidos y clorofílicos, apergaminados campos
Los párpados
Bolsillos en los vientres
Desempleados, desunidos, pobres, polvorientos...

Y
Se
Ve
¡De nuevo!
Seguirán los vientos sin aliento.


En la superficie
Del verde......Cielo en la fórmula, desgracia...
¡El entusiasmo sucesivo de la tela!
Aún surcos hay, esperando, humedecidos.
¡Por el movimiento de jóvenes arañas!
Y en los dedos, en la mordedura del alambre.
Luego
Por el allá del amarillo... ¡Única esperanza!
____Hágase la noche, dijo, el sol de la tristeza.
____Sin estrellas, lunas ni cometas estamos...
.....En la tibia obscuridad, perdida la memoria
...Y
En
La confusión de los ausentes... ¡Sueños!


Luego
____Decorando un Grial esmeraldino
____La enredadera, embellece, lo qué dice:

Comparte el rico, comparte la rica,
comparte el maestro, comparte el soldado,
Comparte el rojo, el negro, el blanco.
¡Lo amarillo con todas las violetas!.


____Comparte el perro y el gato, la perla, la concha....
comparte y comparte... ¡Comparte siempre!
El ignorado, el exiliado, el enfermo...
"Ése, aquél, ellos, nosotros, todos"
En
La
Superficie
Del
Verde...
___¡Cielo hay de campos amarillos de cosecha!
En
El
Amarillecer, amanecer... ¡Solo, si así lo vemos!
Pero no dejará de amarillecer el amanecer...


Autor: Joel Fortunato Reyes
Pérez
Poeta

Poemas :  Una historia urbana...
UNA HISTORIA URBANA

En la ubre abre la leche.
El camino.
La sandalia.
El jardinero.
El banco.
De leche.
El.
Niño... Llorando su camino.
La vaca, el pasto, campo verde.
Abre vientos.
Limpia Urbes.
Mejores verdes.
Caminan las sandalias.
Del jardinero.
En el banco, verde, el niño.
Llora y reza la madre.
Por la leche, verde, pasto.
En la ubre.

En la Urbe.
La madre.
Del niño.
Del jardinero... Pobremente.
Abriéndose, un bolsillo.
¡Nada encuentra verde!.
Ni el camino su sandalia ni una vaca...


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta