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Mujer tan preciosa, Mujer de mis pensamientos; Tantas cosas quiero pedirte, Tantas cosas yo, quisiera escribirte:
Que tus ojos de noche Abriguen todos mis sueños. Que tu cuerpo divino Acoja la totalidad de mis sentidos. Que mi cuerpo Sea el dueño de todas tus caricias Y tu amor de algodón Ablande todas mis caídas.
Que tu sensibilidad Me vuelva comprensivo; Que tu sensatez Me devuelva la cordura; Que tu ternura Me haga compasivo; Que tú sincero corazón Disuelva mis mentiras Y que este amor eterno Mejore mi persona.
Que un beso tuyo Devuelva la vida de mí alma. Que una palabra tuya Rompa todos mis silencios. Que sólo una de tus miradas Me llene de mil recuerdos y; Que la calidez de tus abrazos Derrita el hielo de mi vida.
Héctor Humberto García Herrera
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Poeta
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Ya no debería hablarte de mi amor, Te lo he dicho hasta el cansancio Que seguro ya debes saberlo, O tal vez debería hacerlo de nuevo, Porque aún no estás conmigo.
Si pudiera, tomaría la luna con mis manos Sólo para ponerla frente a tus ojos. Sabes que te seguiría a todos lados, Pero eso ya debes saberlo.
Quisiera ser tu caballero; El que luche contra todos tus miedos, Aquel que te rescate de cualquier peligro, Pero eso ya debes saberlo.
Quisiera ser las sabanas en tu cama Que cada noche abrazan tu cuerpo. Quisiera ser el sol en tu mañana, Al que miras después de cada sueño, Pero eso ya debes saberlo.
Héctor Humberto García Herrera
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Poeta
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Por favor, no me preguntes de nuevo, Porque, de nuevo, no voy a responderte, No es que no quiera, es solo que, No podrías entenderlo Ni siquiera yo puedo entenderme; Todos los días ensayo con el espejo, Pero mis palabras no tienen sentido, No miro nada, no está ese algo Que solo está cuando me hallo contigo.
No me preguntes de nuevo. Mejor, tan sólo mira mis ojos, Cierra los tuyos, toma mis manos Y luego besa mis labios, Sólo así podrías entenderlo, Solo así, como yo, Podrías sentirlo. Bésame con la misma pasión Con la que yo te beso, Mira en mis ojos lo que miro en los tuyos Y no necesitarás preguntarme de nuevo; Porque te amo.
Héctor Humberto García Herrera
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Poeta
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Está… Solo está llorando, Ella no ha parado de llamarte, Se ha convertido en una brisa; En algún leve sonido dentro de la tempestad. En algún tenue resplandor que se apaga, Porque ya no puedes escuchar y También porque has dejado de mirar.
Está… la tarde está lloviendo, El firmamento está dormido, Sus grises párpados cubren el cielo azul, No te atreves a salir, tienes miedo, Siempre lo has tenido Y eso nunca cambiará.
Está… desgraciadamente, Ella siempre está esperando, Ella no ha dejado de llamarte, Ella siempre está llorando Y no lo puedes ver.
Quisiera decirte que ¡has perdido! ¡Que tu última oportunidad murió! Pero ella siempre esta despierta. ¡No quiere dormir! No hay día en que no te escriba; No hay día en que no sonría al pensar en ti.
Está… ella solo está llorando, Solo está tan sola porque tú no estás, Ella solo está esperando que regreses, Ella es el ruido en tus recuerdos; Ella es mi alma que te extraña.
Héctor Humberto García Herrera
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Poeta
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Adiós mis tristes lágrimas queridas; De mis ratos más amargos siempre compañeras Consuelo en mis noches de tristeza, Amantes de mi soledad; Ésta es mi despedida.
Vuelen tristes lágrimas, con el viento, A la velocidad de un simple descontento; Con la brisa de ésta noche de verano Que ya no sean sino un solitario recuerdo.
Corran tristes lágrimas sobre la tierra Tan veloces como una gacela; Corran hacia el mar y mueran con la marea Que de mis ojos esta es la despedida. A partir de hoy, para mis mejillas, Solo lágrimas llenas de alegría.
Héctor Humberto García Herrera
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Poeta
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Las noches en las que yo te escribo; Son los ratos de mis más locos desvaríos; Los mismos en los que estos dedos de mis manos Ignoran todo lo que digo y trazan un único camino Bajo la guía de un corazón inspirado, Que no es otro que el mío.
Te amo tanto, mujer tan preciosa, Que te escribo aún cuando me encuentro dormido, Porque solo nacen letras hermosas a tu persona De los sueños en los que me hallo contigo.
Te escribo ahora y te escribiré lo que dure mi vida, Te amo ahora y te amaré mientras lo permita mi alma, Te siento ahora y te sentiré hasta el fin de mi existencia; Mujer de mis pensamientos; princesa de todos mis cuentos. Te adoro mi amada; dueña de todos mis versos.
Héctor Humberto García Herrera
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Poeta
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Ya no pidas nada, porque no tienes derecho, No hay cosa alguna que no te haya dado antes, No hay amor más grande que el que un día te entregue Y que sin dudarlo dejaste desaparecer.
Te amé con toda mi felicidad, También con todo mi dolor, Te entregue toda mi esperanza, Cada una de mis ilusiones; Jugué hasta mi última carta.
Rompiste todos los cristales de mi alma. Caminaste sobre las astillas De mis más escondidas emociones. Inundaste los ojos que juraste amar; Lo juraste y ahora tus promesas nada valen.
Tanto tiempo me dolió amarte Nunca pude saber Porque no quisiste quedarte, Y sólo la verdad infinita Sabe cuánto traté de olvidarte; Solo la oscuridad de la noche conoce De los insomnios a causa de un sueño tuyo. Hojas de papel fueron mi único consuelo, Con cada letra fui uniendo todos los fragmentos Y ya no importa si no puedes entenderme, Ya no me interesa aquello que quieres O la razón por la que ahora vienes.
Ya no tengo nada que decirte, ¡No hables! porque tampoco quiero escucharte, No hay nada que no hayas dicho antes. Todo el pasado se fue ya contigo; Mi amor se ha ido a otra parte Y por ti nada siento ya.
Héctor Humberto García Herrera
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Poeta
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A veces, cuando unos están en paz Otros quieren la guerra. Cuando unos quieren más Otros desean menos. Vivimos un mundo incoherente. Tenemos un mundo habitado De gente lúcida y también con gente demente, De quienes odiamos y también de quienes amamos, De los que sabemos y los que no queremos saber, Pero los entiendo, tu, entiéndeme también, Pues a veces no podemos entendernos Ni siquiera nosotros mismos y Necesitamos que alguien entienda por los dos, Porque cuando entendemos somos humanos.
A veces nos preguntamos el por qué existimos, A veces imaginamos que vivimos para sentir amor O a veces solo nos sentamos y lloramos sin razón, Porque cuando dudamos nos sentimos humanos.
Lloramos, reímos, gritamos hasta que quedamos exhaustos O nos dormimos y soñamos sin control, Porque cuando soñamos somos humanos.
Hablamos de los sentimientos que nacen del corazón, Cuando el corazón tan solo de sangre es habitado, Pero tan sólo lo decimos, porque no encontramos Las palabras más adecuadas que describan lo que se siente en el pecho Cuando amamos, cuando extrañamos, cuando nos abordan los miedos O cuando nos desbordan alegrías, Imaginamos que con el corazón sentimos, Porque Imaginar también nos hace humanos.
A veces nos duele el dolor ajeno O nos invade la rabia por la injusticia; A veces por el desconocido todo lo arriesgamos, Aunque ayudar no es nuestra naturaleza, Y por la compasión podemos decirnos humanos.
Héctor Humberto García Herrera
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Poeta
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¿Sería absurdo si a caso te dijera, Que pierdo toda la razón Con tan solo mirar tu sonrisa? O ¿que se derrite mi corazón Cuando tú me miras?
¿Te sorprendería si es que acaso, Algún día te dijera que muero de ganas Por recorrer con mis dedos toda tu espalda; Escalar tus hombros con mis besos Hasta morir, mi boca, en la dulzura de tus labios?
¿Te confundiría si es que acaso te dijera Que mi debilidad sería también mi fortaleza? Y todo porque solo tú serías mi debilidad.
No sé cómo explicarte Que ya no recuerdo sueño alguno En el que no aparezcas; O que ya no existe en mi cabeza Pensamiento ninguno Que no trate de tu persona.
No sé cómo explicarme, Como es que me he perdido en algún delirio En el que ya no reconozco más sonido Que aquel que nace de cada palabra tuya.
Ahora, toda tú es lo único que llevo dentro; por mis venas sólo corre cada gesto tuyo. En estos momentos, si no te siento, tan sólo ya no siento nada.
Es por todo eso que quisiera preguntarte que si como yo te amo, tú también quisieras amarme.
Héctor Humberto García Herrera
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Poeta
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No lo sabes, Nunca lo podrías saber, Porque desde el invierno aquel Vives sumergida en algún ayer; No lo sabes, porque no lo quieres ver.
Las ideas se quedaron atrapadas En el ámbar de esas horas en la madrugada En la que sólo quisiste correr, Esas horas en las que formaste un laberinto Porque quisiste tan solo desaparecer, Te adentraste en lo más profundo sin saber porqué.
No lo sabes, pero tampoco lo quieres saber, Quedaste atrapada en algún oscuro sitio, Corriendo todas las cortinas Para que el sol nunca supiera en donde estás. Quisiera enseñarte, pero tú no quieres saber, Haz elegido un único camino, una y otra vez, Todas las palabras se han ahogado en tus oídos sordos, Luchando con promesas rotas que no podrás unir, Acariciando extintos sueños Que ya nunca volverán a nacer.
No lo sabes, porque no lo quieres saber, Pero hay más que aquellos sueños, Existen otras mil razones, Y en todo sitio la luz renace en algún momento, Pero para ello tienes que querer, Tienes que abrir los ojos para que puedas ver, Tienes que hacer conciencia para que vuelvan las ideas, Abrir el corazón para que se fulminen las espinas, Para que ese sol hermoso mitigue tu dolor Y te enseñe el camino de regreso.
Héctor Humberto García Herrera.
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Poeta
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