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A veces temo que nuestro amor se convierta en una infinita carta En una canción de las que sólo se recuerdan cuando llueve o hace frío La vida sin ti se me sigue escondiendo detrás de los pálidos colores sobre los que la soledad pinta la noche. Tus palabras duelen siempre más que el peso de nuestras realidades Todo parece ser en vano Tatuaje de verbos cincelado en la distancia con tinta indeleble, seis meses de ausencia En mi, tu ausencia es real, nuestro amor sigue siendo ovillo de sueños, madeja azul de palabras.
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Poeta
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Estás aquí... entre la brisa marina y un tropel de estrellas miopes que en el cielo arden. Recojo un puñado de palabras ajenas colgadas de las palmeras. Voces de amantes depositadas alli a través del tiempo. Una niebla de azulado perfume me trae la idea de tu cuerpo. La luna se detiene muy queda entre mis párpados, trazando la palidez de un camino sobre las olas. Tu alma como mar en fuga deposita en mi orilla la eternidad de una palabra... "Será". La luz que emana del corazón por ese recuerdo... es de un blanco perfecto. Será...
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Poeta
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Quiero adentrarme con mi ilusión en la luz de tus verdes estrellas. Ser lágrima deslizándose en tu alma aliviando el peso de tu tristeza. Quiero abrazarme con mi ilusión a tu cariño. Beber de la fuente de tu manantial de luna, reflejo de tu pasión. ¡Ilusión ...que arropas mi corazón con tu inmensa voz de espíritu! Ilusión ... que flitras el blanco del alma en azul idea. Quimera que danza en las noches en el centelleante párpado. Ilusión...quedate conmigo y que la aurora que brillante estalla en luz; abra sus brazos para albergar mi idilio por este amor que no confieso... este amor dormido.
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Poeta
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No importa dónde estés... siempre llegaré. No importa el lugar no importa el tiempo. Por tu amor mis alas se empapan con el añil del cielo. ¡Que importa si es un segundo, que importa si es un día, que importa si es una vida! Allí donde estés el verde recuerdo en tu mirada la calidez en tu sonrisa, el dulce manantial de tus besos... me llevará.
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Poeta
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La muerte del reloj
Luego de la aparición del hombre sobre la faz de la tierra, este se dió a la tarea de definir e interpretar su paso y existencia por el planeta, por consiguiente tuvo la imperiosa necesidad de inventar el concepto ''tiempo''. En los principios de la humanidad, el tiempo tal cual le conocemos no tenía valor alguno. Lo que llamamos tiempo se medía en ciclos o ritmos relacionados con los procesos de siembra y cosecha, por los solsticios y movimientos del sol.
Para otros el tiempo era el aparente movimiento desde una línea recta sin desviarnos en otros pensamientos y consideraciones. Con el advenimiento de la Cristiandad el tiempo toma forma geométrica con el nacimiento del hombre; trazando una línea recta que pasa por la muerte y trata de alcanzar una eternidad de estrellado paisaje cósmico e inmóvil, bastante distante y en ocasiones entendido como morada inalcanzable de Dios.
Independientemente de las definiciones filosóficas, el hombre se ha valido de algunos recursos y artificios tanto naturales como de su creación para definir y delinear su estancia en este plano de existencia. He aquí que surge el reloj, esa ingeniosa maravilla mecánica con sus piñones, engranajes, péndulos, campanas y resortes que nos permite medir nuestro paso por esta fisicalidad de tipo lineal.
En el purgatorio verde del cañaveral, el tiempo transcurría con inusitada elasticidad, el mismo se traducía en esfuerzo, cúmulo de ácido láctico en nervios, tendones y músculos, esclavitud y sufrimiento. El negro Albornoz regresaba día tras día derrotado a su jacal, vestido de sudor, con el dolor del surco de la tierra en el alma; contemplando la repetida escena; los niños famélicos con el vientre abultado por los parásitos, la mujer ajada y desgastada por los innumerables embarazos. Una atmósfera siempre mordida por el hambre y la necesidad. Tomarse el café puya, tan amargo como su existencia, acompañando el mismo con un pedazo de bacalao cocido sobre brazas. Luego se arropaba con la sábana de la deseperanza y despertaba en medio del sopor de aquella vida carente de lo indispensable.
Alejo Calcaterra era el señor y amo omnipotente de la Hacienda Eastern Sugar. Un gallego de aquellos que a finales del siglo XIX vinieron al área del caribe a luchar en la guerra de independencia de Cuba contra los mambises. Como la mayoría de los oligarcas y terratenientes dedicados al cultivo de la caña, su fortuna estaba cimentada por la explotación inmisericorde de su peonada. En el universo de amargo azúcar de la Eastern Sugar de Calcaterra el tiempo linear transcurria escondido tras el velo de la asfixiante jornada de sol a sol, sin horas exactas de salida, el peón lo mismo trabajaba 10 que 14 horas.
Las líneas de tiempo de los universos de Calcaterra y el Negro Albornoz comenzaron su inevitable travesía de alejamiento.
El reloj para la recién construida torre del ayuntamiento del poblado de Daguao llegó por el puerto de Playa Húcares. El novedoso artefacto construido por la compañía Bernhard Zachariä con sede en Heiterblickstr, 42 Alemania; constaba de cuatro cuadrantes de bronce pintados de basalto blanco para evitar la corrosión y relucientes números romanos. A esta enorme y pesada máquina se le conectó una campana grande y sonora la que iba indicando con un toque peculiar las horas, medias horas y cuartos de hora cuando se iban cumpliendo. El sonido de la misma podía escucharse claramente en las 51.7 millas cuadradas del poblado de Daguao.
Todos en el poblado estaban maravillados con la increíble pieza tecnológica. La vida en el poblado comenzó a tomar estructura dentro del nuevo esquema de tiempo lineal del reloj en el ayuntamiento. Con seis campanadas la vida laboral abría sus ojos a los habitantes, con ocho los niños incursaban en la única escuela, doce campanadas para el frugal almuerzo y las más esperadas; las cinco campanadas en la tarde que anunciaban el descanso de la extenuante jornada en el cañaveral. Toda la vida de los pobladores del Daguao se agolpaba en torno a las campanadas.
La ira se apoderó del hacendado por la incursión del reloj en su vida, la ''indiada'' como el solía llamarle, se resistía a trabajar luego de las cinco campanadas en la tarde. Desafiaban su autoridad abiertamente. Aunque tenía una fortuna considerable su viceral enojo tenía más que ver con ese odio ancestral que albergaba en sus genes blancos hacia los negros, los indios y los jíbaros en general, que con el dinero que dejaría de ganar. La primera noche, al amparo de una existencia en fractales de tiempo divididos por aquel martilleante sonido, atrayeron hasta su ser energías densas y negras del bajo astral.
__¡ Al carajo con el alcalde y su mierda de reloj, al carajo con la indiada que se niega a obedecer mis horarios por las malditas campanadas!, exclamaba el hacendado.
__¡Mataré a este infeliz intruso muerto de hambre!
Se armó con una Mauser C-96 de fabricación española, semiautomática, con cañón de 99milímetros que guardaba en un baúl desde sus días de soldado en la guerra en Cuba.
Hincó las espuelas de plata con su ya habitual crueldad en la montura. Entró en el recien inaugurado edificio sin desmontarse derribando, escritorios, sillas, archivos y sembrando el pavor entre los funcionarios y público en general. Apretó con fuerza el mango en forma de cabo de escoba de la Mauser y haló el gatillo hasta que las diez balas del cartucho 7.63 abandonaron su morada. Vociferaba por la presencia del alcalde entre la nube acre de pólvora de la Mauser.
__¡ Que salga de la cloaca en la que debe estar escondido el alcalde y si tiene las pelotas del mismo diámetro que las mías, que me explique el por qué de la mierda de reloj esta!
La muerte, de labios pintados de un alucinante morado se paseaba coqueta por el edificio. Había un contrato con la fisicalidad que estaba a punto de expirar y ella en persona debia cobrar el último pago.
Calcaterra abandonó el ayuntamiento, no sin antes cargar nuevamente la Mauser y descargar otra fatídica ráfaga de fuego y plomo en esta ocasión sobre el reloj en la torre. Pedazos de concreto, piedra y madera se desprendían del nicho en el cual estaba enclavado el reloj. Las fuerzas gravitacionales completaron la escena. Uno de los cuadrantes ante la invitación a libertad que le ofrecían las balas, comenzó a viajar 360 pulgadas por segundo hasta el caballo y su montura depositando sus dos quintales y medio de maquinaria sobre la cabeza de Calcaterra.
El reloj biológico de Calcaterra se detuvo, el del ayuntamiento seguía latiendo, aún le quedaban tres vidas incrustadas en el armazón de la torre. Era irónico, pasó a un lugar donde la muerte de un reloj pasaría desapercibida, un lugar donde no existen campanadas que marquen travesias, movimiento, vejez, Negros Albornoz o alcaldes. Comenzó a vivir en un lugar donde presente, pasado y futuro son una misma cosa, un lugar donde la única campanada que puede escucharse es la de la voz de la conciencia, la reverberante voz... de nuestra consciencia
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Poeta
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Trato de dar contorno forma y dimensión al rebelde espíritu que espera ansioso su liberación dentro del acuoso vidrio de la imaginación. Pinto lunas azules, soles de sangre, atardeceres solitarios con las pupilas llenas de cielo, mar y gaviotas pensándote reina de cada rincón de pena en este viaje de verbos. Y cada nueva palabra es una filosa espada de luz, cometa triste que abre la infinita brecha mostrándome quién eres... la sierpe de fuego de la pasión, la delicada rosa encendida en un paisaje de nebulosa. Te recobro en la humedad de mis sueños de nubes, en los verbos retorcidos por el dolor de tu siempre presente ausencia. He vuelto para recoger la imagen en tu alma, dar nuevamente forma a nuestro amor por virtud de este espiral de palabras.
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Poeta
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Me fascina beber en barras, pero nada de bares con aire acondicionado y Happy Hours con las Chicas Medalla, Heineken o Corona en minifaldas (no que tenga nada en contra de unas piernas bien torneadas). Tampoco esas donde sirven tragos con nombres raros y caros como Manhattan, Sex on the Beach, Orgasm One, Orgasm Two, Piña Colada, Mojito, Tequila Sunrise o Tom Collins; me gustan las de “mala muerte”. De esas donde el borracho se le caga en la madre al gobernador de turno después de leer que por mear son 15 centavos y que los planes de pensión y seguro social serán eliminados, además que se añadirá un impuesto al Valor Agregado. En las que el mismo borracho luego dormirse con el "pito" en la mano, despierta a la voz del dueño que le grita ’’Fulano, si te estás metiendo perico (cocaína) en el baño, más te vale me hayas dejado un poquito de la bolsa, ¡yo también quiero meterme un ''guayaso''.
Sí, me gustan esas donde los perros entran buscando comida y el dueño les apostilla “arranca pal carajo, animal hijo e’ puta”. Me encantan las barras donde la picadera es el frasco de pepinillos verdes con cuatro huevos “sancochaos” adentro o un salchichón de tres años que guinda de un curricán. Donde marcas un disco de Felipe Rodríguez en la vellonera por aquello de seguir en la bohemia y equivocadamente te sale uno de don Omar o Daddy Yankee, que por supuesto no representan a la generación de Baby Boomers a la que perteneces.
Bares, donde puedes hallar la más fascinante e ingeniosa de la literaturas; ‘’Hoy no fío, mañana sí’’, ‘’Regresa hijo mío, mi único pecado fue fiarte’’, “No deseo que nadie me quiera mucho con que no me jodan es suficiente”, “El agua la da Dios, pero los vasos los compro yo, ¡10 centavos el vaso de agua!”, “No se permite hablar de política o religión en este establecimiento, aquí somos PNP y católicos”. “Sólo se admiten borrachos fabricados aquí, los demás tienen que irse afuera, en otras palabras léase , al carajo”
De los baños ni hablemos, la literatura ahí es muchísimo más rica y prolífica en imágenes y tropos: “Si su bate es corto acérquelo más al cajón de bateo” “Orine feliz, orine contento, pero por favor orínese adentro” “Jesús viene pronto” y un poco más abajo “¡Entonces, qué carajos haces que no vas y lo buscas al aeropuerto!”, una raya roja bien arriba en la pared y más abajo “Si tu chorro llega hasta aquí, el Departamento de Bomberos te necesita” “Para sus necesidades favor de usar el baño, en español quiere decir ¡no mee afuera hay vecinos”!
Me fascina la literatura de bacineta, hay muchas más ideas que en los escritos neoliberales y pitiyankis (en Puerto Rico, una persona que quiere parecerse a los americanos) de Luis Dávila Colón, Miriam Rosario de Ferrer o cualquiera de los blogueros pro anexionistas.
Como sea, beber ron en estos lugares es una verdadera experiencia de vida, además hay mucho borrachos iluminados en estos lugares. Conozco gente que ha leído la Biblia más de una vez, algunos leen, hablan y escriben mandarín, son expertos en pirotecnia e ilusionismo. Otros escriben décimas y poesía, pueden conversar sobre Seneca, el elemento escatológico en las Escrituras, Quevedo, Nietzsche, Jung, o Dewy, también hay quienes componen y realizan arreglos musicales. Así que no se equivoque y juzgue las cosas de manera “a priori” también hay sabiduría en un tipo de barra. Desgraciadamente los estamos perdiendo; todo el mundo anda metido en Instagram, Facebook, Twitter o My Space y sin ánimos de ofender en estos sitios “cyber” ya son pocos los que se conservan o quieren permanecer “como la madre los parió”
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Poeta
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En el cálido de la noche nuestros pensamientos en complicidad se encuentran. Eres el ensueño de mi insomnio, vidrio en los ojos, sudor en el alma. Nuestro deseo, nuestra pasión triunfan sobre la distancia Volteo mi rostro sobre la almohada hirviente y tu boca es la mía.
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Poeta
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Flor de brumas abriéndose en deseo ante el candor de las estrellas... dama de cristal hermosa y callada La noche ...¡se me parece tanto a ti!
En mi almohada los restos de tu lápiz labial, del perfume de tu despedida.
Mi alma grita al no encontrar su eco... se pierde el último gemido de tu deseo en la vorágine de las sábanas
La noche baila su insomne danza de amor con la luna... y yo, irremediablemente me pierdo en ella
Porque la noche eres tú cuando muy lejos de ti, la alquimia del amor le da forma... a la rosada lágrima de mis recuerdos..
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Poeta
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en el largo sueño que hoy me ocupa tú sobresales como nunca nadie fulgor de diamante son tus ojos hay un viento total pegado a mis labios y tu beso eterno y enrojecido colgando desde el puente que me enlaza a tu alma eres ese espíritu que cohabita junto al mío… total, ya lo sabes desde siempre te conozco ese es tu estilo filtrarte entre mis sueños y en una que otra vida aparecer vestida de ilusión y de helada lluvia azul estás tan cerca pero al despertar siempre te pierdo la edad de las visitaciones al corazón se ha marchado junto al éxtasis no hay lágrimas pequeñas que puedan albergar mis últimas palabras lo que se sufre en efecto es igual para los dos… pero lo que se pierde( el amor) nunca lo es… así que me resignaré a que todo lo que anhelo permanezca virtual y simplemente separado del resto.
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Poeta
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