Poemas de amor :  DONDE ESTAS AMADA MIA
DONDE ESTAS AMADA MIA

Autor: Juan Ignacio Macoñó Alba
[email protected]

En tus pupilas anidó mi gloria
Y en tu lecho durmió mi alma
En tus labios escribí te amo
Amada mía, ¿Dónde estás?

En esta noche estrellada y fría
El suspiro es lento,
Y la luz de la luna, palidece.
Mis piernas tiemblan
Y mi voz se quebranta
Preguntando, amada mía:
¿Dónde estas?

Soñar no quiero
Tampoco llorar deseo,
Hoy solo quiero:
recordar tus besos
Tus suaves manos
Escribir tu nombre
En lo recóndito
De mi corazón
Para tenerte
En el silencio
Y no preguntarle
Al desaliento
Amada mía ¿Dónde estás?

Escribo estos versos
Y recito al cielo
Y mis palabras
Se las lleva el viento
De un lado a otro
Van declamando
versos inaudibles
Frases de amor
Van preguntando
Al sur y al norte
Al este y oeste,
Amada mía:
¿Dónde estás?

Hoy te encontré
El la suave brisa
Del amanecer
En el aroma de una flor
En el tierno canto
De un picaflor
Estás aquí,
en mi corazón
Ya no preguntaré
A mis días venideros
Ni al romancero
De versos tristes,
Amada mía, ¿Dónde estás?



Poeta

Frases y pensamientos :  NO SÉ QUE HA PASADO
NO SÉ QUE HA PASADO

AUTOR: Juan Ignacio Macoñó Alba
[email protected]

No sé qué ha pasado después de años vividos. Soñaba con tener un hermoso castillo donde hermosas doncellas vivirían en él. Soñaba con tener un hermoso jardín con flores de todos colores, donde podrían vivir todos los insectos que hubiera en el planeta. Soñaba con ser un afortunado príncipe lleno de alegría y felicidad. Soñaba con ser el mejor hombre del mundo, honesto y honrado que ayudaría a muchas personas que de mí requerirían ayuda.
Pero después de años vividos, no sé qué ha pasado… no tengo el castillo ni las hermosas doncellas, no soy un príncipe, ni tengo el jardín, no soy el mejor ni tampoco puedo hacer grandes favores a los que día a día me necesitan… a penas escribo unas cuantas líneas, a penas escucho en la voz de mi alma que el mundo está lleno de necesidad. Y la miseria abunda en cada corazón de aquel que sueña y ama, o también en él que odia y acumula para su vejez…

No pude construir jamás el castillo ni siquiera en dibujo, mucho menos, he plantado una flor en mi huerto… no sé qué ha pasado después de años vividos. La alegría fue tan fugaz y la felicidad una simple ironía, no la conocí. Ser honesto y honrado es fácil para mí, porque no tengo mucho dinero acumulado ni grandes pertenencias. Pero ser el mejor dista mucho todavía de lograr serlo. Ayudo al necesitado en lo poco que puedo pero ese poco, a veces se convierte en nada, pues hay tanta necesidad.

Y las doncellas jamás las conocí… serán bellas hermosas, que poco aprendí… después de tantos años, no tengo lo que un día soñé, porque la noche fue corta y no me desperté…. Por eso no sé qué ha pasado.
Poeta

Poemas de amor :  TE ESCRIBIRE
TE ESCRIBIRÉ
AUTOR: Juan Ignacio Macoñó Alba
[email protected]

A pesar de la derrota y el fracaso
Y de las penas y angustias
Que me trajo la vida,
Aun puedo escribirte.

Te escribo con mi puño y letra
Para decirle al dolor
Que aun no me ha vencido,
Y para recordarte que mi amor
Es más grande que cualquier tempestad.

Cada día en el infortunio de mi agonía
Y en el silencio del vacío de mi vida
No perdí la esperanza de volver
A escribirte estás sencillas letras
Que se escurrían por las sangres de mis venas
Y se lavaban en las lágrimas de mi alma.

Aunque no sé que podrá ocurrir mañana,
Pero de algo estoy seguro:
es de mi eterno amor
Que con locura fue creciendo por ti.

Quizás ya no me recuerdes
Porque los días han borrado
De tu mente mi presencia,
Sin embargo, yo sigo aquí
En el silencio de la noche
En el murmullo del viento
En el cantar de los pájaros
Y en el color de las flores
Diciéndote: Todavía te amo.

Te escribo para decirte
Que aún en el dolor
en el fracaso y la nada
te sigo amando.
Aunque en el balcón
De mis deseos el mundo
Se hubiera vuelto gris
Y mi vida no tenga sentido
Aún te escribo porque te amo.
Poeta

Poemas de amor :  ME VOY DE VIAJE
ME VOY DE VIAJE
Autor: Juan Ignacio Macoñó Alba

En esta noche fría
Mi alma se va contigo
Y se queda el recuerdo
De haber compartido:
Los dos un momento juntos.

Me voy de viaje
Por los aires
A través del silencio,
En el avión del suspiro
Y en el coche de la nada.

Hoy te doy mi despedida
con un beso
con el aroma
de una perfumada, flor
Y con la caricia
De una suave sonrisa.
Para que a mi regreso
Volvamos a estar juntos
Y así pueda decirte:
Mi amor:
He vuelto de mi viaje,
Para que estemos juntos
Por meses y años,
Hasta que nos llegue
El último suspiro,
Para que al final,
nuevamente pueda decir:
Me voy de viaje.





Poeta

Poemas de aniversario :  MADRE EN TU DÍA
MADRE EN TU DÍA
AUTOR: Juan Ignacio Macoñó Alba
Email: [email protected]


Radiante de alegría
Por el mes de las madres
Hoy recito mis versos
Al ser que tanto amo.

Madre en tu día
El Dios de los cielos,
Bendiga tu hogar
Bendiga tu vida.

Razón en el mundo
No existe sin ti,
Por ti hoy repito:
¡Qué seas muy feliz!

Mirarte a los ojos
De claro cristal,
Es mirar tu inocencia
Sin importar el mal.

Decirte te quiero
Es poco en este día
Tú eres mi madre
Y estás en mi vida.

Aurora naciente
Que resplandece
Mis ojos
De eterno amor
De dicha y de paz
Por ti yo repito
Mis versos en flor.

Hoy quiero decirte
Dos cosas, no más:
Tú eres una diosa,
Eres mi mamá.



Poeta

Poemas de aniversario :  A MI PADRE
A MI PADRE
Autor: Juan Ignacio Macoñó Alba
Email: [email protected]


Esfuerzo y trabajo
Fatiga y tesón
Manos siempre firme
Las manos de papá.

Caminas en silencio,
Pensando en tus hijos,
Mirando sus pisadas
Y dando tus consejos.

Gracias por criarme
darme techo y pan
Gracias por amarme
A pesar de tanto afán.

Constancia en la lucha
Del diario vivir
Tú eres quien me escucha
Y no tienes que fingir.

Dura es la batalla
Largo es el camino
Tus hijos tienen fallas
Parecen siempre niños.

Elevo la mirada
A lo alto de los cielos
Recito mis plegarias
Por ti papito bueno.

Bendigo tus consejos
Bendigo por cuidarme
Bendigo tu presencia
Bendito eres padre.

Poeta

Frases y pensamientos :  HE CAMINADO
HE CAMINADO

Juan Ignacio Macoñó Alba
email. [email protected]

He caminado por el desierto de mi vida, aun estando cansado solo y sin compañía.

He vuelto la mirada hacia atrás para observar las huellas de mis pisadas en el camino;
así he recordado mis alegrías y tristezas, mis triunfos y fracasos.

He caminado tanto hasta agotar mis fuerzas en el sendero de mi vida, pensando siempre en hacer EL BIEN, a buenos y malos, a ricos y pobres.

Muy pocas veces he recibido las gracias a quien he tendido la mano para darle mi ayuda, sin embargo,no me he detenido a lamentarme o ha esperar recompensa alguna...

El camino está trazado no puedo detenerme..., debo continuar, hasta llegar al horizonte del fulgurante día que se aproxima.

Todavía el camino es pedregoso y a veces oscuro y con tinieblas que desvían mis pasos al andar. Por eso me dejo guiar por mis instintos, por los impulsos de mi corazón y por las ideas de mi mente.

Cuando mis fuerzas se agotan y el cuerpo tiene ganas de desistir e incluso ganas de morir,
porque quizás ya no da más, he descanzado y me he detenido, para mirar las pisadas que he dejado atrás.

He caminado dijo el peregrino, con el alma destrozada y el corazón partido, pero nunca he desistido, aunque la gente siempre me haya engañado, menospreciado o mentido.

Caminar eso es lo que hago, hasta llegar a la meta donde podré descanzar.
Sólo así al final, podre decir:
¡¡¡ HE CAMINADO!!!

Poeta

Cuentos :  Juan
[size=medium]EL VENDEDOR DE LIBROS
Autor: Juan Ignacio Macoñó Alba
Correo: [email protected]

Su fortuna eran los libros. Cada mañana se levantaba muy temprano, dirigía su vista al cielo y suspiraba, no pronunciaba palabras, sólo la mente iba mencionando palabras inaudibles que ni en el silencio podrían oírse y ni el viento de las mañanas lo interrumpía; ya que esa era su manera de orar delante de un ser invisible que pareciera que no existe pero que él, estaba seguro que podía escucharlo con voces del alma. El sueño de la noche anterior le había dejado una incógnita, no tenía esposa ni hijos, sólo una vieja tienda de libros usados, eso era todo lo que había acumulado durante sus largos años de vida.

Sus ojos cansados cubiertos por los lentes daban la sensación que leía bastante aunque nunca se atrevió a escribir uno solo.

Participaba constantemente de la misa del gallo en la iglesia, que se encontraba a tres cuadras de su casa, era un ferviente cristiano que evitaba tener problemas con la sociedad; no solía salir a las fiestas ni derrochaba el poco dinero que ganaba de sus ventas en cosas vanas de la vida. Estaba convencido, que lo único mejor que existía en el mundo, era Dios y en segundo lugar estaba su negocio.

Vender libros usados a precios baratos era su profesión. Nunca tuvo dinero en abundancia, pero jamás le faltó el alimento en su hogar, aquel hogar silencioso donde vivía acompañado de un blanco perro casero, era su amigo confidencial que jamás decía una sola palabra, pero era un buen escucha, cuando su amo le hablaba de sus problemas y aflicciones de la vida.

Vender libros lo hacía feliz, pero sobretodo cuando terminaba de leer uno nuevo ya que todavía no había logrado leer los cientos de libros que estaban en las estanterías de su venta. Una sonrisa de satisfacción se dibujaba en sus labios y entonces adquiría nueva vida como aquel joven que recién se levanta de la cama después de pasar una noche entera de romance. Realmente leer le hacía bien, le daba la sensación que las nuevas ideas del libro leído lo hacían más joven y lleno de vida.

Él, era ya anciano, su pelo era blanco, los bigotes largos como una cabellera, apenas se le notaban los labios cuando hablaba, una pipa constantemente, tenía a su lado, que aspiraba cada vez que los recuerdos del pasado le venían a la mente, entonces de sus labios salía un humo blanco como si fuera una chimenea. Movía la cabeza de un lado para otro, como insinuando que algún recuerdo del pasado había llegado a su mente y le inyectaba la intranquilidad o el nerviosismo a su cuerpo.

Para tranquilizar los nervios fumaba su pipa y suspiraba mirando al cielo como si algo se le hubiera ido volando entre las espesas nubes que venían cargadas de lluvia y granizo.

Entonces recordaba el crudo invierno pasado, cuando todo estaba congelado y la nieve tapaba las calles impidiendo que los motorizados transitaran libremente por ellas. Las manos le temblaban. Sería mentira decir que era por el frío, ya que recién el sol se había ocultado y daba paso a desencadenarse una tormenta, inesperada. El hermoso cielo azul que antes estaba despejado, ahora se mostraba, totalmente cubierto de nubes que fue soltando pedazos de granizos que caían sobre los techos de las casas mudas, ante tal incidente tormentoso.

Raúl fumaba precipitadamente como si estuviera asustado, entonces de sus ojos caían unas gotas de lágrimas, ¿Sería por efecto del humo de la pipa?... en realidad no era por eso. Era fruto del recuerdo del pasado que le había dejado una honda herida que calaba hasta los huesos y lo sentía hasta el fondo de su alma. Era como aquel frío intenso que no se puede calmar ni con los mejores abrigos, ni tomando un fuerte licor, realmente él estaba frío y congelado. Le faltaba alegría y felicidad, no aquellas que le daban los libros leídos, sino aquella alegría que da el amor, cuando empieza la primavera.

El perro blanco le miraba compasivamente, quizás deseando preguntarle algo a su amo, pero sólo le miraba y callaba.

Realmente necesitaba desahogarse, ante Dios, ante sí mismo, o simplemente ante algún ser que le hablara o le diera algunas palmaditas...

La fuerte tormenta llegó y del cielo cayeron unas gruesas gotas de agua torrencial, entonces en ese momento el recuerdo de Raúl no pudo contenerse en su inhóspito mundo interior. Él se puso a llorar como aquel niño que ha perdido a su madre en medio de una agitada multitud.

Entonces cuando pasó su catarsis emocional, miró que tenía entre sus manos una foto…, y la sostenía temblorosamente sin quererla soltar…

FIN.





Poeta

Cuentos :  J.I.M.A.
"LA DESGRACIA DE LA HORMIGUITA "

Autor: Juan Ignacio Macoñó Alba
Correo: [email protected]

Hubo una vez, en un lejano bosquecillo una laboriosa hormiguita, que todas las mañanas salía de los agujeros de un viejo tronco de un árbol en busca del sustento diario.
Todo el día se afanaba en amontonar todo lo que encontraba en el bosquecillo: hojas, palitos, arenilla y semillitas de los árboles y lo transportaba hasta su escondite.
La pobre hormiguita tan afanada estaba en su labor cotidiana, que no tenía tiempo para divertirse, como lo hacían habitualmente las otras hormiguitas del bosque.

Así pasaron los años, y la hormiguita se fue agotando y empezaron a faltarle las fuerzas, poco a poco, ya no pudo más realizar su acostumbrado trabajo. Entonces su preocupación se centró en sí misma. Durante largas horas del día, se lamentaba y se preguntaba diciéndose: “¿Para qué he trabajado y he amontonado demasiado, sino tengo familia y vivo sola? ¡Tengo miedo morir! y dejar mis graneros para que otros insectos del bosque vengan y consuman gratis, sin costarles nada, todo lo que he guardado con tanto esfuerzo y sacrificio”.

La enfermedad le llegó a causa de la terrible preocupación que día a día le acechaba. Hasta que un tormentoso día, entre relámpagos, truenos y granizos sintió agonizar.

La fuerte tormenta logró arrastrar el viejo tronco del árbol hasta la corriente de un río, donde se echó a perder todo el sustento que había almacenado; y los peces de las aguas aprovecharon de él.

La hormiguita acurrucada en su escondite, logró sobrevivir, pero cuando pasó la tormenta se dio cuenta que todo lo que había amontonado se había caído al agua. Intentó suicidarse de tanta pena, por haber sufrido aquella terrible desgracia; sin embargo, se detuvo y reflexionó, diciéndose a sí misma: "me doy cuenta que estoy con vida todavía, además he recobrado mis fuerzas, así que empezaré de nuevo, pero ahora ya no me preocuparé por amontonar para el futuro, sino, trabajaré cada día y me esforzaré, por conseguir el sustento diario y todo lo necesario para vivir sin preocupaciones”.

Y así fue, nuevamente la hormiguita empezó su nueva vida, después de una gran derrota, y los resultados le fueron muy gratos, a medida que iba pasando el tiempo, logró su ansiado éxito. Y lo más importante fue que se sintió feliz y realizada.




Poeta

Poemas de religíon :  J.I.M.A.
TE BUSCO
AUTOR: Juan Ignacio Macoñó Alba (J.I.M.A)

Correo: [email protected]

Busco tus ojos
Y se esconde tu mirada,
Busco tu presencia
En medio de la noche
Y no te veo.

Estarás en el silencio
Del infinito cielo
¿En la mirada tierna
De una amada?

En la ausencia
Y el vacío de la vida
¿En el corazón del hombre
y en su alma?

Realmente no lo sé:
¿Dónde estás?
Grito y no respondes,
Clamo tu presencia
Y no apareces.

Cansado y con el alma
Tan herida,
Camino despacio,
En este suelo,
Donde crecen
El desaliento y el vacío.
Yo, así te busco.

Intento encontrarte,
En la calle, en la iglesia,
Y en el mundo,
Pero tú no respondes,
Me ahogo en las tristezas
De la vida, sin aliento
Y casi ya sin vida
Así, yo te busco.

Eres un Dios adormecido,
Por el paso de los años,
Y de los siglos,
No ves que mi mundo
Se derrumba,
Y mi alma gime
en tu presencia,
así Dios Mío:
¡Yo te busco!
Poeta