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Si preguntas por mí yo no sabría que decir quizás ese loco esperado que a tu vida abría de venir
Por mi parte diría que puedo hacerte reír sin complicaciones y olvidaras tu sufrir
Te tomo la mano y te digo ven aquí que el mundo es sano es mejor sonreír
No te sientas más sola que estoy, yo aquí para darte mi vida Si tú lo deseas así
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Poeta
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Imágenes (Walt Whitman, 1819-1892)
Tropecé con un vidente, que menospreciaba los matices y las cosas de este mundo, los dominios del arte y del saber, placeres, sentidos, para buscar sólo imágenes. No influyas en tus canciones, me dijo, Ni la hora ni el día enigmáticos ni fragmentos, ni partes superpuestas; pon, primero, como una luz para los que siguen, como un canto de introducción para todos, la canción de las imágenes.
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Poeta
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Una noche cualquiera Rodeando la tierra Termine en un estanco Y pedí una cerveza
Había una torta Espíritu de fiesta Se acerca una nena Y dijo, soy la cumpleañera
Pasaba ya el tiempo Quien lo dijera Que aquella muchacha Tan bella se viera
Hay cosas en la vida Que nadie planea Como esa muchacha En mi vida existiera
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Poeta
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Sábado (Víctor Botas, 1945-1994)
Más de una hora inquieto, tratando de encontrarla por las calles, apostado en sitios estratégicos esquinas en teoría casi inevitables, húmedos bares de tres al cuarto, paradas de autobuses qué se yo. Y ahora, ahora estaba ahí, tranquila, tan campante, guapísima, del otro lado del cristal. La había visto de lejos, de muy lejos diría, para estos ojos miopes con que ando Ahí está ahí está, pensé, y se agitó mi espíritu lo mismo que se agitan las aguas tristes de los lagos con la brisa de otoño. Era el momento, esa ocasión que ni pintiparada, única: bastaría con empujar la puerta, mentir un simple encuentro fortuito, entrarle al quite, buenos días caramba, vaya una feliz casualidad, y todo hecho, todo; y luego, ya se sabe, cada uno debe tener su arte de enrollarse, su ars amandi, como ya dijo Ovidio. Era el momento sí. Pero pasé de largo igual que un apestado, como un perro con pulgas y el rabo bien metido entre las patas, jadeando, sin osar tan siquiera echarle una mirada de reojo: apijotado, vamos. Pasé de largo como las aves pasan en los cielos y el sol sobre los días y las flores que quieren reposar en sus cabellos y morirse en sus manos, y no saben.
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Poeta
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Mujer asi, ya casi no existen Soñadora, hermosa y valiente Dando pasos cortos pero firmes Mirando siempre al sol poniente
Empacando su maleta un día Dijo, hoy salgo de viaje Quiero ver mundo desconocido Quiero respirar nuevos aires
Armada de ilusiones ataviada Moldeando su cuerpo de guerrera valiente como un cuento de hadas quién dijo miedo, salió a la carrera
mujer de esas ya no existen pues rompen los moldes y matices la soñadora y madre coexisten a ver nuevos mundos, saliste
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Poeta
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Estas?,empieza su mensaje Lleno de ansias y alegría De una mujer que está de viaje a punto de perder esa sonrisa
Minutos pasan y no responden A sus llamados, ella se percata Donde estará, y no sé donde No sabrá? que me hace falta?
Finalmente llega una respuesta Su corazón estalla en llamarada como corriente, cual rayo de alegría Invadió su ser, una corazonada
Siempre pasan los minutos Mirando un fija una pantalla Soñando volver a estar juntos Y sentirse de nuevo mujer amada
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Poeta
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Una noche cualquiera Rodeando la tierra Termine en un estanco Y pedí una cerveza
Había una torta Espíritu de fiesta Se acerca una nena dijo, soy la cumpleañera
Pasaba ya el tiempo Quien lo dijera Que aquella muchacha Tan bella se viera
Hay cosas en la vida Que nadie planea Como esa muchacha En mi vida existiera
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Poeta
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Las tres palabras más extrañas (Wislawa Szymborska)
Cuando pronuncio la palabra Futuro, la primera sílaba pertenece ya al pasado. Cuando pronuncio la palabra Silencio, lo destruyo. Cuando pronuncio la palabra Nada, creo algo que no cabe en ninguna no-existencia.
Wislawa Szymborska (1923-2012)
Ha merecido reconocimientos como el Premio del Ministerio de Cultura Polaco 1963, Premio Goethe 1991, Premio Herder 1995 y Premio Nobel de Literatura 1996. Obtuvo el Doctorado Honorífico de la Universidad Mickiewicz en Poznan, 1995.
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Poeta
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TAMBIÉN SE ALEJA MI COMPAÑÍA Autor: Salvatore Quasimodo. Italia 1901-1968.
Poeta y ensayista. En Roma empezó a interesarse por la literatura y el estudio del griego y el latín. Su primer éxito (1932) la publicación de "Oboe sumergido". En Milán asumió la Cátedra de Literatura Italiana en el Conservatorio Giuseppe Verdi. "La dulce colina", "Las horas", "Toma y da", "Discursos sobre la poesía", "Las cartas de amor" y "El poeta y el político", son algunos títulos importantes de su obra. Además tradujo, entre otros, a Catulo, Virgilio, Neruda y Molière. Obtuvo el título Honoris Causa por las Universidades de Messina y Harvard, y el Premio Nobel de Literatura en 1959. Esta es versión de: Carlo Fabretti.
También se aleja mi compañía
También se aleja mi compañía, mujeres de ghetto, juglares de taberna, entre los que pasé tanto tiempo, y está muerta la joven de ardiente rostro perenne untado de aceite de la masa ácima y oscura carne de hebrea.
Tal vez haya cambiado también mi tristeza, como si yo fuese no mío, por mí mismo olvidado.
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Poeta
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SIBILA Autor: Seamus Heaney Irlanda 1939-2013
Poeta y crítico literario irlandés nacido en County Derry, Norte de Irlanda. En Belfast en Queen's University concluyó su carrera universitaria,en Dublín dicta la cátedra de literatura en Carysfort College. A partir de 1982, dedicado por completo a la poesía y a la crítica, ejerció como profesor de Retórica y Oratoria en la Universidad de Harvard, profesor de poesía en la Universidad de Oxford y conferenciante. De su obra se destacan "Muerte de un naturalista" 1966, "Puerta a las tinieblas" 1969, "Huyendo del invierno" 1972, "Trabajo de campo" 1979, "Viendo cosas" 1991 y "Poesía reunida" 1998. Obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1995. Esta es Versión de Vicente Forés y Jenaro Talens. De "Trabajo de campo" 1979
Sibila
Mi lengua se movía, una relajante bisagra ondulante. Le dije a ella, «¿qué será de nosotros?» Y como agua olvidada en un pozo puede agitarse tras una explosión bajo la mañana
o una fractura recorre un tejado, empezó a hablar. «Pienso que nuestra forma misma deberá cambiar. Perros en un asedio. Recaídas de saurios. Hormigas.
A menos que el perdón encuentre voz y nervio, a menos que los árboles sangrantes y con casco puedan ser verdes y dar brotes como el puño de un niño y el pútrido magma incube
ninfas brillantes... Mi gente piensa en el dinero pero habla del tiempo. Los pozos petróleo calman su futuro como simples temas de adquisición. El silencio se vuelve bajío con el sonar de ecos que lanzan las traineras.
La tierra a la que aplicábamos nuestro oído durante tanto tiempo está despellejada o muy callosa, y sus entrañas tentadas por un augurio impío.
Nuestra isla está llena de ruidos nada confortantes.
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Poeta
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