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Aflicciones que son musas de mis trovas y se expanden y revientan como novas generando tristes, tiernas sus historias.
Algidas voces revolcándose en memorias de tantas muertes con sus nuevos nacimientos de tanta sangre que brotara firmamentos de aquél rocío que nos llueve de los ojos entre alegrías y desgastes por abrojos.
Mis aflicciones me seducen por momentos abatiendo mi alborozo y mis contentos y se deleitan en quitarme la sonrisa poco a poco, sin mostrar alguna prisa.
Pero son ellas las que paren estos versos con sus adornos de vocablos siempre tersos de contrabando entre silencios y murmullos como palabras que se expanden cuál marullos.
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Poeta
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Este teléfono susurra sus desidias y yo esperando un entusiasmo que aparentas al otro lado, negligencia en la bocina junto al maullido de algún gato indiferente.
Este teléfono proclama su desgano mientras atiendo una llamada perniciosa de poca cosa.
Es el poder de este deseo de tenerte el que atenaza mi cerebro sin reparos y una bocina que no deja de sonar me está diciendo que lo nuestro es cuento viejo.
Y no hay remedio para el mal que nos aqueja y no hay futuro para el sol que se me apaga en el silencio de una fosa temeraria tal como ésta habitación insolidaria.
Este teléfono que quiere de tus voces esas caricias que musitan al oído tantos colores de matices fulgurantes y no recibe otra cosa que ese tono repetitivo y aburrido y fastidioso.
Y ya no aguanta este teléfono el vacío que le dejaran soledades angustiosas por las ausencias de tu voz angelical.
Este teléfono que llora para adentro tragando lágrimas que no quieren llorarse y no desata el grueso nudo en su garganta aunque no pueda ni siquiera respirar.
Este teléfono que gime este teléfono que llora este teléfono te quiere y te extraña y te añora
Y el teléfono te llama, mi teléfono te implora que regreses vida mía. Te lo ruega noche y día desde el alba hasta la aurora.
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Poeta
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Ya te espero en las esquinas del silencio donde callan su dolor falsos amores donde callan su entusiasmo los fragores de caricias y de aplausos que presencio.
Y te espero mientras hilan los minutos el eterno tegumento acompasado de un tejido cuya urdimbre si ha logrado enredar mi corazón con sus astutos sentimientos de ternura y gracia plena.
Y si aguardo mientras sufro de esta pena tal vez sea porque pienso mucho en ti, en el día prodigioso en que te vi recostada a las pasiones del futuro. Lo que queda finalmente es este muro de pesares y de pleitos como bloques y el sigilo de miradas con retoques.
Las miradas silenciosas del ausente que se esconde, temeroso, entre la gente. y el disgusto prevenido y solitario de los peces en el fondo de un acuario.
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Poeta
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No hay dolor más aflictivo que el de ver al propio hijo alejarse lentamente en los brazos de su madre con sus brazos protendidos con sus ojos inundados con el grito a flor de labios ¡PAPI! ¡PAPI!
Y si los hijos son dos el dolor es duplicado...
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Poeta
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Cuando un científico gane más dinero que un futbolista... cuando un poeta sea más famoso que un cantante o un actor... cuando los educadores sean tratados con el respeto que se merecen... cuando los gobernantes al fin entiendan que gobernar no significa mandar sino servir...
Entonces (y sólo entonces) la humanidad habrá madurado.
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Poeta
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Envuelto en mis recuerdos otoñales me acerco a la caricia de los gatos pero ellos se escabullen desconfiados, ariscos, se me alejan en carrera.
Y el cielo dibujando va sus nubes de blanco terciopelo algodonado, un pájaro contrasta los azules con plumas cardenales encendidas
Y pienso en libertades ateridas, tratando de salir de las pupilas en vuelos siderales al poniente y pienso en el rocío de los ojos.
Las lágrimas vertidas por la gente mojando sembradíos de tristeza. Los niños, esos niños que no sueñan ni juegan por dolores enquistados.
Los niños, esos niños tan golpeados curtidos por las calles y su asfalto. Los gatos se me esconden nuevamente tal vez por la pericia contingente.
Penumbras que recubren los silencios de gente que no grita sus lamentos y tantos sufrimientos volcados sobre tierras malheridas.
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Poeta
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Ya mis días son añosos embebidos de memorias y recuerdos y se bien que está al acecho de mis carnes, esa dama angelical que ilumina con sus vestes blancas, pulcras y brillantes.
Ya la he visto en mis sueños y no asusta mas consuela y no tiene esa guadaña que le pintan los artistas.
Es tan bella y reluciente que deslumbra con su brillo. Nos extraña, nos seduce y nos persigue.
Y esta muerte la tenemos justo al lado, todo el tiempo, desde el día en que nacimos. Y nos dice, susurrando con cariño "te tengo en la mira, te espero en la bajadita" Pero ¿hay muerte más allá de los silencios? ¿No es la muerte acaso otro comienzo? El umbral de nueva vida de esperanzas renovadas de mejores sentimientos con ofrendas de alegría. ¡Qué es la muerte sino el alba de una nueva travesía!
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Poeta
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Con serena mansedumbre, las palomas se alimentan en la plaza de las Lomas, cuando un niño sin querer patea el suelo y las aves asustadas alzan vuelo.
Con el vuelo de palomas agitadas redescubro los motivos del enojo, es el miedo la razón de "ojo por ojo", de venganzas ciertamente despiadadas.
La agresión no es más que miedos disfrazados y el rencor es el mejor de sus soldados.
El rencor es mi peor antagonista, por su culpa la bondad pierdo de vista y no hay nada que me quite lo egoísta si el encono se apodera de mi mente.
El perdón, solo el perdón es suficiente si sanar todos los males necesitas si deseas esa paz que tú ameritas. El perdón es el elixir del placer que serena y pacífica todo ser.
Ya regresan las palomas a su plaza a comerse las semillas de mostaza. Ya olvidaron esa afrenta peligrosa de aquel niño y su patada poderosa.
Si tan sólo fuera igual el ser humano, que no guarde imprecación contra su hermano. Que no sea del rencor otra conquista, que no sufra de ese odio que se enquista y es veneno para el alma luminosa y es vergüenza y es oprobio y es dolor.
La palomas se dedican a otra cosa mientras pienso en las bondades del amor y esta plaza se me impregna de color.
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Poeta
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Amor, que por demás, eres de otro no quieras enredarte en mi albedrío. Lo mío es sólo mio y sólo mío y tengo la ansiedad del bronco potro.
Amor, que coqueteas tu quillotro como agua que desciende desde un río no quieras abrevar este cor frío que tiene gravidez y desempotro.
Si sigues seduciendo mi amargura con esa maravilla de ambrosía que adorna tu silueta con aroma
tendré que someterme a la frescura que surge como fuente de alegría de toda la belleza que te asoma.
Amor, que por demás, ya tienes dueño para este corazón que se estremece al ver esa figura que parece salida de las fábulas de un sueño.
No quieras que le ponga tanto empeño a nuestro devaneo que se crece. Soy sombra que en tus labios anochece penumbra de un anhelo tan pequeño
que nada puedo darte que no tengas. Amor que navegaste hasta mi puerto queriendo disfrutar de algarabía
Te ruego por favor que te detengas : o escapo de tu encanto boquiabierto o tengo que rendirme a tu poesía.
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Poeta
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Me llueve en los ojos, me llueve Hay nieve en mis venas, hay nieve
Y siento que pierdo mi hombría sin esa sensible poesía que donas con la fantasía del beso que forja ambrosía.
Sin ti soy un ogro, que huraño extraña tu aliento, te extraño.
Tan solo tu aroma me mueve. Sin ti todo es falsa alegria y vivo en un mundo de antaño.
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Poeta
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