|
Escrevo o que brota... Sou o mal educado que, quando arrota, tenta transformar em poema.
Sou o tecido que amarrota, e precisa ser passado para comparecer bem comportado.
Tenho o pecado das letras, o olho nas gretas, e a língua solta...
Sou o soneto caído, o poema perdido, a poesia torta.
A.J. Cardiais 31.08.2011 imagem: google
|
Poeta
|
|
Diz a religião que o sofrimento leva à salvação... Mas eu não aguento ver tanto sofrimento sem poder dar solução.
Eu já tenho meu quinhão, a minha cota de pecado para lavar... Mas quando olho para o lado, só faço piorar, porque fico indignado com a situação.
Vejo tanto homem do mal assumindo o poder, mandando na Nação, e a pobre da população sofrendo, sem nada fazer...
Então começo a me perguntar: é certo aguentar e sofrer, sem ao menos procurar fazer alguma coisa para mudar?
A.J. Cardiais imagem: google
|
Poeta
|
|
O meu maior pecado é não ser disciplinado... Não gosto de seguir nenhum caminho marcado.
Quando sou forçado, sigo até onde aguento... Quando não dá, arrebento e sigo o caminho do vento.
Nem acorrentado estou preso. Meu sonho, meu pensamento, satisfazem meu desejo.
Minha poesia é o momento. Tudo que eu sinto ou vejo, transforma-se em alimento.
A.J. Cardiais imagem: Google
|
Poeta
|
|
Cometo meus pecados sem medo de ser julgado. Sou um ser em evolução, em busca da Perfeição.
Mas a Perfeição é muito dura... Assusta qualquer criatura. Só não assustou Jesus. Este sim, um Ser cheio de luz.
Espelhando-me Nele, sei que estou anos-luz da Sua brilhante estrela.
Então, carrego minha cruz, sabendo que o pecado induz à viver uma "vida bela”.
A.J. Cardiais imagem: google
|
Poeta
|
|
El pecado comienza con las ganas, con las ansias de poseer lo prohibido sin pensar en consecuencia alguna y sin dar oportunidad a los peligros
Mi pecado es el deseo y mi bendición es nuestra cama....
Entre el amor y la lujuria el cálido aire de la habitación encandila nuestros cuerpos inquietos y nosotros cada vez mas sedientos nos unimos en un baile sobre la alfombra
Palpitan recorriendo mi cuerpo miles de hormigas jugando a ser amantes hasta posarse en el fondo de mi vientre donde estás tú besándome
Mis manos cobran vida propia moviéndose desesperadas por todos lados violando la privacidad de tu figura mientras tu lengua humedece mi piel
En los tibios escollos de las formas todo comienza a sentirse con brutal fuerza que el devenir de los fluidos y caricias no nos sacian y la copulación nos desespera
Tu sexo es mi condena oh plácido tormento que quiero soportar para amamantar contigo mis desvelos y vivir el verdadero placer de amar
Si es pecado desearte pues entonces soy una pecadora, porque no dejo de pensar en tus erecciones y no quiero alejarme de tus caderas.
"auris"
de "PARA TI MÍ COLIBRÍ"
|
Poeta
|
|
Ante tus ojos benditos Las culpas manifestamos, Y las heridas mostramos, Que hicieron nuestros delitos.
Si el mal, que hemos cometido, Viene a ser considerado, Menor es lo tolerado, Mayor es lo merecido.
La conciencia nos condena, No hallando en ella disculpa, Que respecto de la culpa, Es muy liviana la pena.
Del pecado el duro azar Sentimos, que padecemos Y nunca enmendar queremos La costumbre de pecar.
Cuando en tus azotes suda Sangre la naturaleza, Se rinde nuestra flaqueza, Y la maldad no se muda.
Cuando el pecado mancilla La mente con fiera herida, Padece el alma afligida, Y la cerviz no se humilla.
La vida suelta la rienda En su acostumbrado error, Suspira por el dolor, Y en el obrar no se enmienda.
Puestos entre dos extremos, En cualquiera peligramos; Si esperas, no la enmendamos; Si te vengas, nos perdemos.
De la aflicción el quebranto Nos obliga a la contricción Y en pasando la aflicción, Se olvida también el llanto.
Cuando tu castigo empieza Promete el temor humano; Y en suspendiendo la mano, No se cumple la promesa.
Cuando nos hieres, clamamos Que el perdón nos des, que puedes, Y así que nos lo concedes. Otra vez te provocamos.
Tienes a la humana gente Convicta en su confesión, Que si no le das perdón, la acabarás justamente.
Concede al humilde ruego Sin mérito a quien criaste, Tú que de nada formas A quien te rogará luego.
|
Poeta
|
|
El Octavo Pecado
Te quiero como el rojo de tus labios rojos Quieren tonos de sangre y de clavel Y como la noche quiere una luna blanca Que ilumine el rojo de tus besos a la orilla de un mar de fresas. Te quiero como quiere el alcohol alguien para tomarlo Y quiero emborracharme en el olor de tu perfume; Quiero hacerte gritar por mi cuerpo en arrojo A una eternidad sin nada más que tu cuerpo en vestido rojo.
Te quiero hacer mi único pecado, Aquél por lo cual no hay perdón Y, si me exigen, me voy al infierno Para tenerte siempre en mi mente en ropa interior; Pero en ropa con color de fresa, ropa en color rojo, Aquélla que me puedo sacar con un gesto simple Y que jamás volverá a acariciar tu cuerpo.
Te quiero como el rojo de tus labios rojos Quieren tonos de sangre y de clavel; Te quiero como la noche desea oscuridad Para ocultar pecados en calles vacías y serenas. Te quiero hacer gritar por mi cuerpo en arrojo Porque lo único que me queda es el tono rojo De unos besos estirados por mi cuerpo Por estos labios blandos que el invierno no resfría Y que el infierno no calienta.
Te quiero porque el Amor no es rojeado Y sí porque el tono púrpura de la sangre en tus venas No hacen justicia a tus palabras amenas Sino a tus labios que me matan en pecado.
|
Poeta
|
|