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Mar de fuego
Ahora el mar Parece Una balsa de aceite De fuego... Das Feuer... Feu... Het vuur.
Tiembla lluvia pura, blanda y lejana En el corazón de coraza cascabel En el alma musical qué se estremece ¡Qué dialoga con el silencio paisaje! De fantasmas y de sueños suspendido El mar de fuego qué lo llueve suave En las nubes emplumadas de violines.
Ahora el mar parece una balsa de aceite De fuego... Das Feuer. Jetzt scheint das Meer ganz still zu liegen
Con las lámparas calladas de campanas Y el olor de mil pañuelos de memorias ¿Quién responde, quién, al silencio solitario? De fuego... Das Feuer... Feu... Het vuur.
Siempre es más polvo, el polvo qué construye La conciencia de la ausencia permanente La historia de rastrojos y de abrojos ¡Párpados acústicos y rústicos lacustres!.
Ahora el mar parece una balsa de aceite De fuego... Feu... Feu... Feu. Maintenant la meer est trés calme...
¿Quién me vive, quién, me habla en mi sombrero? En el mundo peregrino en sangres fino En el filo congelado de la espada Los momentos arden, embriagados, lentos. En los collares de velos y lamentos Encubiertos, los fulgores... ¡Entreabiertos! ¿Quién tiembla goteando vidas yertas?
Ahora el mar parece una balsa de aceite De fuego... Het vuur... Het vuur. De zee lijkt erg rustig nu...
Desde noble cascabel acorazado Desde musical alma de fantasma En el diálogo paisaje suspendido Yo de fuego, yo de mar, nubes... Con la lámpara emplumada de campanas Y lloviendo los violines mis arterias ¡Solitario pañuelo de mil memorias!.
Mar de fuego... De fuego... ¡Mar, mar! Sans employer de signes spéciaux Sin emplear De signos Especiales... ¡Fuego, fuego!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ESPERANZA ENVANECIDA
Esperanza.
¿Será algún día de noche derrotada la desgracia?. Y en la propuesta irremediable agónica quede. ¡La maldad qué sobre el mundo se extiende!. Antes que abandonadas las esperanzas perezcan..
Esperanza, esperanza
¿Será alguna vez inmortal el amor a la virtud?. Y la respuesta conserve la sabiduría noblemente. ¡Cuándo en fragmentos la humanidad se deshoja!. Después de redactados los pensamientos absurdos.
Esperanza., envanecida.
¿Será solo una fábula, la conciencia libre?. Y en el discurso impío solo haya dispersión. ¡Con las obras ingratas del poderoso hambriento!. ¡En medio de los imperios inhumanos!.
Esperanza, envanecida, esperanza.
¿Será solo engañadora la sirena?. ¡Qué en pedazos deja las entrañas de la noche!. Y arranca de cuajo cada tranquilo sueño. ¡Bajo los venenos letales de un ingenuo consuelo!.
Envanecida esperanza, envanecida.
¿Será honrada la lengua qué sólo injuria ciega?. Entre los cuerpos inertes y los dolientes vivos. Irradiando amargura, horrible y repentina. ¡Con la infecunda sonrisa de redentor asfixiante!.
Envanecida, envanecida esperanza.
Será la vela de cera. Un cero de timón. Un sarcófago de balsa.
¿Será de cera solo el recuerdo sincero?.
¡Una sangre perpetua!. ¡Una mancha perversa!.
¿Será temporal tanto dolor infinito?.
¡Solo segura marcha la desgracia!. Segura. Marcha. La. Desgracia... ¡En la envanecida esperanza!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ORDENANDO AL CIELO
Dormía el grillo en la gota de un sombrero, por la extraña intimidad de las lombrices, y el apéndice helecho de un delfín. ¡Nada la voz!. Desérticos los vientres. Las madrugadas callan los colmillos. Nada el oído piensa. ¡Ni da frutos!. Los huevos desayunan cáscaras de jugo, de la noble tierra humedecida...
¡Con sangre, con sangre, ordenando al cielo!.
El corazón es una burla de latidos, y los hoyos acechan cada vocablo, con el establo de sus sables impunes. La brisa con las piedras danza, y la pobreza frenética se extiende. ¡Arriba de las cejas, abajo del ombligo!. Con el amor y las pirámides heladas.
¡Con sangre, con sangre, ordenando al cielo!.
En cualquier parte la médula bala, el algodón, y las casas de patitas en la calle, almendran las navajas de los techos, con el maíz apolillado en cada mano, en la esquina. La pezuña del acuario. ¡Ante las sirenas que eran rojas olas!.
¡Con sangre, con sangre, ordenando al cielo!.
En los mares y las algas, en las columnas solitarias, en las noches largas. ¡Húmedo soñar!.
¡Con sangre, con sangre, ordenando al cielo!.
Dentro del yeso, hilo de una rana. En la rama tierna, la laguna, la leche, en el grano con las lluvias.
¡Con sangre, con sangre, ordenando al cielo!.
En el sombrero solo hay paja. ¡Y en la consciencia no hay cabeza!. El sol es una vieja historia. Pero ¿Dónde?. ¡Tan cerca qué pocos la huelen!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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AMOR DE LUTO
Descrucificado el dolor abruma. El cielo sordo... La térmica rodilla. ¡Oh, meteórica sombra en silla!. El informe espiga descarnado. ¡Cubriendo las cenizas con las venas!.
Amor De Luto... ¡Amor de luto!.
Estrellado redentor y cósmica ignorancia. Espina la memoria incluso el aliento. ¡Rubia obscuridad sobre planetas!. Lenguas deformes... Pantanos alados. ¡El mismo escombro los rechaza!.
Amor De Luto. ¡Amor de luto!.
Impenetrable sombra impura. Es De La luz... ¡Las convulsiones!.
Insensible cúpula con lepra. Será En La historia. ¡Cifra en sangre!.
Inútiles tímpanos elípticos. Fueron En Su tiempo. ¡Hielos de saliva!.
¡Amor de luto... Amor de luto!.
La tumba no nos salva. Y el olvido tampoco nos redime. Las consciencias sin labios agonizan. Las ideas son híbridas discordias. Y... El suelo, herido, en cólera perece.
¡Amor de luto... Amor de luto!.
Solo mórbidos los vástagos esperan. ¡Cuerpos, sin espíritu, devorarte!. ¡Las entrañas qué labras con el miedo!. Descrucificado... Descrucificado.
Del Azul Infierno... Sí, sí... ¡Del azul infierno!.
¡Amor de luto!. Amor De Luto. ¡Pobre rico, hueco y diminuto!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Los dorados días
Los días corrían vestidos de sueños dorados Por las máscaras de largos vientos musicales Por las floreadas auroras de cada semana Los días seguían de prisma prisa vestidos.
Los Dorados Días
Las horas cazadoras en la sombra del amor Perecedero fuego desnudo desierto de pureza La belleza de laureles invisibles ama Perecer en un inmenso latir eterno siempre.
Los Dorados Días
El alma blanca luz qué se desgrana La piel inmaterial del alma blanca El piadoso palpitar diamantino pleno La rizada pintura partitura del amor.
Los Dorados Días
Una vez ardor efímero y perfecto Otra vez dolor prolongado y volátil Nada pierde chispa fantasmal aspecto Todo gana pleno de conciencia suave.
Los Dorados Días
Clara luce la luminosa tarde Vestidos de sueños dorados días Los latidos laureles partituras La tarde clara luce luminosa.
Los dorados días
Los días de prisa vestidos De prisma seguían vestidos Las máscaras desnudándose ¡De conciencia suave y plena!
Los dorados días
Días dorados Amor de amores Floreando aurora ¡Amor de amores!
Los dorados días
Corrían, corrían, corrían. Los días ¡Corrían dorados! Los dorados días.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Deformes e infames
Se ven las palabras entre torcidas ideas. Templos inquietos y minerales martirios. Las letras porosas perversa virtud. ¡Ferviente desprecio desgraciado áspid!.
Implacable culpable de voz enroscada. ¡Traiciona con rabia la propia familia!
Se palpan fúnebres las ánimas adversas. Alimentadas por los indistintos hoyos. ¡Qué feroces crecen en las venas!. ¡Qué derrochan culpas propias en corderos!.
Se oyen las noches en ráfagas de huesos. Aroma de penumbra romance de gusanos.
¡La humanidad en una sílaba ha muerto!. ¡Ha muerto, ha muerto!. ¡La humanidad se ha muerto en una sílaba!. Si, sí, sí...¡Ha muerto, ha muerto, ha muerto!.
Deformes e infames. Infames y deformes.
Lengua vaga-----Vibración informe. La conciencia----Cadavérica agoniza. La codicia---------Es el amo qué encadena. La conciencia------Torpe qué divaga. Lengua forastera---Y encopetado hueco.
Con el agrio sonido así corren las horas. Con el profundo quejido así van los días. Con las notas dolientes así son los meses.. Con las almas vacías así dejó los años.
Ya morir... ¡No es lo qué causa pavor! Sino el terror... ¡A vivir!. A vivir, sí, a vivir... ¡Como sombra!. Sólo como sombra... ¡Entre cuerpos desalmados!.
Sólo.. Sólo... Muy solos veo a tantos otros solos. ¡Sólo diez veces, una tosca piedra!. ¡Acecha y traiciona el hogar humilde!. Balada de guadañas y tinte desolado.
Perdidas las luces En el circo sangriento---------¡Sólo se muere!. Perdidas las letras En el falso alfabeto------------¡Sólo se engaña!. Perdidos los latidos Sin piedad verdadera---------¡Todos perdemos!. Perdidos los hombres Sin humana existencia-------¡Todos zozobramos!.
Dime sí sabes ¡Sí, si sabes, con la absoluta seguridad! ¿Cuál es ése dios qué ama y perdona? --- Tanta... Inmensa... Maldad. --- Tanta... Crueldad...Asesina.
Dime sí sabes ¡Sí, sí sabes, con toda la seguridad en el alma! ¿Cuál es ésa nación, inocente y justa? - Bello ensueño de amor verdadero - - Bello equilibrio de igualdad humana -
Deformes los hombres. ¡La humanidad ya murió!.
Infames las almas. ¡Divinas nunca han sido!.
¡Oh, amor a las divinidades asesinas!. ¡Oh, amor a los perdones cómplices!.. ¡El paraíso se vende!. ¡El paraíso es a crédito!.
¿Quién? ¡¿Quién en el mundo es de la verdad dueño!? ¿Quién? ¡¿Quién sin conciencia vivirá eternamente!?.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Venerable Insignificancia
A los lados de cada derecha hay cuchillos. Acariciando flores de piedra y hocicos. ¡De las cenizas, agonizantes!.
A los lados del mar de lunas. A los lados del hambre y huesos. A los lados del humanoide.
En aquél lado, hay lodo de pantano. De oreja a oreja por éste siglejo. Y los muertos créditos aman todo sapo.
En aquél tumulto de hipopótamos dorados, hay proyectos de manómetros pingüinos. ¡Ya empaquetado cada órgano se vende!.
Pero siguen los andrajos muelles y postes, ¡Agitando cada cuna destazada!. Filtrando a una lombriz hebra.
Pero nadie allá, vomita lo podrido, de la cera y los gusanos. ¡Plata, plata y solo plata!. ¿O será oro, de esqueletos en el alma?.
¿Cuándo, y hasta cuándo?. El Alba Ni a soñar. ¡Se atreve!.
Son los otros. ¡Siempre son los otros!. A manos llenas---¡Pulpos idiotas!. ¡Nadie los degüella!. Han perdido la cabeza.
El último pedernal se seca. ¡La última consciencia muere!. Y A los lados. ¡Sus hermanos!.
Venerable Adiós Insignificante.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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HISTORIOSAMENTE
En el mercado de carnes. Hay kilos de noticias, ¡Qué valen un ojo!. De la cara, un hígado de cerdo. Deporte grasoso, sesos de buey. ¡Y hay noticias de su precio!. Sangre, huesos, pocos huevos. ¡Casi siempre de viejos toros!. Todo se vende, todo se pesa. ¡En la carnicería!.
En La Carnicería. ¡Frecuentada por el hombre!. Carnívoro a su vez. ¡De la consciencia!. ¡Qué no se vende!. En ningún mercado. ¡Qué no se pesa, qué no se anuncia!. Entre kilos de informes noticias.
¡No tiene precio!. Sea buena, sea mala. ¡Ó no se tenga!. En las noticias de la carne. El hombre conoce su pobreza. ¡Ó la riqueza, del hambre!. Y su precio, aprecia. ¡Sí es bajo!. Por kilo ó en gramos. ¡Es igual!. En el mercado, piensa, huele, ve.
Frutas. Carnes y verduras. Y otras cosas. Se venden. Y las consciencias solo se cultivan... En el alma, en el espíritu. Invisible. Por la historia.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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