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Ambidextra... (Neosurrealista)
Hábil fuego abajo como arriba. Volcán ágil submarino tierno. Allá virtud ardiente miel. Aquí perlada pureza.
Aunque las dificultades no se limitaron, ni mucho menos, a la cuestión de adiestrar la fantasía temerosa, desnuda, luego de reafirmar la tradicional posición del azúcar en las cobijas del pasado deseado. Con la manzana del oro hecho dilema, tibio, humedecido entre el bosque bello, y las olas desatadas por los amplios poderes del sueño sin tratar de cambiar las estructuras, amando el viento, manteniendo el timón contra el naufragio del suspiro. Y no por ello herir la susceptibilidad a las paredes que miran extasiadas la columna espumando reloj y tiempo.
¡Oh, ambidextra!. El hambre, ha escondido la calle, con un plato enredado, a los ojos del sol sabor amargo.
Con la voluntad, como cosa en sí, completamente rosa, diferente de la unión inmediata con la esencia del vaso en la sed almendrada, como mero fenómeno y no ella misma, más allá de su apariencia de nube, en el perfume más íntimo de los rincones compartidos. Entretanto las proposiciones matemáticas desglosan los cuerpos ligeros entre la piel suave y los segundos al alcanzar la certeza. Allí donde se dice que es muy fácil tomar por realidad un ensueño, cuando se sube al placer resbalándose de la sombra de las vestimentas adormiladas en la alfombra.
Por el futuro pescador de pasados agitando al reloj ebrio ardiente cada esquina del destino seca la cara expansión barata.
Si bien, teóricamente, cualquier oración franca y dulce, puede convertirse de transitiva en pasiva con solo saber conjugar el verbo en esa voz. En esa acción que hace ser al olvido un humo activo, sin dejar dudas en ambos, hoy y mañana atrapados en el ayer, tan gráfico que resulta ser justamente el inverso del sufrir la transformación ablativa. Porque es cual cuando indica una cualidad que no admite artículo y su antecedente es tal, como cuando el aprecio es tal cual es. Sin dilapidarse, ni malversarse, ni excederse, entre las ramificaciones del sentimentalismo inconsecuente.
Porque del tanto masticar la brisa hornea la sed con mantequilla testimonio de voz silvestre en sombra desempleada.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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COMPLEJIDADES
Desenredando las palabras, danzan bajo el agua, soles sin ropa rotos, por el cielo entre los suspiros, interrogando intimidades invencibles, en la tela que talan los tálamos, instigando persistentes adustos silencios.
Complejidades que con asiduidad merodean, en la destemplanza y marejada, apoteosis indómita que redime, los enmarañados sentimientos, como el tiburón en el desierto, el camello marinero y la tortuga. ¡Inquietante al encolerizarse!.
Complejidades del escarnio al improperio, que en la luna teje perlas, a la timidez del tigre, a la cariñosa cobra, del escorpión tierno, del cordero enardecido, por la venganza del espejo. ¡Altivo!.
Complejidades al descorazonarse el aliento, donde una silla descansa sentada, en la cama de rodillas, una almohada tiene insomnio, por la túnica de nubes, bajo el biombo enamorado, del anillo que no usa dedos. ¡Al desenojarse!.
Complejidades, erectas en la sonrisa, encendida, que alumbra un salmón, un salto suave dentro. ¡Tan profundo como alto, en el llanto en el canto!. Como en el desencanto cuenta, curvas cruentas, las palabras de una letra, lenificando leñas, lesivas, de mil sentimientos saponáceos, satinados en el llanto de una lágrima, sazonada satisfecha.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Precipitado sigilo
Como una fruta corre en labios de un recuerdo, escucho, dibujando la espina de nítida sangre, doblando espíritu y alma, con mi sombrilla, sobre un sabor negro de pálidos cristales.
Como altos abismos de nuevas pesadillas las almohadas me sueñan muerto y despierto
y el cielo, lejano, imita cualquier engaño que alimenta los ruidos raudos que el aire lame.
Muy allá, mis sueños me devoran inquietos, nada olvido y, después lavo el alma, descolorida, desgarrando mi aliento perdido,
denigrado como el honor del tabaco, y la madera, abatida por el vidrio temeroso, blando y dulce, con el acostumbrado fluctuar volátil.
Ya el lucero se opaca y se entristece labrando en torno estrofas con el solitario poeta.
Los empeines esponjados, escapan, con la flor de la noche entera. ¡Donde la intimidad se anuncia secreta!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ARROGANTE PREGUNTA
Arrogante Pregunta El Paisaje alado de su pequeña muerte, siguiendo entrelazando espina y pétalo, de carne al viento que lo sueña, bajo la enorme noche de su almohada, con la paja presa del amarillo seco, como blanca la nieve dibujada por ahí, entre el fuego de aquél lugar extraño.
Nadie parece creerle a la semilla humilde, que cosecha el campo en la memoria, la piel del sol pasado por la tarde, que esconde los muslos de sus labios, en el rumor de la ventana.
Ni cuando las paredes visten de traje, al pasillo invisible con el gris, recuerdo de la silla en la botella, que filtra el alba sobre la mesa, donde la última libélula escapa.
Porque hasta ahora, esto así ha sido, y despacio sigue la pluma el vuelo, de una letra la palabra con ideas, en el verso que relata con las pupilas, del polen al caudal profundo.
El anhelo ha salido del volcán arrepentido, tan desnudo como entró el hielo. Allá en la calle vieja lámpara sin luz. Rosando una brecha sin rumbo, abajo se desvanece un arroyo, por eso del mirar al cielo con fiebre, con el ritmo sideral del escorpión.
Arrogante de la torpe turbamulta, arroja de la altura la esperanza, el valor que pierdo entre quimeras, meditando en las pupilas sombrío, el naranjo sorprendido en la manzana, ignora del dátil el fulgor tenue, encapsulando la falsa primavera.
La pregunta de vieja edad convulsa, bajo el manglar hecho de trapo, del ensueño al plenilunio temido, el camino viril, miserable y redondo, con la sed de la corteza gastada, del saber al instante el suspenso, de una sombra de acento y en calma.
Arrogante un juguete con melancolía, estremece la tarde que cae ciega, al correr de los años agitando el techo, con la luz de la envidia sin razón. ¡Pregunta, arrogante, a la ceguera, por donde espiga la obscuridad mínima!..
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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PULCRA SORDIDEZ (Neosurrealista)
Abajo en el fondo, alto detiene su punta, el gris callando, al silencio del piso, que pasa, que pesa, encima.
Dejando atrás las huellas de sus seis uñas guiadas, a control remoto, porqué cavó en un suelo fino, como la harina, en medio de un panel solar, con un alto contenido de silicio, a mediados del verano, como un rosal tempranero de líquidos cristales. Por suerte, llevaba puestas las ruedas en el corazón, que rebotó más de quince veces, por el espectrómetro de rayos X y protones alfa, para analizar la composición de las ropas interiores, y aquéllo que sostiene la vista fija, en el futuro vaporoso de nubes, y el paisaje bajo cero.
Por la bruma del amor al péndulo el abecedario baja una escalera bien lavada en el vértice de miel...
Pero el timón gira; las cuerdas suenan cuando las velas son pudorosamente realineadas, con un tamaño de tres metros al nacer, situado en la bifurcación de la espuma, que había sido convertida en una pasión alargada, al borde de los bancos de hielo, y las bóvedas de fuego sospechoso, de realizar algunas reparaciones menores y reabastecerse, antes de hundir suavemente su dispositivo portátil, en los botes, respetando las señalizaciones borradas por el tiempo, en la medida que son coherentes, y complementarios al ser su destino, forjado por la voluntad, en época de confusión, y de total decadencia espiritual. ¡Al devenir puro del cambio!.
Más allá el agua abre la boca seca llena de huecos rotos con la seria mantequilla en los zapatos del barro.
Por supuesto, en la pupilas, en que los olores han sembrado sus virtudes, se tejen los destinos, con los hilos del tiempo que la vida consume, agrupada en la fertilidad del cambio, en la regeneración periódica, en la polarización del ser-no-ser, forma y contenido, esencia y apariencia, por la sucesión de moda, donde nada eterno puede suceder, por la ley del devenir, con la abolición del tiempo, donde ningún cambio es definitivo, con la evasión confrontada, donde cada transformación no es, sino palingénesis, con la más modesta práctica, que da la fe de la santidad telúrica, que no puede conseguir una litera en una choza, que paga cuotas al olvido, que obstruye las salidas de emergencia.
Por esa pulcra indiferencia que con languidez arranca las letras fatídicas y bellas de la sordidez en ruinas. ¡Dónde un ósculo fogoso, en su estertor expira!..
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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DESCAMINADO
El camino nuevo, odiado, se niega a ser nublado debajo del otoño entre los cantos de las jaulas.
Con la esperanza del zapato entre las piedras tristes acordeones seducidos por el polvo que espera el fin dichoso en un recuerdo.
En la quietud del lucero en medio de la luna o como la montaña inseparable corre verde y escribe en cada espuela su congoja rosa tan prematura en desengaños bajo la puerta.
Por el olvido que sucumbe ante la tumba respirando los dolores de una lápida ligera quedó la calle callada el domingo de descanso sin quebrarse una costilla del florero gris sereno el puente de púrpura vestido nieva su perfume.
Más con la soledad de los pinos penan pobres las horas del mar que reposa en una nube roja con el ritmo que corre a ponerse a salvo solo como el tambor habla de la madera del barco que piensa en la campana del campo frío en la porcelana de la sombra de la hierba.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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CAMPANEANDO SOLO
En los labios de la escarcha el fuego derrite, al sol fresco entre las hojas de sombra, peinando nublado al suelo de campanas, con la transparencia del silencio azul, sembrando sueños bajo el tiempo.
Campaneando solo campaneando.
Con el ritmo que salpica el viento verde, el nuevo recorrido de la noche inquieta, en el árbol que espera la fuente lenta, entre los años más elevados del día, donde el invierno tiene frío y pena.
Solo campaneando solo.
Cuando la voz camina en el bosque rosa, de muchas tardes con nerviosas nieves, en los ojos de las hierbas alquitranadas, con las ramas dejando al cielo oculto, de los frutos al vitral en primavera.
Campaneando solo campaneando.
Porque la guitarra se inclina sometida, a la madera vencedora de las mesas, donde las cuerdas ven al violín dormido, en la noche más pequeña de la tortuga, bordeando naranjos y campanas calladas.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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PLAUSIBLE PARVEDAD (Neosurrealista)
Por ese amarillo que, inventa un sol, azul pinta en el bosque un relámpago, de la ebria muerte, separando el alba de una estatua, equivocada, hambrienta y sanguinaria.
Calculando las medidas de longitud estándar, asistidos con cadenas o con cuerdas, donde la culpa se apodera de un beso, con la tecnología más avanzada, ofreciendo al tórax desnudo una protección invisible, e innovadora, sobreestimando en gran medida la cantidad, de los labios de aplicación microsuave a la pupila, que tiembla riendo, con la firme incrustación de vocales, diseñadas y alegres, preocupadas en formar un pequeño nido entre los muslos, con las hebras perfumadas, de los hechizos y sus gracias...
Por esa mirada que camina un puente, de luz estremecida por sus ramas, blandas siembras de cortinas, en la piel desesperada, de la calle, muñeca sin cabeza.
En la primera visita, de la caja de seguridad a los huesos, en la base del árbol genealógico, además de dibujar ojos, a los diminutos fragmentos de los años, que indican una atmósfera nociva, que teme causar pánico, y sufrir muchas vergüenzas, que desde los edificios altos repiten el proceso una y otra vez, llevando consigo las máscaras protectoras, contra los mensajes escritos, de los especímenes homínidos, desenterrando las pasiones ensombrecidas, por el cielo más simiesco, con el fuerte oleaje de los cándidos cariños ligeros.
Por la manzana pecadora mariposa, entregando las caderas comestibles, del sabor secreto, palpando al almendro entreabierto, de los féretros, sin freno, ni refugio.
Para minimizar las molestias, que confirman las corazonadas, al caer la noche que recoge su dispositivo con una red, y un pobre anzuelo, gordo, fresco y listo para freír, la realidad al mojo de ajo, porque en su cubículo hay un teléfono, que usa los sótanos atados de las manos, por la travesía de los techos cuando entregan las paredes, un puñado de las azules y frescas frutas lustrosas, más o menos una vez cada seis años, con largos bramidos, y la selva de plásticos dormidos en camiseta, por los obstáculos, que se posaron en la superficie de los sensores.
¡Oh, parvedad a la medida, cuando el agua es redondeada!. Y es plausible la inundación de los desiertos catastróficos sin entrometerse con el fruto de la paz al respirar libertad los muertos del amor más puro y viviente.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Transmutación (Texto Neosurrealista)
Agua en la Tierra Con El Apasionado aliento Fecundó la espuma con un rayo ilusionado suave vuelo en gotas la fruta salió del paraíso... Hecha vida, dueña de su pasado en el corazón de una manzana...
Debido a la larga historia, de cambios inútiles, de sospechas inducidas, con el efecto de la mejor evidencia disponible, de sublimar los placeres, forjando del quebranto, las cadenas de la mísera existencia, por el cetro sangriento, que partió el tiempo, miles de veces, urdidos por ebrios días ¡Siervo de fuera, tirano por dentro!... Más allá de la letalidad tortuosa, con el apoyo de las peores substancias, peligrosas al planeta, intimidado.
Porqué...
El mar silencio se desnudó los pies de arena en la mirada del cristal sonriente.
Sin mucho éxito, demostrando la incapacidad para aceptar los errores, y cambiarlos a tiempo, por el infame trato dado a los ferrocarriles, en el campo de la inexperiencia, arremetiendo con vigor, a la efervescencia perjudicial, del desprecio del hogar y la familia, del dinero antiesclavista, de los piadosos pisos y paredes, de las sinceras sillas y mesas, de alegres vasos relucientes, goteando velas, en el tímido candelabro abandonado.
Porqué...
La escalera fue subiendo el secreto en los talones amarillos del otoño pasado en la nieve.
Por la intimidación y violencia de los pinos, en los caminos indefensos, en los clavos traidores de las puertas, sepultando los agravios en las nubes, con el remedio de la lluvia en la luna creciente, y la opinión de la arena, sobre el alza de las tarifas, en busca del tiempo perdido, en las semillas y raíz de la ética manufacturada... Del docto mandril del edicto brillante, y dorado, después de muchos siglos, de transitar por la vergüenza del pensar libre...
Colgando al aire del polvo conocido por la lluvia del cristal tembloroso y la herida letra...
En el libro más común, de los minutos de edad más avanzada, fabricando nebulosas con los huesos y los huecos, situados a gran distancia, de la propia luz perdida, con las figuras de las palabras, ocultas, engañosas,de las jaquecas, y la miopía del cepillo, infrarrojo y respirando. parciales, que se compran en la esquina, de las paralelas flexionadas, con el mimetismo, y el camuflaje del perdón tridimensional, y el olfato del zapato, que se aleja espeso, por el amarillo Por la ley de la desgracia envenenada la consciencia la piel del alma muere con la esencia perdida... ¡Del espíritu hecho piedra!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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AL DESCASCARSE ( Neosurrealista)
Cuando la desesperación se palpa, con cada pupila vacía y desarmada, por las sillas indiferentes que borran, las huellas funestas ocultando.
Los vergonzosos sucesos de la espuma, ocurridos, no mucho antes de las olas, en el desierto, convocadas, por la más absoluta confianza del otoño, con sus hojas, por el destino común de las uvas. ¡Añejas desmemorias!.
Por las palabras a gran distancia perdidas, salpicando con osadía y gracia las nubes. ¡De informática y siderurgia!. En las modas esporádicas olvidadas. Con el don de la ubicuidad en el vacío. Con la intensidad de un susurro descuidado.
A pesar de todo, esas decisiones no suscitaron el eco dulce, ni la protesta de las campanas en la década siguiente, lejos, de conspirar contra el frío de la nieve, y los falsos problemas, antes que la mayoría de los peces vendieran su redes rotas, en la medida que las tortugas atrapaban a los guepardos, exacerbando innecesariamente, el sexo con balas y sangre.
¡Al descascarse! Y descarrilarse, las carretas. ¡Descascaradas!.
En el curioso desfile de las voces. Por la danza de las pupilas extrañas. En el ciclismo felino. ¡Con el circo de los anhelos!.
¡Al desclavarse la realidad con agujas!.
En el deporte de las ranas por las ramas, con la reverencia al revólver. Dónde la desesperación aún conserva su fuerza ¡Bajo el dosel incólume que la claridad tornasola! Porqué al mar no le interesa, ni la luna se ocupa de ello.
Al descascarse, al divulgarse domesticado, la dureza duerme.
Por los efectos de la lluvia, del argumento mejor redactado, con las brillantes mentiras de arena, ¡Qué llegaron tarde a clase!.
Por el traje de soledad que viste las pestañas de sonrisa y al camino alma de sandalia ¡Desesperada, gastada y sin voz!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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