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ALMÍBAR DEL PALOMAR
Hilos De hielo Hieles En cada lugar De hielo El fuego ¡Líquido!. De la tormenta que al vacío exaspera. Al regresar, la noche, enseguida. Enorme franqueza, corriente de la vida. Ocupada, sin trabajar el bronce, en la fuente. ¡Con las palomas, mieles, despreocupadas lácteas!. Además. ¡No pueden hacer otra cosa!. Sino esperar, al manzanear, al robledal. En cada lugar Un lunar Amor. . . . Hilo Corriente De la vida. ¡No hace, sino esperar!. Sino pescar. Con las tijeras, recortando, uno tras otro, los absurdos del sueño salido de la bolsa. ¡Qué contestó, gritando!. Estoy quebrada. En las cataratas exclusivas. En la generación, calcetines, exiliados. En los libros traicioneros del destino. . . . Hilo Corriente De la vida ¡No hace, sino esperar!. . . Como Los discos Tocando el silbato. ¡El disco, duro, dando saltos!. Con el talento, un elefante, en dos. Garbanzos en el patio de la vecina. ¡Finos fondos del festival privado!. . . Y. A. Los pulpos cuelgan. Hilos al montacargas. ¡Correos al mando de las películas!. Cambian, cambian, cambian. . . Almíbar Del Palo. Mar. Almíbar. Dejan. Los saltamontes, cigarros, adormecidos De Venus a Plutón. ¡Al hielo, palomas, en su jugo!. . . Pasión. De la inocencia. Tierna pierna. Al núbil perfume del sonido, que gime noble, cada latido, apasionado, agua al desierto ardiente.
Ahí Donde fueron hermanos, los espejos en flor, poliédricos, sangres, de convergencia. Del relato sublime. ¡Aditivos perfumes sin argumento!. En la calle que camina, el bosque lento, una hoja divertida por el otoño, que tiene la sonrisa verde. ¡Aunque suene a primavera!. Y Sentirla El rojo siglo, al tratar, ácida década, más gato dorado, ronda, arrugando, al piso esperado. ¡Solo un ladrido!
Del Palo. Mar. Al. Míbar.
De viernes que se hincha, tiernamente. Tranquilo el abejorro en un guijarro. Y Al Perder peso la dieta, pasa el higo. ¡Más abajo del ombligo!. Con sus diuréticas preocupaciones. En flor, el problema, con sus ingredientes. ¡Al gradiente, ardiente, algodonario!.
Y además El almíbar dulce hace aún a los vinagres Con Su Alameda, en vivo ardiendo, un lecho más reverdecido. aquéllas distancias, de salvaguarda, de energéticos recursos dérmicos, con el ósculo en reserva, sin serlo, penetrante, imperante, plantación azucarera, el adjetivo superficial, arranca, altas cantidades del vital licor, en las cartas internas de los más elementales suspiros.
Almíbar Del palomar. Es de sí, a veces sueño real, miel del dormir despierto, de láctea vía constelaciones, del inicial bing-bang. Del Paraíso Cuatro veces de manzanilla. ¡Qué al aire besa!. Un relámpago, al dormir, la lluvia. La Serpiente ¡Resignada en una cruz!. Enroscada Y Poliédrica Entre los pianos. ¡Al palomar toca!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ONÍRICO INVENTO
Zambra multicolor de zamacuco. ¡Con encasquetar noches!. Al bucear... In venté...¡Un sueño. Vistiendo al mar de cometas, La mañana cantando a la brisa, ¡De zangarriana a veces!. Un lago de alondras. Y nubes moradas. ¡Con jolgorio y zarabanda!.
Invento A dos y tres pasos. ¡Una mariposa!. De sobresaltos azules, de sorpresa rosa. Y alas de zambombo. ¡Se observa!. El corazón del río. En Los pétalos de arena, durmiendo. En Las alas del aire. ¡Bajo el ciruelo!. Fundiendo nieblas, sembrando nubes.
¡Onírica imaginación horizontal, vaya pues!.
Inventé que soñaba, sueños, despierto. Y A los relámpagos abandonados, un cometa bebiendo. ¡La quietud de una montaña!. ¡La envoltura de una fresa enamorada!. ¡La pasión valiosa blasonada!. Con. Cualquier. ¡Soluble óbice!. Onírico invento, en aire, insecto. Alas de noche. Inventé. ¡Qué me soñaba, en los sueños, despierto el día!. Una amigable valija, llena de fantasmas serenos, una vaporosa tarde, de almohadas y alfombras. Inventé. El brillo del viento bajo el lago. ¡Con el hielo crudo y la fugaz estrella!.
De Cometas Al Mar. Vistiendo, en las gotas de la noche, jugo de soles que duermen, que benévolos también fantasean. En los geranios marchitos, donde un sueño, inventé, que me inventa diariamente.
¡Capisayo transparente, aún en lo abrupto barrancoso!. ¡Desnudando el alma, al cuerpo, liso trajín!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Broncebrillante
Broncebrillante... Abbronzatoglänzend...Lohfarbenbrilhante...
La vida ilumina, una sonrisa, núbil, La mano adorable, de un canto, blanco, ¡La fuente de collares y almendros! Libre, paja, sin escaleras... ¡La playa en la piel!
__¡Bronceadabrilla!__
Amiga de mis cabellos, luz del sortilegio, ¡Hay triángulos palpables y profundos! Con la juventud de números estrictos, Un rosario de claveles y de helechos, ¡La nube ardorosa de una niebla!.
__¡Brillabronceada!__ Es la cortina suspendida del infinito, es el extremo dos veces inscrito, en la letra, viviente de los labios. ¡Un atardecer penetrante túnel!. ¡La gracia de la escarcha escala!.
___Brillanthellbraun...Bronzébright___
Joya joven del aguardiente, escrituras del cristal sin hielo, en la piel vertical, un torrente al dorso, la marea infantil de tapiz verde, con la lámpara, de cera, canta.
___Brilhantebronzeado...Abbronzatoglänzend___
La estatua de la playa, sirve una mesa de escaleras, cadena de caderas, chimenea de mármol. Y-¡El torbellino luce festonado!. Y-¡Al itinerario del perfume!.
Bron Ce Bri Llante...Con la llaneza franqueza. ¡Adunar suspiros y latidos!. ¡Al mismo amor amalgamar!. ¡De lo indisoluble a lo disgregable!. Bron Ce Bri Llante...¡Al universo incorporado todo!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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DE LA BELLEZA BASTA
Compromiso Iluso En Lámparas Breve morir plastificado. Escombros, consumos, antes lástimas. ¡Hoy anzuelo ahogado!. ¡Mañana la cuerda cubre!.
Al Mundo Sin Un Búho. ¡Al mundo qué suscribo!. A la sombra dividida del recato, inmóvil fuente conmovida, la causa ondula hielo núbil. Al Diseño Apela Un Palo Leyendo, emblema, austero, intensas sugerencias del cuaderno, al final, sencillo, de sorpresa. ¡Revestido al asombro impulsa!.
Plenitud. Que.... Calla Y Desnuda, la miseria inaceptable. ¡Explotación del manantial aglomerado!. Del momento, titubeante. ¡Fulminante, desconcierto, intimidante!. Empapelando. El ritmo labro. Al fuego, la clave, respira. Los tímidos sueños, de oruga, la belleza, estricta, del grato, lector, comedor. ¡Del teléfono grácil!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Anublarse hilando
Desoladas nubes vuelan Con unos centavos Sollozantes Y después los limosneros dentro de un lobo Cultivan El cielo alado ¡Qué comparte las espumas!...
En las bóvedas de lenguas desiertas. Con las agujas de hielo. De los meteoros almendrados. Al borde del abismo clamando. Una vez clavados los clarines. Dos cucharadas de papel. Una vez quizá en exceso. De fuego amargo. De piernas cortas. En los cometas subterráneos.
Anublados crepiten los destinos Y Cultiven sesos en las ortigas Y En las hormigas inexplicables Al Estar Reclinando sombras en las memorias Intratables Hilos demenciales Tapando la boca del follaje...
Hilos anublados y telares. Recolectores sedientos de arañas. En el cántaro de tierra gris. En el murmullo desnudo. Están. Desoladas y fulgurantes. Las tormentas. Del curioso mecanismo. Tempestad. Del mercado. Viendo. La. Orfandad. Del hielo mudo...
Callando. Las faltas. Los neutrales. El. Invierno teje. ¡La tijera del otoño!. ¡La sonrisa del membrillo!. Como. Un grillo brilla cálido. En. La desgarrada realidad. La diáfana viajera. Mentira del ritmo deslumbrado. El invierno. Teje. Hambres y huesos desempleados. Azulenco el cuerno borda. ¡Las nubes en los soles!. Con la mirada fija... Del los sapos sastres.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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DEL SER POSIBLE
Con La Faz, sin amañar. ¡La paz!. Y Las Murallas sólo de adorno.
Por El ser Del posible Ser.
Y del trueno, en corto número, donde viven caseros los convites, al son de los acontecimientos convidados, con el sobrino de la tarde violeta, y del viento vivaz esplendoroso, al rebramar, el brillo sin pereza, el rostro qué duermo y siento, sosegado, de púrpura ropaje, arrullado, el hielo, menos, frío, por el mar, que pasa de vena en vena, y renueva la cabellera.
Del Ser Posible Ser.
Con la flecha de las llamas. Con la forma que no cambia. Enramada en la ribera. Enramada y labradora. Flecha humana. Del amor.
Del amanecer abundante trueno en los deseos. Admitida el alba en marcha desencarcelada. Del empeño inútil veterano enemiga. Admitida la osadía de querer. ¡Cambiar al imposible!.
Del ser Posible Ser.
Del amanecer. Sin sumo trabajo arrojando solo rueda por los estruendos. Sin sumar y repartir el provecho a los vasallos. Del anochecer. Con la fuerza de costumbre. Con la carne del verano. Del recrearse.
¡Sin cambiar al posible!.
Con el poder. Que nadie tendrá nunca de ser el mismo que tú eres en ti mismo. ¡Ni tampoco de ser por ti lo qué ya eres!. ¡Ni de sentir el dolor tuyo, sin ser tú mismo contigo!. Y Mucho menos con todo el poder que cualquiera tuvo después de ti. Y De ser posible, espera, solo lo inesperado. ¡Cuando escuches el silencio del ser posible!. En la sombra interior fastuosa del tiempo. En la campana exterior humilde del fuego húmedo, tierra celeste del ser posible.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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En el invierno...
Sin disimulo Vuela el frío Como una roca Dentro del corazón del hielo Dentro Del invierno de caídos otoños De bruscos esplendores...
Es Tación, inevitablemente. Entre aquél Solsticio, de rigor benigno, simpático y exacto Entre éste Equinoccio apacible y generoso, del siempre después...
En el invierno Sin disimulo mas frío aunque la luz pase por finas hendiduras y las cobijas no abran sus calores, y sueñes después cómo exaltarás la primavera.
En el invierno La primavera nace Primero verdadera En los caminos interiores, En la mirada más dulce, En la noche larga y húmeda, ¡Qué no huye al espejo! Aun al triplicar el frío Aun en lo total del fuego Aun al comenzar su final...
En el invierno abrisan los secretos solitarios corredores, ¡Túneles! De lumbre de recónditas orillas del humo humano, entre laderas y desfiladeros...
Son Los ¡Inviernos y primaveras! Hermanos qué acordes vibran Aun cuando el cielo Envíe calamidades Aun cuando la tierra Cierre los caminos, En El invierno, el frío, no apaga el sol En El corazón del alma que alimenta el sol De la esperanza, más allá de cualquier clima ... Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ENTINTADOS INSÍPIDOS
Con la estrofa estéril. La inconsciencia esculpe un hueco. En la mercancía de un verso. En la sonrisa de un búfalo. En la perfección de un veneno.
Insípidos. Tintos y empapelados. Inversos labios en la memoria. ¡Vientre de letras olvidadas!.
Cómo... ¡Somos hoy, muchos, ahora, somos hoy!. Insípidos mañanas. En la humanidad agónica del hueso. En la humildad amarga del hielo. Alfombra en sangre____¡Cielosombríos!.
Entintados... Por el huracán alborotado. Los brazos de vidrio cubren hierbas. En el himno azul del suelo fúnebre. En el cadáver melancólico de las corbatas. ¡Con la risa qué desangra!. La misma camisa y fragmentario anhelo. ¡Por la vela ciega de plumas mudas!.
Pálidas letras mercenarias. Tintas insalubres de la inconsciencia. Con el templo al gusto del gusano turbio, la cosecha, estéril, enderezar del vapor, la siembra, viscosa y pegajosa tijereta. ¡Templando podridos aluminios!. Privilegios cercenados y ácidas pestañas. Libros. Ni aún por el final de los inicios.
Entintados y ahogados mil recuerdos. En la seca sangre. Insípida. Del cedro, sauce, ciprés, álamo y hermanos.
Ven los higos, los nogales, los almendros. Solo escombros. En las hermosas tumbas. Intercambiando, cadavéricos, argumentos. ¡Venenos!. Ya insípidos, ya tintos. ¡Vidrios, banderolas!.
Vigorosamente fracasados. Libros, versos, letras y silencios. En el cielo. El cielo. ¡Por volar el topo, se envolvía!. En el pantano. El pantano. ¡Por cantar la garrapata, enmudecía!.
En la tinta. Palidecen las consciencias. En el sabor. Se encerraron las montañas. En el olvido. La sabia tierra murmuraba. En la bruma.
Insípidos latidos de letras ofuscadas. La mayor de ventas parte. La memoria enmudecida gárgola. Néctar frágil dádiva lámina. Entintados entraron. ¡En la danza del fúnebre paisaje!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Al autómata desrealizado
Cuando el pasado invade turbio. Al futuro transparente. En otra cosa. En otra hoja sin otoño.
En un debilitado infierno. Por el invierno perturbado. En la tierna primavera.
¡Anónima!. Petrificada como aquél enamorado hielo. Petrificado en el último segundo. ¡Apasionado!. El Autómata Desrealizado...
¡Autómata!... ¡Autómata!. En En el peor futuro hecho polvo En el mundo Encerrado En el estupor pavimentado. ¡Qué invade techos y paredes!. Lechos y cucharas, radios y tenedores. ¡Con el televisor enfermo!. No lo duda ni el lápiz extraviado, ni la esquina menos importante, ni el defecto menos ordinario.
¡Autómata desrealizado!.
Donde mueren los instantes. En un momento. En el mundo primordial de las almohadas. En la esfera triangular aguja. Del trozo del mundo deglutido. ¡Haciendo sentir mucho y pensar poco!.
Haciendo Sentir Mucho Y Pensar Poco. Pensar. Y mucho sentir.¡Automáticamente!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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ENTRE MAREJADA IMPÁVIDA
Por el sobresalto de la hidra, el sobresalto de la hidra que al ángel deja helado, que se mofa de los trombones, la hidra, fuma del jardín melones, por las más numerosas, migraciones, sobresaltada.
En Tre Mar Impávida, marejada.
La Hidra...¡Con hidrofobia de hielo seco!. Entronizada. Muestra. Los brazos de las abejas. Los dedos de las diademas. Pétalos, metales, sílabas pálidas, y magnéticas plumas rotas.
La Hidra por los campos duerme con los afanes terrible. La Piedra impura aspira de las bestias el surco infértil.
La Fibra tiene un ritmo imantado muy raro y multiplicado. En La hidra terrible, piedra infértil, vibra en lo que duerme. En Lo que impuro aspira. En Lo que imanta raro.
¡Con los afanes de las bestias multiplicando!.
Sobre un alacrán en gotas, quemadas por los años, entre inagotables lavanderas como enredaderas, siglo aterrado como una fruta seca, por el que fue ignorada copa, por el que fue tierra fragante.
Entre Marejada Impávida
La muerte polvorienta del superficial pantano que triunfaba, que carcomía, que relucía, es aquélla voz de abismo, de verdugo.
La hidra de la piedra hierve Fervorosamente petrificada.
Como vil reptil de añil, sobresalto subterráneo, de hidra, de piedra porosa dulce, que al ángel hurtó las alas, y al habla dejó mudando, los retorcidos castillos, los agitados perfumes, los frágiles castaños, y de la tribu, perdió el sentido más puro, más edificio, más avenidas fatales. Sin Esperar En voz alta, audífonos ensordecidos, de patios abandonados, lo que anunciaron del bebido conjuro, del dinero resucitado, una sepultura.
De las cálidas pupilas una quimera teje la negra tarde mil mixturas miel con la piel de hiel en un innoble temblor audaz del mar salado, mar temido, mar herido, mar perdido por la espada, del pez, vela, buscado, perplejo símbolo en el último adiós hidrante.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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