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SIN SOMBRERO
Como cuando de hule un caballo, se procede a herrar ruidosa pluma, en el papiro de roca navegando, sobre un volcán que rueda, entre las hojas del humo, en una esquina abandonada.
¡Sin sombrero!.
Ahí donde el sol se levanta, por la noche escondida, en el fondo donde duermen, las almohadas los insomnios, por la tarde que corre, antes de llegar la madrugada.
¡Sin sombrero!.
En la formidable desvergüenza, que sonríe ante la tierna muerte, con lustrosos zapatos y el vientre, de tristes y pobres diamantes, orgullosamente venerables y fatuos, por el frío del hielo de humo fácil.
¡Sin sombrero!.
Al arribar bajo la lluvia, de túneles y sótanos, de laureles y aplausos. ¡Por mudar de pelo el huevo!. ¡Por temer de honor la altura, del temblar genuino descubierto!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ÍNFIMO CATACLISMO
Antes de ésto, ni las piedras piensan, en ser agua que planta fuego, ni el humo ignora bajar, desconociendo la escalera, después del futuro que olvidó, en la tala de la tela de la pala, acústica, rústica y lejana.
Ínfimo... ¡Cataclismo!. En los cielos de una ausencia. En los mares de una ola. ¡Qué al sol sale solitaria!. ¡Qué la sal sube agrupada!. Por la sombra de sus obscuridades. Del pasado que lento viene. ¡En la estoica ceniza que vive!.
¡Qué vuela el vuelo sin una pluma!. ¡Qué siente lo que nunca pensó!. En el plomo perdido. En la juventud que respiraba. Tocada por el anhelo. ¡Helo allá que ni al hielo hila!. Ni al silencio las pestañas oyen. Ni huyen a ninguna parte.
¡Por ser un buen olvido que se siente!. Antes de saberlo, por no encontrarlo. Tan cerca de lo que nunca será. ¡En la verdad inexistente!. Un Ínfimo Cataclismo Antes. ínfimo, ínfimo, cataclismo real.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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GROTESCO PRIMOR
Allá se ve la fatiga cargando un vértigo filiforme y algodonoso del suspiro cortante por pedazos de palabras al romperse el vientre cada letra sin aliento en los copos de fuego y los cuchillos asustados.
Allá Se ven Descolgando sueños Anudando Y desnudando Las preguntas Con el pico De palomas De tornillos ¡Ínfimas y trémulas!. Vitrificando La mirada Ardiente Bajo el tumulto Suspendido Entre los dientes Estruendo azul Hambre de caverna Eclipse y abanico.
Allá se ve viejo al futuro temido con el invernadero arrepentido entre la consciencia inhabitable viajando inquietantemente lenta en el fondo líquido del hielo lastimado con el timón en rebanadas y palomitas usando canoas de remos y saborizantes con la razón de los bisontes insistentes.
Allá Se ven Sus osamentas ¡Amando! Los guijarros Las corbatas Los lentes Las bisagras Hormigueando El firmamento Hecho escombros Atemorizando La rabia Con la noche Y el olvido Fresco En naderías Como siempre torturando ¡Al vértigo del techo! ¡Con la victoria del cementerio!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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A SU TIEMPO ES MEJOR...
¡Claro que sí!. Porqué. El gris vuelo de las blancas esperanzas. Fue un reflejo que devoró al espejo. En retirada extraña de su guarida. ¡Espesa en la fuente libre!. Donde escapa callado el suspiro. Entre un huracán del alba. Entre la pira emplazado. ¡Sí qué sí!. Mira...Mira.
En lo nuevo del mar dulce. Blancas son las esperanzas. Como el aroma que anochece. Una y otra vez, una y otra vez. Con los días perdidos de noche. Con las noches sin las tardes. Y las tardes con alas de mariposa. ¡Mar y rosa!... Posa y posa. Hundiéndose cómoda la manzana. Porqué abandonó el paraíso frutal.
Es mejor, es mejor... ¡Sí, claro!. Tan purpúrea la llama como caballo. ¡Qué llama al cabello por su nombre!. Acampanando en el desván las penumbras. Entre la mayor razón de los relojes. Con el dulce ventanal del tiempo olvidado. En los cajones enemigos de nostalgias. Lejos de párpados estremecidos. Lejos de vigas ansiosas mecidas. Al tiempo que cae la noche suave.
Mejor es a su tiempo, mejor, mejor. Que la burla de cada ausencia inútil. Con la peor lentitud del torbellino. Y la calidez del hielo ilusionado. Con el fuego congelado verdadero. En los colgajos del sueño de noche. En el rumor que recuerda la tarde. En el silencio indeleble de mañana. En los anzuelos cortos mediodías. A su tiempo, a su tiempo, es mejor.
Porqué retoña amarillo el otoño. Entre el vuelo del sol sobre luna. Y en la tierra velas de la tarde. Van volando las sonrisas habitadas. Habituadas a encenderse hábiles. En los mismos pasos del pasado. Dónde los meses mecen recuerdos. Y años muchos al vino mejorando. ¡Qué de añejo espera serlo!. Tanto tanto... Para ser bebido debido.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ESPIGADO PRETÉRITO
Como mil trigos del que suelo nombrar yo atigrado campo y a quién muchos ven amarillento. ¡Porqué es amar y llanto el suelo cultivado!.
En el fracaso pretérito espigado. Fracaso. Pretérito. Espigado.
Y del bien perdido en la sequía. ¿Qué nos espera sino hambre, abusos y explotación?. ¡Oh, sed del agua misma seca!.
Sentir que en ello apoyo. ha de estar raudo. Antes olvidara el hielo, de darnos frío.
Esta historia ya se sabe. por el sabor que pesa pasando. en el pesar al pasar sabiendo. ¡Insípido el pasado espinado todo ahora!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Dime Thoth Toth Thot
¿Qué sabe la sopa del hambre de la cuchara?. Y del viento que cree mover, un volcán de lava de luna de lejos, Tan lejos como el color de la luz, de la emoción amarillenta noctámbula, y del sueño por dormir sin dueño.
¡Dí, sí, Thoth Toth Thot, dime!.
¿Qué sabe de la posesión el dinero?. El ópalo del árbol de hielo deshilado, del dolor de la morfina sonámbula, la heroína cobarde del anestésico, ¡Diamante despreciado egoísta carbón!. Dílo, si lo sabes, sabor inodoro adolorido.
¡Dí sí, aunque sea no, ó nada importe!.
¿Qué sabe el dolor del sufrimiento, de la piedra que descrucifica y fabrica, religiones para el consumo, del atroz perdón, en cualquier estrella encarcelada?. ¿Sabes tú lo que todo el mundo ignora, inmundo encarnado, el aliento que no pidió?.
¡Dime sordo porque no tengo, las orejas que me negaste!.
¿Qué sabe el que cree que sabe, contarle relojes, al tiempo en la eternidad atrapado, y que no hay saber si la humilde ignorancia lo abandona?.
¿Qué sabe la lengua del sabor enrojecido, de las ausencias que los mismos labios no han pronunciado?.
¡Dime Thoth Toth Thot, si no, nada importa al que nada sabe!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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AMERENGADA INOCUIDAD
En esa realidad que ha cerrado la puerta, en la sierra nonada por menudencias, la negrura es intachable mízcalo, peyorativo malévolo insignificante, postinero procaz insufrible, ¡Qué encuentra agotado el vacío!. ¡Qué libera al mundo que pensó!. Sin creerse murrio, intacto gruñido. Sin saberse decadente, pelele vacuo. Amerengada. Inocuidad.
Por las ascuas desgajadas del insomnio. kiosco en ruinas huracanado hospedaje. Del consuelo contagiado del contrabando. Del óxido apadrinado de ínfimos pórticos. Del hielo perturbado bajo la mano vacía. En esa realidad, en esa realidad, se ostenta. Conmiserarse de la gazuza infame hartura. ¡Sí, sí!... Aligerándose al deslomar al sol. En el impreciso crucilabrio intransigente. Amerengada. Inocuidad.
¡Vaya, vaya, sí que sí!. Es la estrictez anacrónica del gusano tundido. ¡Que asfixia a la lividez misma!. Perplejo. Al caracolear atribulado en petulancia. Al atragantarse desparpajado el cinismo. ¡Pobre cacumen abundoso en coprolalia!. Conturbándose trastocado de azoro ingenuo. ¡En esa realidad que ha perdido su ausencia!. Su figura, su repudio, su respeto, su esbozo. Amerengada. Inocuidad.
Entre eso del estorbo usurero. ¡Demudándolo gazmoño infernalmente!. Por encizañar y embolicarse aventurero. Entre el escamoteo de una rapsodia. De un desenfrenarse animalado. Textil termómetro tertulia torpe. Dispensa disturbio doloso drama. Zángano zopenco zozobrando. ¡Convicto de sí y por sus huesos encarcelado!. Insigne. Inicuo. Del amerengarse crapuloso, inopinable.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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ODA AL TORBELLINO
Sin coraza el aire hirviente bajó nublados en torrentes del océano juntó al relámpago al verde fuego de selva y primavera y brillantes noches y ardores soñadores irresistible al blanco en la flecha en el centro agua de estrella labriego del viento.
En verano inflama la hoguera encanta la pasión contempla la indiferencia manantiales de ira sincera de furia pura tiene su piel de hielo hierro franco hoy quiere los tiempos guardar sedeños los espacios desmanchados los ramajes enlunados vibrando del anverso al reverso en cada verso inverso y beligerante labrando al aire.
Destructor higiénico hoy mañana constructor que quiere anidar tejiendo mis latidos de ígnea tierra de leve aliento de caminar torpe para hacernos compañía en el silencio de la ausencia dónde somos iguales sangres llorando. ¡Iras puras!. Incendiando al desaliento.
Somos iguales volcanes cuando el techo muerde al cielo falso al suelo afilado al hueco grueso. ¡Avivando!. La sangre fundiendo embalsamada por el ayer que va delante que va sembrando más mañanas. ¡Insepultas!. Derritiendo al mismo tiempo el acero con las nubes.
Gladiador de incertidumbres destructor de los muros del olvido de memorias misteriosas indefensas eternidades simultáneas al desamparo del injusto y sonriente encorbatado de la lengua de mil reptiles que ocultan desnudo en las cenizas el aliento infinito con los metales hambrientos con los ínfimos poderes siendo lo que son los escarabajos en el drama de la bruma.
Y tú. ¡Oh, torbellino!. Sigues siendo lo que eres ondulante látigo del cielo sin someterse a su yugo sin la condición de esclavo eres el azote. ¡Del sentir que se rebela!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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IMPÁVIDO SOLAZ
Es Cuando El Invierno Pierde Las Hojas... En la nieve del otoño sin raíces. En el fuego qué hiela obscuro. Y recoge flores del polvo, en las espinas de ilusiones, dónde las ausencias se clavan, como anclas entre las noches.
Y La Humedad Crece Como Una Lágrima Infinita ¡Impávido solaz!. Del mirar azul tortuga, que dejó a mitad el viento, el cisne zurdo, el cuervo calvo.
¡Impávido!. Más allá de la palabra no dicha. Solaz. En la jornada sin comienzo. ¡Impávido!. Entre las cosas qué no cambian. Solaz. En la injusticia ignorada. ¡Impávido!. Entre los laberintos qué se ocultan. Solaz. Más allá del tiempo al acabarse.
Es Cuando La Primavera Pierde Los Colores... Del espejo acomplejado, en la punta del agujero, donde está, la pluma sonriente, donde está, la mano clamando. Por el río que al miedo ahoga, el lago sumergido en el desprecio, de la vida qué carece de consciencia.
¡Sin pensar!___¿Qué se pierde, al perder el miedo a perder?. ¡Perder!___Hasta no poder más, el miedo a perder. ¿Qué se gana?___ ¡Sin ganar!. Y Sin Actuar ¿Qué se cambia?___ Del impávido solaz.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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LIMÍTROFE MONÓTONO
Sobrepasó. El rumor. La muerte. Limítrofe. En el útero un pañuelo. Desespera una lágrima. ¡Recóndita inocente!... Monótona en los caminos las saetas doblemente grandes por las rodillas desvalida una mejilla sutil del abedul del cuello al suelo.
¡Monótono, ya huye presto, al tono insípido!. El único emblema del alfiler. Por la mirada que al miedo arrastra. Del espacio llorado en la espesura. Al tiempo del fantasma escultor de espectros. Con el ruido en el cabello. Al sabor del final seco carente del eco útil. ¡Cada rostro aleteando su tragedia infame!. En la máscara. Encarnada del infinito. ¡Donde muere de pié al futuro perdido!.
La vida. En la palabra. Limítrofe___De la sangre un dardo. Monótono___Escudar al cielo un caminar. El zumo de la cueva sudoroso angustia. La mariposa vagando. ¡Al enorme perfumar de sombras!. ¡Al candor del recuerdo sin retorno!. Y más, aun, si cerca vive al hueco sin eco.
En el silencio, torbellino impune. ¡Porqué astilló su música enroscado!. Antes del abandonado instante. ¡Con el después a cuestas!___Salvo espera ser. De la mañana un tambor escuchando su mudez. Donde un poco de horizonte cae lejano. Del espasmo por las calles. Del asilo de la espera desolado. El mar natal de una palabra. Detrás de la nada una paloma.
¡Seis años de arteriales desfiguros de malvado!. De las páginas al fin perdidas cree escapar. ¡Caminando de ebriedad tatuado el aire mismo!. Viendo cualquier vidrio, donde un pañuelo late, cada párpado, cada hoja, cada rama, raíz de la mirada un ruego de justicia misteriosa del inefable material de la congoja límpido y adriático al destello obligatorio incólume. Limítrofe. ¡Ha quedado la matriz del amuleto!. Al humo que corroe cuajada aurora ensombrecido. El chirrido candente carnoso mugiente. De la quietud callada del abandono en añicos.
En la distancia incierto cántico. En alerta tocando avispas un lirio espera. En el verano corazón amarillento la respuesta.
Infalible. Del otoño bajar al hielo sin hilo de plata. Cuando al invierno crucifica el fuego del ciprés. Del inclinado clamor tortuoso cada familia miles. Mármoles de primaveras inevitables del mañana.Limítrofe. Una lágrima seca su tragedia en nuevos lagos. Al rostro inmediato de innúmeras ausencias. Del tiempo tierno del hombro al techo.Cada lecho del interior inminente labra el ambiente en la faz húmeda forjada del ceño.
Monótono.
Del sonrosado lapidario, sin calvario culpable, raudo derretida y frágil desilusión del piso, el plumaje tiembla, en la rústica guadaña triste, con la mirada que muerde, cada luctuoso aliento, del anhelo que estremece quimérico capullo justo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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