|
Tantos años han pasado y la nación no ha cambiado, todo sigue sin virar, todo pasa por detrás, la pobreza que encrudece, la miseria que enloquece, nos quieren ya sin pensar, sin siquiera protestar.
Poca gente es la que habla, mucho menos la que exige, pueblo mudo en sus nostalgias lastimado en su esperanza y tan lejos de crecer, aun viviendo del ayer sin saber en quien creer.
Doscientos años de lucha inservibles en su esencia, de gobiernos arbitrarios, con mandatarios tan ciegos, tan faltos de compromiso, prisioneros de codicia de las palabras vacías, con falacia en su cantar.
Esta tierra que yo amo con el alma entre las manos quiero verla renacer, resurgir de entre mi gente, que se cambie aquel pasado de lamentos y tiranos por un nuevo amanecer, para volver a creer.
Hoy le pido a este mi pueblo que despierte del letargo que no espere aquel caudillo que lo saque del infierno, en su voz esta el martillo que destroza las murallas de la injusticia y la infamia lagrimas de mi nación.
|
Poeta
|
|
Tomo un fuerte respiro como queriendo palpar el rastro de tu aroma… Te persigo vehemente por el campo del engaño, acosadote delirante por el espeso anhelar… Mi tacto te hostiga… Trata desesperado de unir los cachos de tu presencia... La sensatez se vuelve mártir. Empuña el cuchillo dispuesto a cercenar su voluntad, mientras la cordura se tira al vacío. Derramo nostalgia en un grito mudo de auxilio. Nadie lo escucha… Se exilia mi alma al lúgubre penar, y asfixiada por la pena, se destierra al permanente deambular. El corazón encumbrado, no escucha los sabios consejos del anciano tiempo. No le importa el pesado tormento que ha de pagar… Solo respira cenizas distantes. Se aletarga en la cómoda de la espera, y permanece constante imaginando la llegada de la nada...
|
Poeta
|
|
Es el nublado día que me hace recitarte… Se escucha en cada caminar del viento el susurro errante de tu nombre… El cielo llora una llovizna tenue y mi rostro se humedece al compás del chipotear de las gotas. Estiro mi mano queriendo alcanzar tu sombra y sobre la palma se poza una diminuta gota. En ella se dibuja tu rostro, se mira en su grácil textura el brillo de tus ojos… Mi mente se pierde en un perenne retroceso, me lleva al momento en que tus brazos se posan alrededor de mi cuello, mientras tu voz musical me dice – me encantan los días nublados-…
La imagen de tu gozo por los días cenizos surcando por mi memoria, se ha convertido en la reliquia sagrada que guardo en mi mente. La conservo custodiada por un inmenso ejército de pensamientos nostálgicos, los mismos que me acompañan mientras camino por el agónico atardecer… Recorren a mi lado, cada rincón que guarda tu aroma, espían mi pasado buscando indicios fugitivos de lo que nos faltó.
La banca desgastada escondida en el viejo jardín, me recuerda la noche sublime que cruzó nuestros destinos… me hace regresar a la húmeda sensación de tus labios divinos recorriendo el botón de mi oído, al tiempo que mis manos esculpían figuras amorfas sobre tu cuerpo… aún se puede sentir tu mirada abrazando la luna y tus besos consumiendo cada respiro del tiempo…
De regreso por la calle que vigilara nuestras lascivas caminatas, distingo que aún huele a ti… se puede percibir en el ambiente el perfume afrutado que despedía tu cuerpo. Mi suspiro quiere atraparlo… quiere brazar lo poco que olvidaste, se aferra a conservarte… te retiene a pesar de la asfixia que me sacude… nunca se diluye… se mantiene seguro de que regresaré al día siguiente.
Camino a casa, sigo las huellas de tu caminar sosegado… voy tras de ellas como queriendo alcanzarte… pero nunca te alcanzo… solo creo mirarte a lo lejos combinándote con el matiz de la noche, para darme cuenta que no estas ahí… que es de nuevo mi mente conspirando con mi anhelo, recurriendo a la vieja presencia que guardo de ti…
Estoy postrado en esta alcoba, extrañando cada momento que disfruté a tu lado, inhalando este aroma a nostalgia que destilan las paredes que me encierran… acompañado con el humear del tabaco que se ha vuelto mi confidente y esta soledad asesina que simplemente no me abandona… Juro que he querido olvidarte de todas las formas posibles, te he negado quemando todo lo tuyo, he ahogado cada pronunciamiento de tu nombre en el silencio, te regalé al olvido no llevándote flores a tu sepulcro, pero jamás te diluyes… permaneces en mi mente, habitando mis sueños, mis deseos, mis anhelos, mi vivir… mientras yo me agazapo en el recuerdo permanente que tatuaste en mi memoria…
|
Poeta
|
|
Cruenta bestia de alas dulces, ceguera de mi conciencia, te aprovechaste de mi inocencia provocándome emociones.
Te me figuraste ángel, cuando menos un vergel, pero al pasar el hechizo te me convertiste en súcubo.
Y me heriste con desprecio, con afectos embusteros, con tus besos asesinos me condenaste al abismo.
Cerca estuve de la muerte y hasta le miré de frente, cuando conseguí sacarte, también logré sosegarme.
Este amor que fue penumbra, hoy se alumbra con aquella, que no es ángel ni vergel pero es mi mayor querer.
Edxon J. Martínez.
|
Poeta
|
|
Tenue abraso que se palpa olfato, como auroras que en el canto se abren paso por las breñas.
Suave tacto que se siente cielo, como acariciar de nube cuando el sereno es perpetuo. Dulce husmear de silente tarde, cuando a madera fragante huele el ambiente del doliente ocaso.
Fresca balada hechizada que se convierte en deleite, que se filtra por los poros y se incrusta en los repasos.
Selva perfumada a flores, que de noche exhala dicha, como luna embalsamada sanando heridas es su marcha.
Grácil brisa de perenne tiempo, que perdura muda en lapso inmenso, como tranquila memoria que consume tiempos, como el aroma a rosas que se cata inmenso.
Edxon J. Martínez.
|
Poeta
|
|
Eres noche erguida, donde los novios se miran para comenzar sus sueños y conquistar sus anhelos.
Eres vino tinto que deleita el paladar, color de pasión carnal, que se viste demencial.
Eres luna y eres sol, capricho fugaz de dios, hermosa constelación que se ve con efusión.
Eres rosal que se corta de majestuoso jardín para regalar al niño amor, la belleza de tu flor.
|
Poeta
|
|
En esta noche fría y oscura no le niegues a mis labios la caricia de tus labios, esos labios tan hermosos que hacen de mi oscuridad un eterno iluminar.
No les niegues ese beso, ese acariciar del mar, esa caricia divina, la sensación de volar.
No les niegues el suspiro redentor de aquel amor, ven y humedece mis labios déjalos probar... Una vez más.
|
Poeta
|
|
Te vistes de luna en tímida noche viajas por mis cielos luciendo radiante, te busco en mi mente apareces de frente tocas mis desvelos te robas mis sueños...
La noche sublime que habita en tus ojos, me atrapa me envuelve me vuelve un cometa que viaja a través de tu piel de canela, que hacen de mis días, luceros fugaces…
Mentira si digo que no te he añorado, mentira si digo que no te he adorado, el caso es que vivo hoy preso de ti deseando los besos de tus lindos labios…
Entiendo que el tiempo nos guarda un secreto y que las distancias agranda la espera, pero no respiro si no estas conmigo, te quiero a mi lado mi verso añorado…
|
Poeta
|
|
A veces los sueños viajan por remolinos de incertidumbre que se aparea con la nostalgia creando nudos de temor, que atrapan a la distancia las ilusiones de los hombres, abandonándolas vacías en minúsculos rincones.
Pero seguimos soñando…
Nos aferramos a ellos, vivimos de nuestro sueños como caminases de quimeras que van dibujando utopías mientras regamos nuestras fantasías…
Por que soñamos, como humanos. Edxon J. Martinez.
|
Poeta
|
|
Escribo en el vacío que apunta al ser esquivo, mientras me agazapo en el oriundo murmullo que entraña destierro.
Y ahí me quedo. Vestido como pájaro de alas mochas, sin volar, sin soñar, durmiendo mis manos con sonetos púrpuras, con versos embusteros que recrean falsos sueños.
Edxon J. Martínez.
|
Poeta
|
|