Poemas surrealistas :  ESE ES SU SITIO


ESE ES SU SITIO

Sobre las chimeneas,
en medio de la sala,
en cualquier rincón,
bajo un taburete,
o detrás de la puerta.

Allí lo puedes encontrar
si, allí,
abandonada a su suerte,
o a sus anchas
entre escaparates
y ropa con olor a moho.

Allí, al estilo de Serrát
“acechándonos como un ladrón...”

En medio las flores,
las que quedaron sin cortar,
entre los comentarios deslenguados
de una camarera traicionada,
bajo el poste sin luz de la esquina
siguiente, donde el astado
regatea la medida de su infamia
a lo Cortéz.

En el Ello y en el Súper Yo,
en el reino de las contemplaciones.
En la tierra de las sonrisas de Lehar,
y hasta en un “Roquete” dirigido
hasta el tálamo de la Súper Nova.
En el cuerpo de una carta a Santaclaus

En la frase que pude haber dicho,
en la respuesta tardía
y sin remedio.
En la traslúcida mirada
de aquella colegiala hoy abuela.
En la peripecia de un niño de la calle
rutina de su día a día.
Antesala a la noticia amarillenta y trágica,
consecuencia de mi esperma irresponsable.

En las cruces del cementerio interno
de la muchacha experta
en vidas abortadas.
En la mentira intencional
cuando me preguntaron por las cosas
que conducían al exilio del éxito.

Hasta en la sangre del perro
vagabundo que arrollé
aquél día, abrupta aparición
de mi valiente madurez social
mayordomía estéril
sitibunda madre de mi abigarrada
melancolía.

De quién quién crees es el sitio?

Si, de la CULPA


Francisco A. Barreto
Poeta

Poemas :  LUZMARY ETERNA
Canción de Amor al Abandono anunciado




Luzmary es blanca y esbelta
de espalda larga y cuerpo de Diosa,
de piernas carnosas y torneadas caderas.
Su rostro de cuna describe al sol
y su cabellera de azabache ensortijado
enmarca un par de pupilas de agua, centinelas de sus ojos veleidosos
Sus manos cual pétalos de seda
entretejen la ternura de sus cálidos brazos,
y su ombligo esculpido sobre la pampa de su vientre mojado
recuerda las fuentes de agua de las plazas antiguas
con sus corrientes abiertas, cristalinas y libres
¡Ah vastedad de blancura infinita la de su piel!
Sus besos blandos son como el aliento de cada amanecer.
Y los hilos de agua con que sus ojos tejen sus lagrimas de alegría
Se desvanecen en goterones de miel que exuda su cuerpo de Cibél.
Una línea difusa demarca sus labios de cera.
Y mientras su alma desenfadada
le asoma feliz la ilusión renovada de cada día
una sonrisa hilarante y cantarina esconde
un mundo infinito de misterios y melancolía.

Luzmary era sólo una niña ayer
con uniforme de falda y medias largas
y sus pechos llegaron de pronto como llega el amanecer.
juntos sus senos y sus manos
inauguraron sus deseos de apretar,
y un poco mas tarde las vidas de fuego que adentro llevaba
le enseñaron el difícil arte de seducir sin amar.
La inmensa pasión que día a día agigantaba sus pasos
en los corredores cerrados de su vida interior,
junto al despertar de su epidermis ardiente
crearon una mezcla rara de niña angelical con pliegues de mujer sensual,
de ángel y diablo, de inocencia párvula y osadía casquivana;
de tímida MARIA y seductora MANON LESCAUT.
Vivo trasunto de sus apoteósicos sueños y esperanzas urgentes,
cargando sólo en su agravio, el reflejo de una atracción envolvente,
hacia una adrede inconsciencia y hacia una rebeldía insensata pero exquisita.
Y por cuanto fueran igualmente dulces las mieles de la contrariedad y lo desconocido
su espíritu debilitaba por lo enrevesado y por lo irracional,
por el sentimiento que se disputa en el triángulo amoroso
y que jamás se llega a exhibir;
lo que hizo que sus relaciones tempranas
contaran con mucha pasión y verdadero entusiasmo
pero carentes de implícita veracidad y amorosa entrega;
costumbre que en sus relaciones con otros en la edad madura
le negarían los dividendos de felicidad que producían esas relaciones.
Y así se lanzó a la caza de las emociones
que le dieran la bienvenida al nuevo día de sus sentidos recién amanecidos.
Y para cuando se hubo estrenado en amores
su vientre fecundo cambió de lugar,
bajo la pretensión inocente,
de enamorarse por el vientre y parir por el corazón;
pero en vez de preñeces apetecidas
solo recibiste pinceladas de pueblos grises y callecitas largas
de aquél amante de tu primera primavera y tu primera desilusión.
Ya con el alma apretada por los profundos anhelos
pariste por fin a tus hijos ansiados
envueltos y dormidos en la placenta de tu corazón;
pero, debido a la reticencia de tu alma veleidosa
permanecía ausente tu otro vientre,
el vientre que engendran los amantes del camino
con solo regalar una flor;
aquellos a quienes la suerte de vez en cuando
los besa en la boca y le pegan duro al premio gordo
cuando se consiguen en su vía
un panal de miel con cabellera de mujer;
inspirados sibilinos que dan vida
a las fantasías más encantadoras,
cuya exaltación de la mujer
constituye su más fino y regio desempeño,
(dentro de los cuales hube de contarme yo);
Trovador de sobre tiempo.
Amador irreductible.
Peregrino invencible en busca
de la eterna sonrisa perdida y la pupila aguada.
Inquisidor calibrado de la piel que rojea
y se estremece al contacto de unos dedos ávidos
en ligera avenida, antesala del placer.
Así, anhelante, me aparecí en tu vida
y tú, la de los ojos grandes y las pupilas mojadas,
la del corazón por vientre y el vientre para el amor
no pudiste, ni que hubieses querido,
desatender la llamada a esta desconocida clase de pasión.

Luzmary prohibida, coqueta y sombría
esposa del tedio hija de un crepúsculo y una luna de otros cielos
remilgada novia mía con nombre de velero.
Camuflada para el éxtasis con la mortaja de sus sueños
La confianza desabrigada depositada a tus pies
y mi verdad absoluta enarbolando tus sienes
fue mi primer tributo pagado a tu sensualidad rodeada de mujer.
Mi amor te cercó como un cinturón de garfios
y mis sueños buscaron en ti
el eco que convierte la voz escotera en pensamiento plural.
Mis besos embriagados de ilusión
humedecieron tu cuello de cisne y te dejaste llevar,
te dejaste llevar como se lleva al cometa un viento solano
por fuerte y avezado, por deslumbrante y sugestivo;
y cediste a mis encantos, entregándote plena a engalanar mi red,
y me enseñaste a leer en el libro de tus besos
antes de entregarme tu jardín sin jardinero
y me dieses a morder tu fruta de mangle madura.
Entonces me bebí de a sorbos lentos todas las aguas de tus flores
y todos los afluentes de tu río
y cuando arrancaba de tu rosal sus dos últimos botones
tu te confundías con mi savia y con mi flema
sobre el muro acorazado y protector de mi pecho hirsuto,
enlazando decidida tus miedos y reservas en la dureza de mi asta bandera;
y en el útero fértil de tus ausencias
colocaba esperanzado mi semilla de siglos.
¡Pero ya era tarde!
habías vuelto a tu vida de crisálida prisionera
¡Nunca quisiste ser Mariposa!
y tu vieja amiga la Mentira rasó su vuelo
y excretó sus queresas contaminantes sobre la cara risueña y blanca
de la desabrigada y crédula confianza,
¡Decepción angustiosa de la conciencia ignorante!
¡Remordimiento del carbonero por lo que nunca pudo saber!
y con menos vergüenza que asco,
como si no me diera por enterado,
me hice a la mar confiando con tu escapulario de ofertas apetecibles
igual como cuando eras muchacha
y el sexo prohibido pasó en procesión frente a tu casa
ofreciendo dos besos por el precio de uno.
Y empezó el hastío y la cruel incertidumbre
a tejer sus tapices sombríos.
La cruenta parálisis del análisis sus cabos a atar
y a sacar sus conclusiones frías.
Y las preguntas absurdas
obtuvieron respuestas cabales.

Imaginé que venías conmigo
porque confundí tu aliento con el cálido viento que besaba mi espalda.
Pensé que te asías al deseo
y me convertí en la máxima expresión externa y real de tu deseo.
Creí que te embriagabas
y me troqué en espirituoso elíxir.
Ansiabas del fuego sus llamas
y puse raudo la resina y también la flama.
Dijiste que te arrullaban mis poemas y el empalago de mi voz
y te dediqué millones de cuartillas bajo el muelle de tu almohada,
y bajo el estribo de tu oído coloqué
el eco rumoroso de los cuentos del Alma y las historias del Corazón.
Para descubrir en el primer rompevelas
que me parías hijos de sal y agua
que se desvanecían sobre la arena fina del mar.
Sueños de humo. Futuro de nubes.
Fantasmas vengadores de un viejo tiempo de amores,
como si fueras tú el túnel hambriento que todo se lo traga,
verdugo sediento de mis lagrimas que todo lo creían

Te coroné princesa para obligarme a servirte
te hice especial para que me hincaras las sienes
con tus caprichos y dislates,
y aún así no me era agravio, si con eso te tenía.
Tu sabías que tus senos conmigo tristes jamás estarían,
y que cuando sacudía el viento
ya mi amor te procuraba una enramada.
¡Que importaba si después te ibas!
Tú eras el diseño de mi último desamor.
Ya mi corazón había madurado tu recuerdo
y había hecho los arreglos para mi última melancolía.

Y fue tal como sucedió: Una tarde solitaria de un día Domingo,
bajo las frondas de una Acacia colorida,
me devolvió su corona de Princesa
junto a los “te quiero”aburridos que permanecían colgados
en su escaparate de lisonjas y cumplidos.
Ni la soledad, ni el remordimiento, ni la nostalgia
acudieron en mi nombre para estorbarla en su nefasto afán.
¡El abandono estaba consumado!
Sólo alcancé a escribir para el final, a manera de epitafio,
la elegía que oportuna me ofrecía
el gran NERUDA a este amor de una sola vida y de un solo día:

“Era esto el abandono y lo sabías
era la guerra oscura del corazón y todo
era la queja rota de angustias conmovidas
y la ebriedad y el deseo, el dejarse ir
y era eso mi vida,
era eso que el agua de tus ojos llevaba
era eso que en el hueco de tus manos cabía”

Luzmary ya no es tan bella y esbelta
como cuando era muchacha.
Su rostro ya no describe al sol
es heraldo de la noche.
Lleva en su cara huellas de surcos detenidos
como campos silvestres sin frutos ni siega.
Sus brazos ya no son cálidos, sino fríos y enjutos.
Sus carnes firmes, otrora bocado exquisito
ya no acompañan a sus muslos redondos y duros.
Y sus senos ya no sostienen al tiempo
son como las hojas de los árboles en el otoño.
Su cuerpo claro se oscurece por las sombras
que arroja su irrecuperable tiempo perdido.
Sus ojos ya no son grandes, ni veleidosos, ni fijos
son rasgados y dormidos
y se observan lejanos como los pasos de sus amantes prohibidos,
vaivén repetido de las olas que regresan
a la triste calma del mar aburrido después del tifón..

Luzmary Eterna
Cómo no seguir amándote...

FRANCISCO A. BARRETO


Bahía de Byscaine, Florida el 28 de Enero del 2004


Poeta

Poemas surrealistas :  ODA A LA ROSA PROFUNDA
ALEGORÍA PRECIOSISTA


De las generaciones de las rosas
que en el fondo del tiempo se han perdido
quiero que una se salve del olvido,
una sin marca o signo entre las cosas…
Borges (1)







Lejos, muy lejos de la sombra
donde el sol baja y besa la tierra yerma
y el polvo de esa tierra presta sus caricias
para agravar la tristeza de la hora
y como instrumentos de un alma penitente
pincelan el ambiente agreste
impregnando sus huellas a la vegetación enmudecida
inmóvil e inflamada,
como caricias ardientes,
como besos cenicientos,
y penas que avanzan
sobre los terraplenes súbditos del sol.
Y en el ardiente sopor
árboles que enfrentan al viento
sin importarles la curva que les imputará el tiempo
imploran mas sol, mas besos calientes
y desafiando las cúpulas amarillas
enfrentan la furia del estío
que se empeña en deshacer las huellas
de cualquier caminante.
Un sopor amarillo hinca las piedras
con infame pasión hiriente
mientras reflejos de bronce
se mueven a la distancia
como tornillos clavando en el cielo un pálido tapiz.
Solo reverdecen los cujíes
a la par de los cardones y tunas
que engrosan su tronco
por sus reservas mezquinas de agua
creándose un silencio airado en medio del reposo verde
de hojas calladas
cifra de la resistencia vegetal que no implora
de la lluvia su abanico.
Como en una alegoría de Jiménez (2)
El cielo plateado engendra una nube plomiza
para que desde la mas libre altura
y en su ancha plenitud
una nube de agua pura vierta sus verdines
y el sol dore el río mientras las hojas secas se van.
Y donde no hay rosas ni azucenas
pueda al fin inclinada
una tarde triste y cansada de seguir muriendo
convertirse en arco y flecha
para bajar de la noche
un lucero
en forma de Rosa blanca.

PETALO 1 (… como nace una rosa)

No muy lejos de la monotonía del paisaje,
del callado ambiente seco,
después de un amago de río
y teniendo como fondo los pálidos cuerpos
de la hondonada árida,
cruzando las estrechas trochas
se levanta un pueblecito
de callecitas de almendrón
y casitas de barro prestado
donde no hay cercas para no intimidar a la libertad
y donde el amigo común es solo
el abrazo azul del cielo,
cada vez mas alto y lejano,
y algunas veces manchado por el aletear
descuadrado y capitoso de algunas Mirlas migratorias.
En el dorado suelo de esta tierra exhausta
algunos cardones se alzan
como lanzas de fuego que otean
una humilde casita
donde un 6 de Octubre
cuando es rebozo de primavera en Argentina
aquí era el comienzo de la tregua
de un invierno que hace dos días
en un latigazo destemplado
por el cordón de San Francisco, (3)
y como muestra de un extraño y efímero amor
obsequió el mas furioso beso frío
a esta caliente monotonía.
Dentro de esa casita de solares confundidos
por el adiós de las cigarras resentidas de la temporada,
y por la rara ternura de la sequía
está por ocurrir un acontecimiento
de espuma y germen de ancestros
que servirá de colofón a esta melancolía
agreste y rural
Será el fruto de una manzana dormida
tan ingenua como un CUNDEAMOR silvestre
que flechada por lanzas de urgencias avenidas
de un labrador que llevaba brasas ardientes en sus labios
y en el hueco de sus manos guardaba con esmero
una semilla de batallas,
le pintó en la frente
relámpagos del mediterráneo
y en el desveno de sus escote
colocó fumarolas de buques y navíos
con su carga de huellas que el mar plasmó en arrugas,
brasas que se diseminaron entre los gametos ansiosos
de esta manzana mitad cundeamor mitad carne trémula
y en el buril del orfebre de altares impregnados,
en medio de esta maravillosa fabrica del mundo
una mazorca desgranada en millones de granos dorados:
Resultó en una beatitud mitad flor mitad mujer.
Era un capullo primoroso de fragancias rosales.
La mas pura esencia floral estaba contenida
dentro de este mítico capullo
y en su cuna de nácar y azahares
empezó a crecer viendo a los “dioses vegetales”
rondando la liviandad de su ser.
Un nuevo aroma llenaba la tierra
y en la “patena” del labrador hubo ahora
otra inscripción: “ROSA CANDELARIA”
El cielo amarró sus arreboles
y en un haz de añiles e índigos
le otorgó su mas hermoso y regio AZUL
tan azul como un canto de Neruda,(4)
tan inédita como un milagro de alquimia vegetal
de la pluma de Machado. (5)
Y en sus pétalos de cabellos de ángel
se fueron creando laberintos de frescura y fragancia
como en las “ROSAS” de Borges
y de inmediato le fueron ofrecidas ofrendas de territoriales existencias.
desde un RODODENDRO de Formosa
con su delicado polen de dioses
hasta la mas ingenua florecita escarlata
de un MASTRANTO común de la llanura,
le brindaron: el primero, sus blancos puros
y la segunda, el apresto vanidoso del criollo carmesí;
hasta que a manera de convite y en zalamera
celebración el vasto Imperio floral del universo terrenal
hizo su aparición con su aljaba pletórica de dones
y en medio de una apoteosis de marcada iluminación
GLADIOLAS y AZUCENAS; DALIAS y GERANIOS
MILENRAMAS Y PENSAMIENTOS
y hasta un trasnochado TULIPAN
encabezaron el cortejo de exaltación;
Una MAGNOLIA y una BELLA A LAS ONCE
junto a una delicada DAMA DE NOCHE
y un imponderable CRISANTEMO rubio;
el anaranjado sensual de un BUCARE CEIBO, así como
las eternas celestinas CAMOMILAS y CALENDULAS y la
Superba del Orinoco la CATTLEYA LABIATA (ORQUIDEA DE MAYO)
trajeron primero sus frescos aires y humildes aromas
de esta tierra grave que cierra todas las noches
su balcón a través de un crepúsculo arrogante
que funge de heraldo jubiloso de un cielo
hoy mas estrellado
y en sus vanas aportaciones a manera de ofertorio
una pureza candida y esplendida se derrochaba por doquier.
Una cascada de profunda sencillez,
tan simple como las dos vocales del primer nombre
de la pequeña ROSA,
le fue otorgada como túnica vistosa.
Un lar repleto de TURQUESAS le obsequió
los hilos de oro que anudaron las primeras
trenzas de su cabellera brillante
y amasando la luna viejas pedrerías con la leche ávida
de un ALAMO enternecido
puso alineadas perlas por blanquitos dientes
en un tímido arrebol que llevaba por boca,
y de inmediato se amplió el ambiente como una sábana
que abría sus puntas y le ofrecía galante
un ánfora de azahares y finas mieles
a esta estrellita de trigales por cabellos,
de ojos melifluos y dientecitos de perlas.
Luego vinieron las otras, las arrogantes:
una VIOLETA “IRISH MOLLY” junto
a una VERONICA “EVELINE”
trajeron sus abultados pétalos, una MALVA “DULCES DIEZ Y SEIS”
encargó su mas caro púrpura y
una PRIMULA POLYANTHUS sus decorativos
ojos dorado y negro
Una TRADESCANTIA “SWEET KATE” y
una ESCABIOSA “NIEBLA ROSADA”
ofrendaron sus sentimentales tonalidades pasteles;
hasta su relativa superior la ROSA HIBRIDA DEL TE
con su inconfundible terciopelo negruzco
se avino emocionada,
mientras una HIBISCUS FANTASIA a la par
de la imperial HEMEROCALLIS “OJO DE DRAGON”
diseñaron su fresco calendario.
Una EQUINACEA “ATARDECER” junto a una
CAMPANULA “ELIZABETH” dulcemente ataviadas
trajeron sus trémulos pétalos azules labiados
y sus espatas como azadones cruzados
para con sus enredaderas aletargadas
crearle un arrogante Alcázar de seguridad.
Y hasta la mas imperial de las imperiales,
la IRIS ENSATA “AZUMAKAGAMI”
se inclinó ante esta prístina y primorosa cosita
que acababa de nacer
luego un celoso NARCISUS apuraba su mas intenso amarillo
para adornar el ambiente que hoy alegraba
los terraplenes de esta comarca
recién bañados por el beso fresco de la lluvia de Octubre.

PETALO 2 (….se abre el capullo )

Todo era vuelo y arco iris
la sabana exhibía sus colores de primavera
y por ende ofrecía sus interminables
hilos eróticos y sus aceites virginales
que urdían la temporada apasionada de la época.
cuando empezó a mojarla el rocío de la sangre de los hombres
que buscaban ablandar sus eras para el surco
y junto al clamor de vida que hace
de los intentos germinales
la razón de la existencia y la continuidad,
como una Aurora que desciende
hasta las tinieblas en cansado ocaso
después de ingeniar a la fabrica del mundo,
atizó la brasa virgen
que empuja las soledades
y apura las calenturas
Así se encumbró su adusto porvenir.
Y te paraste erguida con tu pecho de paloma
exhibiendo tu alborecente par de botones primaverales
colinas cada vez mas duras y mas cárdenas
cada vez mas bocado provocativo, menos tímidas y mas bulbos
Y vi cuando te inaugurabas en tus sangres
y el aroma de tus oquedades se volvía almendrado
y el claro de tus ojos se tornaba subyugante.
sentí cuando comenzaron tus feromonas a pulular
para invitarte a la siembra del mundo
era este el momento cuando tu sueño
ya rondaba mi cintura y se unía a mis riberas
y en extraña ingeniería diseñaba
el abrazo que siempre te buscaría
por todas las regiones invisibles,
el que comenzaría a trazar el dibujo de un beso
que enseñaría a tu boca
a pronunciar mi nombre.
El despejo natural de su terso cutis
que como una avalancha de nieve
colgaba entre mis ojos y su carne;
la hermosura de su esencia;
sus deleites mas delicados,
los mas sutiles y etéreos,
fueron percibidos mas por su espíritu
que por su condición material
y eso producía dentro de mí un amor de odio,
una inspiración al rechazo de lo que
no estuviera a la altura de su diáfana subordinación
convirtiéndome en celoso guardián de su entorno
vaticinando cualquier instinto cercano
como bajeza aunque representase encomio,
miseria; aunque decorase el mas púdico bien,
y destemplado infortunio; aunque su nombre dijera felicidad…

PETALO 3 ( … la rosa se entrega)

Pero la representación idílica cargada de aromas campesinos,
el silbo apacible del aire fresco,
y del reposado silencio de la noche;
el canto verde de las hojas
representado en cada soplo de brisa
ya había cargado en su agravio
la primera extraña recompensa:
Por haber rechazado de su primer ropaje
las espinas de la túnica que le otorgaron
el arcano y las vegetaciones aquél día feliz de Octubre;
y por cuanto dijo que le parecían punzantes y dolorosas
esas espinas y se alejarían sus amantes:
cuando los hombres malos vinieron
tras su suavidad y aromas dulces
y bañaron de saliva agria
sus suaves ramas,
no hubo espinas para defenderla
y mientras hincaban sus uñas negras hacia arriba y hacia abajo
llenándola de sueño y greda,
no la protegió la lluvia
así cuando vinieron los adioses y las despedidas,
las pupilas aguadas y el aire blanco
de los pañuelos agitados
solo sirvieron para conformar su soledad obligad.
Sus pétalos se llenaron
de sangre represada
por los besos bruscos.
Sus labios se tiñeron
de hiel amarga en los umbrales
de la medianoche
por las libaciones ocultas
de elixires que no pasaron de mosto a vino.
Pero me alegré de que eso no impidiera que siguieras tu camino
siempre de cara al sol como una SIEMPREVIVA
como los ondulantes GIRASOLES
que miran de frente y hacia arriba
como implorando conocer los talamos
donde descansa en su cuna el sol
Y me alegré que siguieras volando humilde
con tu pecho rosado
de alondra herida y además porque tampoco
le diste entrada al luto
a ninguno de tus pétalos que seguían brillantes…

Una tarde fresca entre las ráfagas de aire puro
de la montaña
en medio del verdor exuberante, te vi,
primorosa y disponible aún.
Eras todavía el milagro de belleza
que premiaron los dioses vegetales
aquella mañana recién besada por la lluvia.
Una escarpada verde te rodeaba
era como una inmensa alfombra muelle y aterciopelada
que con la presencia de TRINITARIAS LILAS a lo lejos
le daban al tapiz del paisaje una sensación
de topografía inquieta y colorida.
Una lengua de tierra poblada de HORTENSIAS y
CAMELIAS y una calzada de hibridas BEGONIAS
junto al aire fresco de la cima
le dieron al ambiente aquella tarde
un deliquio bucólico que destacaría aún mas
el impacto de conocerte

“Mi nombre es ROSA”__ dijiste anodina y parca
y de inmediato se prendó de mi interés
con fuerza y fuego, el mas encumbrado
de los afanes por llevarte a la gloria excelsa

__Es un nombre común__te dije; pero,
es el nombre de los nombres
¿Qué poema no contiene tu nombre?
ni cae un solo verso al fondo del alma
que no sea escoltado por la suave aspereza
de tus pétalos cruzados.
Las filigranas tienen su esencia
en colecciones interminables de Rosas puestas
y superpuestas
símbolo de la perfección creativa de la mano humana.
¿Qué ovulo no tiene su primigenia figura
en una Rosa abierta y redonda?
Acaso la creación no existía en la mente del arcano
en forma de una Rosa inmensa
que Él deshojó pétalo por pétalo?
¿No es acaso esta figura inicial
la que cuando los átomos se desintegren
por la consabida explosión
se levantará como una inmensa Rosa
del suelo al cielo?
¿O no es acaso una Rosa en forma de corona
la que se deriva de la caída de una gota cualquiera
sobre un elemento líquido?
¿No comienza el impacto externo
de un agente extraño al cuerpo humano
como una Rosa colorida sobre el músculo frágil?
No es una Rosa jadeante la que nos asoma una herida?
¿No se entra al interior del túnel de cada mujer
pasando por una entrada en forma de Rosa
púrpura fragante y abierta?
¿No se observan las células indivisibles
como millones de Rosas con movimiento
multiforme y coordinado?
¿A qué nos referimos cuando
advertimos que alguien esta rozagante?
Y que decir del señorial
crepúsculo de Septiembre
que arropa al cielo con su manto colorado
por el incendio de las horas extenuadas del día
que se convierten en estuario del horizonte infinito
por la unión de los pétalos de fuego
de una inmensa Rosa que arde en llamas.
Sería por esto que el gran Borges
se inspiró para decir
“De las generaciones de las Rosas
que en el fondo del tiempo se han perdido?”…

Y fue entonces cuando los candores vegetales,
el elemento telúrico y las inmarcesibles
manifestaciones verdosas de la naturaleza
me encaminaron de manera celestina
a buscar los favores de tu savia restauradora
y para en menos tiempo del que pensé
me sorprendías de manera afectuosamente
inmejorable; obsequiándome
en significativo lenguaje floral
el siguiente recado:

“Eres brisa mañanera
que refresca mi alma.
Río de aguas cristalinas
que purifica mi ser,
que calma mis angustias
en un nuevo amanecer.
Encanto de mil aromas
que me invita a renacer,
despertando en mi pasiones
del arte del mil saber,
en vientos de esperanza
que me lleva a florecer,
y entregar a ti a esa ROSA
que tan celosamente guarde.” (6)

Fragancia exquisita y emoliente
de pasiones que despertaban del letargo
a mi vida sentimental que permanecía en asueto,
y de inmediato mis manos empezaron
a formar avenidas y a concentrarse
en tu remirada anatomía
tus aromas florales y tus brillantes oleos
fueron para mi el bálsamo
que ablandaba la sequedad de mi territorio
excluido; árido y rugoso por el cansancio
de insistir querer agarrar por el talle a la vida
y continuar bailando
el tango que moría en la noche
de los amores brujos.
Y comencé a rediseñar tus pétalos primorosos
y con mis efluvios apasionados
abrillanté tus ramas y tronco
y de regreso de tus delicadas
raicillas, coloqué a tu lado
un “esqueje” (7) de mi corazón
que te acompañaría desde el alba
hasta el inminente ocaso;
el mismo te cubriría en tiempo de frío
y si la lluvia te anegaba, traería sobre ti mi alma
abierta como paraguas.
Tu cuerpo fue admirado por mis
centellantes ojos viudos
y exclamé como el poeta:

“…haciendo lengua los ojos
Solamente le ofrecía
A cada cabello un alma,
A cada paso una vida…” (8)

Tu ombligo era una alberca
que recogía los llantos de tu piel
donde enjugaban los ángeles sus ojos
cuando celaban tu arrogante
Monte de Venus.
mazorca cobriza que apuntala al túnel
de tus aromas almendrados.
el que desemboca en tu ecuador,(autor del arco iris de tu frente)
el que mantiene las inmensas olas de tu mar de leva,
que alimenta tus cascadas subterráneas
y preserva la exudante lluvia perenne
que te proveen mis manos,
cada vez mas inquietas
cada vez mas cómplices de mi boca.
Y cuando me coronaste con tus favores
bajo una luna de sangre
que azulaba tus cabellos de grana,
mientras los extendías sobre mi pecho hirsuto,
se irradiaba el mas exuberante reino de fantasía,
envidia de cualquier mortal…..
Fue cuando me dispuse a dejarme morir
por ti, y a descoser el crepúsculo negro
que ya se enredaba en tus ojos grandes y aguados…

PETALO 4 (…la rosa se aleja)

Una tarde que ofrecía sus ráfagas de aire tibio
mecían descarnadamente a un
lote de MALABARES que se acicalaba
en el espejo de la tarde azulada;
una ribera de CAYENAS exfoliaba
los sedimentos de polen de sus anteras
inutilizadas, que se quedaron en estambre perdido
sin embargo un fresco soplo de brisa repentina
retardaba el final de una corola moribunda,
y en medio del vergel palpitante de savia
aparecía mi “Rosa Profunda”
como una Venus ataviada de ropajes reales.
Emulaba una Reina en su diario recorrido
por su “Parnaso” particular.
muestra rara de candidez y belleza
que el pudoroso temblor de la castidad
mantenía vigiladas.
Venía abierta desde la Aurora
presentándose trémula ante una noche
que exigía el tributo de su frágil ideario,

“Dorada y azul, como los deseos imposibles
y los vanos sueños de una planta” (9)

“El que vive, de amor nace
Y se sustenta de amor;
Cuando muere es un rigor
Que nuestras vidas deshace”… (10)
Aseveró el bardo antiguo.
Así empezó mi vida a deshacerse
cuando un extraño pasajero
que venía desde los intersticios de la tierra.
Como una mortal guadaña,
Acompañándose de una luz polvorienta,
en medio de un remolino de
los que peinan la tierra
librándola de huellas de pasos arqueados
y semillas estériles,
en medio de una fuerte andanada de vientos furiosos del norte
irrumpió en fracciones dentro de mi corazón
y se llevó mi encarecido ideal.
¡Se llevó tu amor “tisú”,
ese que el infinito puso en mi alma
y le dio apariencia de cielo.
No hubo indicación alguna de asertividad,
ni vinieron los dioses vegetales con sus hegemonías
a suplirte en mi esplín,
ni las voces verdes y ocultas
de la palpitante selva
cantada a través de una Ninfa eremita
para desmentir tu agravio.
Como la flor que espera confiada
cada día al trino colibrí
que no volverá jamás;
así quedó mi inútil alma
y mi endiosada armonía,
convertidas en insondable hastío.
Y el sofocante laberinto
que se formaba en mi ceño otrora risueño
revivió en mí el drama descarnado
de la HAMADRIADA, (11) triste semidiosa
oculta dentro de una encina arrancada
de sus bosques contra su voluntad, y obligada
a convivir con los humanos en una plaza publica
murió por el insondable hastío del vano discurso
de ,los mortales; muerta la semidiosa
murió también la encina…
Ah! mi prometedora y abigarrada pradera,
asaz de mis palpitaciones esperanzadoras
era ahora toda broza, toda maleza;
solo el esbozo de un surco infinito
que se degeneró en rompido terraplén
se frisaría en mi vida occidua.
Y una eterna pregunta sin respuesta
sería mi signo delator:
¿Qué le habrán hecho mis manos?
¿Qué le hicieron mis besos?
¿Qué extraña saliva salió de mi boca
y envenenó su corazón?...

Para cuando amaneció y el sol
trajo consigo la esperanza que ofrece la luz
ya era historia su recuerdo.
La desesperación y la rabia
colmaron la obra de mi hastío
y empezó mi cruel vía crucis su inclemente tráfago
El taxativo pechándome a cada instante
Un tortuoso y asfixiante pensamiento
“Viviría oculta bajo su apariencia
Calmosa y apacible, las huellas ocultas
De una ambición y vanidad no satisfechas?
Llegue a recriminar a mis ojos
que no la definieron mas bien como CAMELIA
en lugar de Rosa, por ser aquella:
¡Flor vistosísima de extremada belleza
pero egoísta, sin ninguna fragancia que ofrecer…!
Y condenóme a sentenciar mi suerte
con la del poeta que dijo:

“Amor que al irse no está ausente;
amor sin dudas y sin fe,
como este amor intrascendente,
que, si llegó calladamente,
calladamente se fue...” (12)



Y por perseguir su dulce aroma
comenzaría mi infatigable búsqueda
en medio de los rigores de la insondable noche
y bajo el calido abrazo del sol,
a todo lo que me devolviese el mas mínimo
asomo de la suavidad de su esencia
pero como custodia de mi irresoluto pesar,
en lugar de delicada floritura
solo ASFÓDELOS amargos vinieron a mi
para turbar aún mas mi razón.
Aún así la búsqueda continuaría.
Y al igual que en el dialogo sitibundo
de ALBETO SORIA con la SOMBRA:
cuando esta le advierte en temeraria sentencia
a que no traspasase sus umbrales
ante la imposibilidad de regreso
la sombra le decía:

“…me verás por todos los caminos,
detrás de todas las rocas, al pie
de todos los árboles; me escucharás
en la música de las aguas y los vientos;
me sentirás en la malsana esencia
de las flores. Adonde vayas te seguiré.
Al mismo tiempo iré a tu lado como
tu propia sombra y dentro de ti como un incubo” …(13)

Ahora mas que antes decidí continuar. .
Ahora como asumiendo los riesgos
que representaba perseguir la “sombra del olvido”
y traspasar sus umbrales,
para lidiar con ella cara a cara
y oponerme a sus devaneos de desesperanza.
Ahora mas que nunca decidí proseguir
en esta loca aventura diabólica
de ir contra la natura de las cosas
y poder llegar al fondo de su ser,
de su hegemonía disidente.
Con mi amor altruista me acomodaré
bajo su dermis; me apareceré cada mañana
en el sol que besa su frente,
y el centro del iris de sus ojos
será la celosía por medio del cual
absorberé del mundo sus rigores
para convertirlos en impresiones de grata fotografía..
Ahora mas que nunca decidí convertirme
en una abigarrada muralla
contra el inclemente olvido
que me muestra su fea cara.
¡NO ME OLVIDARAS!
Penetraré de ser posible en los corredores
Y andenes de su súper ego
y socavaré cualquier cimento armado
contra la eternidad del beso que se levanta huérfano.
Y al penetrar en el valle sensual de su vida vacía
en medio del infortunio mío de no tenerla
me acompaña un templado, bizarro y “morboso”
gusto que va surcando adentro, muy adentro de mis “tripas”…

¡Algún día… “te despertarás en medio
de la sombra y lamentarás
que ni la noche ni el sueño
nos pudieron separar”…(14)





EPILOGO (…el final de todo)

Lejos, muy lejos de la sombra
el ambiente calido de la sabana agreste
se mostraba amigable.
Una brisa como de mar batía
las frondas de los cujíes y arrancaba del suelo
una fina lámina de polvo cenizo,
parecía una brisa escapada del turquino mar,
cansada quizás de empujar velas blancas
y besar manglares, y se avino a estos solares,
trajo consigo los besos de una luna celestina
que pasaba hermosa como un disco plateado
y conservaba la frescura de los recientes besos de
un ramillete de ALSTROMERIAS y CENTAURAS.
Un haz de AMARILIS y AZALEAS
de la mano de un excelso bouquet de ADELFAS y
una singular CLIVIA
apuraban el sesgo de la tarde que caía inminente.
Un delicado almacigo de exuberantes PEONIAS
agregaban beatitud al lienzo brillante
que lleno de MADRESELVAS melancólicas
terciaban junto a un dechado de JACINTOS lilas
y alegres CACTUCITOS.
Un cortejo de ALHELÍES y un gualda ACACIAKAROO
obsequiaron desde esta mañana
un calido recibimiento a ese viento marino
que venía pletórico de soles
a formar un mar de siesta, un mar de aromas
mar de Rosa.
Venia arrastrando voces y llantos quebrados
de mujeres solas y marinos cansados de buscar tierra
doble mar que empuja su doble ola
la tuya y la mía.
Y sigo imaginando el sereno mar que se
junta con el sereno cielo en aquella línea
difusa casi imperceptible,
como la unión de nuestras vidas. ¡Imperceptible!
Mientras, canto un canto viejo
cántico de poeta adulto
“alter ego” de mi búsqueda…

“Todavía te busco mujer que busco en vano,
mujer que tantas veces cruzaste mi sendero,
sin alcanzarte nunca cuando extendí la mano
y sin que me escucharas cuando dije: "te quiero..."

Y, sin embargo, espero. Y el tiempo pasa y pasa.
Y ya llega el otoño, y espero todavía:
De lo que fue una hoguera sólo queda una brasa,
pero sigo soñando que he de encontrarte un día.

Y sentiré en el fondo de mis manos vacías,
más allá de la bruma de mis ojos huraños,
la ansiedad de las horas convirtiéndose en días
y el horror de los días convirtiéndose en años...

Pues quizás esté mustia tu frente soñadora,
ya sin calor la llama, ya sin fulgor la estrella...
Y al no decir: "¡Es ella!" - como diría ahora -,
seguiré mi camino, murmurando: "Era ella..." (15)


…y agregaría mi voz infeliz,
hábil portadora de mi mente inexorable
y por demás de visiones fecunda…
era ella….LA ROSA PROFUNDA…



FIN





De la pluma de:
Francisco Barreto
En las playas del Mar Caribe, el 20 de Febrero del 2006


Poeta

Poemas de nostalgia :  requiem sombrío
[/b]REQUIEM SOMBRÍO... (en mis noches de inmensa nostalgia)


La muerte es una dama descalza
que me acosa y me persigue
Con su ajuar de encaje negro y talle largo.
Acecha presurosa mis pasos lerdos
Haciendo girondinas sobre mi cabeza atolondrada.
Siento su hálito ardiente surrándome detrás de las orejas.
El mortecino odór de sus manos seductoras
Cuando se posan sobre mis hombros desnudos
Me desgarra adentro muy adentro
De mis tripas y sus humores.

La dama se abalanza sobre mí
Apurando mis proyectos detenidos
Y en mi reino de sombras
Me hace preparar un equipaje ligero
Para un viaje tenebroso y sin retorno
En el que se lleva ropa sin bolsillos
Y se ausentan los zapatos de charol.

Para subirme al patético vagón
Y rendirme al enigmático emisario
Con su peregrina invitación,
Se requiere apuntalar
La inexorable levedad del “ser”
Y a la insoportable transparencia
De la vida cotidiana
Vivida sorbo a sorbo
Rigurosa examinación final
Que moldea este REQUIEM SOMBRIO.
Con este talante de levedad
A la manera de "Kundera"
Trato de deshacer el equipaje innecesario
Que me obligó a vivir al ras
De la tierra abrasadora.

A la vida le perdono:
La inclemente prontitud de los eventos
Que se sucedieron para brindarme “madurez”

A la vida le perdono:
No haberme colocado en el grupo
De los que nacen con fortuna,
De los que tienen hijos obedientes
Y agradecidos,
Amigos consecuentes y comprometidos,
En el grupo de los que tienen las mujeres
Que desean tener,
De los que no estudian
Y triunfan en la vida.
De los que comen lo que quieren
Y no sufren de colesterol,
Con sus mujeres crédulas y anodinas
Que jamás preguntan mucho
“tu me quieres? A cada rato y cada instante.

A la vida le perdono:
Haberme enseñado que la soledad es mala
Y que el placer exige siempre
Una moneda a pagar.
Que aquello que tiene cualidad de duradero
Sea lo que dure menos.

A la vida le perdono:
Haberse dejado ver
Sólo como un viaje horizontal
Desde el nacimiento hasta la muerte.
Que el dolor dure más que el placer
Y que las situaciones en que debiera
predominar la “Gracia”, el don no merecido
sea donde el legalismo controlador
escoja para asomar su horrible y fea cabeza.

A la vida le perdono:
Que sea tan barata y tan distraída
Al punto que cualquiera dispone de ella
Sin permiso y sin tarifa.

A la vida le perdono:-claro que si-
Que se extinga apenas uno se muere
Y que el concepto de Huérfano
Se haya desparramado por doquier.

A las mujeres que me amaron les perdono:
Haberme dado tanto amor
Hasta la medida de malcriarme.
Les perdono no haber sido más pacientes
En esperar el toque mágico
Y más raudas en aborrecer
Mi aliento cálido
Repleto de flema y confesiones.

A las mujeres que me amaron les perdono:
No haber separado nunca
El afecto de la protección
Y que hayan embalado en una sola caja
A la querencia y al amor.
Pero sobre todo:
El no haber entendido a tiempo
Que las relaciones NUNCA colmarán
la suficiente dosis de fogosidad
Y amor romántico
porque siempre se querrá mas

A mis amigos les perdono:
Su falta de bochorno y de vergüenza
Cuando valoraron la amistad
De forma tan pequeña
Como para que cupiera
Dentro de una billetera.

Les perdono la adulación
Con fines premeditados,
El juicio apresurado y la sentencia
Extemporánea y destemplada

A mis amigos les perdono:
El permitirme contemplar
Sus espaldas relancinas
Cuando emprendieron retirada
En el momento en que la cercanía
Pesaba más que las acciones y palabras.

Les perdono no haberme usado más,
No haberme comprobado mas
En mi servicio comprometido
Y no haber creído nunca que podía
Por ellos caminar la milla extra
Llevando en mis lomos su carga adusta.
El no dejarme demostrarles nunca
Que sus hijos en mi mesa
Derecho tenían de beber conmigo
El vino dulce de mis bienes y virtudes,
Y a partir conmigo el cotidiano pan
Serían siempre dentro de mi entorno bienvenidos.

A mí me perdono:
No haber pensado nunca
Que la vida grata
Comenzaba cuando al fin dejamos
De pensar que existe una mejor.

Me perdono: no haber apreciado a tiempo
Lo que ya es,
en lugar de ansiar lo que podría ser.
El no haber dicho en paz
Lo que tengo es suficiente;
Tal vez no sería hoy un estafado más
Por haberme dejado seducir ladino
A escaparme galopante
De la inexorable realidad.

La dama de negro me constriñe.
Me apura con sus guiños
Y me convence de aceptar su invitación.
Los turíbulos y pebeteros
De las pompas funerarias
Empiezan a crear una espiral de atribulados pensamientos
Por la proximidad de mi partida
El ambiente impregnado de fragancia fénica
Por el incensario animoso
Y el ocre trasnochado de los tulipanes marchitos
Invaden mi torrente respiratorio,
Y de mi paladar resulta
Un asco ácido por el aire aformolado
Y cargado de cera derretida.
Los candelabros y mecheros
Con sus fumarolas lánguidas
Bailan una suerte de danza de la muerte
Que refleja contra la pared
La transitoriedad de la vida desde
Este lado de la eternidad.
El viaje largo y oscuro
A través del valle de sombra de muerte
Semeja el curso de un túnel infinito
Que resuelve su salida intempestiva
Cargado de mucha expectación
Y destellante luminosidad.
Que habrá mas allá?
Cuánto diera por saberlo...

Francisco A. Barreto




Poeta

Poemas surrealistas :  EL BESO QUE QUIERO


Ya estoy harto de besos en la frente

Y de besos en las mejillas.

Quiero un beso grande, ardiente y largo.

Que me lleve de vuelta a los años felices y rojos

Quiero un beso de verdad, quiero un beso

Que despierte emociones de juventud.

Quiero un beso que le diga a mi mástil:

“Te acuerdas viejo madero que yo era quien te anunciaba

Los cambios de rumbo?”

“Te acuerdas viejo puntero que yo era quien daba

la orden de levar anclas?

Qué sotavento y qué barlovento.

Yo, el Beso de marineros

Era quien surcaba los remolinos del alma.

Besos que se fueron de mi boca, besos que ya no vienen

Besos que ya no pasan frente a mi casa

Con su oferta de dos por el precio de uno,

Y otros que te invitaban a robárselos

A la colegiala que hoy es abuela.

Besos mojados, besos lujuriosos

Besos que empujaban soledades

Besos que mataban al frío.

Besos de fuego, besos nada mojigatos

Besos que te sacaban de dudas

Besos que contaban mejor que las margaritas

Las señales del amor que no era prospero.



Hoy quisiera un beso de esos ardientes

Que moje mi boca reseca por la lengua del dragón

Que traiga ríos a mi garganta, que riegue mis labios

Que me haga morder de nuevo al miedo

Que me apure la procesión interna

Y que olvide que solamente existen besos de hijos

Y besos de mujeres que pagan sus lecciones en las esquinas

Besos que me obsequien aunque sea un día más de vida.



Será que hay besos que dejaron de ser besos?

Alguien acabó con esa “salibaduría”?



Francisco Avelino Barreto (Frank Torreba)
Poeta