Poemas :  Sábado
Sábado
(Víctor Botas, 1945-1994)


Más de una hora inquieto,
tratando de encontrarla por las calles,
apostado en sitios estratégicos
esquinas en teoría casi inevitables,
húmedos bares de tres al cuarto,
paradas de autobuses
qué se yo.
Y ahora,
ahora estaba ahí,
tranquila,
tan campante, guapísima,
del otro lado del cristal.
La había visto de lejos,
de muy lejos diría,
para estos ojos miopes con que ando
Ahí está
ahí está, pensé,
y se agitó mi espíritu lo mismo
que se agitan las aguas tristes
de los lagos con la brisa de otoño.
Era el momento,
esa ocasión que ni pintiparada,
única: bastaría con empujar la puerta,
mentir un simple encuentro fortuito,
entrarle al quite,
buenos días caramba,
vaya una feliz casualidad, y todo hecho,
todo;
y luego, ya se sabe,
cada uno debe tener su arte de enrollarse,
su ars amandi, como ya dijo Ovidio.
Era el momento sí.
Pero pasé de largo
igual que un apestado,
como un perro con pulgas
y el rabo bien metido entre las patas,
jadeando,
sin osar tan siquiera
echarle una mirada de reojo:
apijotado, vamos.
Pasé de largo
como las aves pasan en los cielos
y el sol sobre los días
y las flores
que quieren reposar en sus cabellos
y morirse en sus manos,
y no saben.
Poeta

Poemas :  Trashumante
TRASHUMANTE

El instante ha tocado las alas del violín,
que llena el aire de alfombras en los frutos,
de las miradas saladas perennes flores,
abriendo el vientre efímero del pasado,
en las manos invisibles del pecado.

Trashumante. ¡Oh!. Trashumante.

En los portales imposibles del pescado.
Está la ventana murmurando soñada.
En cada vela en cada esquina encalada.
Viento de acero bicicletero, mientras,
enrojecen, los deseos saltando las paredes.

¡Oh, trashumante!. Trashumante.

Escondido entre los sillones bajo un zapato.
En el techo que se bebe al tiempo.
Donde el mar es apresado con un dedo,
de dulce lamento, en perdido pañuelo,
hecho entre la sábana un sábado.

¡Sí!... Trashumante, trashumante.

Empeñado en ser algodón, carguero ligero,
de trenes desesperados con los bosques,
al desayunar venados, las mismas letras.
¡Que toman las palabras y las borran!.
De los últimos delfines que las escriben.

Trashumante. ¡Sí!. Trashumante.

Bajo el rojo del cabello azul del caballo,
amarillo del negro colibrí, con la blanca,
sonrisa del perfume, al correr las grises,
cortinas del sol, al bañarse las alfombras.
¡Con la voluntad de las nubes desnudas!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Las espinas del reloj... (Experimental)
LAS ESPINAS DEL RELOJ...

Aguja
Roja
Enor
mespesa... Cada es
pada pesadilla. ¡Pasa!.
Y
Pesa, seca, el agua. ¡Parda!.
El
Puente
Que
Nada pue
de. ¡Poda!.

Las ma
necillas.
En un se
gundo... Una vez que ya
No vuelve. Y solo es
pina cada hora. En el
rojo
Alto. Petrifi
cado Cronos. ¡Aguj
a. Aguja!. Cien cam
ellos. Ricos pasan.

Las
Es
Pinas del re
loj abandonando
el
suelo. Un sábado ves
tido desgarrado. Cam
ino sin sandalias. Hoja.
¡Hoja del ojo enretinado!.
Otra
Hoja sin
Retina. ¡Cronos, Cronos!

¿Estás dormido o hu
mano mueres?. Vie
jo Cronos. Cronos espin
Oso en su cueva uva la
morada es
pesa y pasa pasa inexorable.

Espesa pesa
dilla que no pa
sa... Y pasará tal
vez... Un pez en
paz enrelojado.
El
Agua
Parda... A otros puen
tes... Poda que poda.
¡Cronos qué te aho
gas en las espinas en
relojado, reloj, reloj!.

Como
Todo
Un
Reloj
de
Espinas
Enorme
Rojo
Alto.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta