Cuentos :  La niña y las Flores
La niña y las Flores
En una pequeña y hermosa ciudad vivía una niña muy aficionada en las flores.

Flores rojas… Flores moradas…. Flores amarillas…. Flores azules…. Flores abiertas…. Capullos…

Ella amaba toda clase de flores.

Porque estas le traían alegría y pasión al ver todos sus colores y encantos…

Un día mientras esta niña recogía flores en un campo no muy lejos de su casa, una flor se le acerco y le hablo al oído. Y le dijo:

- Ya estamos cansadas de que nos corten, haz la diferencia tú, deja nuestra hojas, deja nuestros colores, por favor déjanos, cuando nos cortan nos marchitan, nos vemos mejor aquí que marchitas en un florero.-

La niña asombrada se restregó los ojos para asegurarse de que no estaba soñando, nunca habíamos visto hablar a una planta, luego de comprobar que no era un sueño se volvió a la planta y le dijo.:

- Las cortamos porque son hermosas. Nos gusta ver sus encantos en nuestros floreros.-

- Pero cuando nos cortan, nos marchitamos muy rápido y ya no podrán apreciarnos mucho tiempo, como lo harían si estuviéramos aquí...- Respondió la planta.

-{Luego de hablar un poco más la niña y las personas que en esa ciudad vivían comprendieron que lo mejor era dejar las plantas en la tierra porque duraran mucho más tiempo, y se verían mas hermosas-}

Desde entonces todos observan las plantas, no las cortan, porque saben que se verán mejor allí y durara su belleza mucho mas tiempo….!

EL FIN.
Poeta

Poemas infantiles :  El deber de jugar
EL DEBER DE JUGAR

¡Qué de trompos y balero!.
La rana.
Y canicas.
¡De bolsillo!.
¡Es tan peligroso no jugar!.

El niño... Cuando niño
¡Cuando debe!
Amiguitos. Caballitos y ... ¡Respeto!.
***Disciplina, salto y.. ¡Columpio!***
¡Qué de cuentos y leyendas!.

En los bolsillos.
¡Muchas de ellas!.
Niños y niñas bellas.
Bellas ilusiones.
Bellas sonrisas.
Bellas inocencias.

Y en las canicas.
¡Honores!.
***Victorias, charcos y sapos***
Y en el habla... Del juego.
¡Elocuencia, amistad, alegría!.
Tanto dado... ¡Como recibido!.

¡Qué de indagación!.
Y...
¡Descubrimiento!.
Una hoja.
Un insecto.
¡Luz y sombras!.

Un fantasma.
¡Sin tos!.
Sueño de dueño
¡Dragón y castillo!.
Y otros con otros.
¡Brinco y grito!.
Virtud de abeja.
¡Por el juego!.

Y participar.
¡Cuándo se pueda!.
Y cuando no.
¡No desearlo!.
¡Qué de juegos!.
Y deberes.

El niño, la niña.
¡Cuándo niños!.
¡Cuándo deben!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  XII
Sol espledente de primavera,
a cuyo beso, fresca y lozana,
la flor se yergue, la mariposa
viola el capullo, la yema estalla;
sol espledente de primavera:
¡yo te aborrezco! porque desgarras
las brumas leves, que me circundan
como rizado crespón de plata.

A mí me gustan las tardes grises,
las melancolías, las heladas,
en que las rosas tiemblan de frío,
en que los cierzos gimiendo pasan,
en que las aves, entre las hojas,
el pico esconden bajo del ala.

A mí me gustan esas penumbras
indefinibles de la enramada,
a cuyo amparo corren las fuentes,
surgen los gnomos, las hojas charlan...
Sol espledente de primavera,
cede tu gloria, declina, pasa:
deja las brumas que me rodean
como rizado crespón de plata.

Bellas mujeres de ardientes ojos,
de vivos labios, de tez rosada,
¡os aborrezco! Vuestros encantos
ni me seducen ni me arrebatan.

A mí me gustan las niñas tristes,
a mí me gustan las niñas pálidas,
las de apacibles ojos obscuros
donde perenne misterio irradia;
las de miradas que me acarician
bajo el alero de las pestañas...

Más que las rosas, amo los lirios
y las gardenias inmaculadas;
más que claveles de sangre y fuego,
la sensitiva mi vista encanta...

Bellas mujeres de ardientes ojos,
de vivos labios, de tez rosada:
pasad en ronda vertiginosa;
vuestros encantos no me arrebatan...

*

Himnos vibrantes de las victorias,
notas triunfales, bélicas marchas,
¡os aborrezco! porque, al oíros,
trémulas huyen mis musas blancas.

A mí me gustan las notas leves...
las notas leves... las notas lánguidas,
las que parecen suspiros hondos...
suspiros hondos de almas que pasan...

Chopin: delirio por tus nocturnos;
Beethoven: sueño con tus sonatas:
Weber: adoro tu Pensamiento
Schubert: me arroba tu Serenata.

¡Oh! Cuántas veces, bajo el imperio
de vuestra música apasionada,
Ella me dice: ¿Me quieres mucho?
y yo respondo: ¡Con toda el alma!

Himnos vibrantes de las victorias,
notas triunfales, bélicas marchas:
¡chit! porque huyen al escucharos,
trémulas todas, mis musas blancas...

Sol espledente de primavera,
lindas mujeres de faz rosada,
himnos triunfales...; ¡dejadme a solas
con mis ensueños y mis nostalgias!

Pálidas brumas que me rodean
como rizado crespón de plata,
vagas penumbras, niñas enfermas
de ojos obscuros y tez de nácar,
notas dolientes: ¡venid, que os amo!
¡Venid, que os amo! ¡Tended las alas!
Poeta