¿Te acuerdas de aquel venturoso día, Cuando ya la tarde se iba Te pregunté amor, si me querías? Tú sin pensarlo dos veces Suspirando, mirándome enamorada Dijiste que: ¡Estabas loquita por mí!
Desde entonces yo, ya no fui yo, Porque mi alma desde mi pecho voló, Para enredarse en tu cuerpo Y con sus alas te arropó. Un beso en la mejilla te di, Y un brillo de felicidad, en tus ojos yo vi.
Se encabritaron tus muslos, Al sentir mis manos en desespero, Blancas palomas fueron tus senos sobre el color de tu piel panela, Mis ojos eran como amapolas abiertas, Encandilados con el candor de tus secretos.
Yo conocí el amor, Cuando contigo me encontré, Y a tu lado fui feliz, Como tu novio.
Al pie de tu ventana me quedaba, Mientras tú en tu cama, Plácida dormías, y era mi alegría, Verte despertar al nuevo día.
Tu cara risueña, tu risa de niña, Asomando traviesa con mi corazón, jugabas. Era el tiempo del romance y el amor Y eso a mí, me encantaba.
Los días radiantes, las noches de luna, O los días grises, con noches oscuras, En cuatro estrofas de amor te digo, Que igual me latían, pues yo te quería.
Como una golondrina pasajera me aventuro, Por los valles pubescentes de tu cuerpo. Para orlar la belleza de tus montes, Dos jazmines en el pico estoy trayendo.
Divagando la forma de entregarme, En la lozanía de un divino beso, Ante mis ojos curvas peligrosas aparecen, Henchidas de pasión, rozan mi pecho.
Mis labios beben en tu piel humedecida, Como los pajarillos en las hojas, el rocío, O las mariposas, el zumo de las rosas, con Ternura, para no horadar tu hermosa figura.
Es entonces cuando entre caricias Empiezan los temblores en tus valles y, Por la quebrada, al centro de tu vórtice, Densos efluvios acuosos se desbordan.
Ya no me alcanzan las llamas de tu amor, que en los leños secos de mi pecho, tus melodiosas palabras encendieran.
Para vivir, para respirar, necesito de ti, No de tu amor de fantasía, promesa Que en mi cama no se ve cumplida, Y en mi mesa, tu silla está vacía.
Te amo como si el mundo se acabara Y fueras tú, lo único a qué asirse para poder sobrevivir, sobre la faz de esta tierra.
Me aferro a un mañana tan incierto que, He abierto la jaula de mi corazón, para Dejar volar los pájaros que con sus Dulces trinos, nos alegrarían.
Sobre las rosas, los claveles, las orquídeas, Las mariposas con alas ya entumecidas Van cayendo y, a la vera del camino Ya no hay río, esperándote, murió.
En la nívea tersura de tu piel de seda, con el ígneo fuego de mi boca quisiera, escribir beso a beso mi última historia, hasta colmar nuestros ansias de amor.
Ya no hay más luz en mi vida que el fulgor de tus grandes ojos claros, con la dulzura de tu mirar has conseguido borrar de mi, las cicatrices de lobo herido.
Paz y calma has traído a mi corazón, que hoy te escribe con gran ilusión, en espera que de tu boca, deseo de dioses, aparezca un susurro diciendo que: ¡Si!
Me dejaré arrastrar por el hado esta vez, Pondré mi vida en sus manos, pues avizoro Un rayo crucial de esperanza, contigo, Sé que saldré de la penumbra a la luz.
Ayer no más me quejaba de que éste rincón de poetas andaba olvidado y sin promoción, porque después de algunos años sin escribir, éste año volví a hacerlo de nuevo y me encontré con un anquilosamiento total y una modorra pasmosa de algunos escritores para exhibir sus trabajos, para que pudieran ser leídos y apreciados por otros escritores, es mi caso por ejemplo. Poder leer y aprender de los pensamientos de los demás, ya que pertenecemos a diferentes partes del mundo, a otras culturas y cada uno tiene una visión personal de la realidad de acuerdo a su región, los vocablos y el tratamiento de los poemas también son diferentes, algunos muy ilustrativos, otros solo cumplen. El caso es que al parecer el Sr. Travis De Mentia, administrador de ésta página despertó de su sueño y se dio cuenta que yo estaba en la razón. Es mi parecer, porque no sé si es como yo pienso, lo ha hecho bien pero ya con exageración. Ahora tenemos una “hemorragia” de poetas y un aluvión de poemas, tantos que ya no da tiempo para leer a todos y poder seguir escribiendo. Un poema es un escrito que se traduce de las palabras que dicta el corazón, el alma y el tiempo, Espero que el Sr. Administrador tome las medidas necesarias, correspondientes y limite los ingresos de escritos, para poder leer y dejar que nos lean. No es grato subir tres escritos de un porrazo e irse con dos o tres lecturas por poema, seguro que muchos vendrán de otros foros y sus escritos encarpetados, los están vertiendo a diestra y siniestra, pero creo que se debe preservar el orden y el respeto por los demás. Para terminar solo diré que: TODO EXCESO ES NOCIVO. Mis cordiales saludos y respeto a todos los escritores del foro.
Las promesas que hicimos Todo aquello que nos prometimos Se lo ha llevado el viento, Sin piedad, ni remordimiento.
¿Recuerdas la casa de madera, que junto al río te iba a construir? ¿O aquel Inmenso jardín lleno de vida, de niños, flores, mariposas y abejorros?
Todo sería hecho por nosotros, por Nuestras manos y nuestro cariño. Así quedó grabado en el umbral De mis esquizoides sueños.
Por las tardes yo, salgo a mirar el Paisaje y mirando, el sueño amodorra Mis sentidos. La frialdad del abandono Fui rumiando, a golpes de martillo.
Yo hice la casa, en derredor sembré Las flores. Están las mariposas y las Avecillas, mas por ahí no se oyen risas de Alegría, ni la tuya, ni la de niño alguno.
En tus labios rojos pecadores, mis sueños Aprendieron a volar, Y sus alas alzaron al viento, A que los llevara por éste mundo incierto.
Entre primavera y primavera Solo hojas verdes Y flores de lozanos pétalos, ellos, En llovizna diurna solían acercarse a acariciar.
Y volaron cuan alto y lejos los llevara el viento, Todo aquello que pudieron, Vieron y tocaron, Mas nada extranjero para sí guardaron.
Verdes océanos cruzaron divisando en su larga Travesía, a sirenas y tritones, Quienes en alegre vergel de risas y canciones, Disfrutaban de su ignota vida.
Ascendieron a los azules cielos, más allá de las Más altas montañas de la tierra Y, oh… sorpresa…!!! Pudieron mis sueños ver Y oír cantar a Dios…!!!
Ardorosas melodías se esparcían por el cielo, en Cadenciosas notas envolvían el espacio Su voz como una espada, Cortaba las maldades de los corazones.
El Dios de los cantares celestiales Ensayaba una obra con seres de luz espiritual, Fue hermoso escuchar a éste gran señor Del cielo: Dimash Kudaibergen.