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¿Por qué me dejaste cuidando rosas Que en mi corazón sembraste? Si con tu ausencia, ellas Muriendo acabarían.
Con lágrimas amargas las regaba día a día, Viendo que tú ya no volvías; Poco a poco el olvido, Las fue matando.
Flores muertas fueron cayendo por el suelo, Más llenos de espinas, palos secos Quedaron en mi pecho, hiriéndome Tanto como tu recuerdo.
En noches de luna, cuando aclaran los caminos Salgo a la terraza a mirar la lejanía, Con la efímera esperanza de verte Llegar, otra vez a casa.
Con el paso de las horas, la madrugada entra Y con la esperanza rota tengo que volver, A la alcoba, entumecido y, solo Queriendo soñar contigo.
Delalma 31/08/2020
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Poeta
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DESNATURALIZADO
Estaba asombrada la hoja donde estaba encendida la vela desnuda desnuda estaba absolutamente mortal el otoño retoña. ¡Por el brío de los años!. Desnaturalizado Por Ser Bífida la tarde en fósforos de agua. Idos caballeros sobre un río moroso. En la nieve parsimoniosa. El otro día, sin ayuda, rueda y nace. El umbral color ventana. El coral seguro de sí mismo. ¡Pensaba!. ¿Pensaba?. En grande al fin.
¡Ultimo!. En la huella lampareada de un almendro. El vacío bajo el diván. Contigo a donde va el destierro. Porqué... El tigre con tijeras tarde llega. Crujientes las sombras. Estaban pintadas. Entre moscas cincuenta años. El destino al menos mozo. Oso del adolecer del apetecer, del arbolecer, balconaje al cabotaje.
¡Como del jején jengibre, toma asiento!. Al arrullo una ramita rueda. ¡Mitad fresa mitad mamey!. La codicia sobre la tierra. Antes del regreso un largo viaje. ¡Con todo el cansancio disponible!. La ranita miraba. Donde miraba. ¡Recostada, helada, menuda!. Menuda estaba La hoja Asombrada La ranita Encendida Porqué.....Hollada la huella huye. ¡De los siglos imagen suya!. Frente a frente.
El pecho en el lecho. Nativo entre auroras piedra. ¡Drapié!. Entre acero...¡Da pié al zapato!. Un recuerdo... Teje alas del aire insomne. Un capullo designar al más allá cercano. Estaba desnuda Donde ¡Aba uvas el tigre entre moscas!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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Trato de esconderte en la ausencia tratando de borrarte de mis pensamientos para tomar alas que ya no remontan al viento sino que quieren alcanzar instantes y cambiar el tiempo
Quiero disfrutar cada momento contigo robarte la mirada y el aliento sin dudar calmar mis manos temblorosas con las tuyas y dejarte sin palabras al hablar
Amanecí soñando contigo, desperté entre lágrimas sintiendo tus labios te vi como un ángel queriendo acercarse para poder secarles con tus manos.
Quiero abrigar tu cuerpo acariciar cada uno de tus cabellos jugar con ellos hasta aliviar la nostalgia y olvidarme que te amo a lo lejos
Vivo porque me dejes amarte, por que me dejes quererte, por que nadie más te tenga y llegue el día de besarte....
No le temo a la muerte pero temo el perderte a ti hoy más que nunca deseo estar a tu lado y seguir delirando en las noches soñando y amando lo que creaste en mi
auris
de "PARA TI MI COLIBRÍ"
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Poeta
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El día trece de julio yo me tropecé contigo.
Las campanas de mi frente, amargas de bronce antiguo, dieron al viento tu nombre en repique de delirio. Mi corazón de madera, muerto de flor y de nidos, floreció en un verde nuevo de naranjos y de gritos, y por mi sangre corrió un toro de escalofrío, que me dejó traspasado en la plaza del suspiro.
¡Ay trece, trece de julio, cuando me encontré contigo! ¡Ay tus ojos de manzana y tus labios de cuchillo y las nueve, nueve letras de tu nombre sobre el mío, que borraron diferencias de linaje y de apellido!
¡Bendita sea la madre, la madre que te ha parido, porque sólo te parió para darme a mí un jacinto, y se quedó sin jardines porque yo tubiera el mío!
¿Quieres que me abra las venas para ver si doy contigo?
¡Pídemelo, y al momento seré un clavel amarillo! ¿Quieres que vaya descalzo llamando por los postigos? ¡Dímelo, y no habrá aldabón que no responda a mi brío! ¿Quieres que cuente la arena de los arroyos más finos?
Haré lo que se te antoje, lo que mande tu capricho, que es mi corazón cometa y está en tu mano el ovillo; que es mi sinrazón campana y tu voluntad sonido.
Nunca quise a nadie así; voy borracho de cariño, desnudo de conveniencias y abroquelado de ritmos, como un Quijote de luna con armadura de lirios...
Te quiero de madrugada, cuando la noche y el trigo hablan de amor a la sombra morena de los olivos; te quiero al atardecer, cuando se callan los niños y las mocitas esperan en los balcones dormidos; te quiero siempre: mañana, tarde, noche...¡Por los siglos de los siglos! ¡Amén! Te querré constante y sumiso, y cuando ya me haya muerto, antes que llegue tu olvido, por la savia de un ciprés subiré delgado y lírico, hecho solamente voz para decirte en un grito: ¡Te quiero! ¡Te quiero muerto igual que te quise vivo!
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Poeta
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