Prosas poéticas :  ADELITA ll
ADELITA ll
Sólo pasaba pensando en llegar a casa después de una ardua jornada, para verte, abrazarte y besarte. Era hermoso el volver a estar juntos después de tantas horas. Después te pedía que me prepararas un tintíco, mientras me aseaba y perfumaba para ti.
Hablar de cosas triviales, ocurrencias del día, era obligatorio pues, entonces jugábamos con nuestras miradas y con palabras
de doble sentido, de esas que se dicen los que se aman, en la intimidad de su hogar, ¡Cómo nos gustaban esos jueguitos de seducción!
Así conversando la pasión iba creciendo por dentro y después de varias tocadas de manos y otras debilidades más, apurábamos el tintíco, que ya se enfriaba de tanto y tanto tocarnos.

Que me des a beber con tu boca, te pedía, sentándote en mis piernas, ese café parador. Esa era la manera de seducirte y hacerte sentir amada. También un pretexto para irnos quitando la ropa.

Tú: ¡uy… qué calor hace mi amor!
Yo: Si amor ¿Quieres que te quite la blusa?
Tú: Mmjum..!! – me decías con tu boca pegada en la mía.
Yo: mmmm… (Ya no podía decir nada, pero despegando mi boca de la tuya. Tocaba tu piel y tu cuerpo se estremecía, cuando cariñoso besaba las dos blancas palomas que en tu pecho dormían, pero sonrientes despertaban.)
Tus grandes ojos claros ya estaban chinitos de pasión, la ropa tirada por el suelo, el tintico a medio terminar, pero las ganas de amarnos con locura nos ganaban. El amor no daba tiempo para llegar a la habitación y creo que el sofá de la sala nos jalaba, pues después de algunas horas, ahí despertábamos. Nada más que para dirigirnos a la alcoba, la noche aguardaba.

Delalma
12/09/2020.
Poeta

Prosas poéticas :  ADELITA
ADELITA

Adelita, tu nombre es tan famoso como aquella vieja canción mexicana, creo que también por eso me enamoré de ti, yo soy así, como me conociste, un eterno enamorado de la vida, del amor y de todo lo que brilla, para tal caso, en ese entonces te vi brillar como un lucero solitario en la mañana, tímida por fuera, pero un carácter fiero por dentro.
Yo que andaba siempre, medio volando por cualquier rumbo, te vi un poco débil ante los embates de la vida… ¡ha!... pero como yo soy un super nada, me sentí conmovido por tu delicada figura, tu sonrisa de niña y tu juventud.
Así fue que decidí hablarte, tímidamente me respondiste
entonces, pero poco a poco, a medida que nuestra conversa avanzaba y nuestros secretos nos fuimos contando pues, nos enamoramos, tontamente; yo queriendo salvarte de algo que no había y tú, creyendo haber encontrado al hombre perfecto, sin salir de casa. Absurdos de la vida, indudable.
Entonces nos dejamos arrasar por la tempestad de nuestros pensamientos, creyendo que todo es fácil en la vida, debí ser yo quién te lo dijo y así te lo hice sentir.
Tú, frágil mariposa que apenas estabas en capullo, de la noche a la mañana… ya te habían crecido las alas y te echabas a volar remontando los aires y sin mí. ¡Qué horror! ¿Qué fue lo que yo hice de ti? Cuando solo pretendía hacerte salir de ese ostracismo en que te encontrabas, hacerte ver que afuera la primavera llega y lo cambia todo, que al sol sale para todos y el amor también, lo logré, pero a qué precio. Hasta ahora estoy pagando los errores que contigo cometí, te escurriste de mis manos como el agua, pero no importa, aun así te quiero y te seguiré queriendo porque sé que tú tampoco has podido olvidarme. Sé que has dormido en otros brazos, pero extrañas los míos, igual he hecho yo, que sigo extrañando el calor de tu cuerpo en mis noches de invierno y en verano, también extraño la tibieza de tu cuerpo desnudo, abrazada al mío… Adelita.

Delalma
08/09/2020
Poeta